Rodrigo Duarte
Corresponsal en México
Este 27 de junio se realizará el primero de los dos debates pactados entre los candidatos a la presidencia de EEUU. Sputnik habló con expertos para saber cómo llega cada campaña y cuál será la estrategia de cada uno para buscar el triunfo.
Joe Biden y Donald Trump se subirán al escenario para sostener
un debate con muchas particularidades y de gran importancia política de cara a los comicios de noviembre. El encuentro, organizado por
CNN, se realizará a las 21:00 horas (-2 GMT), en la ciudad de Atlanta.
La primera peculiaridad es que se trata de la primera vez en la historia de EEUU que se enfrentarán un presidente en ejercicio y un exjefe de Estado. En un mismo sentido, corroborando la singularidad de la cita, es el primer debate presidencial que se llevará adelante antes que se desarrollen las convenciones partidarias, donde tradicionalmente se formalizan las candidaturas y se echan a andar oficialmente las campañas.
Esto responde a que, en el caso de este ciclo electoral, se sabe desde hace meses que Biden y Trump serán los abanderados de sus respectivos partidos (Demócrata y Republicano) para las elecciones del 2024. Vale recordar que si bien durante su anterior campaña Biden había dicho que sería apenas un
"presidente transicional", sugiriendo que le
pasaría el relevo a un dirigente más joven para los comicios siguientes, a poco tiempo de comenzar su gobierno el demócrata empezó a desdecirse de esos comentarios, quedando claro que
buscaría un segundo mandato.La situación con Trump fue distinta, pero es también representativa del atractivo —ya sea para el establishment como para el electorado— de una figura ya conocida: si bien el Partido Republicano llevó adelante una interna, Trump decidió no participar de los debates entre los precandidatos, con la seguridad de quien sabe que su estatus de favorito era ya irreversible. Los números le dieron la razón: pese a la variada y nutrida lista de adversarios republicanos, el magnate venció sin problema a todos sus correligionarios en cada una de las votaciones primarias, convirtiéndose por tercera vez consecutiva en el candidato presidencial republicano.
Mismos protagonistas, nuevas reglas
Si bien este debate será una reedición del enfrentamiento de los dos mismos políticos ocurrido en la campaña del 2020 (aunque ahora con los roles cambiados, con Biden como el jefe de Estado y Trump como el retador), la cadena CNN anunció que el evento, con una duración de 90 minutos, tendrá un formato distinto a los de elecciones anteriores.
Entre las nuevas reglas anunciadas, que según indicó el medio fueron aceptadas por las campañas de ambos candidatos, es que se realizará sin una audiencia en el estudio y solo estará abierto el micrófono de la persona a la que le toca hablar, buscando evitar cualquier interrupción. Además, no se permitirá que los participantes tengan notas escritas ni tampoco que se muevan de sus atriles o realicen discursos de apertura. Los moderadores, los conductores de CNN Jake Tapper y Dana Bash, irán directo a las preguntas.
La cadena estadounidense anunció también que, del grupo de cinco candidatos presidenciales, solo participarían Joe Biden y Donald Trump, ya que, argumentó, eran los únicos que calificaban según las reglas que habían establecido: tener un mínimo de 15% de intención de voto a nivel nacional y tener asegurada la participación en las elecciones de suficientes estados para alcanzar los 270 votos electorales (el número mágico para ganar la presidencia, según las reglas del sistema del Colegio Electoral).
De esta manera, los otros candidatos presidenciales, los izquierdistas Jill Stein y Cornel West, así como el abogado y activista ambiental Robert F. Kennedy Jr., no serán de la partida.
¿Cómo llega cada candidato?
Para Demián Bio, internacionalista egresado de la Universidad de Buenos Aires, si bien un debate presidencial, visto por decenas de millones de ciudadanos en vivo y luego por otras decenas en clips circulados en redes sociales posteriormente, siempre es
un evento crucial en las campañas de todos los que participan, en esta ocasión es
Biden quien tiene la mayor presión de realizar un buen papel, debido a la fragilidad de su candidatura.
