Crónicas de la Revolución Cubana: MANUEL DíAZ - Periódico Alternativo

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08 mayo 2016

Crónicas de la Revolución Cubana: MANUEL DíAZ




Muchos fueron los españoles y sus descendientes los que participaron en la revolución cubana.

Manuel Díaz Rodríguez nació en Sereixa, Pobra do Brullón (Lugo) el 29 de 1933. Sus padres fueron José María Díaz Rodríguez y Flor Marina Fernández Carpio. “Mi padre –nos cuenta Manuel- cuando aún no había cumplido los 18 años trabajo en una mina en Asturias. Allí tomo conciencia política incluso participo en una huelga en solidaridad con la Revolución Rusa. Cuando cumplió los 18 años fue enviado a la guerra del África, al regresar en 1921, se embarcó para Cuba. Al principio trabajo de albañil y después consiguió un empleo en la construcción de los ferrocarriles en Santiago de Cuba. Por aquellos años conoce a mi madre que era cubana, hija de españoles”. En 1931 deciden retornar a Galicia se había declarado la segunda república y el ambiente era prometedor. Ya por aquellos años José María era militante del PCE. El primer hijo que nace fue Manuel, después nació Faustino el 24 de marzo de 1935 y luego José “Pinin” el 25 de mayo de 1937. “Durante la segunda republica –recuerda Manuel- mi padre participo en el Frente Popular. Fue durante un tiempo concejal. Recuerdo que en una oportunidad ayudo a un farmacéutico que era de derechas y que injustamente era acosado por algunos vecinos, compañeros de militancia de mi padre. Entonces intercedió ante el alcalde para que no lo siguieran molestando y pudiera seguir con su trabajo de boticario. Cuando estallo la guerra civil mi padre fue detenido. Yo tenía cuatro o cinco años. Llegaron 5 o 6 personas con escopetas y golpearon por la noche, la puerta de mi casa. Al entrar le dijeron que los acompañara hasta la casa consistorial. Mi padre pidió permiso para cambiarse. Los falangistas entre risas, le dijeron que lo haga, pero que no era necesario que se pusiera la corbata. Escoltado por la falange, lo llevaron caminando hasta un lugar, custodiado por la guardia civil, donde iban juntando a los simpatizantes del Frente Popular. En aquel momento el jefe de la Falange del pueblo, era el mismo boticario que mi padre había ayudado. Pues aquel hombre le devolvió el favor y al cuarto día lo dejaron en libertad. A pesar de ello durante mucho tiempo tenía que presentarse cada 15 días ante la guardia civil. Posteriormente mi padre colaboró con la guerrilla. Era un campesino muy trabajador. Tenía unas leiras y cultivaba centeno, patatas, maíz, habas y teníamos una vid que hacíamos vino en pocas cantidades. También poseíamos dos bacas, unas cabras, puercos y gallinas. Era una típica familia pobre de aldea. Mi infancia fue muy difícil, aunque la recuerdo con mucho cariño. Por entonces pasamos mucha hambre, y más después de la guerra civil. Con el esfuerzo de mi padre, pude estudian con doña Josefina Prol, que era de Ourense. También tuve otra maestra que era franquista, era una déspota nos enseñaba con una vara en la mano, con la cual nos golpeaba cuando le apetecía. Recuerdo cuando íbamos al rió Cimadavila, que quedaba al lado de mi casa a coger frutas, que eran bastantes abundantes, había árboles de manzanas, peras e inclusive había de avellanas y de castañas”.

LA EMIGRACIÓN

El 29 de abril de 1951 la familia decide emigrar para Cuba. Embarcaron en Vigo en el Monte Albertia de la compañía Aznar, en un viaje que tardo casi un mes. Aunque antes de partir tuvieron dificultades de todo tipo, por ser una familia comunista. “Al llegar a Cuba nos trasladamos al pueblo de mi madre Dos Palmas, en la zona de Oriente. Comenzamos a trabajar en la finca de mi abuela, para luego independizarnos. En aquel lugar comenzamos a hacer carbón y de eso empezamos a vivir. Luego nos mudamos a Santiago de Cuba donde vivimos en la calle Cambute 28. Posteriormente mi padre comenzó a trabajar como portero del colegio de los jesuitas. Yo trabaje por aquellos años en varias actividades, primero de camarero en el Bar la Palmita, luego en una cristalería, inclusive de mensajero de una farmacia. Mientras que mi hermano Paco trabajaba en dulcería Madrid–París, luego conseguí que entrara en la misma cristalería y Penin estaba empleado como recadero de un comercio. Recuerdo que por aquellos años me gustaba mucho el boxeo y empecé a practicarlo. De una simple diversión paso a ser más serio, combatiendo en varias peleas como semiprofesional. Por aquel entonces era un joven fuerte y peleador. Trabaje en una vaquería, donde me contrataron como chófer repartidor de leche. El día que me presente el dueño estaba despidiendo al chófer anterior. Según me entere posteriormente era padre de una familia numerosa. El propietario sin ningún tipo de miramiento le dijo a esta persona, que a partir del próximo día que no volviera más, que estaba despedido. El pobre hombre tomo la decisión con resignación, no dijo nada. Al presenciar la escena quede con remordimiento por ocupar ese puesto de trabajo, que le sacaba a una persona con familia. Aunque me llamo la atención, que el chofer no dijera nada. Al otro día pase por la oficina de la vaquería para hacer el contrato y empezar a trabajar, lo primero que me entregan fue un contrato sin fecha y me piden que con antelación firme mi renuncia. Fue entonces cuando me di cuenta de por qué, el otro chofer no había protestado. Así eran las cosas por aquellos tiempos o aceptabas el trabajo en esas condiciones o seguías en el paro. El trabajo era ingrato. Había que estar a las cuatro de la mañana, para esperar que ordeñaran las bacas, luego envasábamos la leche y posteriormente salíamos a repartirla. Teníamos que salir corriendo intentando hacer coincidir el horario de los clientes. Si era muy temprano cuando la entregábamos en la casa, los clientes se quejaban por que los despertábamos, si llegábamos un poco más tarde nos decían que el marido ya había desayunado y que se había marchado al trabajo, entonces no la cogía. En otras oportunidades dejábamos la leche y algún vecino la robaba. También la policía corrupta de Batista, nos paraba por cualquier excusa, para luego tener que pagarles con una botella de leche. Conclusión que en vez de ganar dinero, trabajaba para el patrón. Nos pagaban 60 pesos al mes, pero a la hora de pagarnos diariamente, el patrón nos descontaba la leche que nos pedía la policía, la de los clientes que pedían a fiado y no pagaban y la que nos robaban. El trabajo, era una autentica ruina. Mi padre se entero en el colegio donde trabajaba, que el arzobispo de Santiago necesitaba un chófer. Como a mí me gustaba conducir, me presente una tarde por la catedral para hablar con el Arzobispo. Lo primero que me pregunto era si creía en Dios. Y yo le conteste rotundamente creo en Dios Monseñor y en las 60.000 vírgenes. En mi pueblo había un viejo que siempre que maldecía, repetía en voz alta: me cago en dios y en las 60.000 vírgenes! Aquello me quedo como un dato cierto. ¿Como 60.000 vírgenes? me respondió el Monseñor. Si claro le dije: la virgen de Fátima, la virgen de la Caridad, la del Cobre, la virgen de Guadalupe, la virgen María Magdalena. No hombre no! Me dijo Pérez Serantes: virgen hay una sola. Y Es la virgen María. Y María Magdalena no era una virgen, sino una puta. Luego me pregunto qué sabia hacer y me dijo que a parte de conducir que lo tenía que ayudar durante las misas. Yo le dije que no había problema, porque había sido monaguillo en Galicia, por lo tanto tenía experiencia de asistir en la misa. El arzobispo se llamaba Enrique Pérez Serantes y era gallego. Al enterarse que yo también lo era, me cogió cierta estima. Monseñor tenia de segundo al padre Ángel que de “ángel” tenía muy poco, al cual yo acompañaba a una iglesia cercana a impartir misa. Mi trabajo era de asistente del arzobispo. Tenía que vivir en la casa de la catedral, y estar pendiente día y noche de las necesidades de Pérez Serantes. Solamente tenía un día de descanso. Serantes era una buena persona, muy solidaria, una vez al mes repartía las limosnas entre los pobres. Aunque cada tanto el padre Ángel, en vez de repartir todo lo recaudado, se quedaba con una parte. Por aquellos años ya estaba instalada la guerrilla en Sierra Maestra. A parte de la influencia política recibida por nuestro padre, los jóvenes de mi época estaban todos contra la dictadura de Batista. Ser joven era un delito y más en Santiago de Cuba. Allí fue el asalto al Moncada, en esa ciudad estaba Frank Pais comandando el Movimiento 26 de julio, por lo tanto la represión era sistemática contra los jóvenes. Todos éramos sospechosos de ser simpatizantes o activistas del 26. Era muy común las detenciones, las torturas, encontrarse jóvenes asesinados en las cunetas. No era difícil tener conciencia política en aquellas condiciones”.

