La posibilidad de una guerra abierta entre República Democrática del Congo y Ruanda es cada vez más inminente.
La República Democrática del Congo (RDC) se encuentra en el corazón de África subsahariana, en la región ecuatorial. Es el segundo país del continente en extensión territorial y cuenta con abundante recursos naturales
Sin embargo, actualmente es el quinto país más pobre del mundo según el Banco Mundial, y casi el 62 por ciento de los 100 millones de congoleños viven con menos de 2,15 dólares al día. Además, en su extenso territorio se encuentran más de 5 millones y medio de desplazados y 500.00 refugiados.
El país fue escena del conflicto más mortífero desde la Segunda Guerra Mundial, la Segunda Guerra del Congo, que causó un aproximado de 5,4 millones de muertes, principalmente como resultado de enfermedades y desnutrición.
Pese al trágico costo del conflicto, las razones que llevaron a la guerra a diez naciones de África, todavía están latentes.
El cerco sobre Goma
La ciudad de Goma es la principal al oriente de República Democrática del Congo y la capital de la provincia de Kivu del Norte.
Allí residen unos 2 millones de habitantes, pero en los últimos meses su población se ha visto incrementada debido a la llegada de cientos de miles de desplazados provenientes de localidades cercanas, que se acomodan en enormes campamentos improvisados en las periferias de la ciudad.
Escapan, sobre todo, del Movimiento 23 de Marzo (M23) que sometió bajo su control a decenas de localidades de la región y amenaza con completar un cerco sobre la ciudad de Goma.
Las principales trifulcas se dan actualmente en la localidad de Sake, la segunda ciudad de Kivu del Norte, que se encuentra ubicada al oeste de la capital.
Los grupos armados tienen el control de las montañas circundantes y realizan incursiones periódicas que son resistidas por el Ejército congoleño, junto a la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (Monusco) y la recientemente arribada Misión de la Comunidad de Desarrollo de África Meridional en la República Democrática del Congo (Samidrc), que tiene el mandato de neutralizar a los grupos armados.
“Los combates han agravado aún más una situación humanitaria que ya era terrible”, afirmó el 20 de febrero Bintou Keita, representante especial del secretario general en la República Democrática del Congo y jefe de la Monusco.
Si el M23 logra tomar el control de la ciudad, completaría el cerco sobre Goma, dejando como única salida a Ruanda, nación acusada por Kinshasa y Naciones Unidas (2014 y 2022), de financiar al grupo guerrillero.
Actualmente, casi no llegan productos agrícolas, alimentos y combustible a Goma, mientras que se niega el paso a los miles de desplazados que intentan abandonar la ciudad por temor a una invasión.
A su vez, el pasado 17 de febrero, Kinshasa acusó a Ruanda de haber organizado un «ataque con drones» nocturno en el aeropuerto de Goma, y el Ejército congoleño denunció la presencia de efectivos ruandeses en la zona en conflicto.
En tanto, la creciente indignación que experimentan los congoleños ante estos ataques, ha generado decenas de manifestaciones en la capital, Kinshasa. Las protestas se dirigen contra las potencias occidentales (Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Naciones Unidas) y contra la propia Ruanda.
Ruanda
Para la magíster en Historia de África Contemporánea, Silvia Perazzo, «Ruanda es el actor clave de esta situación. Desde la finalización del genocidio de Ruanda, hace casi 30 años, el presidente Kagameha desplegado toda una política intervencionista en la República Democrática del Congo”.
Perazzo apunta dos causas principales en la obstinación de Kagame en el territorio oriental de RDC, “en primer lugar, el presidente Kagame tiene intenciones de formar la Gran Ruanda, que significa esto expandir sus fronteras a costa de RDC y llevarse todas aquellas regiones hutus y tutsis. Y en segundo lugar, los recursos naturales, Kivu del Norte está en la región de los grandes lagos y tiene coltán, oro, diamantes, cobalto y manganeso”.
Estos dos factores se tradujeron en dos guerras, de las que participaron diferentes naciones de África con el apoyo de naciones occidentales.
Entre 1996 y 1997, Ruanda encabezó la coalición que llegó hasta Kinshasa, derrocó al dictador Mobutu Sese Seko, y eligió al líder guerrillero, Laurent-Désiré Kabila, como presidente de la RDC.
Tras su victoria, Ruanda sostuvo su presencia militar en territorio congoleño, sobre todo, para garantizar la seguridad y la explotación de los importantes yacimientos mineros.
