Sobre la provocación de la OTAN a Rusia
¿Hacen faltas más pruebas para demostrar al mundo quiénes han estado apoyando, armando y el financiando al auto denominado "Estado Islámico" (Daesh-ISIL en adelante)? ¿Por qué Turquía, país miembro de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN), derriba un avión ruso que se disponía para atacar a los mismos grupos que semanas atrás habían ordenado una acción terrorista contra un país también miembro de la organización: Francia? ¿Por qué se produce el hecho a pocos días de que las fuerzas aéreas rusas bombardearan y acabaran con la infraestructura y vehículos cisternas petroleros utilizados por el Daesh-ISIL para el contrabando de crudo hacia países de la OTAN, tal como lo demostró con imágenes el líder ruso Vladimir Putin durante la cumbre del G20? ¿A quiénes beneficia el contrabando de petróleo desde Siria e Irak? ¿Quiénes son los verdaderos terroristas y jefes del Daesh-ISIL? ¿Serán los califas Abu–Barack Obama-Al Bagdadi y Abu–Tayyip Erdogan-Al Bagdadi?
Estas preguntas han sido bastantes veces respondidas por la cruel realidad que sacude el Medio Oriente y el Norte de África. Ya no es necesario seguir resaltando las declaraciones de la ex secretaria de Estado, Hillary Clinton, cuando reconoció públicamente que "Estados Unidos fueron los responsables de crear al grupo Daesh-ISIL". Mucho menos que el ex jefe de la OTAN, Wesley Clark, reconozca públicamente haber "tenido siempre la impresión de que Ankara apoyaba al Daesh-ISIL de una forma u otra y "que el petróleo que éste grupo vende para financiarse va, sin duda, a Turquía. Esta vez sus acciones hablan por todos ellos.
Con la emboscada y derribo del avión ruso Su-24 [1] por un país miembro-vasallo de la OTAN, la máxima organización terrorista US-europea, ha roto su careta y asumido la responsabilidad de las grandes masacres y el terrorismo que padecen millones de personas inocentes en el mundo, cuando organiza, arma e introduce en muchos países considerados "objetivos-claves" a grupos mercenarios para derrocar a los gobiernos insubordinados a sus groseros intereses, a quienes cataloga como "estorbos", "infieles" que "amenazan la Seguridad Nacional" de las potencias imperiales.
El derribo del caza ruso que cumplía legítima labores anti terroristas en territorio sirio -cuyos pilotos nunca violaron el espacio aéreo turco y, por lo tanto, no esperaban el puñal traicionero de 2 cazas F-16 turcos- no puede interpretarse de otra forma sino como un alevoso acto de provocación de la OTAN contra Rusia y todos los países de Eurasia que conforman la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), y también contra el Consejo de Cooperación de Shanghai que une a Rusia y China, éste último país que enfrenta igualmente la amenaza terrorista en la región de Xinjiang, lugar donde habita la etnia Uyghur.
Los avances de la Coalición Internacional líderizada por Rusia han sido más que evidente. A poco más de un mes de haberse iniciado los ataques aéreos rusos contra las fuerzas del Daesh-ISIL en Siria, el 30 de septiembre del presente año, los mismo han logrado destruir las fuentes de financiamiento, la mayor parte de la infraestructura militar y de armamento estratégico utilizados por los terroristas - armas que les fue suministrado por los países de la OTAN -, así como los más importantes centros de mando, y liquidado al mismo tiempo a varios de los comandantes terroristas claves e incalculable número de sus tropas. Esto ha facilitado importantes avances de las fuerzas sirias sobre el terreno, que han recuperando cientos de poblados y posiciones claves, permitiendo que más de un millón de sirios desplazados regresen a sus hogares ahora que se acerca el invierno. Pero la victoria política y militar más importante de Rusia ha sido el haber desenmascarado a la falsa coalición "antiterrorista" liderizada por Estados Unidos, que en más de un año de supuestos "ataques" contra los mismos grupos no ha podido derrotarlos, por el contrario, los han fortalecido entregando armamento estratégico y entrenamiento militar. Maquiavelismo del más puro.
Desesperada represalia turca-otanista
La provocación turca-OTAN se suscita en un momento clave de la guerra contra el terrorismo, luego de que las fuerzas aéreas rusas destruyeran completamente la fuente principal de financiamiento del Daesh-ISIL: toda la infraestructura petrolera y de transporte utilizado para el contrabando de petróleo hacia Turquía. Pero este negocio no era exclusivo de los terroristas, pues también se ha beneficiado el gobierno turco y familiares cercanos al califa Abu-Erdogan-Al Bagdadi tal como lo demuestra el investigador francés Thierry Meyssan.