HACIA SIERRA MAESTRA

“Mis hermanos estaban en la clandestinidad militando en el Movimiento 26 de julio. Yo no podía estarlo por mi trabajo. Siempre tenía que estar en el arzobispado como si fuera un cura. No podía estar en una célula por que no podía cumplir. Mis hermanos se preparaban militarmente, y yo esas tareas no las podía hacer. Lo que estaba a mi alcance lo realizaba a escondidas de Monseñor. Por ejemplo en varias oportunidades subí con el coche de Serantes, a compañeros hasta la sierra. Mi deseo era ir a combatir, pero me daba pena dejar al arzobispo sin chófer. La verdad que le tenía cierto cariño. Pensaba que también era un poco revolucionario, porque decían que le había salvado la vida a Fidel, cuando cayó preso después del asalto de Moncada. Ese era el único motivo que me ataba a seguir trabajando. Cuando no pude aguantar más, me di a la tarea de conseguirle un chófer y quedar bien con mi conciencia. Lo difícil era encontrar algún chófer que supiera asistir en la misa. Después de tanto buscar, encontré a un vecino que necesitaba trabajo, era chófer, aunque de misas sabias poco. Lo lleve hasta Pérez Serantes y le dije que quería dejar el trabajo, por lo que le presentaba a esta persona que me podía sustituir. Al arzobispo me pregunto por qué me quería ir. Yo le intente justificar con una mentira. Me pregunto si tenía problemas con el padre Ángel. Yo le dije que no, aunque no me trataba bien. Le dije que el padre Ángel, siempre me recordaba que él era el amo y yo el criado, aunque ese no era el motivo, le agregue al Monseñor. Y entonces cual es el problema me dijo. Le conteste que si él quería que le digiera la verdad bajo confesión, el lo haría. Acepto me dijo! Entonces le dije con voz solemne ¡Arzobispo me voy para la Sierra Maestra¡ Cuando escucho mi confesión se transformo. Se puso colorado. Parecía que su cara se transformaba como un camaleón. Entonces me dijo ¡Si te vas a Sierra Maestra te denuncio¡. Entonces le respondí rápidamente, si usted me va a denunciar, no me voy. Al terminar la conversación en un ambiente tenso Pérez Serantes me ordeno que preparara el coche, que tenía que hacer una gestión. En ese momento le solicite que si no tenía demasiado apuro, me permitiera ir hasta el Centro Gallego, a sacarme una muela. Le conté que hacía tres días me dolía mucho. Monseñor asintió y salí de la catedral. Yo ya tenía preparado con dos compañeros más Jaca y Roberto, un plan para ir a Sierra Maestra. Aproveche a ir hasta mi casa, le di un abrazo a mi madre, la cual me deseo suerte y partí”.

La Columna del Comandante Guillermo Frías acampó en un lugar situado entre el río Peladero y Loma de la Campaña. “El 1 de marzo de 1958 mi hermano Faustino nos llevo con el coche a los tres y nos dejo lo más cerca posible, de donde estaba la guerrilla y luego regreso para devolverle el coche a Monseñor Pérez Serantes. Mi hermano menor José, que le llamábamos “Pinin” hacia 15 días que se había integrado a la guerrilla, mientras que Faustino se quedo haciendo actividades clandestinas en la ciudad y al cuidando a mis padres. Desde un inicio me incorpore a las órdenes del Comandante Juan Almeida en el Tercer Frente, bajo el mando del Capitán Guillermo García Frías. Faustino al poco tiempo subió a la sierra. El padre de su novia, que había sido un militar republicano, por su colaboración con el Movimiento 26 de julio, fue asesinado por los batistianos. Luego comenzaron a perseguir a su novia y esta también se vio obligada a buscar refugio en la guerrilla. Al reencontrase fueron casados por las leyes de la Sierra en la Auditoria del Tercer Frente, siendo Celia la encargada de realizar la ceremonia.

