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26 diciembre 2023

Sociedad israelí apuntala la violenta fantasía “progresista” del sionismo




El deporte sirve en muchas ocasiones como reflejo de la sociedad en general. En particular, el fútbol se ha convertido en un microcosmos a través del cual se puede analizar una sociedad específica, sus bases ideológicas, sus horizontes ético-políticos, así como la respuesta de la ciudadanía ante todo lo mencionado.

En el caso específico de Israel, el equipo de fútbol que mejor representa las bases ideológicas sobre las cuales se sustenta el estado colonial es el Beitar, considerado "el equipo más racista del mundo".

El pasado 7 de octubre, horas después de que HAMAS lanzara su operación contra la entidad sionista, varios aficionados radicales del Beitar, conocidos como "La Familia", se presentaron en un hospital después de haber oído que un militante herido de HAMAS estaba siendo tratado allí. El grupo entró en el hospital y recorrió todos los pisos exigiendo que se les entregara al supuesto paciente de HAMAS al grito de “muerte a los árabes” y “muerte a los terroristas”.

Este grupo de aficionados, conocido como La Familia y creado en 2005, tiene una ideología claramente antiárabe e islamófoba. Es calificado como "grupo ultra" tanto por varios medios locales como por los medios occidentales.

A este respecto, y para facilitar su categorización como grupo ultra, se suele recordar que durante la oleada de protestas que azotó a Israel desde al menos 2020, La Familia se alineó con el gabinete actual de Netanyahu y salió a las calles para agredir tanto a periodistas como a manifestantes. Es decir, comúnmente se considera a los integrantes de La Familia como una excepción, un grupo ultra extremista, y como tal, sin ningún tipo de conexión con el resto de la población israelí.

La supuesta existencia de una mayoría progresista sionista es simplemente un mito colonial. En las últimas encuestas se observa cómo una inmensa mayoría de la población israelí considera que sus fuerzas armadas están utilizando "poca potencia de fuego en Gaza". Solo un 1.8% de la población considera que las fuerzas de ocupación sionista se están "excediendo" en su operación en Gaza.

Vistos los datos, se puede decir que la sociedad sionista y los aficionados de La Familia representan las dos caras de una misma violencia colonial. Evidentemente, desde una perspectiva liberal se intentará mantener el mito de que los aficionados del Beitar son una minoría violenta y racista que no representa a la totalidad de la población israelí. Sin embargo, esta visión no tiene en cuenta cómo, gracias a la presencia abierta del racismo de los aficionados del Beitar, el resto de la población sionista puede seguir beneficiándose de la ocupación colonial sin sentirse culpable por ello. Esto implica que todos los habitantes se benefician, directa o indirectamente, de la ocupación colonial. En otras palabras, todos ellos, sin distinción entre supuestos ultras y progresistas, obtienen beneficios de la ocupación colonial y la brutalidad infligida a los palestinos.

Desde un punto de vista crítico, construir una división entre "ultras extremistas" y progresismo sionista sirve para ocultar la realidad política y epistémica del proyecto colonial en Palestina. El objetivo principal del colonialismo de asentamiento no es la esclavización ni la explotación de los nativos, sino más bien el acceso a su territorio. Este acceso al territorio palestino no es un proyecto exclusivamente ultra o de extrema derecha, como propone la visión liberal. De hecho, la conquista de Palestina tiene sus orígenes en la política de grupos de izquierda como Matzpen, que veían al sionismo como un proyecto imperial. A este respecto, hay que recordar que el sociólogo Baruch Kimmerling destacó la centralidad del movimiento obrero sionista en el proyecto de colonización.

El sionismo "progresista" contemporáneo surge del llamado sionismo obrero, el brazo considerado de izquierda y socialista del movimiento sionista que surgió hace más de un siglo y desempeñó un papel fundamental en la formación del Estado sionista. Desde el establecimiento del estado, el sionismo progresista ha aparecido en las políticas de sucesivos gobiernos considerados de izquierda y en las misiones de organizaciones no gubernamentales, grupos de presión, partidos políticos y redes e instituciones académicas. El sionismo "progresista" disfrutó de hegemonía ideológica durante muchas décadas después de 1948.

Pero, visto desde el punto de vista de sus víctimas, los palestinos, la diferencia entre sionismo "progresista" y "conservador" es simplemente una cuestión interna que no afecta en nada la situación colonial a la que se enfrentan diariamente. El sionismo "progresista" es también parte del colonialismo de asentamientos y, como tal, responsable de la Nakba de 1948 y del actual genocidio en Gaza.

Desde el punto de vista histórico-político, se pueden resumir las bases del llamado "sionismo progresista" en cuatro puntos:

- La creación de Israel era el único método para asegurar la seguridad judía y resolver el exilio judío.

- Los judíos tienen reclamaciones inherentes, bíblicas y soberanas sobre la tierra de Palestina.

- El proyecto sionista es una empresa heroica y milagrosa que llevó la antorcha de la modernización y la civilización a la llamada tierra de Israel.

- La "Guerra de Independencia" de 1948 fue necesaria, y los resultados de la guerra, es decir, la expulsión de más de 750,000 palestinos de sus tierras y hogares y la destrucción de Palestina, fueron naturales y deben ser aceptados.

El proyecto sionista de colonización une tanto a los considerados "conservadores" como a los "progresistas" y pone de relieve que las supuestas diferencias entre ambos son simplemente disputas que no afectan ni ponen en cuestión la supervivencia del Estado colonial sionista. En otras palabras, si bien es cierto que existen diferencias entre los miembros de ambos grupos a nivel discursivo, nos encontramos dentro de la idea de semejanza familiar de Wittgenstein.

Es decir, a pesar de las diferencias notables, todos caen bajo el mismo discurso. Los acuerdos y desacuerdos dentro de ese grupo diverso se expresan en el mismo lenguaje, el del colonialismo.

Por tanto, se puede concluir diciendo que el racismo y la islamofobia del Beitar no pueden ser calificados de marginales ni minoritarios. Los miembros de La Familia tienen una función política clara: permitir y facilitar la violencia colonial, y al mismo tiempo, apuntalar la fantasía sionista "progresista" de querer construir un estado democrático y plural. 

Por XAVIER VILLAR


https://www.hispantv.com/noticias/asia-occidental/577149/sociedad-israel-fantasia-violenta-sionismo

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