Informe sobre violencia género en España 2022
En ese periodo fueron asesinadas por sus parejas o exparejas 2,36 víctimas por cada millón de mujeres mayores de 15 años, según el “Informe sobre víctimas mortales de la violencia de género y doméstica en el ámbito de la pareja o expareja” del Observatorio. Cuatro de cada diez víctimas habían presentado denuncia previa contra su agresor y el 75,5 % mantenía la convivencia con él en el momento del crimen. Durante el año analizado, se contabilizaron 3 víctimas de violencia doméstica íntima, dos hombres y una mujer, que fueron asesinados por mujeres. En 2022, 37 menores quedaron huérfanos como consecuencia de la violencia machista; otros dos fueron asesinados por sus padres biológicos.
En 2022, la violencia de género se cobró la vida de una mujer cada 7,5 días. Durante ese año, 49 mujeres fueron asesinadas en España por sus parejas o exparejas, dato que sitúa en 59,2 el promedio de casos anuales en el periodo que va desde 2003 (año en el que se empezaron a contabilizar las víctimas mortales) hasta el 31 de diciembre de 2022. Veinte de las 49 víctimas (el 40,8 %) habían presentado denuncia previa; de esas 20, 14 mantenían la convivencia con sus agresores en el momento de los hechos. Dos menores de edad, un niño y una niña, engrosan la lista de víctimas mortales de la violencia machista en 2022. Otros 37 quedaron huérfanos a lo largo del año.
Durante el mismo periodo, se registraron 3 casos de violencia doméstica íntima en los que 2 hombres y una mujer fueron asesinados por sus parejas o exparejas, todas ellas mujeres. Ninguna de las tres parejas tenía hijos y sólo una de las víctimas había denunciado previamente a su agresora. La violencia doméstica íntima es aquella que se produce en el ámbito de la pareja o expareja, excluyendo los casos en los que el agresor es un hombre y la víctima una mujer. Incluye, por tanto, agresiones de mujeres a sus parejas o exparejas varones y agresiones ocurridas en el seno de parejas o exparejas homosexuales.
Estos y otros datos están recogidos en el “Informe sobre víctimas mortales de la violencia de género y doméstica en el ámbito de la pareja o expareja durante 2022”, hecho público hoy por el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial.
El estudio, realizado a partir de información extraída de los procedimientos judiciales, tiene como finalidad ahondar en el conocimiento de este tipo de violencia a través de las circunstancias específicas de cada caso, detectar posibles espacios ciegos en la respuesta institucional y proponer las mejoras necesarias. Las historias y narrativas de víctimas y agresores recogidas en el informe pueden representar “una buena fuente tanto para la propuesta de reformas como para la práctica legal, jurídica y de provisión de servicios y recursos especializados, ya que pone en evidencia los eventuales fallos o vacíos del sistema de protección” a las víctimas.
El objeto de análisis se limita necesariamente al ámbito de la pareja o expareja, sin entrar en el estudio de otras manifestaciones de violencia sobre la mujer que se recogen en el Convenio de Estambul y en el Pacto de Estado de 2017 y que suponen una ampliación del concepto de violencia de género que la legislación española no ha incorporado aún.
Respecto a la violencia doméstica íntima, el informe señala que, pese a las enormes diferencias que la separan de la violencia de género, tanto cuantitativas (3 víctimas frente a 49) como cualitativas (tipificación delictiva, existencia de delitos conexos, presencia de menores testigos o existencia de la llamada violencia de respuesta), “reclama la atención y la activación de todos los mecanismos de protección garantizados por nuestro Estado de derecho”.
Mantener la protección a las víctimas
El año 2022 se cerró con el mismo número de víctimas mortales de la violencia de género que 2021: 49. Un número que pese a ser el más bajo de la serie histórica y pese a arrojar una tasa de feminicidios por cada millón de mujeres de 2,36, también la más baja desde que existen estadísticas, ha merecido por el Observatorio una valoración hecha desde la cautela y desde la convicción de que es una cifra “intolerable” de asesinatos machistas y que, por tanto, “justifica el pleno mantenimiento y la vocación de perfeccionamiento de las políticas públicas de protección a las víctimas de la violencia de género”.
