Resumen Latinoamericano/ La Época/ 22 de noviembre de 2017
Por Oscar Silva
Si hay algo que nadie puede poner en duda es el protagonismo del presidente Evo Morales en todos los ámbitos en los que le ha correspondido desenvolverse, dentro y fuera del país. Aún antes de constituirse en el primer presidente indígena y mucho más desde el 2006, su presencia ha colocado a Bolivia y al proceso que preside en un escenario de permanente atención mundial.
El gobernante boliviano ha logrado durante el presente siglo, una importancia nunca antes obtenida por ningún otro presidente, en el contexto internacional, destacada y reconocida por políticos y medios nacionales y extranjeros, sean estos simpatizantes o detractores de Evo Morales. Bolivia por primera vez en su historia ha llegado a sitiales de importancia que nunca antes ocupó. La historia republicana si en algún momento destacó en algún ámbito internacional se debía a la inestabilidad política permanente o a los sangrientos cuartelazos que caracterizaron ese periodo histórico.
Hoy Bolivia es reconocida en muchos ámbitos. Por su economía, por la erradicación del analfabetismo, por reducir la extrema pobreza, por su estabilidad política y social, por sus políticas de descolonización y de inclusión social, por su constitución y estado plurinacional, en fin por muchos aspectos que han logrado posicionarse en el concierto internacional con la llegada y la presencia en la conducción de la nave del Estado de Evo Morales.
En las calles la presencia de Evo Morales es concluyente, para no ir muy lejos basta ver las últimas concentraciones en Cochabamba, La Paz o Sucre, en respaldo de su repostulación. No admitir este hecho no refleja sino una ceguera que raya en la imbecilidad de la oposición y su aparato mediático.
En las urnas a lo largo de los últimos doce años ha demostrado no solo no haber sido derrotado ni una sola vez en las elecciones que ha participado, sino que ha triunfado siempre con más del cincuenta por ciento de los votos del electorado boliviano. Es decir, ha sido imbatible hasta ahora, demostrando una presencia nunca antes vista por candidato alguno en la historia de la patria.
En el último año, el presidente Evo Morales, junto a su labor de innato comunicador, hablando de frente a las bases, visitando todos los rincones del país, en las ciudades y en las comunidades más alejadas del territorio nacional, ha iniciado su recorrido en otro ámbito de la comunicación y de la lucha política, las redes sociales, en concreto en la red twitter, con resultados nuevamente sorprendentes por el crecimiento de interés generado por su participación en esta red, con su número de seguidores y sus interacciones diarias de alto impacto.
La oposición que aun así se niega a reconocer el liderazgo y la importancia del presidente indígena, acudiendo a argumentos tergiversados, racistas y sin ningún escrúpulo ético o político, ha lanzado una campaña para desmerecer la participación de Morales en esta red social, aun cuando objetivamente queda aclaro que también en este escenario es un protagonista.
Pero más allá de lo que la oposición quisiera o deseara, la realidad muestra un Evo Morales más fuerte, con un liderazgo nacional más sólido y con una presencia internacional cada vez más protagónica. Eso duele a esa oposición incapaz, mediocre y sin liderazgo.
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