Entrevista a Datxu Peris, activista juzgada por sus comentarios en Facebook tras la muerte de un torero
“A Datxu se la lleva a juicio por considerar que un toro es un sujeto de derechos”. La frase figura en el manifiesto de apoyo a Datxu Peris y en defensa de la libertad de expresión. La activista en el movimiento animalista y feminista, y concejal del Ayuntamiento de Catarroja -municipio de 27.700 habitantes en la provincia de Valencia- fue juzgada el pasado 24 de octubre por los comentarios realizados en las redes sociales tras la muerte del torero segoviano Víctor Barrio, el 9 de julio de 2016, en la Plaza de Toros de Teruel. La Fundación Toro de Lidia, que representa a la familia de Barrio, ha solicitado una indemnización de 7.000 euros por presunta vulneración del derecho al honor.
Una veintena de activistas se desplazaron para apoyar a Peris hasta el municipio de Sepúlveda (Segovia), donde se celebró el juicio. Se trasladaron en un autobús fletado por la plataforma Iniciativa Animalista, con el respaldo de la Asamblea Antirrepresiva El Micalet. Licenciada en Filosofía de 33 años, Datxu Peris es labradora ecológica, participa en el casal popular El Ravatxol y en el colectivo feminista La Bacora, ambos con ámbito de actuación en Catarroja. También en “El Rebrot de la Vida”, refugio de animales que además promueve campañas animalistas y de concienciación. Surgió al calor del 15-M, promovido por activistas “indignados”. Como iniciativa paralela se desarrolla el huerto ecológico “El rebrot de l’horta”. De este modo se define esta militante en su cuenta de twitter: “Vegana i ecofeminista. Contra la dominació i l’explotació: alliberació”.
-Muchos de los titulares publicados con motivo de tu juicio podrían resumirse en el siguiente: “La concejal Datxu Peris no se arrepiente de frivolizar en la red con la muerte del torero Víctor Barrio”. ¿Qué opinas del tratamiento mediático?
Han sido informaciones muy tendenciosas y morbosas. Cuando los periodistas me preguntan si me arrepiento, ya tienen el titular escrito. Ellos ponen en mi boca la palabra “arrepentimiento”, cuando para emitir una opinión sobre el juicio yo nunca hubiera utilizado este concepto.
-Al cumplirse dos años desde la entrada en vigor en julio de 2015 de la Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana (“Ley Mordaza”), el Ministerio del Interior reconocía que las fuerzas de seguridad del Estado habían impuesto un total de 285.919 multas por valor de más de 131 millones de euros, según informó el diario Público. ¿Consideras que tu caso se incluye en este apartado?
La demanda parte de una acusación particular, por parte de la Fundación Toro de Lidia (FTL), y no de la Fiscalía, pero la realidad es que el fiscal se ha puesto de su lado. Creo que sí, se trata de un ejemplo de represión y violación del derecho a la libertad de expresión. Al igual que no se puede “tocar” a la iglesia, a los borbones o a la policía, la tauromaquia es un símbolo de lo que representa la España más “tradicional”. Sin embargo, no me parece que tengamos que ir con especial cuidado, porque es lo que ellos quieren. Hemos de reivindicar nuestro derecho a expresarnos, pero sí, la libertad de expresión está en España muy perseguida.
-¿Cuál es tu opinión sobre la “fiesta” de los toros y sobre los “diestros” o “matadores”?
Yo estoy en contra de la tauromaquia, y de cualquier tipo de explotación (a humanos y no humanos). La tauromaquia se presenta siempre como una excepción a la idea de maltrato animal; de hecho, cualquier ley en materia de protección o bienestar a los animales, establece que a estos no se les puede hacer determinadas cosas, salvo si se trata de los toros y durante las fiestas. Argumentan que como por tradición se ha actuado siempre así, vamos a dejar que se les continúe maltratando. En cuanto a los toreros, me parecen asesinos (en un sentido ideológico), ya lo dije y lo continúo pensando.
-¿Se han producido interpretaciones torcidas o interesadas de tus comentarios en Facebook, en julio de 2016, sobre la muerte del torero Víctor Barrio? Hacías el siguiente razonamiento en las redes sociales: “Ahora los opresores han tenido una baja, una víctima más, un peón de su sistema, y me pregunto, como muchos, cuántas bajas más de este equipo harán falta para que gobiernos centrales, autonómicos, diputaciones y ayuntamientos dejen de subvencionar estas prácticas con olor a sadismo”.
No creo que se hayan producido malas interpretaciones. La fundación que me demanda es consciente de lo que quise decir, pero se ha intentado que en la opinión pública cunda otra idea. En los periódicos se refieren a mí como persona que se ha alegrado por la muerte del torero, ha celebrado su fallecimiento y lo considera positivo. Pero no hablan de aquello que se está juzgando. No dije en ningún caso que el torero fuera un asesino en el sentido que figura en el Código Penal, yo no lo califiqué así; los animalistas y la gente que estamos en contra de cualquier explotación –también la animal- y mucho más en contra de convertir la tortura en espectáculo, utilizamos el término “asesino” en un sentido ideológico, no en la forma en que aparece tipificado en el código. Además, si una recurre al diccionario de la Real Academia Española o a otro en catalán (porque escribí el comentario en valenciano), observará que a los toreros se les define como a personas, pero un animalista considera que personas no son sólo los humanos, sino cualquier ser con personalidad, como los animales. En las redes sociales escribí las siguientes palabras: “No lo siento por el asesino que ha muerto ahora más que por todos los cadáveres que ha dejado a su paso mientras ha vivido”. Ésta es la cuestión por la que se me está juzgando.