Durante el año analizado, sólo cinco Comunidades Autónomas no registraron feminicidios: Asturias, Cantabria, Baleares, Galicia y La Rioja. La más castigada, con una tasa de feminicidios por cada millón de mujeres de más de 15 años del 8,08 fue Castilla-La Mancha. Por provincias, fue en Madrid (7), Barcelona (5) y Sevilla (4) donde se produjeron un mayor número de asesinatos machistas.
El perfil de las víctimas que puede extraerse de los datos contenidos en los procedimientos judiciales muestra la diversidad que caracteriza este fenómeno criminal, que no distingue por nacionalidad, grupo étnico o clase social, ni por nivel de estudios o edad.
Casi la mitad de las víctimas tenía entre 26 y 45 años
La media de edad de las mujeres asesinadas en 2022 fue de 44,6 años, una cifra muy similar a la del año anterior (44,3). La más joven tenía 17 años y la de más edad, 88. Como en años anteriores, casi la mitad de las mujeres asesinadas (42,8 %) tenían entre 26 y 45 años, pese a que esa franja de edad representa menos de un tercio de la población de mujeres mayores de 25 años.
En 5 de los 49 casos analizados, la agresión se extendió a otras personas cercanas a la mujer asesinada, lo que causó 6 víctimas mortales más. Entre 2003 y 2022 se han registrado 58 casos de homicidio múltiple con un total de 69 personas asesinadas.
Tres de cada cuatro víctimas convivían con su agresor
Según los datos que constan en los procedimientos judiciales, tres de cada cuatro mujeres asesinadas en 2022 (37 de 49; el 75,5 %) convivían con su agresor cuando se produjo el crimen. El porcentaje es muy superior al de la serie histórica, que se sitúa en el 62,2 % de los casos.
En la mitad de los casos ocurridos en 2022 (51 %) existía en el momento de la agresión o había existido con anterioridad un vínculo matrimonial entre víctima y victimario. Entre 2003 y 2022, ese porcentaje se situó en el 47,7 por ciento. En concreto, en el año objeto de estudio el crimen fue cometido por el marido en el 46,9 % de los casos, por la pareja en el 30,6 por ciento, por la expareja en el 18,4 % y por el exmarido en el 4,1 por ciento restante.
En siete de cada 10 casos (73,5 %) víctima y victimario mantenían la relación como pareja, mientras que en el 22,4 % la relación ya no estaba vigente. En el 4,1 % restante, la relación atravesaba una situación transitoria en forma de proceso de separación matrimonial o de crisis de convivencia o relación.
Los 49 crímenes machistas ocurridos en 2022 dejaron huérfanos a 37 menores de edad. Los agresores eran padres biológicos del 86,4 % de esos niños y niñas (32). Los 5 menores restantes nacieron durante relaciones anteriores o posteriores de las víctimas. El número de huérfanos asciende a 78 si se tiene en cuenta también a los hijos e hijas mayores de edad.
Circunstancias de la agresión
El domicilio, común o de uno de los miembros o exmiembros de la pareja, volvió a ser el principal escenario de los crímenes machistas. El 76,6 % de los casos tuvieron lugar en el interior de un domicilio, un porcentaje muy similar al de la serie histórica, que se sitúa en el 75,6 por ciento. A mucha distancia, el segundo escenario con mayor número de casos fue el lugar de trabajo (7 %) seguido por las zonas exteriores del domicilio, la vía pública y los parajes o espacios abiertos (4 % en cada uno de ellos), el vehículo (2 %) y otros emplazamientos (2%).
El método utilizado con más frecuencia para cometer el crimen fue el arma blanca (65,2 %), seguido por la asfixia o estrangulamiento (15 %), el arma de fuego (8,7 %) y los golpes, con o sin objetos (6,5 %), entre otros. El 61 por ciento de los crímenes cometidos con arma de fuego terminó con el suicidio del agresor, circunstancia que se reduce hasta el 16 % de los casos cuando el crimen se comete utilizando otros medios.
El peor mes de 2022 fue diciembre, durante el que se produjeron dos de cada diez asesinatos machistas (21,3 %). En la serie histórica, es julio el mes que concentra un mayor número de casos, con el 11,3 por ciento. El peor día de la semana en 2022 fue el lunes, con el 27,7 % de los crímenes, mientras que en la serie histórica el domingo es el día en que con mayor frecuencia se producen los asesinatos (19,2 %).
