Por Alejandro Marcó del Pont | 20/01/2025 | Economía
Fuentes: El tábano economista
La pedantería de Trump sobre ciertos temas esconde mucho más de lo que uno cree
Siguiendo el análisis del artículo anterior, donde abordamos cómo el Proyecto 2025 constituye la hoja de ruta para las políticas de Donald Trump, retomamos el concepto de «Estado profundo». Este término hace referencia a una red de actores corporativos, militares, tecnológicos y políticos que moldean la política estadounidense, trascendiendo la alternancia partidista..
En este contexto, analizamos cómo estas élites —que incluyen corporaciones multinacionales, contratistas de defensa y sectores financieros— han impulsado una agenda común. Aunque las políticas del Proyecto 2025 y las de Trump pueden diferir en tono y estilo, ambas comparten una convergencia estratégica basada en los principios del reaganismo. Este enfoque busca reforzar la posición dominante de Estados Unidos en regiones clave del panorama global.
A pesar de que estas estrategias suelen presentarse como aislacionistas, en realidad responden a una lógica expansionista. Su objetivo principal es consolidar el control sobre recursos estratégicos, rutas comerciales y zonas de influencia militar. Para entender esto, resulta crucial analizar al menos tres de las cuatro regiones que ocupan un lugar central en esta visión geopolítica: Groenlandia, Canadá, Panamá y Taiwán.
Groenlandia: una pieza clave en el Ártico
Groenlandia, a pesar de su aparente inhóspita geografía —cubierta en un 80% por hielo y situada a más de 3.000 kilómetros de Washington—, tiene un lugar fundamental en la estrategia global de Estados Unidos. Su importancia radica en su ubicación estratégica, sus vastas reservas de recursos naturales (incluidas tierras raras e hidrocarburos) y su potencial en el contexto del transporte marítimo ártico.
Históricamente, Groenlandia ha sido un punto de interés para las grandes potencias, especialmente desde la Segunda Guerra Mundial. Actualmente, su posición geográfica la coloca en el cruce de dos posibles rutas marítimas árticas: el Paso del Noroeste y la Ruta Marítima Transpolar. A medida que el hielo en el Ártico se derrite, estas rutas podrían reducir significativamente los tiempos de navegación y evitar puntos de estrangulamiento tradicionales como el Canal de Suez.
Además, Groenlandia alberga la base militar estadounidense Pituffik, una instalación clave para la alerta temprana de misiles y la vigilancia espacial. Asimismo, forma parte de la llamada brecha GIUK (Groenlandia-Islandia-Reino Unido), una zona crucial para la defensa antisubmarina en el Atlántico Norte. Este papel militar convierte a Groenlandia en una piedra angular de la seguridad estadounidense frente a Rusia y otros competidores.
Desde el punto de vista político, el interés de Estados Unidos por Groenlandia no es nuevo. La metodología aplicada para que Groenlandia sea parte de los EE.UU. o una nación independiente es irrelevante y no es un mero capricho, se basa en el marco histórico y legal establecido por el Acuerdo de Defensa de Groenlandia de 1951. Este acuerdo otorga a Estados Unidos la capacidad de influir significativamente y potencialmente controlar este territorio. La Ley de Autogobierno de Groenlandia de 2009 dio a los groenlandeses el derecho a declarar su independencia de Dinamarca. La mayoría de los groenlandeses apoyan una independencia futura, aunque la dependencia económica de los subsidios daneses complica este objetivo. Dinamarca proporciona alrededor de 500 millones de dólares cada año a Groenlandia en subsidios. Un regalo para EE.UU. por donde se lo mire.
Panamá y la sombra de China
El Canal de Panamá, una de las rutas comerciales más importantes del mundo, ocupa un lugar prioritario en las estrategias de Estados Unidos. Aunque formalmente bajo el Tratado de Neutralidad, entre Panamá y Estados Unidos se garantiza la imparcialidad permanente del Canal con un acceso justo para todas las naciones y peajes no discriminatorios, la creciente influencia china en el área ha generado preocupaciones estratégicas en Washington.