En su artículo titulado "Turquía en peligro", Meyssan revela que "Las exportaciones de crudo, recientemente reiniciadas en violación de la resolución 2701 del Consejo de Seguridad de la ONU, ya no pasan a través de Palmali Shipping & Agency JSC, la compañía del multimillonario turco-azerí Mubariz Gurbanoglu, sino de la empresa de Bilal Erdogan, hijo del presidente turco". También es sabido que la familia Erdogan no es la única beneficiada, del mismo robo participan otros capitales de la OTAN [2].
La inmediata respuesta rusa
Un día después de que el bombardero Su-24 ruso fuese alcanzado por un misil aire-aire turco, el presidente ruso Vladimir Putin tomó la decisión de enviar a la base Hmeymim en Siria los modernos y ultra temidos sistemas antimisilisticos y antiaéreos S-400 Triumf, así lo declaró el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú [3].
Según los expertos, el sistema S-400 Triumf está diseñado para destruir varios objetivos a la vez y a diferentes alturas, con lo que es capaz de crear una defensa antiaérea de varias “capas”. Pueden destruir simultáneamente hasta 36 blancos aéreos de cualquier tipo y contraatacarlos con hasta 72 misiles, su alcance es hasta 200 km. [4], lo que dará a Rusia el control total del espacio aéreo del país árabe, permitiéndole derribar cualquier avión militar de la OTAN que se atreva a sobrevolar Siria sin su consentimiento.
Al mismo tiempo, la armada rusa ha desplegado el crucero pesado ruso Moskvá, que dispone de un potente sistema antiaéreo, ha sido desplegado ante las costas de la provincia Siria de Latakia. El navío cuya misión es derribar cualquier objetivo aéreo potencialmente peligroso para los aviones rusos que participan en operaciones antiterroristas en Siria, compaña a los sistemas S-400 y S-300 entre otros sistemas desplegados en tierra, y que termina por blindar el espacio aéreo sirio [5].
La fragilidad de Turquía
La inestabilidad, la fragilidad y las posibilidades de una implosión y desintegración del aparentemente “sólido” Estado y sociedad turca, hoy se hace más factible de lo que se pensaba hasta hace poco. Son profundas las contradicciones políticas, étnicas, culturales y sociales que amenazan al Estado construido de las ruinas del imperio otomano por el genocida Kamal Ataturk.
Las crecientes desigualdades sociales en Turquía expresadas en la profunda brecha existente entre ricos y pobres explica los choques políticos y sociales de las distintas corrientes religiosas (sunitas, alawitas y alevíes) y las fuerzas laicas nacionalistas y de izquierda de ese país. Esta situación ha dado impulso a las exigencias de mayor autonomía e independencia de las "minorías" -que no son tan minorías- como lo es el pueblo kurdo, cuyas banderas han tomado fuerza desde que sus hermanos en Irak alcanzaran crear un Estado independiente de facto al norte de ese país con capital en Erbil. Sin embargo, allí no queda todo.
La economía turca en picada
La economía de Turquía se encuentra en franco deterioro, socavada por la explosiva situación de la región y la inestabilidad política interna de ese país.
Un análisis económico que meses atrás publicara el diario español El País, con datos obtenidos del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y otras fuentes del gobierno turco, ya advertía de la crisis económica creciente de ese país. El mismo dice:
“La brusca reducción del turismo ruso y europeo producto de la ola terrorista y la movilizaciones sociales de protestas han impactado bruscamente al sector turismo que representa para su economía una importante fuente de ingresos, razón por la que se estima que las entradas del sector quedarán este año por debajo de los 30.000 millones de dólares, y quizás no alcance la mitad de esa cifra.
Menor crecimiento. El crecimiento durante el primer trimestre de 2015 se quedó en el 2,3% del PIB y se estima que no llegará al 2,5% en todo el año, muy lejos del objetivo del 4% fijado por el Gobierno. El Banco Mundial ha reducido unas décimas las previsiones de crecimiento para Turquía en 2016 y 2017, situándola en el 3,5 %, una cifra insuficiente, según los expertos, para asumir la ingente mano de obra que cada año se suma al mercado laboral de este país con una población muy joven, pero que denota un creciente déficit en su cuenta corriente, una producción industrial en retroceso, creciente desempleo, un PIB debilitado y una divisa que se deprecia rápidamente. La divisa turca ha llegado a perder, en seis meses, un 18% frente a un debilitado euro, y en un año lleva acumulada una depreciación superior al 30% respecto al dólar.