Ante esta situación, Kabila se rebeló ante sus antiguos aliados y exigió a Kagame que retire sus tropas del territorio congoleño.
Como respuesta, Ruanda junto a Uganda y Burundí llevaron adelante una segunda invasión. Pero esta segunda incursión, conocida como la Segunda Guerra del Congo, fracasó por el apoyo recibido por RDC de media docena de naciones africanas.
Informes de Naciones Unidas, realizados en 2014 y 2022 por expertos en la zona, han sido concluyentes en que el grupo armado M23 recibe financiamiento y capacidades del Estado ruandés.
El oro negro
En la región oriental de RDC se concentra entre el 70 y el 80 por ciento del coltán del mundo, nombre que deviene de la abreviatura de columbita y tantalita, minerales que contiene esta roca.
De estos minerales se extrae el tantalio y el niobio, metales raros superconductores de la electricidad, capaces de soportar temperaturas muy elevadas y resistentes a la corrosión.
La tonelada de estos metales se cotiza en el mercado en hasta en 400.000 dólares; mientras un niño que trabaja 14 horas en una mina artesanal en RDC cobra menos de dos dólares por lo extraído en una jornada.
Su valor radica en que ambos metales son fundamentales para la producción de aparatos electrónicos, centrales nucleares, misiles, fibra óptica, satélites, aunque la mayor parte de la producción se destina a la fabricación de condensadores y otras partes de los teléfonos móviles y computadoras.
Además, este tipo de metales adquirieron mayor relevancia aún por su utilización para la transición a energías limpias, dado que son fundamentales para el desarrollo de baterías.
Esto no escapa a las grandes potencias, que han considerado el coltán como mineral de interés estratégico y desarrollan sus estrategias para garantizar su suministro.
La competencia entre China y EE.UU.
En la actualidad, China es el socio comercial más importante de la nación centroafricana. En mayo 2023, el primer mandatario congoleño, Félix-Antoine Tshisekedi, y su homólogo chino, Xi Jinping, elevaron los lazos bilaterales al nivel de asociación de cooperación estratégica integral.
Beijing controla 15 de las 17 minas de cobalto que se encuentran en RDC y desplazó a Estados Unidos (EE.UU.) como principal socio en las explotaciones minerales.
Sin embargo, el cobalto se encuentra principalmente en el sur del país, a diferencia del coltán, cuyos yacimientos se encuentran en el conflictivo oriente congoleño.
El mineral que si se encuentra en la zona en conflicto es el mencionado oro negro. Según el Servicio Geológico de EE.UU., Ruanda aportó al país el 34 por ciento de tatalio importado entre 2017 y 2020, lo cual lo convierte en el segundo proveedor en importancia, apenas por detrás de Australia, que proveyó el 36 por ciento de ese metal.
En tanto, el informe reseña que sólo el 7 por ciento de este mineral provino desde RDC en ese periodo.
La cifra cosecha suspicacias, dado que Ruanda “tiene sólo un pequeño sector minero”, como señala el informe publicado por la ITSCI, asociación internacional dedicada a verificar el cumplimiento de la legislación internacional en la extracción minera.
La organización realizó un estudio en campo para evaluar la cadena de suministro del coltán y, a partir de 90 entrevistas realizadas a personas del sector minero ruandés, concluyó que “el Gobierno de Ruanda es plenamente consciente de que las cifras de producción del país están infladas por el contrabando”.
Además, señala que “una persona clave involucrada en el establecimiento del plan ITSCI en Ruanda estimó que durante algunos años sólo alrededor del 10 por ciento de los minerales que el país exportaba se extraían allí, y el resto se contrabandeaba desde la República Democrática del Congo”.
Por su parte, la experta consultada por teleSUR manifestó que “Ruanda no podría hacer todas las cosas que está haciendo, si no tuviera el apoyo de estas potencias, sobre todo Reino Unido y Estados Unidos”.
Perazzo señala que Washington “tiene convenios de cooperación militar con EE.UU. por más de 200 millones de dólares. Ruanda hace ejercicios conjuntos, recibe este dinero y además recibe todo tipo de cooperación en materia de armas, estrategia, materiales militares y demás”.
Otra señal de que la conflictividad se vincula directamente con las decisiones del Departamento de Estado en Washington es la relación entre la cooperación de EE.UU. y la conflictividad.
