«Nos vamos a encontrar con una sociedad mucho más pobre, a la que no se puede reprimir indiscriminadamente. Represión sin compasión es una de las formas de la dictadura». «Si a la violencia ilegítima de las calles se le agrega la represión indiscriminada para construir el orden terminamos en un juzgamiento por delitos de lesa humanidad cometidos por el Estado, donde va a ser juzgado hasta el presidente».
(Elisa Carrió, jefa de la Coalición Cívica, exintegrante de “Juntos por el Cambio”. Mensaje dirigido a Mauricio Macri el 8 de agosto de 2023)
El terremoto (o cualquiera de las herramientas del apocalipsis que se desee usar como metáfora) electoral del domingo 19 de noviembre pasado, ya provocó toneladas de explicaciones en las filas de los “análisis con perspectiva nacional”. Se usaron todo tipo de figuras para tratar de describir lo malo sucedido una vez que la ciudadanía (¡por 3 millones de votos de diferencia!) decidió entregarle la administración del Estado a quien quiere serrucharlo, aniquilarlo, desaparecerlo, a la “anomalía Milei”. Fue un rechazo a lo existente, el gobierno saliente, los gobiernos anteriores… (¿cuántos, 2, 3?) sus políticas, porque no mejoraron la calidad de vida de las mayorías, o no satisficieron las expectativas generadas, o…, o…, sobre todo, porque destrozaron expectativas, fantasías, ese inasible que es vital para seguir caminando, viviendo, amando: la esperanza; la modesta creencia de que “vendrán tiempos mejores”.
Una de las figuras más atractivas empleadas para explicar lo que sucedió, fue recurrir a los dinosaurios. Aram Aharonian, creador de Telesur, apeló al cuento más corto del guatemalteco-mexicano Augusto Monterroso que, en apenas siete palabras, expresó lo que el periodista uruguayo recortó a seis y usó para ubicarse ante el sorprendente suceso argentino: “Cuando desperté, el dinosaurio estaba allí”.[1]
Desde la digital “Panamá Revista”, los analistas Pablo Touzon y Federico Zapata, se enfocaron en la otra punta de la línea de tiempo jurásica y llegaron hasta finales del Cretácico, cuando cayó sobre la tierra un meteorito de “nombre impronunciable”: Chicxulub, que en lengua maya quiere decir “pulga” o puntazo” del diablo.[2] Lejos de ser un minúsculo insecto, fue un asteroide de 14 kilómetros de diámetro, que impactó en la mexicana Yucatán, cambió el curso de la vida en la superficie terrestre para siempre y terminó con el reino de los dinosaurios.
Las figuras utilizadas por ambas notas, en los dos extremos del proceso vital de los dinos, se asemejan al escenario de la actual realidad argentina. En primer lugar, lo que parecía imposible: elegir a quien prometió hacer que las vidas de las personas sean peor de lo que ya lo son, con quita generalizada de derechos, en especial laborales, descontrol de precios de cualquier cosa vendible hasta hacerlas inalcanzables (se incluye carne, leche, pan, fideos, verduras, aceite, papel higiénico, autos, relojes, viajes…). Ese señor, el de traje de destructor explícito, está listo para el trabajo de su motosierra; es el dinosaurio con el que Monterroso y Aharonian se encontraron al despertar.
En el otro extremo, el metafórico Chicxulub de Touzon y Zapata, adelanta el futuro inminente, ese que a la mayoría de los votantes no le importó o en el que no creyó o no se enteró y optó por un desfiladero que, seguro y lamentablemente, va a ubicar al grueso de ellos en un lugar aún peor que este en el que están parados, “gracias” a los inminentes aumentos de tarifas, combustibles, alimentos y depreciación de la moneda nacional, con la consecuente pérdida del poder de compra de los salarios, en el marco de un ajuste fiscal y monetario, donde la sutileza diferencial entre “estanflación” o “depreflación” no le interesará a ninguna de las madres que vean desnutrirse a hijas e hijos ni a quienes se preocupen por padres y madres, abuelas y abuelos, sin atención de salud y acelerando los tiempos del fin de sus vidas.
Todo esto fue dicho en plena campaña, por analistas y expertos y, he ahí el absurdo, por el propio Milei. El hartazgo, o como se interprete el distanciamiento del resto de las candidaturas, hizo que el desastre no importara, se caminó hacia él con entusiasmo. Al 55,76 por ciento del votante no le interesó reflexionar sobre la catástrofe que se vendría. Tal vez, graficarla con las consecuencias del piedrazo cósmico, registrado hace 65 millones de años, hubiese sido un acto de pedagogía descriptiva:
- A causa de la densa nube de cenizas que produjo el impacto, la luz solar no llegó a la superficie terrestre y, durante más de un año, la noche perpetua cubrió los cielos de la Tierra.