Huida de capitales. La crisis de la moneda turca está relacionada con la huida de capitales especulativos ante los constantes cantos de sirena de la Reserva Federal estadounidenses de subir los tipos de interés. Sin embargo, Recep Tayyip Erdogan, que ha obligado al Banco Central a mantener las tasas de interés por debajo de lo recomendable, a fin de continuar la ilusión del consumo interno ante la caída de las exportaciones.
Según datos de la Asamblea de Exportadores de Turquía en los seis primeros meses del año las exportaciones se redujeron un 8,1%. La razón se halla, por un lado, en que buena parte de los principales destinos de las exportaciones turcas —UE, Rusia, Irak— están sumidos en sus propias crisis y, por el otro, en que el aumento del dólar ha llevado una inflación de los costes de producción.
Cabe recordar que la industria turca no es de un gran valor añadido y se calcula que por cada 100 dólares de exportación se necesitan importar 80 en materias primas. Además, gran parte de las exportaciones se cobran en euros, lo que añade problemas dado el debilitamiento de la moneda común europea frente a la estadounidense.
El conflicto sirio y la guerra contra el Estado Islámico, que amenazan con expandirse al interior de Turquía, han sido otro duro golpe a la economía local, especialmente a lo largo de su frontera sur, que justamente ahora se recuperaba de las tres décadas de conflicto con los kurdos. Por ejemplo, en Hatay, fronteriza con Siria, este año muchos agricultores han dejado pudrirse las naranjas en los árboles. La razón es que los precios se han desplomado por el cierre de las rutas comerciales: esta provincia era una de las que mayor flota de camiones tenía y cada día cientos de ellos partían cargados de cítricos y otros productos de exportación hacia los países del Golfo Pérsico atravesando Siria e Irak.
Otro problema ligado al conflicto en Siria e Irak es el elevado número de refugiados. El Gobierno turco ha abierto la puerta a más de dos millones de personas que huían de la guerra, lo que le ha supuesto un gasto presupuestario adicional de 6.000 millones de dólares y elevada tensión social, ya que en las provincias con mayor presencia de sirios los precios –especialmente los alquileres- se han disparado, mientras los salarios han caído y el desempleo se ha incrementado.
Algunos cálculos sitúan la economía sumergida del país entre el 30 y el 40 % de su PIB, algo menos que hace una década cuando se estimaba en la mitad (el uso del dinero inorgánico, en una sociedad muy dada a endeudarse, ha hecho aflorar parte de estos flujos). Sea como fuere, sigue siendo un reto para el Gobiernos turcos [6].
Desde que Turquía se implicara en la mal llamada “Primavera Árabe”, apoyando la guerra otanista contra uno de sus principales socios como lo fue Libia, y en las acciones mercenarias contra otro de sus socios comerciales menores como lo fue también Siria, la industria manufacturera turca se vino abajo, perdiendo los principales mercados de aquellos productos que no pueden comercializarse en la UE.
Y por si no fuera suficiente, luego de que Rusia bombardeara la fuente de suministro turco de petróleo barato-robado por el Daesh-ISIL proveniente de Siria, y del derribo un avión ruso - que nunca habría sido posible sin la anuencia de la OTAN- , la situación para Turquía se complica aun más. El gobierno ruso ha pedido a sus ministros revisar todas las relaciones comerciales y proyectos entre ambos países. Las consecuencias económicas para Turquía serán inmediatas y desastrosas.
Rusia advierte que "Las consecuencias pueden ser la renuncia a un número importante de proyectos conjuntos y compañías turcas perdiendo su posición en el mercado ruso", aseguró el presidente ruso Dimitri Medvedev.
Fuente desatacada por la cadena de noticias RussiaToday (RT) y El Mundo de España señalan que:
“El volumen de negocio entre Turquía y Rusia es notable. Turquía ganó 5.000 millones y medio de euros en exportaciones a su vecino ruso en 2014, período durante el cual importó, de Rusia, bienes por valor de casi 23.000 mil millones y medio de euros. Los rusos son el séptimo mayor socio de exportación de Turquía, y su primer socio de importación.
Turcos y rusos tienen dos grandes proyectos entre: la primera central nuclear de Turquía, licitada por 20.000 millones de dólares, y un gasoducto que debía ser alternativa al transporte de gas a Europa por Ucrania. Además, Rusia es el primer proveedor de gas de Turquía -importó de allí el 54,76% de su gas en 2014- y, para Rusia, Turquía es el segundo mayor cliente gasístico tras Alemania.
