Los estadounidenses deciden su futuro en unas elecciones históricas que transcurren en medio de una crisis provocada por la pandemia de la COVID-19.
Mentiras, promesas sin cumplir, exageraciones, omisiones, la arrogancia de aquel que nació en el privilegio y perecerá entre privilegio; toda la vida entre “YES MEN” y lujo. A Donald Trump todos le dijeron “Si Señor” toda su vida. Sin embargo, puede que el 3 de noviembre el pueblo estadounidense le diga “no”. “No va más”.
Cuando Trump le disputa la Florida —y otros estados— a Joe Biden, este se olvida que millones de floridanos todavía no reciben los estímulos federales de desempleo que su administración prometió; también, este se olvida de los millones de pequeños negocios y familias que están quedándose en la calle mientras la pandemia arrasa con las vidas de los ciudadanos.
A Donald Trump le gusta mucho despedir a sus empleados y a sus asociados. “You are fired” es una de sus frases favoritas. Ahora, dado su récord; es decir, su evidente incompetencia en la dirección de este país, puede que él sea el despedido en tan solo algunos días.
Lo que ocurre en Estados Unidos tiene consecuencias en todo el mundo. Pero en algunas ocasiones en la historia, sólo en contadas ocasiones, los ciudadanos expresan su malestar como en esta reciente etapa de la historia del país.
Así, no solo la falsedad permeó los últimos cuatro años, pero también aquellas metodologías empleadas por regímenes opresores aliados a Trump, en particular la represión sistemática de la disidencia en base al modelo sionista. De hecho ahora Trump sugiere la violencia (a sus seguidores) en caso de perder los comicios.
Marcelo Sánchez, Miami.
fdd/mkh
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