El gran perdedor ha sido el modelo electoral, que ha quedado “desnudado” por perverso, manipulable, corrompible y antidemocrático.
Aldo Álvarez/Abogado y Catedrático
Estando las cosas más o menos claras (aun hay serias dudas con relación al último diputado por San Salvador), con relación a las elecciones del 1 de marzo pasado, podemos entonces establecer una ruta de análisis en relación al espectro político y a los partidos contendientes. Si bien es cierto, la Sala de lo Constitucional podría “abrir causa” en relación a las elecciones pasadas, porque estime probables violaciones de índole constitucional (que creo que sí existieron y bastantes), no obstante y como lo he señalado reiteradamente, nuestro sistema electoral tiene profundas falencias, las cuales deberán de servirnos en todo caso para mejorar el sistema en el futuro, pero esta elección, con sus luces y sombras, conformó una Asamblea más o menos parecida a la anterior, aunque en una aparente configuración de bloques legislativos que se explican más por el lado de los intereses y pragmatismos que por el de las ideologías reales o presumidas.
En términos numéricos el partido ARENA obtuvo mayor cantidad de diputados que su némesis política, el FMLN, de lo cual podría inferirse que ello conlleva a una victoria electoral ostensible. Nada más alejado de la realidad. Una victoria ostensible en términos legislativos podría implicar la asignación de una mayoría parlamentaria (sin el establecimiento de bloques legislativos), al menos en términos simples. Y ello por supuesto en un escenario adonde un mayoritario porcentaje de los electores concurrió a ejercer el sufragio, lo cual no ocurrió, pues sólo el 47.8% de la población acudió a votar, lo cual implica que el ausentismo rondó el 52.2%. Así, en este escenario y con todas las “irregularidades” que se presentaron en el evento electoral, es poco menos que pírrica la declaratoria de una victoria, más bien creo yo que el gran perdedor ha sido el modelo electoral que ha quedado “desnudado” por perverso, manipulable, corrompible y antidemocrático.
En el anterior orden de ideas, uno se pregunta: ¿Si ARENA es el principal partido de oposición, por qué la población no le otorgó una victoria ostensible dándole mayoría parlamentaria simple? Más bien creo que no fue ARENA la que subió ostensiblemente en su caudal de votación (de hecho lo hizo pero muy poco), creo que fue el FMLN el que, producto del “natural” desgaste que produce el gobernar y otras acciones políticas poco aceptables por muchos de sus votantes tradicionales y no tradicionales (como la alianza que ha establecido con partidos de “derecha”), ha sido el que bajó su caudal de votos, ostensiblemente.
Por ello, a ARENA Yo le diría: Dispónganse a administrar su “victoria”; dispónganse a administrar su caudal electoral acumulado; reorganicen los cuadros del partido; busquen y definan de una buena vez su identidad ideológica, decidan si van a seguir siendo un partido atrasado con ideas conservadoras aunque con acción “neoliberal” (un completo contrasentido); decidan si van a seguir siendo un partido neoconservador-mercantilista o si se van a convertir de una buena vez en un partido liberal-democrático de vanguardia, pues la tesis del “nacionalismo” no los sitúa en ningún lugar del pensamiento político (se puede ser nacionalista de derecha o de izquierda). Decidan de una buena vez si se van a convertir en un partido moderno y “propiedad” de los militantes y no un partido-instrumento al servicio y “propiedad” de lo que sus mismas bases llaman “los financistas”.
Definan de una buena vez si se van a desenmarañar de “taras” ideológicas del pasado como el anticomunismo a ultranza, y si se van a convertir en un partido que defiende las libertades individuales, la democracia, el libre mercado, el Estado de Derecho, pero dentro de un esquema de respeto absoluto (no interesado) a la institucionalidad democrática. Si van a renunciar a ser un simple instrumento del poder oligárquico de este país (con su particular característica hoy día de ser de capital transnacionalizado); definan de una buena vez si se van a convertir en un partido liberal que lejos de representar los intereses de un puñado de financistas con cabeza oligárquica, representen el anhelo de prosperidad de todos los salvadoreños que creen en las libertades individuales, que creen en el libre mercado, pero uno libre de verdad con reglas claras de competencia y sin distorsiones como las que ustedes hicieron en el pasado con tintes de un rancio mercantilismo del siglo XV, que tienen una visión de lo que el Estado debe de ser para garantizar que no existan abusos a las libertades del mercado, de aquellos que creen en el sistema de libertades democráticas y económicas.
En últimas, ¿están dispuestos a convertirse en un partido realmente moderno, a la altura de las nuevas concepciones que las derechas más progresistas tienen en el mundo libre y desarrollado? ¿Están dispuestos a renunciar solemnemente a buscar hacer prevalecer el interés de grupúsculos económicos de poder en detrimento de los intereses de las mayorías? ¿Están dispuestos a convertirse en una oposición constructiva, racional y coherente con las necesidades del pueblo? Porque si no, lo que ahora celebran como una “gran victoria” podría ser simplemente la antesala de la próxima gran derrota en unos tres años.
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