El presidente reelecto, Nicolás Maduro, desinstaló públicamente la aplicación de mensajería instantánea WhatsApp de su teléfono celular el pasado lunes 5 de agosto. Lo hizo mientras denunciaba que se están utilizando números desde terceros países para amedrentar a dirigentes de base del chavismo.
La herramienta digital es de carácter privado, su uso está masificado entre la sociedad y es una de las redes más efectivas para la difusión de noticias falsas. Esto debido a que es difícil rastrear los contenidos fraudulentos publicados allí y evaluar su alcance. WhatsApp pertenece a la misma empresa matriz de Facebook e Instagram: Meta, propiedad de una de las personas más ricas del mundo, el estadounidense Mark Zuckerberg.
Aquí algunos casos recientes en los que esta plataforma ha tenido un impacto político y social destructivo, que sustentan en la práctica los señalamientos del mandatario venezolano contra ella.
1. Odio y conspiranoia del "fraude" en Brasil
En las dos elecciones presidenciales brasileñas recientes los grupos de mensajería fueron el vehículo principal para la difusión de noticias falsas. Tanto las autoridades como distintos grupos de investigación detectaron un alto flujo de mensajes referidos a la campaña electoral de 2022 en la que ganó el actual presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, muchos de ellos mediante WhatsApp.
Los contenidos eran amenazantes en gran medida y fueron escritos en mayúsculas: "Urgente, Lula está planeando el asesinato de Bolsonaro". Otros contenían mensajes tipo pregunta: "¿Por qué votaste por Bolsonaro?", "Lula es un dictador, Lula robó", "Quiere instaurar baños unisex en todo Brasil", "Va a llenar al país de droga", "En el norte tienen menos educación y por eso votan por Lula" y "No voto por comunistas".
La campaña electoral previa, en 2018, resaltó debido al ascenso de Jair Bolsonaro, quien se comunicaba con su base de apoyo a a través de WhatsApp, en tanto se enfrentaba a los medios de comunicación tradicionales y los presentaba como un "enemigo" que debía ser derrotado.
De ser miembro de un pequeño partido, con poca influencia y escasos recursos, se hizo popular mediante el uso de fotos, memes y videoclips compartidos en millones de mensajes en esta aplicación. Los mensajes de odio y teorías de conspiración contribuyeron a que Bolsonaro convenciera a las mayorías electoras de votar por su opción, y venció en las elecciones.
Una nota de France 24 reporta que seis de cada diez brasileños usan la aplicación de mensajería a diario. Un estudio de 2019, encargado por el Congreso brasileño, encontró que 79% de de la población recibía noticias a través de esa herramienta.
Un año después de la victoria de Bolsonaro, WhatsApp admitió que algunas firmas habían violado sus términos de servicio y usaban números falsos para enviar mensajes masivos de contenido político. Esto provocó que la corporación estableciera límites a los reenvíos de mensajes y limitara la cantidad de participantes en un grupo.
Una investigación de la Policía Federal iniciada en 2020 determinó la existencia de una "oficina del odio", dirigida por los hijos de Bolsonaro para difundir patrañas y atacar los medios de comunicación tradicionales y a periodistas en general.
Esta entidad era un gabinete paralelo que funcionaba al lado del despacho presidencial en Brasilia y estaba comandado por el hijo de Jair, Carlos Bolsonaro, que manejaba una maquinaria comunicacional de noticias falsas en las redes sociales y WhatsApp, e instaló la idea de fraude ante el triunfo de Lula. Fernando Cerimedo, un estratega del presidente argentino, Javier Milei, es investigado como una pieza clave de esas milicias digitales.
Otros datos:
Un estudio del Instituto Poynter reveló que en 2022 entre 10 y 20% de los brasileños recibía desinformación a diario, y que algunos temas circulaban una y otra vez. Una de las patrañas más difundidas cuestionaba el papel del Tribunal Superior Electoral y la confiabilidad de las urnas electrónicas de Brasil.
Otro estudio realizado por investigadores de la Universidad de Sao Paulo mostró que 51% de los rumores que vinculaban con un traficante de drogas a la concejala asesinada en 2018, Marielle Franco, circuló por grupos familiares.
El mismo estudio reveló que la especie más difundida de rumores era también la más simple, es decir, en texto, no en video, fotos o audio. "Aunque las formas que aportaban supuestas pruebas, como videos o fotografías, podían parecer más 'persuasivas'".
2. WhatsApp en la propaganda militar proestadounidense
En un informe publicado en noviembre de 2022, Meta reconoció que personas asociadas con el ejército estadounidense crearon cuentas falsas en más de siete servicios de internet como parte de una operación de influencia "coordinada y no auténtica" dirigida a personas en Asia Central y Asia Occidental.
La investigación desarrollada por la Big Tech encontró vínculos con individuos relacionados con el ente militar que, aunque intentaron ocultar sus identidades y coordinación, fueron detectados. Dicha red operaba, como ya se dijo, a través de muchos servicios de internet y se centraba en Afganistán, Argelia, Irán, Irak, Kazajistán, Kirguistán, Rusia, Somalia, Siria, Tayikistán, Uzbekistán y Yemen.
Sin embargo, un portavoz del Departamento de Defensa de Estados Unidos dijo estar "al tanto del informe publicado por Meta. En este momento no tenemos más comentarios sobre eso ni sobre las posibles acciones que pueda tomar el Departamento como resultado del mismo".