24 DE MARZO

El Capitán Guillermo García y sus hombres salen de la Anita por la parte sur de la Maestra hasta llegar a Loma del Gato dos días más tarde, donde un antiguo seminario abandonado por la iglesia queda ubicada su capitanía. “Muchos fueron los sucesos para contar durante el tiempo que estuve en la guerrilla. Me viene a la memoria cuando estando en una zona de la sierra, llamada Loma del Gato, donde había una montaña bastante alta, en el camino nos llegó la información que un coche con cuatro militares, todos los días hacia el recorrido desde el cuartel de Dos Palmas, hasta Santiago de Cuba. Le pedí a Guillermo autorización para atacar a este coche que se lo conocía como la “perseguidora”. Nos fuimos cinco o seis compañeros. Muchos querían ir. Pero no era necesario tanto despliegue. Llegamos a la Sucursal cerca de una finca de mi abuela, descansando a la orilla del río Cauto, donde esperamos la llegada del coche. Pasaron las horas y la “perseguidora” no aparecía y nosotros teníamos cada vez más hambre y el lugar era de gramilla donde era muy difícil de ocultarse. Al pasar el tiempo pensamos que era una contra información. Mientras esperábamos paso un tío mío, Rodolfo González. El sabía que yo estaba en la Sierra. Nos saludamos con un abrazo y nos dijo que el ejercito venia para la zona. Rápidamente nos pusimos en movimiento para evitar el enfrentamiento. Bordeamos el río y llegamos a la finca de unos isleños. Allí hicimos un alto, la familia nos atendió de forma muy solidaria. Comimos bien y descansamos. Allí mismo nos enteramos que los manferristas paramilitares querían poner un puesto avanzado. En un momento vimos que venía un camión cargado de mercancía. Salimos rápidamente al margen de camino y le dispare con mi escopeta semiautomática calibre 12 que tenía munición calibra 50, le rompo el tubo que va del radiador al motor. Le dimos el alto con el disparo. Nosotros pensábamos que venían armados. El camión no pudo seguir. Y nosotros cargamos toda la mercancía para donde estaba el comandante Juan Almeida.

8 DE MAYO

El Comandante en Jefe Fidel Castro recibe un mensaje en el que le informan que el ejercito desembarco tropas en el Macho, e inmediatamente se dirige a los jefes de las distintas fuerzas rebeldes para comunicarles que se encuentran en estado de alerta, ordenándoles que partan de inmediato, a marcha forzada, hacia el territorio del I Frente para rechazar desde allí la ofensiva de Verano que desatará el ejercito.

14 DE MAYO

Alrededor de esa fecha el Capitán Guillermo García recibe un mensaje del comandante Almeida, el cual le envía una carta del comandante en Jefe, donde le ordena que se dirija con sus fuerzas hacia el territorio de I Frente. Antes de partir deja a los grupos de escopeteros de la zona a cargo del teniente Reyniel Díaz Rodríguez con la misión de rechazar toda acción enemiga en dicho territorio durante su ausencia. A las 16 horas sale su pelotón en marcha forzada hacia el I Frente donde se reagrupan todas las fuerzas de la Columna 3 que participaran en el rechazo a la Ofensiva de Verano.

17 DE MAYO

Después de setenta y dos horas de marcha, el pelotón llega al Hombrito, donde acampan y se abastecen. Allí tenían la instrucción del Comandante en Jefe para el Comandante Juan Almeida de continuar hasta el Macío, donde debía organizar la defensa y esperar las acciones del enemigo 1

18 DE MAYO

A San Miguel arriban en horas de la tarde, acompañando a la entrada del poblado por el camino que baja de Bernabé y que conduce por la estancia, Alto de Pinar Quemado, hacia el Hombrito. En el lugar son recibidos por el capitán Vitalio Acuña, Vilo, y su pelotón, el que queda subordinado al de Guillermo García. Esa noche ambas fuerzas rebeldes se reúnen para comer, mientras confraternizan, los jefes sostienen un amplio intercambio sobre la situación política, económica y militar del territorio. Los jefes rebeldes recorren la zona con el propósito de que Guillermo García se familiarice con el terreno y organice las posiciones contra el enemigo. En horas de la tarde de ese mismo día el campamento del capitán Vilo Acuña se traslada para las cercanías de la casa de Enedina Lien, en el Macío, a doscientos metros de las fuerzas de Guillermo García, las que han acampado en San Miguel. Entretanto, con el objetivo de reforzar el flanco izquierdo del pelotón de Vilo Acuña, Guillermo ubica una escuadra del suyo, al mando del Teniente Gerardo Amandi, en el Macío Arriba, y permanece con el resto en san Miguel en calidad de reserva. Días después llega el resto de las fuerzas de la Columna 3 dirigidas por el comandante Almeida y se establece en el Hombrito, con la misión de defender el sector del Turquino.

23 DE MAYO

A partir de esta fecha el batallón 11, al mando del teniente coronel Ángel Sánchez Mosquera, acantonado en las Minas de Buycito, comenzó a realizar cortas incursiones por la zona, por lo que se inicia una serie de escaramuzas y encuentros con las fuerzas rebeldes allí desplegadas. En más de una oportunidad los rebeldes se vieron obligados a retroceder en sus posiciones, por lo que Guillermo García decide reforzar la zona de Montero, ubicando en el Alto de San Juan al pelotón del Capitán Vilo Acuña con la orden de que les dieran un combate fuerte y no permitirles subir. “Cuando regrese nos concentramos con el Pelotón de Guillermo García en la Loma del Gato. El capitán me envía con un mensaje al Comandante Almeida. Me llevo dos días llegar hasta el lugar. Llegue exhausto, fueron dos días sin comer. Al llegar Almeida ordeno que me dieran de comer y que descansara. Luego Almeida me dio otro mensaje para el capitán. Otra vez dos días sin comer. Al llegar García Frías, ordena que me den una lata de leche condensada. Cuando regreso el capitán tenía otro mensaje que indicaba que la tropa se movilizara para otro destino. Yo pensé que había que atacar a Dos Palmas. Al verme tan cansado y sin fuerzas, el capitán me dice que me quedara. Yo le dije que me sentía bien para ir a combatir. Así fue como empezamos el traslado aunque el destino no era el que yo pensaba sino el de La Mesa donde estaba el Che. Fueron 6 días caminando prácticamente sin comer. En esa semana comimos solamente dos veces por la noche. Lo más difícil es el hambre y la fatiga. Esas caminatas enormes. Desde la Sierra hasta cerca de Santiago de Cuba era subir y bajar cargados como burros. Yo iba con Lorenzo García hermano del capitán. En el camino nos encontramos con algunos árboles de un fruto parecido a las ciruelas, que producen gusanos. A pesar de saber de que eran indigestas igualmente las comimos. A pesar de ello el hambre y el cansancio de los días anteriores de caminata, me tenían muy debilitado. Nuestro compañero de intendencia Mario Oliva Pérez repartió entre la tropa un platanito, una fruta por persona. Al verme tan debilitado me regalo su plátano. Ese fue un acto de solidaridad que recuerdo con mucho cariño. Así llegamos a un sitio llamado Pino del Agua, donde el enemigo tenía una guarnición, cerca había un pequeño río donde había muchos berros. Con el hambre comencé a arrancarlos y a masticarlos como si fuera un caballo. Comí tantos que me agarro una infección que después no me permitía orinar, pero pudimos mitigar el hambre. Luego llegamos al campamento del Che en La Mesa. Ahí nos quedamos esa noche descansamos y al otro días nos traslado nuevamente con destino a las Minas de Buycito. En el camino en un lugar llamado el Alto de Escuredo la aviación nos ametrallo. Luego de dos días de viaje llegamos San Miguel de Casanobias cerca de las minas. Allí nos encontramos con tropas enemigas. La tiranía estaba preparando la gran ofensiva del verano. Por ello Fidel Castro estaba concentrando las tropas. Todas las unidades se reagrupan en la Sierra Maestra para proteger el Primer Frente. Al pelotón de Guillermo García donde yo formaba parte es enviado a San Miguel donde estuvimos dos o tres días tranquilos. Hasta que nos dieron las ordenes de dejar las mochiles guardadas. El pelotón cruzo un río que estaba cercano y subimos una loma donde nos ubicamos para esperar a las tropas de Batista. Desde arriba se veía como venia el enemigo.

