“Mi mensaje es que las cosas tienen que cambiar, y tienen que cambiar ahora”, dijo Trump.
Imagen: AFP
El candidato republicano quiso garantizar que el discurso más importante de su vida política fuera a prueba de balas. Se reescribió todo lo que aun vagamente pudiera no ser de su cosecha. Incluso le pasaron un software de detección de plagios.
Donald Trump aceptó ayer su nominación como candidato presidencial de los republicanos, en la Convención Republicana en la ciudad de Cleveland, Ohio.
“Tengo un mensaje para ustedes: el crimen y la violencia que hoy afligen a nuestra nación pronto acabarán’’, afirma Trump en uno de los pasajes difundidos por su jefe de campaña.
Hasta el lunes, la mayor preocupación de Trump sobre su discurso de campaña era cuánta información revelar acerca de sí mismo y de su familia, debido a que esa intervención es la más personal que un candidato debe dar. Sin embargo, la polémica que generó el plagio de las palabras de Michelle Obama (de la Convención del 2008) por parte de su esposa, Melania Trump, subió las apuestas exponencialmente. Según el diario The New York Times el discurso de Trump no podía limitarse solamente a ser el mejor de todos los que haya dado, sino que tenía que ser a prueba de balas.
El martes se había corrido la voz de que todas las partes del texto preparado que estuvieran vagamente inspiradas en discursos, ensayos, libros o publicaciones de la red social Twitter, tuvieron que ser reescritas o atribuidas. El jefe de discursos de Trump, Stephen Miller, aseguró que el discurso de aceptación era totalmente original. Asimismo, Miller dijo que había leído detenidamente los pasajes en los que el candidato republicano había contribuido y estaba seguro de que no contenían ningún problema. También descargaron un software de detección de plagio para que analice el borrador.
Trump dijo que su discurso se centraría en su visión de una América Fuerte que alguna vez existió, pero ya no, y que puede volver bajo su administración. Según él, su mayor desafío fue ponerse a sí mismo en el discurso, hablar de su crianza, las primeras experiencias y relacionarlo con las esperanzas y aspiraciones de otros estadounidenses. “Nunca me sentí cómodo hablando de lo personal y acerca de mi familia porque me pareció que era un territorio especial. Usar historias familiares para ganar votos es tramposo. Y yo tuve una vida muy feliz mientras crecía y una gran relación con mi padre. Pero mi foco debe estar en todos los estadounidenses que están luchando”, aseguró el candidato.
Trump adelantó a pocas horas de dar su discurso que si gana en noviembre próximo no defenderá automáticamente a los socios de la OTAN en caso de una agresión de Rusia y prometió no criticar a los aliados autoritarios de Washington, según una entrevista publicada ayer por The New York Times. “Si soy elegido presidente no ejerceré presiones sobre Turquía u otros aliados autoritarios que realizan purgas sobre sus adversarios políticos o reducen las libertades civiles. Estados Unidos debe resolver sus problemas antes de buscar cambiar el comportamiento de otros países”, sentenció Trump en el reportaje.
En la entrevista, sobre todo dedicada a la política exterior, Trump reiteró que es mejor mantener al régimen de Bashar al Assad en Siria en lugar de debilitar la lucha contra el Estado Islámico. “Estados Unidos no tiene derecho a dar lecciones a otros países. Miren lo que está pasando en nuestro país. ¿Cómo vamos a dar lecciones cuando hay personas que disparan contra la policía a sangre fría?”, agregó el candidato, haciendo referencia a los recientes ataques contra grupos de policías en Baton Rouge, Luisiana, y Dallas, Texas, enmarcados en el clima de creciente tensión racial que domina al país.
Una vez más, el magnate inmobiliario devenido en la gran sorpresa de la campaña presidencial dejó en claro que, de llegar a la Casa Blanca, intentará reformular dos de los más importantes acuerdos internacionales de Washington: la OTAN y el Nafta.
Por otro lado, desde que comenzaron las sesiones de la Convención Republicana, la candidata demócrata Hillary Clinton fue el centro de las acusaciones de los republicanos que tomaron la palabra en el podio del Quicken Loans Arena. Se convirtió en un encuentro anti Clinton, en el que predominaron las acusaciones de todo tipo contra la ex secretaria de Estado, desde considerarla una criminal a mensajes misóginos en remeras y carteles.También hubo abucheos para el senador de Texas y ex precandidato presidencial Ted Cruz, quien se negó a apoyar en su discurso al magnate inmobiliario.
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-304931-2016-07-22.html
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