Monthly Review-on line / Rebelión
El contundente triunfo chavista el 15 de octubre en las elecciones gubernamentales proveen una oportunidad de oro para poder tomar medidas audaces para superar fallas, aun cuando esto implique asumir riesgos y desafiar grupos e individuos influyentes. Una falla importante es la poca evidencia que el gobierno de Maduro ha presentado al público venezolano para documentar la guerra económica que está siendo llevada a cabo contra Venezuela, y los esfuerzos para combatir la corrupción, la especulación y el contrabando. No es suficiente que Maduro y otros líderes denuncien las maquinaciones de los adversarios y aleguen repetitivamente que Venezuela es víctima de la “guerra económica”. Para que el alegato sea convincente, el gobierno tiene que revelar los detalles de cómo la guerra está siendo ejecutada y quienes son los actores y cómplices, y exponer su modus operandi.
No tengo duda que la guerra económica llevada a cabo por actores nacionales e internacionales es responsable en un grado importante de los problemas económicos apremiantes que aquejan a la nación. Uno solamente tiene que considerar los hechos indiscutibles, extrapolar, y usar un poquito de sentido común. Fedecámaras, después de dirigir el golpe de estado en abril de 2002, creó escaseces en un segundo intento por derrocar al gobierno de Chávez entre diciembre de 2002 y enero de 2003 – y eso aún antes de que Chávez se proclamara socialista. Luego hay que tomar en cuenta el decreto emitido dos veces por Obama que declaró a Venezuela “una amenaza extraordinaria” a la seguridad nacional norteamericana, seguido por las amenazas por parte de Trump de una intervención militar y las sanciones financieras contra la industria petrolera venezolana. Estos pronunciamientos eran señales enviadas al sector privado para retirarse de Venezuela; sus efectos sobre la inversión privada no pueden ser menores que cuando el Fondo Monetario Internacional rechaza una solicitud para financiamiento por parte de un país del tercer mundo.
Hay solamente dos interpretaciones del significado de las posturas agresivas por parte de dos presidentes norteamericanos. O constituyen nada más que fanfarronadas sin ningún efecto en la práctica, o tienen repercusiones y/o reflejan otras acciones clandestinas, fuera de la luz pública. No hay duda en mi mente que la segunda hipótesis se ajusta a la realidad. En otras palabras: hay una relación entre los esfuerzos visibles de actores poderosos como los presidentes norteamericanos, Marco Rubio y otros de su especie, los medios corporativos de comunicación, etc. para desacreditar al gobierno venezolano y la decisión de General Motors, Clorox, Kimberly Clark y numerosas aerolíneas de retirarse de Venezuela. En breve, hay un motivo político detrás de las decisiones referentes a la inversión del capital internacional, como también del capital nacional (como Alimentos Polar que produce en Colombia y Texas lo que previamente producía en Venezuela).
Muchos venezolanos no aprecian el impacto de la guerra económica y algunos son escépticos de que exista como tal. Maduro y otros líderes chavistas son parcialmente responsables de esta incomprensión referente a la intensidad y efectividad de la guerra económica políticamente inspirada. Maduro, siguiendo el ejemplo de Chávez, enfatiza los logros de su gobierno y, en efecto, minimiza las privaciones que cotidianamente enfrentan al pueblo. Esta estrategia comunicacional tiene sus pros y sus contras. Pero independientemente del énfasis sobre los resultados positivos del gobierno en un momento de grandes dificultades económicas, Maduro tiene que suministrar evidencia concreta para sustentar su alegato de la existencia de una guerra económica, porque en caso contrario el término se convierte en una frase vacía.
Un ejemplo de esta falla comunicacional es la ausencia de respuesta a las explicaciones presentadas por numerosas aerolíneas de su decisión de suspender los vuelos a Venezuela en los meses recientes. Delta, United, Lufthansa, Avianca, Iberia, Aeromexico, y Aerolíneas Argentinas han cerrados sus operaciones en Venezuela, mientras que American ha cancelado muchos vuelos incluyendo los de Nueva York.