En agosto de ese año la organización Graphika —patrocinada por Meta, Google, Pinterest y el senado de Estados Unidos— y el Observatorio de Internet de Stanford ya habían acuñado la teoría de que el ejército estadounidense estuvo detrás de esa operación. Meta informó sobre la eliminación de 39 cuentas de Facebook y 26 de Instagram que formaban parte de la campaña coordinada, sin hacer alusión directa a WhatsApp.
La campaña operó tanto en esta aplicación como en YouTube, Telegram, el sitio de redes sociales ruso VKontakte y Odnoklassniki, con sede en Rusia, que es utilizado en los antiguos Estados soviéticos.
WhatsApp, junto a Facebook, Instagram y Telegram, son más populares en Kazajistán, Uzbekistán, Kirguistán y Tayikistán debido a las limitaciones de uso de Twitter (ahora X). Dicha particularidad impidió la posibilidad de que los investigadores de Graphika y Stanford calcularan la proporción de cuentas del grupo comunitario (o cluster) que reproducían mensajes. Dicha proporción es denominada "huella de seguidores".
Las cuentas falsas, que publicaban sobre temas como deportes o cultura, enfatizaban la cooperación con Estados Unidos y criticaban a Irán, China y Rusia, dijo Meta. Las publicaciones eran realizadas, en su mayoría, durante el horario comercial de la costa este estadounidense y estaban principalmente en árabe, farsi y ruso. Elogiaban al ejército del país norteamericano e incluían contenido sobre Covid-19 que Meta eliminó por violar su "política de desinformación".
3. Olas de rumores y amenazas en Venezuela
El uso de WhatsApp para la desinformación ha aumentado en Venezuela y, en casos notables, los rumores por esta vía se han vinculado a la conflictividad política.
En 2015 fueron incubadas cadenas de rumores sobre robos de niños mediante redes digitales como Facebook que, a su vez, se viralizaron vía WhatsApp. Ello en el marco de un despliegue informativo sobre la inseguridad ciudadana por la prensa corporativa nacional.
La temática ocupaba 44% de la redacción general de estos medios, incluidos 112 artículos de opinión, análisis e investigación, según registró Misión Verdad en esa ocasión.
Autoridades aseguraron que eran rumores y que su objetivo era "crear caos". Incluso se develó la detención de una mujer por realizar una falsa denuncia sobre el robo de un niño y que esta posteriormente habría confesado que había recibido pagos para hacer un "escándalo mediático".
En febrero de 2020 WhatsApp protagonizó otra ola de rumores. El director del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), comisario general Douglas Rico, denunció una falsa campaña de rumores sobre el supuesto rapto de niños en el país que circulaba en redes sociales, que alteraba a la población.
En 2022 se repitió la campaña, en esa ocasión con audios anónimos que relataban supuestos casos de robos de niños en "hechos" diferentes, con los que se buscaba crear zozobra en la población. El titular del CICPC nuevamente negó el asunto y atribuyó directamente el origen a las cadenas circulantes por grupos de WhatsApp.
Periodistas nacionales, dedicados al monitoreo de campañas de falsas noticias, han atribuido su circulación a los grupos de esta aplicación de mensajería digital. Venezuela ha venido registrando un aumento en la conectividad digital desde 2017. Entre ese año y 2023, los niveles de consumo de internet aumentaron 678%, al pasar de 570,67 GB/s a 4 mil 440 GB/s. El país pasó de tener 103 a 240 empresas privadas prestadoras de servicio de internet, lo que ha aumentado el uso y alcance de la aplicación por encima de otras alternativas.
En los días previos, pero más en los posteriores, a las pasadas elecciones presidenciales del 28 de julio, se evidenciaron mensajes amenazantes contra ciudadanos venezolanos desde dispositivos registrados en el extranjero. Así lo ha denunciado reiteradamente el presidente Maduro en días recientes, y agregó que la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) ha abierto una investigación contra aquellos responsables de enviar mensajes de este tipo.
El mandatario informó que, en su mayoría, las amenazas provienen de teléfonos "colombianos, peruanos, chilenos y estadounidenses", pero que "a quienes utilizaron teléfonos venezolanos, todos los tenemos y vamos a llegar a uno por uno con la ley, la justicia, el orden y la paz".
Conclusiones: Lo que pasa en WhatsApp nunca se queda en WhatsApp
Especialistas que han analizado campañas de odio y desinformación afirman que dentro de los elementos que facilitan la efectividad de WhatsApp están:
El sesgo de confirmación: la poca capacidad del receptor para recibir críticamente información que respalde o confirme sus creencias y prejuicios. Lo importante en tiempos de tensión política hace menos importante la evidencia y más importante el hecho de que se ajuste a las creencias preconcebidas.
Anclaje en lo verdadero y al vacío: las noticias falsas se aprovechan de elementos verdaderos para validar el resto del relato, lo que conecta las creencias y valores de quienes leen la noticia con aspectos no confirmados de la información.
Fiabilidad: quien recibe la información en WhatsApp lo hace desde personas en las que tiende a confiar más, como los grupos familiares o vecinales.
La gloria reflejada: un concepto de la psicología social según el cual las personas tienden a asociarse con personas exitosas para sentirse exitosas. Así, al transmitir un mensaje con información exclusiva, el emisor se sentiría victorioso y bien conectado.
Las campañas de odio y desinformación tienen a su favor, además, el hecho de que enfocan el debate político en redes hacia hechos escandalosos, y lo divorcian de las ideas y conceptos. El miedo, entre otros instintos básicos, fuerza al público a discutir sobre la inmediatez mientras se diluye la capacidad de una comprensión del contexto más general. Es ahí donde esta aplicación sustenta su uso como herramienta de la guerra de la información.
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