Desde 2017, China ha aumentado su participación en proyectos de infraestructura en Panamá, como la adquisición del puerto de Colón y su vinculación al megaproyecto de la Ruta de la Seda. Estas inversiones han llevado a un mayor control chino sobre los accesos al canal. Si bien este control no supone un problema directo para la seguridad estadounidense, el contexto cambia cuando se considera el megapuerto de Chancay en Perú, desarrollado en cooperación con China, que representa una amenaza comercial y estratégica para la región.
Panamá se comprometió a garantizar que los peajes y los cargos relacionados con el tránsito sigan siendo “justos, razonables, equitativos y coherentes con el derecho internacional”. El consentimiento de un trato preferencias en la fijación de tarifas considerando los intereses de los Estados Unidos, así como la neutralidad, son ejes centrales. El control económico de China en ambos lados del canal puede dar pie a al incumplimiento de cualquiera de estos compromisos.
El comercio entre EE.UU. y Panamá asciende a 12.500 millones de dólares anuales, lo que subraya la importancia del Canal como un activo económico y estratégico clave. Trump ha prometido tomar medidas drásticas, incluyendo una posible militarización del Canal, si Panamá no reduce los costos de los fletes estadounidenses o si considera que la influencia china pone en riesgo la neutralidad del paso.
Taiwán: el corazón del Indo-Pacífico
Taiwán ocupa una posición estratégica esencial en el Indo-Pacífico, una región que concentra más del 60% de la economía mundial y alrededor del 40% del comercio marítimo global. Su relevancia no solo radica en su ubicación geográfica, sino también en su papel como líder en la producción de semiconductores, componentes críticos para las industrias tecnológicas y militares de Estados Unidos y sus aliados.
Desde 1979, Estados Unidos ha mantenido su compromiso con Taiwán en virtud de la Ley de Relaciones con Taiwán , que obliga a Estados Unidos a proporcionar a Taiwán los medios para defenderse. Oficialmente, la política de “ambigüedad estratégica” de Washington respecto de su defensa de Taiwán en caso de un ataque de la República Popular China se debate con la política oficial “de una sola China”. Muchos creen que Estados Unidos debe reconsiderar la “ambigüedad estratégica” en favor de la “claridad estratégica”. El énfasis en armar a Taiwán en lugar de involucrar militarmente a Estados Unidos en la defensa de la isla es uno de los muchos desafíos que aguardan a la administración Trump.
La importancia de Taiwán se amplifica cuando se considera su ubicación como un punto de control en las principales rutas marítimas del Indo-Pacífico. La isla se encuentra cerca del Estrecho de Malaca, por donde transita gran parte del comercio energético hacia Asia Oriental, y su dominio representa un freno directo al expansionismo chino en el Mar de China Meridional. En este sentido, la política hacia Taiwán está intrínsecamente ligada a la rivalidad entre Estados Unidos y China por el control de esta región clave.
Además, la capacidad de Taiwán para resistir la presión de Beijing tiene implicaciones más amplias en el orden mundial. Una invasión exitosa por parte de China no solo desestabilizaría el Indo-Pacífico, sino que también debilitaría la credibilidad de Estados Unidos como garante de la seguridad internacional. Por esta razón, cualquier enfoque de Trump hacia Taiwán tendría como eje central el fortalecimiento de las defensas de la isla, priorizando la disuasión en lugar de la intervención directa.
Aunque Groenlandia, Panamá y Taiwán son regiones geográficamente distantes, comparten un denominador común: son piezas clave en el tablero estratégico global frente a China. Mientras que Groenlandia y Panamá aseguran el acceso a recursos estratégicos y rutas comerciales en el Atlántico y el Caribe, Taiwán representa la puerta de entrada al Indo-Pacífico. Juntas, estas regiones reflejan una lucha por el control de los flujos comerciales, las cadenas de suministro y las esferas de influencia militar en un mundo cada vez más multipolar.
Fuente: https://eltabanoeconomista.wordpress.com/2025/01/19/de-taiwan-al-artico/
https://rebelion.org/de-taiwan-al-artico/
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