LUIS CASADO / Resumen Latinoamericano -Los plumíferos de la prensa “pauteada” –aquella que dice lo que ordenan sus amos financieros– ladra. Líderes irresponsables como Sarkozy, condenan. Los “expertos” tarifados declaran lo que les mandan declarar. Los burócratas internacionales exhiben su incomparable hipocresía. Los gobiernos europeos obedientes le aseguran a quién quiere oírles que la eventual salida de Grecia del Eurogrupo no tendrá el más mínimo efecto en sus economías “blindadas” (sic).
El llamado de Alexis Tsipras a un referendo el 5 de julio para deshacer el nudo gordiano del chantaje de la Troika les pilló con los chiteco abajo. En realidad los descolocó como una finta de Messi, un gesto preciso, rápido, justo, inimaginable: la democracia. ¿A quién se le ocurre?
Andrés Zaldívar diría que Tsipras se deja llevar por el “populismo”, su carnal Camilo Escalona que el primer ministro griego “está fumando opio”. La Señora no hubiese hecho nada y habría declarado, como siempre, “Estamos traaajando…”. Ricardo Lagos –con su habitual falta de imaginación– diría “hay que devolverle la confianza a los inversionistas”, mientras Felipe Larraín aseguraría que levantarle la voz a la Troika “es disuasivo para la llegada de capitales extranjeros”.
Poco a poco, sin embargo, la realidad va mostrando su verdadera cara, y las hordas de hipócritas van quedando en evidencia.
Las Bolsas europeas, las de las economías “blindadas”, cedieron a un micro pánico y bajaron sensiblemente. Ya se sabe: las Bolsas y la democracia… no se entienden bien. Las Bolsas ya bajaron y subieron, en función de lo que los mercados “anticiparon”, es decir especularon como es habitual. Y volverán a bajar y a subir, o a subir y a bajar, siguiendo el ritmo de su propio tránsito intestinal.
El inenarrable organizador en jefe del fraude fiscal en escala industrial, Jean-Claude Juncker, actual presidente de la Unión Europea, asegura sentirse “en cierta forma traicionado” y “afligido” por el espectáculo que se ha dado tras la ruptura de las negociaciones con Grecia… Él, el traidor por antonomasia, que durante 30 años se pasó las reglas de la Unión Europea por salva sea la parte, se siente traicionado, peor aún, afligido.
La prensa “seria” anuncia en primera página que Grecia se encuentra “al borde del abismo”, y se apresura a recomendar un gran paso al frente. Negarse a hambrear al pueblo griego, rehusar el sometimiento a los dictados de potencias extranjeras, es colocarse “al borde del abismo”.
Las recetas del FMI, de la UE y el BCE redujeron los salarios en un 40%, el PIB en un 25%, al tiempo que lograban doblar la deuda pública y llevar el desempleo al 27% (60% para los jóvenes).
Alexis Tsipras, en su discurso en el Parlamento griego, propuso el referendo y llamó a votar “NO”.
Como ya tuve la ocasión de escribir, lo que está en juego sobrepasó los límites de la finanza y la economía para adentrarse en terreno eminentemente político.
Grecia, un país que casi no tiene Estado, que nunca practicó el pago de impuestos, que carece hasta de las estructuras necesarias para cobrarlos –lo que nunca le generó inquietudes a la Troika mientras gobernaron los rufianes– debiese ahora, de la noche a la mañana, ¡aumentar los impuestos, reducir aún más el frágil gasto público, economizar y pagarle a los países ricos que son los principales responsables del negociado de la deuda pública!
Alexis Tsipras fue elegido porque Grecia ya estaba en crisis desde hace años… No fue Tsipras el que generó la crisis. Su partido –Syriza– fue llamado al poder precisamente para negociar en condiciones de dignidad con sus socios europeos. Pero estos últimos ven a Grecia como un flaite revoltoso e indisciplinado que conviene castigar como a un picareta.
Pero los irresponsables, ya ha quedado claro, están en la Troika: el Fondo Monetario Internacional, la Unión Europea y el Banco Central Europeo, para no hablar de Angela Merkel y François Hollande, jefes de gobierno de Alemania y Francia respectivamente.
Ambos se entrometen en lo que le concierne a los griegos y llaman a votar “SI” en un referendo que no querían. De paso insinúan, si gana el “SI”, Tsipras tendría que dimitir. ¿Y si gana el “NO”?
Una gigantesca campaña del terror está en marcha, para convencer a los griegos de suicidarse. Lo que un intelectual mexicano llama “la Operación Cóndor de la desinformación”.
A pesar de todo, la Europa del neoliberalismo no las tiene todas consigo. Un pequeño error de cálculo hizo menospreciar la quiebra de Lehman Brothers en septiembre del 2008 y ese detallito provocó el hundimiento del sistema financiero planetario. El intento de degollar a Grecia no tiene por qué ser un crimen protegido por la impunidad.
El próximo capítulo lo escribirá la democracia el próximo domingo por la tarde.
Politika
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