28 DE MAYO

Fuerzas del batallón 11 al mando directo del teniente coronel Sánchez Mosquera chocan con la posta de avanzada que en Alto de San Juan tenía el capitán Vilo Acuña, desplazándola. Ese día las tropas del ejército avanzaron unos cien metros más, acampando cerca del firme. El capitán Vilo decidió esa misma noche ocupar nuevamente la posición que se había abandonado, cuando por equivocación el combatiente Gerardo Meriño, Momito, que se había quedado rezagado, choco con una posta de los guardias y fue herido de gravedad.

29 DE MAYO

A las 07.00 horas las tropas del batallón 11 chocaron con las fuerzas de Vilo, que permanecerían en el firme y las obligaron a retroceder. Al continuar su avance, el enemigo cayó en una emboscada en el río Buey, tendida por Guillermo García. Tras un fuerte combate que duro poco más de dos horas, el ejercito logro salir de la emboscada por las márgenes del río en dirección a San Miguel. Llevaba un gran número de heridos, unos de los cuales murió posteriormente. Por la parte resulto herido de gravedad el combatiente Manuel Díaz, el gallego. “El capitán Guillermo García ordeno que dos personas que tiraran bien se colocaran como francotiradores. Entonces señaló que fuera yo y Andrés que era un joven negrito. Nos ordeno que nos colocáramos a un costado del camino y que no hiciéramos ningún disparo hasta que explotara la mina que había sido colocada en la carretera donde subía la tropa enemiga. Cuando iban de regreso al cuartel después de arrasar con casa de campesinos. Este fue uno de los momentos más difícil que pase. La espera de la llegada de los soldados, cada minuto o segundo parecen horas, se acumula mucha la tensión. Al primer soldado que llego lo apunte con mi carabina, pero no podía disparar hasta que no explotara la mina. Luego paso otro soldado lo volví a apuntar y la explosión que esperaba no llegaba. Yo tenía el dedo en el gatillo esperando el ruido y este no llegaba. Mi cuerpo sudaba como si estuviera cortando caña. No era por miedo a la muerte. Que todos tenemos. Sino por la tensión que generaba la situación. A cada uno que pasaban que iban caminado a una distancia de 8 a 10 metros, uno a uno los iba poniendo en la mira de mi vieja carabina Springflied de 1908. Hasta que desde lo alto donde estaba el capitán comienzan a romper fuego, con la ametralladora 30, que teníamos apostada, al mismo tiempo que disparaba toda nuestra fusilaría. En ese momento empiezo a tirar con mi fusil y lo mismo lo hace Andrés. En este tipo de emboscada en los primeros momentos se produce un gran volumen de fuego. Luego va decreciendo y cada combatiente intenta detectar desde donde le disparan para poder eliminar al contrincante. Luego intenta centrar su fuego contra los soldados del enemigo que tienen armas pesadas. En el medio del combate Andrés me dice que cree que el Capitán se había retirado, a lo que le conteste que hasta que no me den la orden no me retiraba. Que lo mejor era que el subiera en busca de nuevas indicaciones. Así lo Hizo. Al poco rato desde lo alto grita Gallego! el Capitán dice que subas. En ese momento al escuchar la voz de Andrés me pare y en ese momento sentí como si me hubieran cortado en dos. Un mortero me alcanzo dándome en mi costillar izquierdo. A pesar de la gravedad de las heridas quede semiconsciente, balbuceando algunas palabras sin sentido. Pensé que la granada me había matado. Hasta que largo un vómito de sangre, luego me sale sangre de la nariz y aire de los pulmones. Me siento mareado y debilitando, a pesar de ello intento trasladarme del lugar para no ser asesinado por el enemigo. Me arrastro pero es en vano. Llevaba mucho peso. Miro para mi fusil y estaba destruido por la granada. Andrés bajo del alto de la loma y me ayudo a subir con muchas dificultades por el fuego enemigo. Al llegar al alto me refugiaron en una casita pobre de un campesino donde tenía un tostadero de café. En ese momento llego Guillermo García Frías y exclamo esta jodido el gallego. Al ver que me salía aire por los pulmones y no tenían nada a mano para hacerme las primeras curas, saco su pañuelo sucio y lo metió en el agujero que tenía en el pulmón. De esta manera me facilito que pudiera respirar mejor y no me ahogara. En estas circunstancias solamente esperaba la muerte. Si no moría por la granada, moriría por la infección del pañuelo lleno de microbios. Luego comenzaron los aviones a ametrallar la casa pensando que allí estaba la comandancia. Cada vez que escuchaba que los aviones pasaban rasantes pensaba que era el último momento de mi vida. Cuando se paró el combate me llevaron hasta la casa donde estaba nuestro medico Fernández Mel quien me opero sin ningún tipo de anestesia. Allí me cocieron y me desinfectaron utilizando los pocos recursos que tenían. El dolor fue inmenso, a tal punto de perder el sentido. En ese momento pensé que al otro día estaría muerto. Pero no fue así por la mañana me desperté, en medio de los intensos dolores. En el mismo lugar estaba otro herido Momito Merino que pertenecía al grupo del Che, que había sido herido en las nalgas y recién al tercer día lo pudieron recoger y atender. La infección que tenía le había producido gusanos en el propio ano. Mi hermano Pinin cuando podía se acercaba para ayudarme a hacer las curas de la herida. Al quinto día llega un mensajero, señalando que el Capitán Guillermo García indicaba que había que abandonar el campamento de forma urgente, que estaba por llegar el ejército enemigo. Teníamos dos burros. En uno cargamos los medicamentos y algunos alimentos y en el otro subimos a Momito que no podía caminar. Estuvimos casi tres días para llegar a la Mesa donde estaba el campamento del Che. Durante esos días tuvimos que soportar un ciclón, vientos huracanados, fuertes lluvias y hambre.

