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19 abril 2017

En huelga de hambre cientos de prisioneros palestinos en Israel



The Guardian

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández


Cientos de presos palestinos en las cárceles israelíes han iniciado una huelga de hambre por las condiciones en que transcurre su cautiverio, esperándose que en días sucesivos aumente la cifra de huelguistas y se convierta en una de las mayores protestas de los últimos años.

Dirigidos por el destacado líder de Fatah Marwan Barghuti, que se halla también preso y al que algunos valoran como potencial sucesor del presidente palestino Mahmud Abas, 700 prisioneros se unieron a la huelga en los momentos iniciales del pasado domingo por la tarde.

En la protesta participan miembros de Fatah, Hamas y la Yihad Islámica.

Se considera que la huelga, planeada desde hace bastante tiempo, cuenta con amplios apoyos políticos, sobre todo si se tiene en cuenta que este año se cumple el 50º aniversario de la ocupación por Israel de los territorios palestinos capturados en 1967 durante la Guerra de los Seis Días. El primer ministro palestino, Rami Hamdallah, así como dirigentes de Hamas en Gaza, han anunciado su respaldo.

El Consejo Nacional Palestino, el órgano legislativo de la Organización para la Liberación de Palestina, también manifestó el domingo su apoyo a la huelga.

En un comunicado difundido por Hamas, el grupo expresó: “Advertimos al Servicio de Prisiones de Israel que se abstenga de causar daño alguno a los huelguistas. Cualquier dilación a la hora de responder a sus justas demandas conseguirá que la situación en el interior de todas las cárceles se vuelva explosiva. Todos los prisioneros se unirán frente a quienes traten de lastimarlos y atentar contra su dignidad”.

Se espera que el número de presos palestinos en huelga de hambre en las cárceles israelíes alcance la cifra de 2.000.

La huelga de hambre se anunció para que coincidiera con el Día de los Presos Palestinos, celebrada ayer lunes 17 de abril.

Las demandas de los presos incluyen la mejora de los derechos de visita de los familiares y facilitar el acceso telefónico.

Los derechos de visita son motivo de especial preocupación. Aunque el Servicio de Prisiones de Israel estipula que todos los presos tienen derecho a recibir visita de sus familiares cada dos semanas, la realidad es que los palestinos de los territorios ocupados tienen que solicitar primero permiso para poder entrar en Israel, permisos que se les niega con mucha frecuencia.

El anuncio de la huelga se inició en la prisión de Hadarim, donde Barghuti está cumpliendo la sentencia dictada por un tribunal israelí tras ser acusado de cometer cinco asesinatos.

Tanto los israelíes como algunos miembros de su propio partido Fatah consideran que Barghuti tiene un papel clave que desempeñar frente a los esfuerzos de un envejecido Abbas para centralizar el poder en torno a sí mismo y un reducido círculo de cómplices.

En un artículo escrito desde la prisión para el New York Times, publicado el lunes 17, Barghuti dijo que la huelga de hambre era “la forma más pacífica de resistencia de que disponían”.

“Décadas de experiencia han demostrado que el inhumano sistema de la ocupación colonial y militar tiene como objetivo romper el espíritu de los prisioneros y de la nación a la que pertenecen, infligiendo sufrimiento en sus cuerpos, separándoles de sus familias y comunidades, utilizando medidas humillantes para conseguir subyugarlos”, escribió.

Una huelga de hambre a gran escala –sobre todo en el año que marca el 50º aniversario de la ocupación y el centenario de la Declaración Balfour, que los palestinos consideran extremadamente trascendente- tiene potencial para aumentar de nuevo las tensiones, tensiones que sólo recientemente se han suavizado algo tras la guerra de 2014 contra Gaza y la oleada de ataques palestinos de los últimos meses.

El ministro de Seguridad, Gilad Erdan, mantuvo reuniones con los funcionarios de seguridad del servicio de prisiones, el ejército y el servicio de la seguridad interna Shin Bet, dejando ver la preocupación israelí.

En un comunicado emitido por Erdan, el ministro acusó a Barghuti de utilizar la huelga de hambre para objetivos políticos internos palestinos. “La huelga dirigida por Barghuti está motivada por la política interna palestina y por ello incluye exigencias irracionales respecto a las condiciones en las cárceles”, dijo. “He dado instrucciones al servicio de prisiones para que en todo momento actúe conteniendo la huelga dentro de los muros de las prisiones, y a la policía israelí para que prepare y proporcione cualquier ayuda que necesite el servicio de prisiones en el escenario que posiblemente va a desarrollarse”.

Barghuti está cumpliendo cinco penas de cadena perpetua después de que un tribunal israelí le condenara de dirigir ataques letales durante la II Intifada, en un juicio en el que se negó a defenderse sosteniendo que el tribunal era ilegítimo. En 2004, fue condenado a 40 años de cárcel.

Un informe publicado por Amnistía Internacional la pasada semana contenía una serie de entrevistas con familiares de los prisioneros en las que estos se quejaban de las dificultades que tienen que enfrentar para poder ver a sus seres queridos. Algunos de ellos alegaron que llevaban muchos años sin que les dejaran visitarlos.

En ese informe se citaba también el caso de “Ahmed” (nombre cambiado para proteger su identidad), un joven de 32 años, al que se retiene en detención administrativa en la prisión de Ketziot, en el desierto del Negev. Ahmed declaró que sólo había recibido una visita de su familia a pesar de haber estado a lo largo de cinco años y medio en prisiones israelíes, entre 2005 y 2017. Dijo a Amnistía que se iba a unir a la huelga de hambre con la esperanza de presionar a las autoridades para que permitan que su madre, de 70 años de edad, a la que se le ha negado repetidamente el permiso para visitarle, pueda por fin hacerlo. Expresó asimismo que le habían arrestado en un total de siete ocasiones. Su orden de detención administrativa será revisada el 29 de julio próximo.

“Sólo he tenido una visita de mi familia durante el tiempo que he estado en la cárcel. En 2006, mi padre y mi madre pudieron visitarme porque mi padre estaba enfermo. Tenía entonces 75 años, fue la última vez que le vi. Murió mientras estaba en prisión”, dijo.

Peter Beaumont es corresponsal de The Guardian en Jerusalén. Ha informado ampliamente desde zonas de conflicto (África, los Balcanes y Oriente Medio) y sobre cuestiones relativas a los derechos humanos y al impacto de los conflictos en los civiles. Ganó el Premio George Orwell por sus informes desde Iraq. Es autor del libro: The Secret Life of War: Journeys Through Modern Conflict


Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y a Rebelión.org como fuente de la misma.


https://www.rebelion.org/noticia.php?id=225572


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