El perfil del agresor, como ocurre con el de las víctimas, se puede dibujar sólo a partir de la información que contienen los expedientes judiciales, que no es suficiente para hacer una descripción que incluya circunstancias socioeconómicas o elementos psico-patológicos que permitieran definir con mayor exactitud patrones de comportamiento o elementos de la relación potencialmente desencadenantes de la violencia.
Por tanto, a partir de la información disponible, se observa que en 2022 la edad media del agresor fue de 48,6 años, 4 años por encima del promedio de edad de las víctimas, una circunstancia que se dio en siete de cada diez casos (73,5 %). El más joven de los victimarios tenía 19 años y el de más edad, 83. El 61,2 % de los autores de los crímenes machistas ocurridos en 2022 eran españoles. Víctima y agresor compartían nacionalidad en el 87,8 % de los casos.
El 22,4 % de los agresores se suicidaron tras cometer el crimen
En más de la mitad de los casos (55,1 %), el agresor resultó detenido tras cometer el crimen y en uno de cada cinco (el 22,4 %), se suicidó. El victimario se entregó en un 16,3 % de los crímenes: el cinco ocasiones se entregó después de huir y en otras 12 tras ocultarse o negar los hechos.
En 2022, los agresores que se suicidaron tenían una edad media de 50,3 años y en el 63,6 % de los casos, mantenían un vínculo matrimonial con la víctima. El 81 % de ellos tenían nacionalidad española.
Denuncias previas
En 2022, cuatro de cada diez víctimas mortales (el 40,8 %) había denunciado a su agresor con anterioridad a la comisión del crimen; catorce de ellas (el 70 %) mantenía la convivencia con el agresor en el momento de los hechos. El porcentaje de denuncias previas de 2022 es el más alto de toda la serie histórica, que arroja un promedio de 25,5 por ciento de casos con denuncia previa.
La cantidad anual de denuncias previas es muy variable, por lo que las cifras muestran marcadas oscilaciones interanuales.
En 5 de los 49 casos (10,2 %) existía una medida de alejamiento en vigor; en todos ellos, el crimen se cometió en el domicilio de la víctima. En otros 3 casos habían existido medidas con anterioridad, pero estaban canceladas en el momento de los hechos.
Análisis de los casos
El informe realiza un estudio detallado de los antecedentes de los veinte casos en los que las víctimas habían presentado denuncia previa, de la respuesta a la demanda de protección y del trayecto de víctimas y agresores hasta llegar al feminicidio con el fin de identificar aspectos que puedan ser corregidos o puntos débiles en la cadena de protección para proceder a reforzarlos.
En 2022, 20 de las 49 mujeres asesinadas habían presentado denuncias contra sus agresores antes del feminicidio. Esas denuncias dieron lugar a 32 procedimientos, pues en siete casos la víctima presentó más de una denuncia. El Observatorio ha realizado el análisis a partir del contenido de los 25 procedimientos a los que ha tenido acceso.
En 17 de los 25 casos (68 %), la denuncia fue presentada directamente por la víctima, en otros 6 fue fruto de una intervención policial de oficio y en los dos restantes, fue presentada por terceras personas. Los hechos denunciados consistieron en el 92 % de los casos (22 de 25) en violencia física, a la que en 10 de esos casos se añade también la violencia psicológica. En el 8 % restante, la denuncia se produjo por el quebrantamiento de las medidas impuestas al agresor.
Según el relato de las víctimas, la violencia física consistió en empujones, tirones de pelo, toda clase de golpes e intentos de asfixia y la violencia psicológica en amenazas de muerte, amenazas de privarlas de sus hijos, insultos, desprecio, vejaciones, acoso y control de las comunicaciones.
Existe constancia de la evaluación del riesgo mediante el sistema automatizado policial en 17 de los 25 casos. Sólo en uno se apreció riesgo extremo y en 2, alto. En cuatro de ellos no se apreció riesgo alguno, en 5 fue considerado bajo y en los 5 restantes, medio.
Medidas de protección
Los casos en los que la víctima solicitó la adopción de medidas de protección en sede policial se refieron a 11 de las 18 mujeres cuyos procedimientos judiciales previos al feminicidio han podido ser analizados por el Observatorio.
Sólo en uno de los casos se denegó la medida, por lo que el porcentaje de estimación de las mismas -consistentes en su mayoría en prohibición de aproximación y prohibición de comunicación- fue muy alto.