7 DE JUNIO

El Teniente Coronel Sánchez Mosquera toma flancos muy amplios para garantizar su ofensiva. En el macío sostiene un largo combate con las fuerzas de Guillermo García, sin que sus tropas pudieran irrumpir en la posición rebelde. “Fue los primeros días de junio de 1958. Uno de los burros el que llevaba los medicamentos se cayó en un río desbordado y la correntada lo arrastro. El otro burro gracias a Momito que podía orientarlo pudo sacarlo de la zona de peligro. Cuando llegamos y vi el campamento me desmaye. Seguramente por la sangre perdida. Cuando me recuperé me encontré en el campamento del Che. Al despertarme me dieron una sopa de pata de baca y empecé a sudar y volví a perder el conocimiento. Nos internaron en una zona agreste para protegernos. Lo había construido el Partido Cuba Socialista Popular. Allí estuvimos casi un mes. Cuando vi que casi estaba recuperado convencí a la doctora de que me permitiera trasladarme al otro hospital de campaña que estaba más cerca de los combates. Me envían a Agua Alrevés, donde estaba el doctor Sergio del Valle Jiménez. Una compañera me acompaña para cuidarme en el camino. Mientras duro la travesía, la convencí de que yo estaba curado y que dijera cuando llegáramos, de que estaba dado de alta. Es así como llegamos al Hospital, el doctor me dijo y tu de nuevo por aquí. Si doctor le conteste ya estoy de alta necesitaría ir a donde esta mi pelotón.”

MEDIADOS DE JUNIO

“Tras esta mentira me traslade hasta Santo Domingo donde recién había terminado un combate violento contra las tropas de Sánchez Mosquera. En aquel lugar me reencuentro con el Comandante Almeida que estaba a punto de iniciar otro combate. Yo todavía estaba desarmado. En aquel lugar me encuentro con Ramiro Valdez que también estaba en el campamento del Che cuando llegue herido. Ramirito me dijo gallego ven que te voy a presentar a Fidel. El comandante estaba en una hamaca. Las bombas caían y Fidel seguía durmiendo. Al verlo descansando no lo despertamos. Aquel combate duro como 11 días. Como yo estaba desarmado me envían a mí, al Capitán Pinares y a otros compañeros a buscar las armas que había caído en combate reciente donde había caído muerto el Capitán Cuevas. El Capitán me entrega un fusil Garan. Por el camino regresando somos atacados por sorpresa por el enemigo. Recibíamos fuego enemigo por todos lados. Tuvimos la suerte de no tener heridos y llegamos al campamento. De allí salimos para La Plata donde estaba la Comandancia General. Al llegar el Comandante Almeida nos ordena a Israel Pardo Guerra y a mí que formemos cada uno una escuadra de gente desarmada.

Todos eran campesinos sin preparación militar. Nuestra misión era darles lo antes posible el conocimiento del manejo de armas, para que comenzaran a combatir. Allí en La Plata no había en la comandancia general no había nada que comer. Nos daban una lata condensada para toda la escuadra. Era manteca de grasa de cerdo. Cada soldado metía el dedo en la lata y lo chupaba. Al otro día nos daban melado de caña. Y los soldados seguían metiendo el dedo. Aquellos días todos fueron así. Hasta que llego el capitán Guillermo García y me dijo ¡Gallego qué carajo estás haciendo aquí!. Yo le quise explicar y me dijo de eso nada, arranca para donde esta mi pelotón. Bueno está bien pero tengo que informarle a Almeida y entregarle el fusil Garam. Así me fui de La Plata y salimos para Santo Domingo nuevamente. El traslado fue muy penoso como todas las marchas por la sierra. Por el camino un campesino nos regalo frijoles que tuvimos que agarran en el huerto. Cada uno agarro las plantas y las llevo hasta el campamento.”

26 JULIO

Al llegar el compañero Nieto que era el cocinero se puso a preparar una comida. Aquel día era el 26 de julio de 1958. Lo recuerdo porque era el aniversario del Moncada. Mientras Nieto cocinaba hacíamos trincheras. Cuando estábamos en la fila solamente fueron pasando los compañeros con su plato y al llegar mi turno comienza el combate. Tuvimos que dejar todo y empezar a combatir a pesar del hambre que teníamos. Rápidamente nos metíamos en las trincheras. Nosotros estábamos en la zona re ruptura. El enemigo nos ataco primero con mortero y luego paso al asalto. En ese momento el combate se hace muy intenso. Al ver que había un fuego muy intenso contra mí, le puse un nuevo cargador a mi fusil y me pare en la trinchera. En medio del fuego enemigo grite a todo pulmón ¡Viva Fidel Castro¡ En ese momento se abre un fuego huracanado, del flanco izquierdo. En ese momento de frente se para un soldado enemigo que tenia con ametralladora Braulin que me responde ¡Viva el general!. El soldado enemigo fue lo último que dijo en su vida, yo fui más rápido que el. Al caer el soldado mortalmente herido. Me salió del inconsciente el grito en gallego. ¡Ei carballeira…! Y metí un aturuxo. El teniente Cordubi que estaba cerca mío me grita ¡gallego te mataron!. Y yo le conteste, no todavía. -Y entonces por qué chillas. No chillo estoy a tope de alegría. Claro el no sabía que los gallegos festejábamos de esta manera. El enemigo había ocupado el flanco izquierdo y nos podía rodear. Ambos nos protegimos para poder salir de aquella posición. Primero hacia fuego con su arma, para protegerme y yo corría, para luego hacerlo yo para que el pudiera salir de aquella posible encerrona. Así pudimos salvar nuestras vidas. Al pasar por donde había quedado la cocina del campamento aun quedaban los frijoles. Los metí en una vieja palangana pequeña que estaba con agua sucia y mientras caminábamos, los íbamos comiendo con tremenda desesperación. Con el enemigo en las espaldas. Un trecho más adelante nos encontramos con nuestros compañeros que habían abandonado la posición con los cuales nos retiramos hasta un lugar que se llama Providencia. Hicimos trinchera y al día siguiente el enemigo volvió a atacar y ahí tuvimos otro combate violento. Nuestro cocinero Nieto tenía preparado un pedazo de carne de cerdo. En medio del combate me puse a comer parapetado contra un árbol llamado Guácima para evitar las balas. Mientras comía prácticamente me quede dormido. No era solamente el problema del hambre también sufríamos el cansancio y la falta de sueño. Nieto me despierta, me da un golpe en la pierna y me dice ¡gallego despierta, retirada!. Cuando me despierto mis compañeros ya estaban un poco lejos. En vez de retirarme correctamente me confundo y lo hago hacia donde estaba el enemigo. Al darme cuenta al poco tiempo del peligro que corría y ante la situación desesperada de vida o muerte desde un lugar alto donde estaba visualizo hacia abajo al río Yara. Mi única salvación era tirarme al río desde aquella altura. Tuve la suerte que en ese trecho el río tenía cierta profundidad y pude salvar mi vida. Después de nadar y salir al otro lado de la costa, me acerque a unas casitas de campesinos que estaban cerradas. No se veía a nadie aunque yo intuía que me estaban mirando. Al poco rato sale una señora, me pongo a hablar con ella y luego poco a poco salen los otros vecinos. Aproveche para comerme un mango rojo que me ofrecieron. A los campesinos les dije que se marcharan que podía pasar Mosquera que había roto el frente insurgente y vengarse con ellos. Me despedí de ellos y me dirigí por otro camino hasta donde estaba el campamento donde habíamos dejado las mochilas.

