Por Amy Goodman y Denis Moynihan, Resumen Latinoamericano 30 de mayo de 2022.
“Juntos somos más fuertes” es el lema que se lee en una de las paredes exteriores de la escuela primaria Robb de la localidad de Uvalde, en el estado de Texas. La escuela es un centro educativo al que asisten alrededor de 600 estudiantes y cuenta con tres grados de educación primaria: segundo, tercero y cuarto. Más del 90% del estudiantado proviene de la comunidad latina. Este martes, 19 escolares de entre nueve y once años y dos de sus docentes fueron asesinados allí por un joven de 18 años armado con un rifle semiautomático AR-15. El atacante, identificado como Salvador Ramos, fue abatido en las instalaciones de la escuela por un agente de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos. En una conferencia de prensa que brindó el miércoles, el gobernador de Texas, Greg Abbott, un republicano que se ha opuesto de manera sistemática a las iniciativas para el control de armas, culpó de la atrocidad a la escasez de servicios de salud mental.
En conversación con Democracy Now!, Manny Oliver, cuyo hijo Joaquín fue asesinado en 2018 en la masacre ocurrida en una escuela secundaria de la ciudad de Parkland, en el estado de Florida, expresó: “Esto no se trata de [un problema de] salud mental, que es algo que sucede en todo el planeta. Se trata de armas y del fácil acceso a ellas”.
Beto O’Rourke —quien se enfrentará a Abbott en las próximas elecciones a gobernador— interrumpió la conferencia de prensa del gobernador republicano y lo increpó: “El momento de evitar el próximo tiroteo es ahora y usted no está haciendo nada. […] Dijo que lo que ocurrió no era predecible. Pero era totalmente predecible”. Otras personas que se encontraban en el estrado junto al Gobernador comenzaron a insultar a O’Rourke y exigieron que se fuera, tras lo cual, la policía lo retiró de la sala.
Las acusaciones de O’Rourke se hicieron eco en un tuit de Amanda Gorman, la poeta más joven de la historia de Estados Unidos en participar en una ceremonia de investidura presidencial. Gorman publicó en Twitter: “Solo un monstruo puede matar niños. Pero ver cómo esos monstruos matan niños y niñas una y otra vez y no hacer nada para evitarlo no es solo locura, es inhumano”.
Muchos políticos estadounidenses repiten como loros que Estados Unidos es el mejor país del mundo. El “excepcionalismo estadounidense” está arraigado en la cultura del país. Estados Unidos es el país con mayor cantidad de armas en manos de civiles en el mundo: se calcula que hay 400 millones de armas en circulación. Esto significa que hay más armas que personas en el país y que los estadounidenses acumulan casi la mitad de todas las armas de propiedad civil en el planeta. No hay duda tampoco de que Estados Unidos encabeza la lista de países con mayor cantidad de tiroteos masivos. La organización Gun Violence Archive ha contabilizado 213 masacres con armas de fuego en lo que va de 2022, y más de 3.000 desde 2014.
Una cantidad impactante de esos ataques en Estados Unidos se producen en centros educativos. Según una investigación de la Escuela Naval de Posgrado de Estados Unidos, ha habido en el país 2.054 tiroteos en escuelas desde 1970, con 681 muertes. Canadá ha tenido un total de ocho tiroteos en instituciones educativas en aproximadamente el mismo período de tiempo, desde 1975, con un total de 31 víctimas fatales. En México han ocurrido, desde 2004, 17 hechos de violencia con armas de fuego en escuelas, que han causado 15 personas muertas.
En Australia, en 1996, un joven con un rifle semiautomático AR-15 masacró a 35 personas en la localidad turística de Port Arthur, situada en la isla de Tasmania. Australia es un país de amantes de las armas, pero la reacción ante esa matanza fue rápida y contundente. Las autoridades adoptaron un programa de recompra de armas semiautomáticas, de carácter obligatorio para la población civil del país. En el marco de este programa se recolectaron y destruyeron unas 643.000 armas. Desde entonces, el país oceánico ha experimentado solo un tiroteo masivo del tipo de los que ocurren casi a diario en Estados Unidos.
En otros países ricos e industrializados, como Canadá, Nueva Zelanda, Reino Unido y Noruega, se establecieron políticas similares tras la ocurrencia de masacres con armas de fuego. Cuando el acceso a las armas está restringido y la posesión de armas es más difícil, los episodios de violencia armada se reducen de manera drástica.
La población estadounidense coincide en que hay que endurecer las leyes de control de armas. Según el Centro de Investigaciones Pew, las propuestas para impedir que quienes padecen enfermedades mentales posean o accedan a armas de fuego tienen entre un 85 y un 90% de apoyo de ciudadanos de los dos partidos mayoritarios de Estados Unidos. Las iniciativas para prohibir los cargadores de armas que contengan más de 10 balas tienen un apoyo bipartidista del 64%. Asimismo, el establecimiento de una base de datos federal que monitoree cada venta de armas cuenta con el respaldo del 66% de la población. ¿Por qué los representantes electos no prestan atención a la opinión del electorado? Una razón clara para que eso no ocurra es el poderoso lobby que la Asociación Nacional del Rifle ha hecho durante décadas.
Robin Lloyd es directora gerente de Giffords, una organización dedicada a prevenir la violencia con armas de fuego liderada por la excongresista Gabby Giffords, quien recibió un disparo en la cabeza en un tiroteo masivo perpetrado en la ciudad de Tucson, en el estado de Arizona. En una entrevista con Democracy Now!, Lloyd expresó: “El lobby a favor de las armas, que cuenta con el apoyo de los fabricantes de armas del país, goza de buena salud. La Asociación Nacional del Rifle se ha debilitado debido a las heridas que se ha causado a sí misma por la codicia y la mala gestión de sus fondos. Otra de las organizaciones de lobby es la Fundación Nacional de Deportes de Tiro, […] que gasta más dinero que la Asociación Nacional del Rifle para presionar en Washington en contra de las medidas de prevención de la violencia con armas de fuego. Estas organizaciones son el verdadero rostro del lobby de la industria de las armas en Estados Unidos”.
Nicole Golden, directora ejecutiva de la organización Texas Gun Sense, lidera iniciativas que promueven políticas de control de armas en el estado de la “estrella solitaria”. En conversación con Democracy Now!, Golden dijo: “He participado en iniciativas de prevención de la violencia con armas de fuego en Texas durante casi una década. […] Pero el clima político que hay aquí ha hecho muy difícil nuestro trabajo”. A pesar del poder que tiene el lobby de la industria de las armas, Nicole Golden mantiene las esperanzas. “Vamos a continuar la lucha el tiempo que sea necesario. No nos iremos a ningún lado. […] Seguiremos perseverando y trabajando en nuestras comunidades para lograr un cambio significativo y seguir construyendo este movimiento tan potente”.
Como dicen los niños y niñas de la escuela primaria Robb: “juntos somos más fuertes”.
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