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09 agosto 2016

Un flagelo a erradicar: el terrorismo



Estos son tiempos muy complejos, en que se acumulan acontecimientos dramáticos, desde terrorismo a golpes de Estado suaves y otros clásicos, duros y desde desastres climáticos pasando por el declive de instituciones hasta agitación social. No debemos soslayar la seria crisis sistémica que afecta a todo el planeta.

¿Por qué es hoy un fenómeno que constituye una característica de la época?

¿Qué es terrorismo? .Según el diccionario de la lengua española, Terror significa miedo muy intenso. Denominación dada a los métodos de justicia revolucionaria y contrarrevolucionaria, durante la Revolución francesa, en que estos eran frecuentes. Y terrorista es gobierno o partido que practica el terrorismo. Vieja práctica pero que hoy ha alcanzado con los mal llamados yihadistas un nivel jamás visto en la historia.

Debo aclarar que en mi opinión es nociva la propaganda consistente en mezclar y confundir el Islam con el terrorismo. Esas acciones nos encaminan inexorablemente hacia el choque entre civilizaciones.No debemos olvidar que las 22 civilizaciones que han existido nos han dejado un legado y de ello nos hemos beneficiado.

Terrorismo de estado


Durante años, Cuba fue víctima de constantes acciones de terrorismo de estado, por parte de agentes del vecino del norte. Las pruebas son evidentes, los perpetradores del acto de la voladura en pleno vuelo de una avión de “Cubana de Aviación”, en 1976, en Barbados, fueron Luis Posada Carriles y algunos de sus hombres, quienes gozan de la protección del gobierno norteño, porque todos ellos residen en la Florida y deambulan por sus avenidas, sin ninguna dificultad. Por esa y otras razones Cuba presentó en las Naciones Unidas, en 1985, un proyecto de resolución contra el terrorismo de estado; pero tirios y troyanos no querían discutir el tema. Aquellos polvos trajeron estos lodos y no se escuchó nuestra llamada de alerta. Y para ilustrar lo anterior, me referiré a lo escrito recientemente por el General Fabián Escalante y cito: “ En la cuarta etapa que se inicia en los comienzos de los setenta hasta finales de siglo, va a encontrar a la Seguridad cubana en condiciones de penetrar los centros terroristas de la CIA y así poder neutralizar varios de los complots homicidas. Entre los más destacados de entonces se encontraron el de Chile, cuando en 1971 Fidel visitó aquel país y luego más tarde, cuando en 1976 la CIA supuso que el dirigente cubano viajaría a la proclamación de independencia de la República Popular de Angola, donde se pretendía derribar el avión donde viajaría, hecho que fue denunciado por Fidel en ocasión del acto popular realizado en la despedida de duelo de las victimas del avión cubano dinamitado en pleno vuelo al despegar de la Isla de Barbados.

A partir de entonces la CIA y sus aliados, comenzaron una cacería internacional, para aprovechar los viajes del líder cubano para ejecutar el crimen. Probablemente el más sobresaliente de los complot de entonces y que caracteriza aquella etapa ocurrió en noviembre de 2000, durante la X Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de Iberoamérica que se desarrolló en Panamá, en el cual se planeó colocar una potente bomba en el paraninfo de la Universidad de ese país donde el dirigente cubano haría uso de la palabra”

Los aviones ametrallando Gaza, no tienen otro nombre que, el de terrorismo de estado. De tanto repetirse la noticia, ya la opinión pública no se encoleriza. Los drones lanzando bombas sobre civiles, solo causan los llamados “daños colaterales”

En los años 80, después de la lamentable e injustificable invasión soviética a Afganistán, se promovió la utilización de fundamentalistas islámicos, para combatir a los soviéticos y de ahí surgió este fenómeno del terrorismo actual, según expresan muchos analistas, opinión que también suscribo.

En 2003 un innoble acto terrorista sacudió al mundo con la voladura de las emblemáticas Torres Gemelas de Nueva York. Miles de personas inocentes perecieron en el hecho. Se alzaron voces contra el atentado y contra una respuesta basada solo en la fuerza y no en el combate a ultranza contra las causas del abominable suceso.

Se han escrito libros, miles de artículos, pero pocos han puesto el dedo o la mira en las causas, aunque nadie como Cristina Fernández, la expresidente de Argentina, fue tan explícita al mencionar que la marginalidad, la exclusión, la pobreza y el desprecio al otro, alimentan este fenómeno. Gentes que viven en la precariedad son susceptibles de ser captados.