28 DE JULIO

Al día siguiente salimos para la Boca del Salto, tuvimos un pequeño combate donde mataron el 28 de julio al Capitán Ramón Paz Borroto, en el combate de la Providencia durante la segunda batalla de Santo Domingo y de allí salimos para Cuatro Caminos. En este lugar nos enfrentamos contra las tropas que se trasladaban de Palma a Las Mercedes. Allí vi a Penin mi hermano que andaba con las tropas del Che. Estaba muy bien armado tenia granadas de mano, me quiso dar una pero yo también tenía. No era cuestión de andar con mucho peso. Aquella vez fue la última vez que lo vi. Nosotros salimos para Cuatro Caminos ellos se quedaron en Las Mercedes, donde había una unidad enemiga cercada. Era la última unidad militar que quedaba en Sierra Maestra. Nos trasladamos para Cuatro Caminos donde tuvimos un combate donde muere el Comandante René Ramos Latour. Era el compañero que había sustituido a Frank Pais, cuando lo asesinaron en Santiago de Cuba. Por ese entonces yo estaba descalzo. Éramos tres compañeros que carecíamos de calzado. El cocinero Nieto, Lorenzo García y Yo. Cuando estábamos en el velorio del comandante René. Uno de los compañeros presente nos dijo que a pocos metros se había enterrado a un enemigo con los zapatos puestos. Allí fuimos a desterrarlo y sacarle los zapatos. Nos fijamos la medida y le servía para Lorenzo. Mientras nosotros seguimos descalzos. Luego nuestro grupo se trasladó hasta el cerco de Las Mercedes, esta fue una batalla que duro del 30 de junio hasta el 5 de agosto.

5 DE AGOSTO 

El 5 de agosto los refuerzos de mando de Estrada Palma que venían avanzando hacia las Mercedes chocaron con la emboscada tendída por el capitán Eddy Suñol. El fuego de sus tanques destruyeron la bazuca y resulto muerto el artillero teniente Sergio Cordumí y heridos el combatiente Justo Satiesteban y el propio Suñol. Al destruir la emboscada, los tanques se abrieron paso y avanzaron hacia las posiciones del capitán Hubert Matos. En esta acción murieron los combatientes José Díaz “Pinin” y Ángel Díaz . “Nosotros los teníamos cercados. Mientras que Camilo y el Che con otras fuerzas habían puesto una emboscada de contención para que las tropas que estaban acantonadas en el Central Transpalma salieran a rescatar a las tropas cercadas en Las Mercedes. En un lugar llamado Cerro Pelado se produce un combate violento. El enemigo tenia artillería de campaña, tanques, aviones de combate. El 5 de agosto a las 10 de la mañana se produce el choque entre ambas fuerzas. En aquel combate cae muerto mi hermano Pinin. El grupo donde estaba mi hermano tenía como misión actuar de apoyo del Che. El jefe de Pinin ordena avanzar hacia donde había dos tanques los cuales comienzan a disparar con las ametralladoras 50. Las balas le destrozaron el brazo. Un compañero ante aquella situación exclamo Gallego te hirieron y el llego a decir no me mataron. Durante algunos minutos se mantuvo en vida, pidió que le sacaran una medalla que tenia colgada y que se la entregaran a mi madre. Enterado el Che de la muerte de Pinin manifestó su broca y dolor por lo sucedido. Como nos decían los “gallegos” de Almeida. Cuando mataron a mi hermano la primera noticia que circulo en la sierra era que habían matado al propio Almeida, ya que el rumor era que habían matado al “gallego” Almeida. Allí en aquel combate de Las Mercedes derrotamos la ofensiva enemiga y termina prácticamente la guerra en Sierra Maestra. Allí empieza la ofensiva nuestra.

DEL 6 AL 18 DE AGOSTO

Al terminar la ofensiva de verano las fuerzas al mando del Comandante Guillermo García Frías se dirigen a Santo Domingo con el objetivo de descansar, recibir atención médica y el avituallamiento que fuera posible. En la vanguardia de la columna estaba el pelotón del capitán Roberto Ramírez Delgado. Le seguía el de la comandancia al mando del teniente Lorenzo Frías y por último el de la retaguardia dirigido por Vilo Acuña que lo integraba Manolo Díaz. “En aquel momento al capitán Guillermo García lo hacen Comandante. En Santo Domingo nos quedamos unos días para recuperarnos. Desde allí nos marchamos para una zona llamada Palma del Perro, paramos al medio día, hacía un calor tremendo, descansamos y partimos para Palma Soriano pegado a Santiago de Cuba hacia la segunda fortaleza del enemigo. El Comandante Guillermo García me envía con el Capitán Vilo Acuña con un grupo de combatientes a poner una emboscada con las armas no automáticas. Después de mucho caminar, con un calor tremendo y con mucha sed llegamos al punto elegido. El grupo al que pertenecía comenzó a preparar la emboscada. Al terminar del calor que hacia me desnude y me tire en una hamaca para descansar. Fue cuando llego un mensajero con la orden de desmontar urgente la emboscada y regresar. Con el apuro de vestirme me olvide la canana, las granadas etc. Depuse de varias horas de caminar de regreso me di cuenta del olvido y se lo comento al Capitán Vilo. El me dice que lo mejor es que le informe al comandante Guillermo García que estaba bastante más adelantado que ellos en la columna. Con todo el cansancio y el calor a paso rápido tuvo que llegar hasta donde estaba el y comentarle lo que me había sucedido. Guillermo me miro fijamente y me dijo si te lo olvidaste vuélvelo a buscar. No tuve más remedio de iniciar nuevamente el regreso solo hasta aquel lugar que quedaba a varios kilómetros de caminos montañosos, donde el enemigo podía a aparecer en cualquier momento. A los pocos kilómetros me encontré con un campesino que iba a caballo un poco bebido. Le pedí que me acercara y así fue que me llevo hasta dos kilómetros de donde estaba el lugar donde había quedado la hamaca. Tome las preocupaciones necesarias para que el enemigo no me detectara y logre recuperar el armamento. El regreso me fue difícil ya que mis compañeros nos dejaron huella para yo poderme orientar. A pesar de todo después de llegar a un viejo cementerio logre reencontrarme con los míos. Ese día acampe y al otro salimos para un lugar llamado San Ramón de Guaninao, muy cerca de donde vivía mi familia en Santiago de Cuba.