- Las temperaturas descendieron por debajo de 0º C. Las especies que habitaban el planeta no pudieron adaptarse y cerca del 75 % de plantas y animales que existían se extinguieron. Fue el fin de la era de los dinosaurios.
Ahora, con el cráter de 180 kilómetros de ancho y 900 metros de profundidad ya estampado en la real realidad del presente de este domingo 10 de diciembre, se podría construir una “contra metáfora” en base a los datos de la nueva coyuntura: inflación probable superior al 250% anual y posibilidad de escalar hasta un 400 %, salarios que semana a semana servirán para comprar menos productos, aumento del desempleo formal e informal, empresas que producirán cada vez menos, inversiones en los zócalos de sus historias, recaudación por el suelo y dificultades extremas para que el Estado pague sus obligaciones. El paisaje del Chicxulub argentino será el de personas en situación de calle superior a todo lo visto, comedores populares más estallados de bocas hambrientas que durante la cuarentena que salvó miles y miles de vida pero fue presentada como una “quita de derechos” o “libertades”, ancianos sin sus médicos y médicas y sin sus remedios… El ultrameteorito espacial, convertido en desastre social.
El saqueo
Mientras la coyuntura vaya llenándose de esas situaciones dramáticas, por debajo y en simultáneo, el dispositivo de saqueo de los bienes naturales comunes, que Argentina tiene (variados y en gran cantidad), ya está instalado en el país y en el Gobierno Milei.
Como las administraciones liberales de José Alfredo Martínez de Hoz y sus seguidores (1976/1983), Carlos Menem (1989/1999) y de Mauricio Macri (2015/2019), la de Milei se instala en la Casa Rosada con un plan de negocios que será prioridad en sus decisiones, dejando en segundo plano cualquier proyecto de gobierno que no sea serruchar y entregar. Las planillas de ese modelo tienen dos columnas centrales: la de las riquezas del país y la de las corporaciones que aspiran a quedar con el mejor y mayor bocado de las mismas.
Petróleo y gas, convencional y no convencional, continental y offshore (incluyendo acuerdos con entrega de soberanía sobre las islas usurpadas por Gran Bretaña), con Vaca Muerta como frutilla de la torta y la santacruceña Palermo Aike como segundo confite; litio y coltán del Noroeste, oro, plata y cobre precordilleranos, son bienes subrayados en ese esquema. Corporaciones transnacionales, desde estadounidenses hasta chinas, desde nórdicas y australianas hasta Rusia, están apuntadas en los listados.
Los fondos buitre, disfrazados de “financieros” o “inversionistas”, otra vez operan la botonera del Estado y están listos para el saqueo exprés de esas riquezas que vuelven a ser consideradas como “recursos naturales”; con BlackRock a la cabeza, que ya cuenta con el 5,67% de las acciones de YPF y fue clave, junto al Pimpco y Templeton en el proceso de endeudamiento macrista, tras el pago en efectivo a la carroñera de Paul Singer a comienzos de 2016. Es el principal acreedor privado con 2.000 millones de dólares en títulos de deuda argentina y está posicionando en un sitio de privilegio en la toma de decisiones del nuevo mandatario porque su representante en la empresa Pampa Energía, Darío Epstein, es asesor de máxima confianza del ultraliberal y está considerado con las condiciones necesarias para ocupar cualquier cargo en el staff económico financiero que, hoy, lidera el Messi Caputo, especialista en toma de capitales extranjeros a cambio de acciones de empresas estratégicas, para volcarlos al mercado, en la lógica de la financiarización, ni productiva ni interesada en la generación de dólares genuinos.
Detrás del monstruo, que maneja fondos equivalentes a los PBI de Alemania y Francia, hacen cola, por ejemplo, los barcos corsarios de Allianz SE, Ashmore Group, Capital Group, Credit Agricole Group, FMR, Global Evolution, Intesa Sanpaolo, NN Group, TCW Group, UBS y Vanguard Group, además del mexicano más rico de Latinoamérica y coloso de las telecomunicaciones, Carlos Slim Helú, y Elon Musk, el cazador de litio y tierras raras considerado como el más acaudalado del mundo, relacionado con el golpe de Estado que derrocó en 2020 al presidente boliviano Evo Morales a fines de 2019.