Ya es rara la semana que, no vemos en las pantallas televisivas las imágenes de un cruel atentado terrorista, con esa macabra secuela de muertos y heridos. Aunque más de uno, ha calificado un siniestro, como un atentado terrorista, para justificar determinadas políticas, entre ellas, la suspensión de los derechos individuales, la declaración del estado de emergencia o medidas como las diseñadas por George Orwell, en su obra 1984. Se alienta el espectáculo.

Las destrucciones de ciudades enteras en Afganistán, Irak, Libia ¿que han provocado? Más terrorismo, más sangre inocente derramada, más inseguridad, más odio, más miedo. Atentados en Madrid, Paris, Londres, Bruselas Múnich. Estambul, Bagdad, Mogadiscio, Damasco, Yemen, Pakistán, Kenya y otros. El terrorismo es una serpiente de siete cabezas. Se han destruidos estados que garantizaban la paz nacional, el desarrollo de economías y el bienestar de algunos pueblos, como Irak, Libia, pero no han podido establecer la paz, la estabilidad y por el contrario han creado un verdadero pandemónium. Ahora se dice por el New York Times que, el Pentágono ha preparado un plan para atacar instalaciones de entrenamiento, puestos de mando y almacenes del Estado Islámico en Libia, para así impedir que esas fuerzas continúen desarrollándose en dicho territorio. Es la de nunca acabar y se extiende el llamado hilo de Ariadna.

A lo anterior habría que añadirle, el revelador informe Chicot, en el que parecen al desnudo las intenciones que llevaron a atacar a Irak.

La escalada de violencia continúa de manera demencial y son escalofriantes esas imágenes de periodistas y otras personas degolladas por manos terroristas, en su mesiánico propósito de infundir miedo. Estás imágenes después son puestas por ellos mismos en las redes de internet con el propósito de infundir terror.

Solo para enumerar algunos hechos me referiré a los siguientes:


Un emigrante sirio causa 12 heridos en Alemania al detonar la bomba que llevaba. La explosión se produce junto a un festival de música en Ansbach. Las autoridades habían denegado el asilo al atacante, que ha muerto.

Posteriormente tiene lugar los acontecimientos de Niza. Es conveniente tomar en consideración lo planteado por el Director de Le Monde Diplomatique, Ignacio Ramonet: La inaudita bestialidad (1) del atentado de Niza, el pasado 14 de julio –que viene a sumarse a otras masacres yihadistas recientes, en particular las de Orlando (49 muertos) y Estambul (43 muertos) – nos obliga, una vez más, a interrogarnos sobre esa forma de violencia política que llamamos terrorismo. Aunque, en este caso, habría que hablar de “hiperterrorismo” para significar que ya no es como antes.

Un límite impensable, inconcebible, ha sido franqueado. La agresión es de tal desmesura que no se parece a nada conocido. Hasta tal punto que no se sabe cómo llamarlo: ¿atentado?, ¿ataque?, ¿acto de guerra? Como si se hubiesen borrado los confines de la violencia. Y ya no se podrá volver atrás. Todos saben que los crímenes inaugurales se reproducirán. En otra parte y en circunstancias diferentes sin duda, pero se repetirán. La historia de los conflictos enseña que, cuando aparece una nueva arma, por monstruosos que sean sus efectos, siempre se vuelve a emplear... Alguien, de nuevo, en algún lugar, lanzará a toda velocidad un camión de diecinueve toneladas contra una multitud de personas inocentes…

Sobre todo porque este nuevo terrorismo tiene, entre sus objetivos, el de impactar las mentes, sobrecoger el entendimiento. Es un terrorismo brutal y global. Global en su organización, pero también en su alcance y sus objetivos.


Personas detenidas recientemente en Bélgica, acusadas por la policía de preparar nuevas acciones terroristas. Ya Bélgica había sufrido la brutal embestida terrorista, con su secuela de muertos y heridos.


Diariamente se difunden noticias sobre horrendos ataques terroristas en Afganistán, Bagdad o Siria, sin olvidar los que acontecen en Yemen.

Hoy han surgido muchas organizaciones terroristas, emparentadas o no a Al-Qaeda, Boko Harán, Al Nussra, el llamado “Estado Islámico”, entre otros.El territorio controlado por el Estado Islámico en Irak y Siria se ha reducido un 12% en la primera mitad del 2016, según un nuevo análisis. El estudio realizado por la consultora IHS ha evaluado las posesiones del grupo yihadista en 68.300 kilómetros cuadrados. Solo en 2015, el grupo perdió el 14% de su territorio.