1 DE SEPTIEMBRE

Durante esos días se desato un ciclón que provoco la crecida de los ríos aislando la retaguardia donde estaba “El Gallego” con del resto de la tropa.“Un día me mandaron con una escuadra de voluntarios hasta el pueblo de Contramaestre. En aquel lugar estaban apostados dos soldados asesinos que eran odiados por los campesinos de la zona, uno era el Sargento Benero y el otro el Cabo Cruz. Era un pueblo bastante grande, una especie de cabecera de municipio. Acampamos por la mañana, para descansar y prepara la entrada a la ciudad. Entramos de noche, con nuestra escuadra en la cual había varios vecinos de la ciudad en nuestra escuadra que nos orientaban en la acción que íbamos a desarrollar. El enemigo supo de inmediato de nuestra presencia. En el pueblo comenzó el rumor de que la ciudad había sido tomada por numerosos rebeldes. Ante esta noticia los militares del ejército se acantonaron, fracasando en nuestro intento de capturar a estos dos asesinos. Después de tres días de estar en la ciudad decidimos regresar. Con el objetivo de hacer un poco de ruido nos acercamos hasta un puesto de policía que quedaba cerca de la estación de trenes con la idea de descargar algunas ráfagas de balas y que en el pueblo tuviera cierta repercusión. No se trataba de matar a ningún policía. Nos trasladamos a hasta ese objetivo cuando desde una casa cercana desde el primer pis nos comienzan a disparar con una ametralladora. El ataque fue de sorpresa. No esta en nuestros calculo ese ataque y con compañero tuve que retirarme de forma desordenada y corriendo para sálvame la vida. Fue tal el esfuerzo que debido a las heridas que había sufrido me quede sin aire y a poco estuve de desmayarme y ser asesinado. Gracias a mi compañero Winchester que me ayudo a salir de aquella balacea tremenda. Luego regresamos hasta el campamento que quedaba en la parte norte de la carretera central. Pasamos por un campamento rebelde donde nos dijeron que tenían un tanque de combustible para el Comandante Almeida y que nos daría un Lan Robert para llevarlo. Cuando tuvimos que cruzar la carretera central donde constantemente pasaban las tropas de ejército. Antes de cruzar se baja Wuinchester para mirar para ambos lados de la carretera si había tropas enemigas. Nuestra sorpresa fue muy grande cuando nos percatamos que venia una columna motorizada del ejercito. El enemigo se percato de nuestra presencia y comenzó a disparar. El chofer de nuestro vehículo que no era guerrillero salto del Lan Rober y comenzó a correr. Yo intente salir por la puerta de adelante, con muchas dificultades por la cantidad de cosas que llevábamos. Logre tirarme al suelo y como pude, evitar ser alcanzado por las balas. Penetre en el matorral y empezamos a correr entre los arbustos, que disimulaban nuestra huida. Creo que fue el día que más corrí en mi vida. Así nos salvamos de ser apresados por el ejército. En el camino descasamos en la casa de una campesina que nos invito un café y como pudimos llegamos a San Ramón de Guaninao, donde estaba la comandancia de Guillermo García. A los pocos días llegaron mis padres, yo le había escrito que había muerto mi hermano. Les conté que sus compañeros habían rescatado su cadáver. Mis padres llegaron en un taxi hasta donde yo estaba. Fue muy emocionante. Nos abrazamos. Después les presente al Comandante Guillermo García y al capitán Vilo Acuña. Mi madre me deseo suerte como cuando me despidió el día que marche hacia la guerrilla. A los tres días el Comandante Guillermo se me acerco y me dijo – Gallego deja aquí el fusil, tú ya has combatido mucho, necesito abrir las escuelas en esta zona campesina. Entonces me puse a organizar las escuelas. Seleccione a soldados que no tuvieran armas o estudiantes para que me ayudaran, inclusive yo también di clases.

1 AL 15 DE OCTUBRE

En Ramón de Guaninao comenzó a funcionar de forma gratuita para sus habitantes una panadería y se empezó a utilizar una lechería. Se instaló también una zapatería. Fue creado un pequeño taller de costura. En un pueblito llamado Limoncitos se creó una escuela bajo la dirección de Manolo Díaz. También comenzó a funcionar un matadero y un pequeño hospital. El Comandante Guillermo García Frías nos relata la reorganización de la educación infantil en medio del combate: “Un poco antes de que concluyera septiembre, y de acuerdo con las condiciones existentes, las escuelas radicadas en el territorio reiniciaron sus actividades docentes. Hasta la segunda quincena de octubre estuvo Ileana Rodés al frente de esta tarea, pero a partir de entonces, la auditoria controlo la ubicación de los maestros y el desarrollo de la actividad en los distintos centros de enseñanza. Posteriormente el Gallego Díaz, dirigió el trabajo de fortificación y el suministro de las escuelas, así como la recontracción de las que lo requerían.”

13 de NOVIEMBRE

Se inicia la ofensiva final del ejército rebelde dirigida por el Comandante en Jefe Fidel castro

15 DE NOVIEMBRE

Comienza el cerco al cuartel de Dos Palmas por las fuerzas del Comandante Guillermo García Frías

23 DE NOVIEMBRE

Concluye con éxito el cerco al Cuartel Dos Palmas.

19 DE DICIEMBRE.

A las 6 de la mañana se inicia el Combate de San José del Retiro.

24 DE DICIEMBRE

Se inicia el cerco y hostigamiento al cuartel de Palma Soriano, donde se encuentra el escuadrón 14 de la Guardia Rural y la compañía 14 del Servicio de Vigilancia de Carretera.

27 DE DICIEMBRE

Culmina la batalla por la toma de Palma Soriano con la victoria rebelde. Se hicieron prisioneros más de doscientos cincuenta soldados enemigos y se ocuparon 357 armas.

28 DE DICIEMBRE

“Con la ofensiva de la guerrilla llegamos a cercar la ciudad de Santiago de Cuba. Yo llegue hasta el Cobre, donde Fidel se reunió con el general Eulogio Cantillo, del ejército de la tiranía, en el Central Oriente. Allí se acuerda las condiciones para la terminación de la guerra, que luego traicionara este general.

