Por Frida Guerrera Villalvazo
La petición es muy clara y real, ayude a estos padres, que buscan no solo encontrar justicia para Mariana Joselyn, si no protegernos, a usted, a mí, a nuestras jóvenes y niñas que pueden estar ya, bajo la mirada de este miserable ser.
El tiempo barre con todo y las costumbres. Así, de cambio en cambio, paso a paso, van perdiendo las sociedades la cohesión, la identidad, quedan hechas unas colchas deshilachadas
Fernando Vallejo
Escritor Colombiano
El pasado 2 de noviembre, fue un día desolado, lleno de dolor para la familia de Mariana Joselyn; cada año desde hace 18 años, Sayra, Orlando, Mariana y su hermano, se disfrazaban, salían a pedir calaverita, sonreían, disfrutaban, se amaban, este dos de noviembre Sayra y su familia, la pasaron en el panteón, “¿por qué ahora tengo que estar aquí, con mi hija enterrada, por la decisión de un nadie”? recrimina Sayra.
Mariana Joselyn era la hija mayor de una pareja muy joven Orlando y Sayra, planearon su llegada, la esperaron con amor, emoción, Joss (como le decían de cariño), nació a los 8 meses de gestación, era muy chiquita, me relata su mamá, peso un poco más de un kilo, 30 centímetros era su tamaño, estuvo un mes y medio en el hospital, “cuando la iba a ver me apretaba fuerte la mano, tenía mucha fuerza, siempre fue una guerrera.
Nació el 24 de noviembre de 1998, tenía 18 años, su hermano llegó unos años después, entonces ya eran el número ideal cuatro, así les hacía saber Sayra esta familia joven eran perfectos porque eran cuatro y salían juntos a todos lados, Mariana fue una niña y adolescente que era muy frágil de salud, a los seis años le diagnosticaron epilepsia, (crisis de ausencia) al ser tratada oportunamente superó el diagnostico, sin embargo, a los 11 años le volvieron las crisis, por lo cual estaba médica, funcionando, estudiaba en el COBAEM 10 en Villas de Ecatepec, la preparatoria porque quería estudiar y ser veterinaria, porque además de cantar y bailar bachata, una de sus grandes pasiones eran los animales.
La vida era perfecta; la gente los veía como una gran familia, una linda familia y lo eran; Sayra me narra, lo cuidada que era Mariana por ellos, “creo que hasta sobreprotectores éramos, no salía a fiestas por el tema de su salud fue solo a dos yo la llevé y fui por ella la última fue cuando iba a la secundaria, era una niña muy inocente, aunque tenía 18 años era demasiado noble, sonreía mucho, era un ser que se sabía amada, jugaba mucho con su hermano menor, toda ella era tierna”
El 27 de julio de 2017; hacía las nueve treinta de la mañana, a la hora de desayunar Sayra le pidió a Mariana que fuera a la tienda a comprar huevo y jamón, Mariana salió en pijama la tienda a unos metros de su casa, Sayra al notar que se tardaba salió a buscarla después de 15 minutos, “al momento de salir a averiguar qué había pasado un escalofrío me recorrió el cuerpo, fue como si sintiera algo, me dirigí a la tienda a preguntar y me dicen que sí llego a hacer las compras que le había pedido, cuando el locatario de la tienda me confirma se me heló la sangre, algo no estaba bien, pregunte a la señora de la tortillería, a los locatarios de enfrente, nadie más la vio” detalla Sayra, desesperada la madre se comunica con Orlando, su esposo y padre de Mariana, le hace saber la situación, llamaron a las autoridades, vecinos, familia, y amigos iniciaron la búsqueda inmediata, en lo que Sayra se trasladó a poner la denuncia por desaparición, sus vecinos y familia siguieron buscando, llegó la noche, y no regresó. Para llegar a la tienda dos locales antes se encontraba la carnicería “CarniCasa”, donde Sayra compraba la carne, una tortillería, recorrieron una y mil veces los mismos pasos que Mariana, fuera de los locales fueron pegadas cartulinas con su foto para dar con su paradero; la desesperación atrapaba a la familia, Sayra se sentía desfallecer, que las fuerzas menguaban, la esperanza se apagaba.