Asimismo, las ganancias mensuales del Estado Islámico han caído desde 80 millones de dólares registrados a mediados de 2015 a 56 millones en marzo de 2016. Y es muy probable que ese indicador haya decrecido más desde marzo, marcando una caída del 35%, aseguró la empresa.

A la hora de apreciar lo que sucede en Siria, es necesario tomar en consideración tomar en consideración lo siguiente: La decisión de Estados Unidos de organizar una campaña para derrocar al presidente de Siria,Bashar al Assad, en gran parte se basó en la negativa de este mandatario a permitir el paso por su país de un gasoducto desde Catar hacia Europa, asegura el abogado Robert Kennedy júnior, sobrino del expresidente norteamericano John F. Kennedy, en un artículo para la revista ‘Político.

“Nuestra guerra contra Bashar al Assad no comenzó por las protestas civiles pacíficas de la Primavera Árabe en 2011”, sino en 2000, “cuando Catar ofreció construir un gasoducto por valor de 10.000 millones de dólares que atravesara Arabia Saudita, Jordania, Siria y Turquía”, señala Kennedy.

Esa infraestructura hubiera garantizado que los reinos suníes del golfo Pérsico tuvieran una ventaja decisiva en los mercados mundiales de gas y hubiese fortalecido a Catar, que es el aliado más cercano que Estados Unidos posee en la región, según destaca el autor, quien hace hincapié en que allí se encuentran dos de las principales bases militares norteamericanas y la sede del Mando Central de Estados Unidos en Oriente Medio.

Hoy prevalece el miedo, a escala planetaria, cultivado por múltiples atentados en espacios públicos, en el que han perecido miles de personas inocentes. La difusión de las escenas, por parte de algunos medios, contribuye a infundir el miedo. Ya nadie se siente seguro en un avión, en un aeropuerto, en un restaurante o en las calles. Al inicio de este horrendo proceso, los atacantes actuaban en grupo, pero ahora comienza a hacerlo individualmente, como evidencian los últimos hechos.

No olvidemos la importancia del terrorismo mediático, cuyo objetivo es confundir a la opinión pública, crear incertidumbre, una imagen de caos. Lo anterior lo realizan los poderosos que controlan las grandes medios, entre ellos la tv o a través de determinadas redes sociales. Hemos asistido a esa guerra psicológica que tanto daño ha hecho en países como Venezuela, Brasil, entre otros.

En los últimos años, en muchas reuniones se ha debatido el tema; pero las medidas adoptadas no han demostrado progresos en la lucha contra ese abominable flagelo, contra lo que lo provoca. Hay que meditar más profundamente y con sabiduría y tenacidad examinar otras vías y medios para combatir el mismo, pues nos afecta a todos.

¿A dónde puede llevar esta situación de inseguridad urbi e orbi? ¿No es el momento de hacer un alto en el camino y sentarse a meditar, de conjunto, en las formas de enfrentar este fenómeno, antes que sea demasiado tarde, pues hay un evidente crecimiento de este demencial fenómeno? Este es un serio peligro para la seguridad nacional de cualquier país y para la seguridad internacional. ¿No representa esta situación una verdadera crisis de la llamada democracia occidental?

Consideraciones finales

Que el horror y el miedo no sean observados por todos, como un hecho normal en nuestras vidas. Todos los países, sus gobernantes, los pueblos tenemos el deber de combatir las causas del terrorismo y liquidar las mismas. No podemos legarles ese horror a nuestros nietos. Debemos estar unidos para enfrentar esta barbarie.

Elaborar un plan para la solución definitiva del conflicto israelí-palestino, con fronteras seguras para ambos estados, con garantías internacionales, sería una contribución al proceso de eliminación del terrorismo y al establecimiento de condiciones para una paz duradera, en el Medio Oriente. Ello requeriría de la participación del Consejo de Seguridad, en todo el proceso de negociaciones y en las garantías finales.

Hay que dejar a un lado la retórica y dedicarnos todos a estudiar las vías y los medios, más adecuados, para enfrentar esta seria amenaza a la seguridad de todos.

Las policías occidentales, los servicios de inteligencia, las autoridades saben que esta situación es inmanejable, que el desborde es incontenible y no es una victoria militar sobre el Estado Islámico lo que va a terminar con esta situación, ha señalado Guadi Calvo (escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC).

Oscar Oramas. Exdiplomático cubano en África




http://www.rebelion.org/noticia.php?id=215315

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