La planta nuclear Beaver Valley en el estado de Pennsylvania (este de EE.UU.).
96 instalaciones nucleares de Estados Unidos son inseguras, debido a los riesgos de atentados terroristas y sabotaje, indica un reciente informe que contradice estudios anteriores.
Un estudio de la Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina estadounidense, titulado “Lecciones aprendidas del accidente nuclear de Fukushima para mejorar la seguridad de las plantas nucleares de EE.UU.” señala que el combustible gastado en 96 instalaciones atómicas plantea amenazas de suma seriedad.
A pesar de las recomendaciones que la placa de la Academia ha puesto juntos (...) llegamos a la conclusión de que el combustible gastado se almacena de forma segura en los EE.UU." dice el portavoz de la Comisión Reguladora Nuclear de Estados Unidos (en inglés Nuclear Regulatory Comission (NRC)), Scott Burnell.
Hacer caso omiso de estas amenazas podría costar, estima el estudio, 700 mil millones de dólares a la economía estadounidense, causar cáncer o provocar la reubicación de unos 3,5 millones de personas.
Los resultados del trabajo —segunda y última fase de un estudio encargado por el Congreso estadounidense sobre el desastre nuclear de 2011 en Fukushima Daiichi, en Japón— pone en tela de juicio los ofrecidos en 2014 por la Comisión Reguladora Nuclear de Estados Unidos (en inglés, Nuclear Regulatory Comission o NRC) sobre la seguridad de las instalaciones nucleares estadounidenses.
El estudio, llevado a cabo por 17 ingenieros, físicos nucleares y otros científicos, exige a la NRC que cumpla una promesa de 10 años de antigüedad y presente una revisión imparcial de las normas de seguridad y vigilancia del combustible nuclear gastado.
"A pesar de las recomendaciones que la placa de la Academia ha puesto juntos (...) llegamos a la conclusión de que en los EE.UU., el combustible gastado se almacena de forma segura" ha dicho el portavoz de la NRC, Scott Burnell, que ha anunciado además que ninguna parte del informe da motivos de preocupación.
Hace cinco años, uno de los peores terremotos de la historia provocó un tsunami de 10 metros de altura que se estrelló en la central nuclear de Fukushima, en Daiichi, causando múltiples derrumbes. Casi 19.000 personas murieron o desaparecieron y 160.000 perdieron sus hogares y medios de sustento con el terremoto y el tsunami.
El Congreso estadounidense había decidido financiar dicho estudio sobre el desastre nuclear de Japón con el fin de prevenir un accidente similar en EE.UU.
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