El 28 de julio, Sayra ve a una patrulla fuera de la carnicería, se acerca a preguntar a una oficial de policía si saben algo de su hija, a lo que la oficial responde que no que ellos iban a otra cosa, se empezó a soltar el rumor de que dentro de la carnicería había dos cuerpos. Sayra ya no se movió del lugar eran aproximadamente las ocho treinta de la mañana, al salir los oficiales de la carnicería le hicieron saber a Sayra que se encontraba una persona y que coincidía con las características físicas de Mariana; el mundo se derrumbó, se cimbró, se detuvo.
El caso de Mariana dio la vuelta al mundo; el terror, el horror, se apoderaba de cada habitante de Ecatepec de Morelos, considerado el quinto municipio más violento del país y el más peligroso del Estado de México, la indignación crecía en aquellos que conocieron y no a Mariana Joselyn, y en quienes no la conocimos, la imagen de una joven viva nos puso otra vez de frente la inseguridad, la perversión, la realidad de que en este país asesinar mujeres es una de las cosas más sencillas, porque no se investiga, porque las autoridades si no ven escándalo en los medios dejan pasar por alto el trato que deberían darle a cada caso, a cada mujer asesinada.
Paradójicamente, aunque el rostro de Mariana fue visto por muchos después del atroz y deleznable hecho, los meses han pasado, la vertiginosidad de los sucesos de terror que vivimos a diario ha hecho que nos convirtamos en zombies.
Hace unos días estuve con los padres de Mariana Joselyn, Sayra y Orlando, una joven pareja igual de destrozada que cada una de las familias que he tenido frente a mí, Sayra llena de culpas, por haber mandado a la tienda a su hija, porque un enfermo la estaba cazando, acechando como la presa que él veía, que sin contemplaciones la obligó a entrar a ese frío lugar y la violó, la asesinó, escuchando sin importarle la desesperada búsqueda que se llevaba a cabo fuera del lugar, tal vez mirando por la ventana a Sayra, a los vecinos, buscando a Mariana, que solo salió a la tienda.
Juan de la Cruz Quintero Martínez de 28 años, es el principal sospechoso del feminicidio de Mariana, la Fiscalía del Estado de México, ofrece quinientos mil pesos para quien de datos reales de su paradero.
Mariana y Orlando no habían querido hablar con los medios de comunicación para no entorpecer las investigaciones, tomaron la decisión de hacerlo para hacer un llamado a la sociedad aquella que se horrorizó con el caso de su hija, pidiendo ir más allá de los encabezados de la prensa, del momento.
Orlando refiriéndose a “esto” porque no es “nadie”, porque es un “nada”, que decidió asesinar a una buena niña, alguien que recién ellos estaban formando como una buena persona, sea capturado.
“Ayúdenos, me siento culpable por ser parte de esta sociedad, porque no nos preocupamos, no decimos hola buenos días, buenas tardes, no sabemos con quienes convivimos, caminamos por la calle, sin fijarnos, sin observar, sin ayudar, sin colaborar, esa es la parte de la que me siento culpable, salimos a la calle y no nos interesa lo que vemos a nuestro alrededor, esa es mi culpa ser parte de esta sociedad, que vamos por la calle preocupándonos por nosotros, por cuanto ganamos, porqué tenemos, por lo que no tenemos, en vez de mirarnos como personas, esa es mi culpa, seamos diferentes como sociedad, volteemos a vernos”
Orlando con la voz quebrada le pide a la sociedad entera ayuda; “esto no es nadie, ayúdenos a encontrarlo, volteen a ver, alcen la cara, miren a su alrededor, seguramente puede estar a su lado y ustedes no saben, porque no sabemos quién está cerca nuestro, precisamente porque nos ensimismamos en un círculo social y de ahí no salimos, volteemos, cambiemos esta sociedad que somos para que no pasen estas cosas, aquellos crímenes que no se resuelven por ende vuelven a repetirse, no dejemos que pase otra vez”
La petición es muy clara y real, ayude a estos padres, que buscan no solo encontrar justicia para Mariana Joselyn, si no protegernos, a usted, a mí, a nuestras jóvenes y niñas que pueden estar ya, bajo la mirada de este miserable ser.
Quieres contar una historia de feminicidio, desaparición, o intento de feminicidio búscame, ayúdame a visualizarlas.
@FridaGuerrera
http://kaosenlared.net/mexico-mariana-joselyn-feminicidio-cambiar-la-sociedad/
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