Javier Milei ganó las elecciones presidenciales de Argentina luego de haberse convertido, de manera repentina, en uno de los principales líderes de la ultraderecha a nivel internacional y a pesar de los incesantes escándalos que tuvo su campaña.
El economista de 53 años logró alcanzar la presidencia en tiempo récord, ya que inició su carrera política hace solo dos años, cuando se postuló por primera vez a un cargo de elección popular y obtuvo una diputación.
Antes, era apenas un personaje mediático de abundante cabellera y estilo desenfadado que los medios aprovechaban ya que, con sus gritos, insultos y agresiones garantizaba 'rating'.
El hartazgo político de la ciudadanía fue su principal aliado. Después del Gobierno de derecha que encabezó Mauricio Macri (2015-2019), que dejó un saldo de pobreza, inflación y deuda récord, y que se agravó durante la presidencia del peronista Alberto Fernández (2019-2023), la sociedad optó por un cambio radical, por un político sin trayectoria, sin equipos y con un programa de gestión que desató controversias internacionales.
Así, la mayoría de los votantes optó por Milei, un personaje disruptivo que ha ofrecido iniciativas como vender órganos, destruir el Banco Central, dolarizar la economía, privatizar la salud y la educación o liberar la venta de armas.
Los escándalos fueron incesantes, ya que el hoy presidente electo no dudaba en agredir verbalmente a políticos, empresarios, periodistas, defensores de derechos humanos, feministas, a todo aquel que no estuviera de acuerdo con sus postulados.
Con una motosierra que simbolizaba su promesa de un drástico recorte del gasto público, Milei protagonizó una campaña en la que habilitó los discursos de violencia que se replicaron en las redes, los medios tradicionales y las calles.
Ya en la recta final, obtuvo el apoyo de Macri, a quien había calificado como "mafioso".
Místico y carismático
En agosto pasado, Milei se convirtió en la gran sorpresa de las elecciones primarias, al obtener el primer lugar con el 30 % de los votos y erigirse así, en tiempo récord, como uno de los líderes políticos más importantes de la región y emblema de la ultraderecha a nivel mundial.
El inesperado caudal de apoyo generó un shock en la clase política y en la sociedad, ya que modificó por completo el panorama político al terminar el añejo bipartidismo que había imperado históricamente.
Argentina entró así a una nueva y desconocida era de tripartidismo representada por Milei, postulado por su partido La Libertad Avanza; y sus principales rivales: Sergio Massa, de la coalición peronista Unión por la Patria; y Patricia Bullrich, de la alianza conservadora Juntos por el Cambio.
Este liderazgo era impensado por parte de un hombre que hace tres años solo era considerado como un popular personaje mediático. Nadie esperaba que tuviera una carrera política seria, mucho menos que ganara alguna elección.
Pero, contra todos los pronósticos, Milei ganó en 2021 su primer cargo de elección popular, asumió como diputado nacional, y de a poco, sin que ninguna encuesta o estudio lo anticipara, fue desplazando en intención de voto a las coaliciones que predominaron en la política argentina durante las últimas dos décadas.
Nada horadó su paulatino fortalecimiento. Ni su declarado misticismo, que lo hace estar convencido de que Dios le dio la misión divina de gobernar Argentina. Ni el opaco financiamiento de su partido y de su campaña. Ni su polémica relación con Conan, el perro que quería tanto y que mandó clonar.
¿Quién es?
Milei comenzó a destacar hace cuatro años como un economista mediático que se definía "anarco-capitalista" y "liberal". A fuerza de descontrol, amenazas e insultos contra periodistas y la clase política tradicional (a la que bautizó como "la casta"), fue ganando cada vez más votantes en un país con una inflación que supera el 100 % y en el que la pobreza ha aumentado en los últimos años.
Gran parte de su popularidad se debe, también, a un innegable carisma que tuvo una especial llegada con varones adolescentes y veinteañeros, que siempre han vivido en democracia, y para quienes la última dictadura militar (1976-1983) es solo historia. Muchos de ellos se sintieron atacados injustamente por las luchas feministas que en tuvieron acelerados avances en los últimos años en el país suramericano.
Cuando Milei comenzó a transitar la fama, quedó en claro que nunca había tenido pareja, ni hijos, ni quería tenerlos. Tampoco amigos, ya que con las escasas personas con las que algún día sostuvo algún tipo de relación personal, terminó peleado. Recién durante la campaña, presentó a la imitadora Fátima Florez como su novia.
Milei no se habló con su padre y su madre durante más de una década. No podía olvidar ni perdonar las palizas, golpes, humillaciones y maltratos que recibió de niño. Retomó la relación con sus "progenitores", como él mismo los llama, hace un par de años.
Así, su único asidero emocional son su hermana Karina, quien además es su asesora más importante, la que maneja las finanzas del partido; y, sobre todo, a su perro Conan, clonado tras su fallecimiento. Como resultado, hoy tiene a otros seis perros que son lo más importante de su vida, a quienes suele dedicarles el cierre de sus actos.
No son solo una compañía, ya que, gracias a la intervención de parasicólogos, brujos y telépatas, Milei les pide a sus perros consejos sobre su estrategia de campaña, además de que le ayudan a saber qué va a pasar en el futuro y a realizar análisis políticos y económicos. En algunos casos, también se "comunica" con humanos muertos, sobre todo economistas y filósofos.
Pero jamás olvidó a Conan. Incluso contrató a médiums para hablar con su perro muerto y cree que es él quien le permite estar en contacto directo con Dios. "Yo vi tres veces la resurrección de Cristo, pero no lo puedo contar", ha dicho el propio Milei, según cuenta el periodista Juan Luis González en la biografía 'El Loco. La vida desconocida de Javier Milei y su irrupción en la política argentina'.
Cambios
La visión mística de Milei se combina con cuestiones más terrenales. En concreto, el millonario financiamiento que ha recibido y que es controlado por completo por su hermana.
El año pasado, el papel de Karina Milei comenzó a ser cada vez más cuestionado luego de que estallaran denuncias de que La Libertad Avanza vendía las candidaturas hasta en 50.000 dólares. El escándalo creció y hoy ya hay más casos e investigaciones penales en curso.
Una de las promesas más populares de Milei es la de terminar con "la casta", como él mismo define a la clase política privilegiada y corrupta. Sin embargo, en sus negociaciones políticas terminó aliándose con personajes que representan todo eso que supuestamente defenestraba, sobre todo en las provincias.
El corolario de esa transformación fue el pacto que selló con su exrival Patricial Bullrich y el expresidente Mauricio Macri, después de las elecciones generales del 22 de octubre, en las que él y Massa pasaron a la segunda vuelta.
Desde entonces, trató de cambiar su imagen. Guardó la motosierra, se mostró moderado, bajó el tono de voz y de los insultos y siguió prometiendo que él era el cambio y sacaría a Argentina de "la decadencia". La mayoría de los electores le creyó.
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