-¿Tiene algo que ver la demanda con tu cargo de concejal en el Ayuntamiento de Catarroja? ¿Consideras que ha habido razones políticas de fondo?
Cuando las informaciones comenzaron a aparecer en la prensa, fue porque alguien del interior del ayuntamiento lo empezó a filtrar a los periódicos. Esto lo tengo claro porque así me lo dijeron los periodistas. Entonces se empezó a hablar de “Una concejal de Podemos…” Cuando yo nunca he estado en Podemos, ni me he alegrado nunca de la muerte de una persona o de un animal.
-En las elecciones municipales de mayo de 2015 fuiste concejal electa por “Guanyar Catarroja”; actualmente eres una de los tres ediles no adscritos en el consistorio, regido por un bipartito que integran el Compromís y el PSOE. ¿En qué tareas te has implicado sin que los medios informativos hayan puesto el foco?
Actualmente como “no adscritos” podemos hacer muy poco. Por ejemplo, los movimientos sociales han elaborado un manifiesto y presentado mociones a los ayuntamientos en las que se condena la violencia fascista ocurrida el pasado nueve de octubre en Valencia. Se nos presentó la moción, y, como “no adscritos” la trasladamos a los partidos. Cuando organizaciones feministas promovieron encierros en los consistorios el 19-J para pedir -en los presupuestos generales- más recursos contra la violencia machista, también hicimos llegar la iniciativa al ayuntamiento. Por otro lado desempeñé durante cuatro meses la concejalía de protección animal, sanidad y agricultura, en la que comencé a desarrollar el proyecto Coger, Esterilizar y Soltar (CES), que consistía en recoger a los gatos de la calle, esterilizarlos y llevarlos a una colonia controlada; allí la gente les podría alimentar. La idea era expedir un carné para la gente e incluso impartirles antes un cursillo. Me dio tiempo a empezar con la iniciativa, que ahora se está más o menos manteniendo.
-Formas parte del colectivo Salvem Catarroja, que ha batallado durante años contra el proyecto urbanístico Nou Mil.leni. En febrero de 2008 la Generalitat Valenciana autorizó este macroplan, que consistía en urbanizar 1,7 millones de metros cuadrados de suelo para la construcción de 14.300 viviendas nuevas, cuatro torres de 25 alturas, un centro comercial y zonas verdes, lo que podría duplicar la población del municipio. Estos días has participado en un acto que recordaba lo ocurrido en la Alquería del Mestre…
Sí, y tiene relación con el proyecto Nou Mil.leni. Se trata de una alquería del siglo XVIII ubicada en plena huerta. En octubre de 2007 el alcalde mandó a una excavadora de una empresa de derribos a que, por la noche, destruyera la alquería. Pero ese día llovió con abundancia, de manera que la edificación se hundió en el barro y la máquina no pudo terminar su tarea. A las siete de la mañana vi la situación. Activistas de Salvem Catarroja y algunos vecinos realizamos una acampada para exigir la rehabilitación y una investigación sobre lo ocurrido. Allí estuvimos seis meses, hasta que la policía nos echó. Con el tiempo la cosa se ha ido calmando, y el macroproyecto parece que ha quedado en el olvido.
-El pasado 23 de octubre participaste asimismo en unas jornadas, en las que hablaste sobre feminismo y veganismo. ¿Cómo entiendes estas militancias?
Soy activista tanto a favor de los derechos de los animales como del feminismo. Creo que, en ambos casos, se trata de una lucha de liberación contra el patriarcado. Éste considera que el hombre blanco, de clase alta y heterosexual se halla en la cima, mientras que en la parte más baja se sitúan los animales. En la zona media de la pirámide están los hombres que no son blancos, ni “heteros”, ni ricos, así como las mujeres. Además, la manera en la que el patriarcado trata a las mujeres y los animales responde a cánones similares de dominación y explotación. A unas con el fin de parir y limpiarles la casa; y a los animales para que les faciliten alimentos. En cuanto a las hembras de los animales no humanos, se les ha explotado –además de por lo mismo que a los machos- para poner huevos y que les den su leche.
-Por último, ¿cómo valoras la declaración de independencia del Parlamento de Cataluña y la reacción del Estado español con la aplicación del artículo 155 de la Constitución?
Desde el primer momento me he definido como partidaria del derecho a decidir, al margen de que sea o no independentista. Por otro lado, me siento más identificada con la gente de la CUP que con el presidente Puigdemont. En éste y en Rajoy hay un sesgo de clase. Pero con la CUP me identifico más por cuestiones como el anticapitalismo, que por el independentismo. ¿La reacción del Estado español? Desmesurada, violenta, fascista… Y creo que me quedo corta.
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