La central nuclear de Akkuyu, en la provincia de Mersin, es un viejo sueño turco. Una subsidiaria de la corporación estatal rusa Rosatom la construye, fruto de un convenio entre Turquía y Rusia. Está previsto terminarse en 2020. Ethemcan Turhan, investigador en el Istanbul Policy Center, destaca que "de querer Turquía cancelar el convenio de construcción, la indemnización a pagar sería millonaria".
Además de depender en un 54,75 del gas natural ruso, para producir la mitad de su energía eléctrica, Turquía compra, "el 16% de nuestro crudo a Rusia. El 35% del carbón que importamos procede de Rusia", según el académico Necdet Pamir. Estos números muestran una escena delicada de querer Rusia cerrar el grifo, opción que no vislumbran columnistas como Ugur Gürses, del Today's Zaman.
Otro asunto que podría resultar perjudicado por el derribo del avión es el de la construcción del gasoducto llamado Turkish Stream, entre Rusia y Turquía. Las conversaciones ya estaban suspendidas desde el verano pasado, luego de que Ankara elevara ante el arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional la exigencia de una rebaja del precio del gas natural a la empresa rusa Gazprom.
"Es difícil emprender conversaciones de nuevo. A menos que se adopte un paso de reconciliación, Rusia posiblemente no continuará con este proyecto. Incluso Rusia podría desecharlo y emprender uno alternativo", opina al periódico turco Hürriyet un representante del sector, hablando bajo condición de anonimato.
El investigador Ethemcan Turhan indica que otros negocios, como el de la exportación de productos agroalimentarios -cuyo principal mercado internacional es Rusia- que también podrían acabar perjudicados por la crisis entre Rusia y Turquía. Otro de los más golpeados podría ser el sector de la construcción. El 20% del negocio de la construcción turco, la mayor tajada, está en Rusia.
Los empresarios textiles y automovilísticos también esperaban la recuperación del rublo ruso para incrementar sus negocios, una esperanza que ahora puede quedar en agua de borrajas. Turquía exportó a Rusia vehículos por un valor nada despreciable de 640 millones de euros. Turquía y Rusia querían aumentar su volumen de negocio, para 2020, a 94 mil millones de euros. Ahora, todo está en el aire” [7].
Turquía cometió un grabe error al derribar un avión ruso, pues en las relaciones bilaterales tiene mucho que perder. El Estado turco sortea una crisis económica sin precedente que se verá aún más perjudicada por las sanciones económicas iniciadas por Moscú contra el régimen de Ankara. La creciente protesta social del pueblo turco y las represiones podrían devenir en un golpe de Estado en Turquía. Rusia no dejará de utilizar ésta formidable arma para hacer pagar al régimen turco por su provocación criminal y apoyo descarado a los grupos terroristas.
Rusia es una de las potencias militares y nucleares más poderosas del planeta, por lo que, muy fácilmente habría podido responder a la provocación militar de la OTAN con un golpe mortal a las fuerzas turcas desplegadas en la frontera con Siria que protegen a los terroristas del Daesh-ISIL, pero no lo hizo, y todo indica que tampoco lo hará. Una respuesta militar desesperada de Rusia habría conllevado a una escalada impredecible colocando a la región al borde de la 3ra Guerra Mundial. Pero la inteligencia, el conocimiento de las debilidades del adversario, la paciencia y el cálculo frío en situaciones adversas es lo que caracteriza al líder ruso Vladimir Putin, quién ha respondido no sólo con el envío de cruceros misilisticos anti aéreos y los sistemas S-400 a territorio sirio, sino por el flanco más doloroso y débil para los canallas capitalistas turcos y sus socios: la economía turca.
Pero no todo acabará allí. Ahora que Abu -Erdogan- Al Bagdadi se ha quitado la careta, y con éste también la OTAN, es razonable pensar que el líder ruso no tendrá impedimentos para apoyar decididamente a los pueblos kurdos que luchan por la independencia de toda la histórica Kurdistán ¿Se olvidan de la guerrilla del PKK? Lo que es igual, no es trampa.
La provocación de la OTAN ha sido una muy mala jugada de la mayor organización terrorista, y que costará muy caro al fiel vasallo turco.
Fuentes:
[1] Incidente grave
[2] Hacia el fin de Erdogan
[3] Rusia envía sistema S-400 a Siria
[4] La respuesta rusa
[5] Crucero ruso ocupa posiciones
[6] Pobre desempeño de la economía turca
[7] Turquía rebaja el todo ante represalias de Rusia
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=206288
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