“Cuando Estados Unidos, durante la administración del presidente Obama en el año 2012, cortó la cooperación con Ruanda por el apoyo al M23, se firmó a los pocos meses un acuerdo de paz”, señaló.
En la misma línea argumental, sostuvo que durante el Gobierno de Donald Trump no se modificó esta situación y se mantuvo una “relativa calma en la región».
“Sin embargo, la Administración Biden retomó la cooperación en 2021 y meses después reiniciaron las hostilidades”, concluyó.
Misiones y más misiones
La Monusco es una de las misiones de la ONU más costosas y extensas de la historia, comprende 12.379 soldados y alrededor de 5.000 civiles adicionales, y su presupuesto para 2022 fue de unos 1.100 millones de dólares.
La misión reemplazó a la Monuc, que ingresó a territorio congoleño en 1999. Sin embargo, es profundamente impopular en el país y en 2022 estallaron violentas protestas pidiendo su salida tras la irrupción de nuevos ataques del M23.
Debido a esto, en diciembre de 2023 el Consejo de Seguridad de la ONU votó a favor de retirar a la Monusco un año antes de lo planeado. Por lo cual se prevé el inició de una retirada gradual a partir de abril que se completaría en diciembre de 2024.
Problemas similares han afectado a misiones militares regionales. En 2022, la Comunidad de África Oriental, de la que forma parte la República Democrática del Congo, desplegó tropas como parte de la Fuerza Regional de la CAO (Eacrf).
Pero a los pocos meses, el Gobierno de Felix Tshisekedi acusó al contingente de connivencia con los rebeldes y de no lanzar ofensivas contra el M23 y las tropas de la misión fueron evacuadas.
Ante este panorama, en mayo de 2022, Kinshasa acordó con la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC), de la que es parte, el despliegue de tropas como parte de la «respuesta regional en apoyo» a República Democrática del Congo en el marco de los combates entre el Ejército congoñelo y el M23.
En ese marco, Sudáfrica anunció, el pasado 13 de febrero, el despliegue de 2.900 miembros de la Fuerza de Defensa Nacional (Sandf) en RDC para asistir al Gobierno de ese país en la lucha contra grupos irregulares armados.
Con la llegada de las tropas sudafricanas, se espera reeditar la victoria de 2013, cuando el M23 fue expulsado, tras una campaña exitosa de las Brigada de Intervención de la Fuerza de la ONU (FIB), integradas por entonces por tropas sudafricanas, tanzanas y malauíes.
De hecho, la expulsión de los rebeldes de Sake fue en parte gracias al apoyo de las tropas de la FIB, están actualmente comprometidas con el ejército de la República Democrática del Congo en la “Operación Springbok” .
Actualmente, la FIB contiene tropas burundesas y esto puede agravar las tensiones entre Burundi y Ruanda. Con estas tropas regionales todavía sobre el terreno, Stephanie Wolters, investigadora principal del Instituto de Estudios Internacionales de Sudáfrica, señaló que se podría estar “caminando hacia una potencial guerra regional”.
En tanto, Bintou Keita, representante especial del secretario general de la ONU para la República Democrática del Congo, ha advertido que el M23 ahora se parecía más a un ejército convencional que a un grupo rebelde y las capacidades militares del grupo irregular se han elevado comparadas con las de 2013.
Aunque desde el M23 anunciaron, el pasado 7 de febrero, que su intención no es atacar Goma, la escalada de tensiones en la región y el incremento de las hostilidades señalan lo contrario.
Unión Africana teme una escalada
El conflicto en el oriente de RDC fue uno de los temas claves en la cumbre de la Unión Africana (UA), máximo organismo regional formado por los 55 Estados que integran el continente.
Tras el encuentro, el presidente de la Comisión de la UA, Moussa Faki Mahamat, difundió un comunicado en el que apeló a «una rápida desescalada» y reclamó a «los líderes regionales», particularmente a los de RDC y Ruanda, que «prioricen el diálogo en el marco de los dos mecanismos africanos encabezados por el presidente de Angola, Joao Lourenço, y el expresidente de Kenia, Uhuru Kenyatta».
Al tiempo, solicitó a «todas las potencias extranjeras» que «se abstengan totalmente de toda interferencia en los asuntos internos de todos los países africanos, especialmente de aquellos situados en la región de los Grandes Lagos», donde están RDC y Ruanda.
Fuente: https://www.telesurtv.net/telesuragenda/congo-conflicto-ruanda-poblacion-20240226-0027.html
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