1 DE ENERO

Después de la batalla de Santa Clara, Batista huye del país. “El comandante Guillermo García recibe la orden del Fidel de dirigirse hacia el cuartel Moncada y recoger esa misma noche, los tanques y las tanquetas y luego trasladarlos al Cobre, donde debíamos concentrarnos hasta nuevas órdenes, En este lugar permanecemos hasta que recibimos la misión de avanzar hacia la ciudad de La Habana. Fidel mientras tanto habla al pueblo Cubano desde Palma Soriano, convocando a la huelga general, al grito de ¡revolución, sí; golpe militar, No¡ entramos por la noche en Santiago de Cuba. Desde algunos edificios nos disparaban francotiradores, que uno a uno íbamos neutralizando. Fidel resuelve iniciar la caravana de la victoria, encabezando las tropas rebeldes para entrar triunfante a La Habana. Salimos desde el Cobre para la Capital, con el Comandante Guillermo García. Yo conducía el Jeep donde viajaba Guillermo y dos compañeros más, que hacían de seguridad. Raúl Castro se quedo en Santiago de Cuba, como jefe de la Plaza. Mientras los demás frentes partimos para la capital. Mi hermano Francisco se queda también defendiendo Santiago de Cuba”.

4 DE ENERO

“Entramos en la ciudad de Cienfuegos, como en todas las ciudades recibíamos el clamor del pueblo. Fidel hablo ante una multitud entusiasta. Al lado Fidel siempre estaba Celia Sánchez, pendiente de todo lo que necesitara el Comandante”.

8 DE ENERO ENTRADA TRIUNFAL A LA HABANA

“En el largo recorrido Fidel hablaba en cada ciudad importante que llegaba, es por ello que entramos a La Habana, recién el día 8 de enero. Durante la caravana militar iba de avanzada el Comandante Almeida, por lo que fuimos los primeros en entrar a La Habana protegiendo la entrada de Fidel. Aquellos momentos fueron únicos en mi vida. Que emoción ver a cientos de miles de cubanos volcados a las calles de La Habana para darle la bienvenida al ejército revolucionario. La gente aplaudía, nos abrazaba, nos vitoreaban. Seguramente fue el día más emocionante de mi vida. Después de que Fidel se dirigiera a nuestras compatriotas nos trasladamos hasta el cuartel de Columbia para trasladarnos el día siguiente hasta el cuartel de Managua, donde quedó fijado nuestro lugar de residencia”. Cuando llegó a La Habana, Manuel fue nombrado Capitán ayudante, de un batallón de artillería. Luego Capitán Ejecutivo, hasta llegar a ser Jefe del Batallón de Artillería. “Pensé que después de participar de la revolución pasaría a desarrolla una vida normal, en esos momentos era mi intención casarme. Por aquel entonces tenía una novia que había dejado en Santiago de Cuba. Hasta que un día llega a mi casa un jeep con la orden de que fuera con ellos hasta el Cuartel de Columbia, donde Fidel quería hablar conmigo. Durante los minutos que duro el recorrido, pensé que podía ser posible que me enviaran a algún país limítrofe a desarrollar alguna tarea internacionalista. Al llegar ante el Comandante, después de saludarme me dijo que preparara mis cosas y mi documentación y que tenía como misión ir a Checoslovaquia a estudiar la carrera militar. Yo sorprendió le dije. Comandante yo tenía previsto casarme dentro de unos meses. Y él me contesto cásate en un par de días y arregla tu traslado urgente. Con mi hermano Francisco nos marchamos en 1960 para Checoslovaquia.” Al regresar es nombrado Jefe de I Brigada de Artillería de Campaña. En 1963 durante la crisis de los misiles es nombrado Comandante. En diciembre de 1975 cuando se realiza el Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba fue elegido miembro de su Comité Central. Fue responsable de economía del Comité Central y segundo responsable político del Partido Comunista de La Habana.

INTERNACIONALISTA EN ANGOLA



En diciembre de 1956 el Partido Comunista Angoleño (Partido Comunista Angolano, PCA 1955) se fusiona con el Partido de la Lucha Unida de los Africanos de Angola (Partido da Luta Unida dos Africanos de Angola, PLUA 1953) con Viriato da Cruz, Presidente del PCA como Secretario General. Posteriormente otros movimientos se unen como el Movimiento por la Independencia Nacional de Angola (MINA) y el Frente Democrático para la Liberación de Angola (FDLA) para fundar el Movimiento Popular de Liberación de Angola. Aun antes del traspaso formal del gobierno por parte de los portugueses (fijado para el 11 de noviembre de 1975), una guerra civil estalló entre el MPLA, y UNITA y el FNLA apoyados por una invasión sudafricana (9 de agosto 1975). El gobierno cubano desde aquel momento colabora con asesores militares, técnicos hasta que la invasión sudafricana y la internacionalización del conflicto la llevan a enviar tropas especiales de combate. Entre 1979 y 1982 se multiplican las violaciones sudafricanas del espacio aéreo angoleño. Nuevamente se combate contra los invasores. En Cangamba, al sureste del país, las FAPLA con 82 asesores cubanos, a los que se sumaron posteriormente otros 100, en agosto de 1983, resisten ocho días el cerco y asalto de fuerzas superiores del enemigo que son derrotadas y tienen que desistir de atacar Luena, capital provincial de Moxico, donde la UNITA pretendía proclamar la República Negra del Sur de Angola. “Durante la participación internacionalista de Cuba en Angola, contra la intervención del aparther sudafricano, en los países recién independizados, el gobierno me envía a este país para cumplir una misión militar. Llegue en 1982, el objetivo era reforzar las fuerzas militares del MPLA, que gobernaban aquella joven republica. Al llegar me nombraron Jefe Región Militar en Moxico cuya capital es Luena. En un momento de la guerra llegue a dirigir 12 brigadas. En los dos años que estuve participe en más de 100 combates contra el enemigo, todas victoriosas para la causa angoleña. La mayoría eran pequeños combates que duraban poco tiempo, aunque en una oportunidad estuvimos a punto de caer en una emboscada. Gracias al valor y la preparación de nuestra tropa, pudimos aniquilar a los agresores y hoy puedo contarte esta historia”. Por su participación como internacionalista fue condecorado con la Medalla al Valor “Antonio Macedo”. Manuel en la actualidad es Coronel Retirado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, pertenece al Partido Comunista, es integrante de la organización de Ex Combatientes de la Revolución y miembro de la Sociedad Artística Gallega de la Habana. Faustino falleció en el 2007.

http://kaosenlared.net/cronicas-de-la-revolucion-cubana-manuel-diaz/

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