"Actualmente, dado su muy bajo índice de aprobación, de alrededor del 38% y que las encuestas lo muestran por detrás de Trump, es el presidente quien debe cambiar la trayectoria de la carrera y está más obligado a no fallar, porque podría ser el fin de su campaña".
Los dichos de Bio aluden a los recientes reportes periodísticos de que los jerarcas demócratas estarían analizando reemplazar a Biden como el candidato presidencial si su performance en el debate es deslucida o exhibe en ella la misma falta de aptitud mental o física que el mandatario ha mostrado en los últimos meses.
"Ese es el otro gran desafío de Biden, cuyos propios votantes demócratas creen que es demasiado grande (81 años) para buscar un segundo mandato y que en el último tiempo ha protagonizado todo tipo de gaffes que dan cuenta de una capacidad física y mental deteriorada. Ahora el presidente debe demostrar que está en mejores condiciones de lo que aparenta o lo que la gente cree, lo cual no será fácil, porque es un hombre objetivamente muy mayor, que deberá estar parado durante 90 minutos, sin ayudas, con las miradas del mundo puestas", afirma Bio.
Según el experto, estas pocas expectativas en Biden "también podrían jugar a su favor, porque con solo no cometer grandes errores, y que no se queda en silencio un largo tiempo o luzca perdido en el escenario, como ha pasado cada vez más frecuentemente en el último tiempo, puede parecer que no está tan mal". "Sin embargo, si ante una audiencia tan grande, Biden luce tan deteriorado y confundido como lo ha venido haciendo, incluso los votantes demócratas podrían repensar su voto, y la campaña estaría terminada", opina el internacionalista.
De todas maneras, advierte Bio, el mandatario demócrata debe tener cuidado de no sobreactuar fortaleza ante las cámaras.
"Si queriendo lucir recio para disipar toda duda sobre su estado físico y mental, Biden decide llevar adelante una estrategia muy agresiva, eso puede jugarle en contra (...) Ese fue un error que cometió Trump en su primer debate con Biden en el 2020, en el que el entonces presidente estuvo constantemente al ataque, y eso no cayó bien entre
los indecisos e independientes, que son los bloques claves que hay que seducir en todas
las elecciones en EEUU".
Con respecto a Trump, Bio señala que si bien las últimas dos grandes encuestas (las publicadas esta semana por The New York Times y The Washington Post) lo muestran por delante en casi todos los estados en disputa (los "swing-states" que definen los comicios), el republicano no puede confiarse que ya tiene la elección ganada y debe mostrarse más moderado que lo habitual.
"Trump ha sido muy inteligente todos estos meses focalizando su campaña en cuestiones como el crecimiento de la inmigración ilegal en la frontera, el aumento de los precios y cómo eso afecta a las comunidades hispanas y afroamericanas, y en señalar varios asuntos espinosos para Biden, como supuestos escándalos de corrupción, el incremento del gasto público, incluyendo la financiación de Kiev y la posibilidad de meter a EEUU en una guerra con Rusia y China. Es decir, se ha estado centrado en temas, y no en su persona, y eso lo ha ayudado a crecer en las encuestas", señala el experto.
Al contrario, Bio subraya, Biden y su equipo han elegido enfocar la campaña en temas como el acceso al aborto y la supuesta defensa de la democracia, buscando asociar a Trump con la revocación de ese derecho constitucional por parte de la Suprema Corte en el 2022 y con el
asedio al Capitolio por parte de sus seguidores en 2021.
Y si bien esos son temas que movilizan a muchos votantes demócratas y activistas, afirma el especialista, no aparecen tan alto en la lista de prioridades para el electorado general, según muestran las encuestas, como sí lo hacen la inmigración ilegal o el aumento de precios de la comida, la vivienda o la energía.
"Por lo cual, si uno suma la percepción de falta de idoneidad por la avanzada edad, los malos resultados económicos, la baja popularidad y la falta de conexión de su campaña con el electorado, Biden parece estar caminando a una derrota casi asegurada. La noche del primer debate es una oportunidad para ver si hará algo al respecto o si continuará en el mismo camino", concluye.
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