La anomalía
En los sentidos literales de la Real Academia, “anomalía” es la “desviación o discrepancia de una regla o de un uso” y “defecto de forma o de funcionamiento”. Por eso la elección y el actual gobierno de Javier Milei, constituyen un desarreglo, una irregularidad, al plantear un desguace del Estado, que es el sistema de estructuración social, política y económica del país, a través de instituciones centenarias que regulan la vida del conjunto de los habitantes, y el retiro de sus mecanismos de contención de los efectos de desigualdades que son cada vez más profundas.
Llega para intentar acabar con una forma de vivir que abarca a todos, sin importar la edad, porque desde hace más de 200 años, argentinas y argentinos nacen y viven en un país con presencia del Estado (que hasta provee cementerios), más allá de su potencia (peronista o liberal de distinta gradación), un actor que, igual que el sol, aunque no lo veamos siempre está, y tiene más peso sobre una vida si se es más pobre o menos si se es más pudiente.
Por eso anomalía, porque no es “común” que las mayorías apuesten a aquello que va a perjudicarles. Pero lo hizo, seguramente porque creyó que sería mejor que lo construido hasta hoy, probablemente por hartazgo de “la casta”, ese concepto que Milei tomó de la derecha española, que a su vez recogió de la izquierda. En esa bolsa metió a “los políticos corruptos, los empresarios prebendarios, los sindicalistas que entregan a sus trabajadores, los micrófonos ensobrados que son cómplices y ocultan todos estos negocios y mundos y obviamente los profesionales que son cómplices a los políticos”.
Lo notable que ya venía con un cargamento importante personajes de tales características y, ni bien perdió la primera vuelta electoral con Sergio Massa por 7 puntos, decidió encastarse hasta límites insospechados; recicló a lo más repudiado del menemismo y del macrismo, economistas, políticos, sindicalistas, fingiendo que sus bendiciones al reciénvenido, supuestamente los “limpia” de todo lo que dijo repudiar.
Mucha pena y ninguna gloria
Termina una etapa, muchos liderazgos mueren, las alianzas partidarias preexistentes al 10 de diciembre están heridas de muerte; esta crónica se prometió no recorrer “motivos” del desastre electoral, del que solo se salvó el joven gobernador peronista de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, y la mayoría de intendentas e intendentes del conurbano llevados de su mano, su gestión y su presupuesto. Hoy, cuando el desierto abarca todo el escenario de las convicciones nacionales y populares, allá, en el lejano primer oasis, su figura, borrosa aún, emerge como un faro. Los meses mostrarán si enciende los fuegos que iluminen el camino, el bastón y las canciones nuevas que reclamó a su tiempo, o marchita el nacimiento de su estrella en las tibiezas de la gestión.
El gobierno de “los Fernández” se retira, con pena y sin gloria, como murga de carnaval pero sin la esperanza que daba aquel “A volver, a volver, vamos a volver” del 9 de diciembre de 2015, promesa que atronó la noche última, primer paso del camino del regreso.
El presente y las especulaciones sobre su decurso, podría indicar que el apoyo político al nuevo gobierno va a deteriorarse con rapidez, puede conducir a la “catástrofe social” que predice Cristina Kirchner, o no, simplemente el malestar callejero de grupos aislados y las broncas de bandas aisladas. Puede generar reacciones organizadas, sectoriales o generalizadas, de quienes no serán los “orkos” demoníacos del inframundo romano, ni los de Tolkien de los Anillos. Simple, dramáticamente, serán las y los desheredados de siempre, las y los muertos de hambre y de frío, serán los sectores medios sin vacaciones ni prepaga ni nafta para sus autos ni colegios privados ni viajes de egresados para pibas y pibes….
Buena parte de ellos conformaron esos 14,3 millones de votos en todo el país, de todas las edades y sectores sociales, los de esta “libertad” que desembarca, la “Libertad que Atrasa”. Los 11 millones y medio que la rechazaron tienen en sus manos la posibilidad de ganar parte de esas voluntades para volver a ser mayoría, para eso deberán “ser mejores” en serio, propuestas concretas, posibles y populares, contenidas en ese plan de gobierno reclamado… que jamás, nadie, presentó ni explicó.
Notas:
[1] Aram AHARONIAN: “Y cuando desperté, el dinosaurio estaba ahí”. (https://www.nodal.am/2023/11/y-cuando-desperte-el-dinosaurio-estaba-ahi-argentina-lo-que-vendra-por-aram-aharonian/)
[2] Pablo TOUZON y Federico ZAPATA: “CHICXULUB”; (panamarevista.com/chicxulub/)
* Periodista argentino. Investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (http://estrategia.la/). Miembro de la Usina del Pensamiento Nacional y Popular (https://usinadelpensamientonacional.com.ar)
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