Dichas medidas fueron retiradas en cuatro de los casos analizados: tres a petición de la víctima y una tras dictarse sentencia absolutoria. En tres de los 20 casos con denuncia previa las medidas de protección estaban vigentes en el momento de producirse el crimen.
Las víctimas ratificaron en el juzgado la denuncia en 9 de los 25 procedimientos analizados (36 %); y en 13 ocasiones (52 %), renunciaron a ejercer acciones penales o se acogieron al derecho a no declarar.
El 11 de los casos, la instrucción concluyó con el sobreseimiento de las actuaciones y en otros 7 se abrió juicio oral por delitos de maltrato, lesiones y amenazas. En dos de los casos, la instrucción seguía abierta cuando se produjo el feminicidio.
Menores asesinados
Durante 2022, dos menores de edad, un niño y una niña, fueron asesinados por sus padres biológicos. Desde 2013, año en el que empezaron a contabilizarse los menores asesinados en el ámbito de la violencia de género, ha habido 48 víctimas, cifra que arroja un promedio de 4,8 víctimas mortales cada año.
La media de edad de las dos víctimas de 2022 fue de 8,5 años, mientras que la de la serie histórica se sitúa en 6,8 años. Siete de cada diez menores asesinados entre 2013 y 2022 (70,8 %) eran menores de 10 años, dato que indica la extrema vulnerabilidad de las víctimas y la enorme carga de dolor que se deriva de estos hechos.
Los dos menores asesinados eran hijos biológicos de su agresor y en uno de los casos, agresor y víctima convivían, circunstancia que en la serie histórica se produce en ocho de cada diez casos (81,3 %). El agresor es el padre del menor en el 89,5 % de los asesinatos ocurridos entre 2013 y 2022 y pareja de la madre en el 10,5 % restante.
En uno de los casos, el homicidio se cometió en el domicilio que compartían víctima y agresor y, en el otro, el lugar del crimen fue el domicilio del agresor, ya divorciado de la madre y con un régimen de custodia compartida pese a pesar sobre él una condena anterior por violencia sobre la madre del menor.
El método empleado, que es también el más frecuente en la serie histórica, fue el arma blanca en ambos casos. El promedio de edad de los agresores en 2022 es de 41 años y el de la serie histórica, de 40,9, casi seis años inferior a la media de edad de los victimarios de mujeres.
En los dos casos analizados, el agresor resultó detenido, uno de ellos tras intentar suicidarse. Desde 2013, los casos seguidos de suicidio o de intento de suicidio representan el 60 % del total, una cifra muy superior a la registrada entre los agresores que cometieron feminicidio (32,3 %).
Muertes por violencia doméstica íntima
El informe del Observatorio analiza los casos de violencia doméstica íntima ocurridos en 2022. En ese periodo se contabilizaron 3 casos de violencia doméstica íntima. En todos ellos la agresora era una mujer, mientras que en dos casos la víctima era un hombre y en el otro una mujer. La media de edad de las víctimas, todas de nacionalidad española, era de 60 años. En los 3 casos, víctima y agresora convivían y en uno de ellos, existía en el momento del crimen un vínculo matrimonial. Ninguna de las 3 víctimas de 2022 tenía hijos, si bien los menores huérfanos por el asesinato de sus progenitores entre 2009 y 2022 ascienden a 47.
El domicilio común o de la víctima fue el escenario del crimen en los tres casos de 2022 y es, al igual que ocurre con la violencia de género, el lugar en el que mayor número de casos de muerte por violencia doméstica íntima se han producido desde 2009: el 73,8 por ciento. El arma blanca fue el medio empleado en los tres casos de 2022 y en el 66,3 % de la serie histórica.
La media de edad de las agresoras, todas mujeres en los casos ocurridos en 2022, fue de 51,9 años, 9 años inferior al promedio de edad de sus víctimas. Dos de las autoiras de los crímenes eran españolas y una de otra nacionalidad, promedio que se mantiene en la serie histórica con el 61,4 % de agresoras de nacionalidad española.
En uno de los tres casos estudiados, había una denuncia previa de la víctima hacia su agresora y existía una orden de alejamiento que esta quebrantó. En la serie histórica, hay constancia de denuncias de la víctima al agresor en 4 casos y de denuncia de la agresora a su víctima o episodios de malos tratos previos consignados en sentencia (la llamada “violencia de respuesta”), en otros veinte.
El informe completo puede consultarse en el siguiente enlace:
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