Las aerolíneas ofrecen explicaciones completamente diferentes por sus decisiones y ninguna de ellas es convincente. American dice que es por falta de seguridad, pero si eso fuera el caso ¿por qué no han eliminado todos los vuelos? Además, yo personalmente he visto el traslado rutinario de los miembros del tripulante en vehículos contratados de Maiquetía a hoteles cercanos sin ninguna apariencia de peligro. Otro argumento es que el gobierno les debe dinero, pero esa justificación tampoco convence. La deuda proviene del período cuando los venezolanos podían comprar los pasajes en bolívares y el gobierno supuestamente iba a convertirlos en dólares para las aerolíneas, pero esa práctica terminó hace aproximadamente tres años. Entonces ¿por qué las aerolíneas escogieron este momento de conflicto político intenso que incluía las protestas de la guarimba para descontinuar los vuelos?
En agosto, el diputado de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) Jacobo Torres dio un discurso en el cual hizo referencia a la suspensión de vuelos como un ejemplo de la guerra económica. Sin embargo, los dirigentes chavistas tienen que refutar las justificaciones presentadas por las aerolíneas, una por una. Calificar la suspensión de vuelos como una expresión de la “guerra económica” – que por cierto es el caso – no es suficiente. Los pasajeros en los aeropuertos típicamente echan la culpa a Maduro por las dificultades que enfrentan, en vez de las aerolíneas. La información específica es lo que falta. El diablo está en los detalles.
Otro ejemplo de la falla oficialista, en cuanto al ofrecimiento de explicaciones, es el problema de la ausencia de billetes en circulación. Este problema ha sido nada menos que traumático para la nación entera, que va más allá de las diferencias clasistas. La gente espera en colas largas dentro y fuera de los bancos y usualmente no puede retirar más de 10.000 bolívares por día, que es el equivalente de menos de 50 centavos norteamericanos. Yo he conducido un sondeo informal de las explicaciones ofrecidas por simpatizantes chavistas. El hecho de que haya diferentes teorías en la calle acerca de lo que está pasando, y que los mismos chavistas no estén claros acerca de la causa del problema, es evidencia de la falla comunicacional por parte del gobierno.
Un área inesperadamente esperanzadora es los esfuerzos contra la corrupción del recién nombrado fiscal general Tarek William Saab, lo que él llama una cruzada. Tiene el apoyo del Presidente Maduro y la infraestructura estatal, incluyendo las diferentes fuerzas policiales. En varias ocasiones, Saab se ha dirigido a la nación para presentar los detalles de la detención de importantes funcionarios del Estado como también empresarios y en algunos casos miembros de la fuerzas de seguridad estatal. Presenta los nombres de los acusados y los detalles de sus operaciones como también de sus propias acciones. Por ejemplo, recientemente indicó que una cuenta bancaria ha sido abierta en unos de los bancos del Estado donde los billetes confiscados están siendo depositados. Lo explícito de las presentaciones de Saab contrasta con las operaciones en el pasado, en las cuales los nombres y otros detalles de los acusados no eran divulgados. Aparentemente, el gobierno aceptó la insistencia de Fedecámaras de que los empresarios acusados de actividad ilícita deben ser considerados completamente inocentes hasta cuando el veredicto del juez indique lo contrario.
En los días después de la victoria chavista del 15 de octubre, los líderes chavistas han empezado a hablar de una reactivación o “reimpulso” del movimiento chavista y la necesidad de que los funcionarios elegidos estén en sintonía con el pueblo y más abiertos a las críticas y reclamos. Estos llamados fueron expresados en la sesión de la juramentación de los gobernadores ante la ANC el 18 de octubre. La presidenta de la ANC, Delcy Rodríguez, la gobernadora electa de Lara, Carmen Meléndez, y el gobernador electo de Miranda, Héctor Rodríguez, articularon este mensaje. Para ser efectiva y exitosa, la renovación tiene que incluir un nuevo tipo de discurso que obvie las generalizaciones vacías y subraye los aspectos concretos de los problemas que aquejan al pueblo en sus vidas cotidianas, y las acciones específicas que están siendo tomadas con el fin de aliviarlos.
* Agradecimiento a la Profesora Giomar Salas por su colaboración en la traducción de este artículo.
Steve Ellner dio clases de historia económica y ciencias políticas en la Universidad de Oriente en Puerto La Cruz de 1977 a 2003. Ahora es un editor participante de la revista académica Latin American Perspectives.
Publicado en Monthly Review-on line
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