Página/12
La policía de Chicago asesinó a tres personas en la noche del sabado, incluida una madre de cinco hijos. Ya habían sido cuestionados por acciones de brutalidad contra ciudadanos afroamericanos.
La policía de Chicago, cuestionada por acciones de brutalidad contra ciudadanos afroamericanos, asesinó a tres personas en la noche del sábado, incluyendo a una madre de cinco hijos, a quien agentes dijeron haberle disparado accidentalmente cuando respondieron a una denuncia por un caso de violencia familiar. Según el Chicago Tribune, un joven de 19 años, Quintonio LeGrier, amenazó a su padre con un bate de béisbol, gesto que originó el llamado a la policía. Su vecina, Bettie Jones, fue la encargada de comunicarse con los agentes, por el padre del joven. Al llegar al lugar, los policías encontraron “a una persona agresiva” y uno de ellos “debió utilizar su arma, hiriendo mortalmente a dos personas”, dijo la policía en un comunicado. “Una mujer de 55 años fue herida accidentalmente y murió trágicamente”, agregó el comunicado, en el que la policía envió condolencias a su familia.
Según la prensa local, la familia del joven asesinado explicó que LeGrier tenía trastornos mentales. Cuando llegó la policía, el chico habría bajado las escaleras con el bate de béisbol en la mano y los agentes habrían disparado contra él y contra la vecina, contó la familia. “Una mujer inocente murió porque la policía disparó sin más”, lamentó la madre del joven en declaraciones al canal WLS. La policía prometió investigar lo ocurrido y aseguró que harán llegar todas las evidencias a la fiscalía en los próximos días. “Cada vez que un agente utiliza la violencia le debemos una explicación a la opinión pública”, aseguraron las autoridades.
Al menos uno de los agentes de policía implicados en la muerte del joven y su vecina fue destinado a tareas administrativas durante 30 días, dijo la policía, sin precisar el número exacto de agentes involucrados. Se trata de un procedimiento estándar puesto en práctica por el nuevo jefe de la policía de Chicago, John Escalante, en este tipo de casos. Su predecesor había sido destituido a principios de diciembre después de una semana de manifestaciones relacionadas con la muerte de un adolescente negro, Laquan McDonald, de 17 años, abatido de 16 tiros en la calle por un policía blanco.
Los parientes de las víctimas organizaron ayer una conferencia de prensa para manifestar su malestar por los asesinatos y exigir que los policías rindan cuentas ante la Justicia. “Mi hijo era un niño respetuoso que trabajaba duro en la escuela”, señaló ante las cámaras de televisión Janet Cooksey, madre de Quintonio LeGrier. Durante la movilización varios manifestantes llevaban camisetas estampadas con el lema “Rahm nos ha traicionado”, en alusión al alcalde de Chicago, Rahm Emanuel, criticado por su gestión en anteriores casos de brutalidad policial contra negros.
En un comunicado difundido ayer citado por los medios estadounidenses, el legislador Bobby Rush preguntó por qué la policía abrió fuego antes de utilizar otras técnicas de persuasión como la pistola eléctrica. “¿Por qué disparar a alguien parece ser la táctica por defecto de la policía de esta ciudad?”, quiso saber el legislador.
En otro incidente, la policía de Chicago dijo haber disparado a un hombre armado en una intervención contra “un asalto en curso”. El hombre, que resultó herido, murió en el hospital. Se encuentra en marcha otra investigación para establecer las circunstancias del crimen. Estados Unidos fue escenario de decenas de manifestaciones en los últimos 18 meses, que a veces desembocaron en disturbios, tras casos de brutalidad y abusos policiales cometidos contra ciudadanos negros. El detonante fue la publicación de un video que muestra cómo un policía blanco mató a tiros a un joven de 17 años en 2014. El Departamento de Justicia investiga al departamento de policía de esa ciudad.
En este contexto, un juez federal de Estados Unidos determinó a mediados de diciembre que la policía de Chicago realizó abusos en el incidente que precedió a la muerte de un afroamericano detenido en 2012 y que fue arrastrado varios metros con las esposas colocadas en sus manos. El juez Matthew Kennelly señaló que el agente Keith Kirkland utilizó la fuerza “de forma excesiva” cuando arrastró al afroamericano Philip Coleman, de 38 años, desde su celda, varios metros por un pasillo, tras haberse negado a acudir a los juzgados y haber sido reducido por los policías con una pistola de descarga eléctrica. El juez también indicó que el supervisor de Kirkland, el sargento Tommy Walker, debería haber evitado lo que hizo el agente, aunque por el momento no se determinó todavía una condena. La polémica por este caso fue reavivada con la divulgación de un video en el que se ve a Coleman en el calabozo y a seis policías que entran a la celda a despertarlo, supuestamente para indicarle que debe acudir al juzgado para que se le lean los cargos.
Según un estudio de The Washington Post, agentes de policía estadounidenses dispararon y mataron a 1000 civiles en este año.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=207292
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