Introducción: La potencialidad energética alternativa de Venezuela
La ubicación y extensión geográfica de la República Bolivariana de Venezuela le confiere a nuestro territorio una potencialidad inmensa para el desarrollo de energías renovables: eólica, solar e hidráulica. Los vientos alisios inciden sobre la península de Paraguaná, el golfo de Venezuela y nuestra subrregión Guajira con un potencial eólico de la más alta calidad para su aprovechamiento energético. De acuerdo a la clasificación del Laboratorio Nacional de Energías Renovables de los Estados Unidos de Norteamérica (NREL, por sus siglas en inglés) y en función de los datos recolectados por Energía Eléctrica de Venezuela (ENELVEN) y Corpoelec, en La Guajira se tienen velocidades de viento de la más alta categoría mundial y su aprovechamiento permitiría el desarrollo de parques eólicos y microrredes eólicas con un factor de utilización de los más elevados del mundo, es decir, con una disponibilidad energética poco fluctuante y con máximo aprovechamiento de la capacidad instalada.
En cuanto a la energía solar, la latitud de nuestro país y sus condiciones climatológicas permiten un aprovechamiento energético muy superior al de otros países como España o Alemania, que ya han instalado varios miles de megavatios de capacidad que hoy producen energía limpia y amigable con el medio ambiente. Los datos de viento y sol, en Venezuela, han sido recolectados por las estaciones meteorológicas instaladas por Corpoelec a nivel nacional y se cuenta con datos precisos de más de cinco años que corroboran el importante potencial en energías renovables de nuestro país. Inicialmente, el estudio del potencial energético alternativo en Venezuela comenzó en La Guajira (Edo. Zulia) con proyectos de ENELVEN, posteriormente, Corpoelec desarrolló un proyecto conjunto con la empresa Electricidad de Portugal (EDP). Todos estos datos son activos de información, adquiridos por el Estado venezolano, hoy bajo reservadísima custodia de Corpoelec y el Ministerio del Poder Popular para la Energía Eléctrica (MPPEE).
Venezuela no solo cuenta con enormes potencialidades en energía eólica y solar sino también, y como es mucho más conocido, en hidroelectricidad. Esta energía provee actualmente al país del 70% de sus requerimientos eléctricos sin producir gases de efecto invernadero y, por lo tanto, sin contribuir a agravar las causas del calentamiento global y cambio climático. De acuerdo a estudios de la Fundación para el Desarrollo Eléctrico (Fundelec), el estado Mérida posee el 18% del potencial hidroeléctrico de Venezuela, después de los estados Amazonas y Bolívar que conforman el 76%. El desarrollo de esta potencialidad, permitiría mejorar la calidad del servicio eléctrico en una gran cantidad de poblaciones andinas, remotamente ubicadas y alejadas de la red eléctrica de distribución.
Todo esto es conocido desde el año 1983, a partir de un estudio del entonces Ministerio del Ambiente. Sin embargo, a pesar de las grandes potencialidades de los proyectos eólicos, solares e hidroeléctricos, su desarrollo e impulso han sido irregulares e inconsistentes debido a la falta de coherencia de la burocracia imperante en cuanto a lo establecido en el marco legal energético venezolano, que es claramente favorable al desarrollo de este tipo de energías, y las reales políticas ejecutadas estamento político de oportunidad en el MPPEE, totalmente que parecen ser claramente contrarias al Plan de la Patria, Ley del Sistema y Servicio Eléctrico y Ley de Uso Racional y Eficiente de la Energía. Esta situación ha empeorado, en los últimos cuatro años, poniendo en riesgo grandes inversiones del estado venezolano en esta área estratégica de desarrollo y desvirtuando los esfuerzos previos por un desarrollo energético alternativo.
La situación actual de desarrollo energético venezolano
Actualmente, hay dos proyectos de parques eólicos en Venezuela. El primero de ellos en la península de Paraguaná y está bajo la supervisión de PDVSA mientras que el segundo, en la Peninsula Guajira, está bajo responsabilidad de la Gerencia de Fuentes Alternas de Energía de Corpoelec, cuya sede se encuentra en la ciudad de Maracaibo (Edo. Zulia). Este último parque eólico apenas ha desarrollado su fase I-A, provocando que los 12 aerogeneradores actualmente instalados no puedan suministrar energía puesto que no se ha construido la subestación requerida para poder transmitir la energía a la red de distribución de forma segura para los equipos. El caso del parque eólico de los Taques, en Paraguaná, es similar. Cabe mencionar que los corrosivos vientos de Paraguaná y La Guajira causan graves daños en las estructuras metálicas de estos costosos equipos y urge su mantenimiento y puesta en funcionamiento continuo y definitivo. Todo esto ocurre mientras sectores de lo burocracia regional zuliana proponen, con la mirada favorable de la oposición neo-colonialista y el MPPEE, una nueva planta termoeléctrica a carbón, con una inversión inicial muy superior a los desarrollos energéticos alternativos previstos para la región que, adicionalmente, provocarían gravísimos pasivos ambientales.
En lo concerniente a la energía solar, el gobierno nacional, instaló entre 2005 y 2013 más de 3000 paneles solares fotovoltaicos en comunidades aisladas, indígenas y fronterizas de la República Bolivariana de Venezuela. Además, se pusieron al servicio de comunidades aisladas alrededor de 300 plantas desalinizadoras y potabilizadoras que utilizan energía solar para proveer de energía a los sistemas propios de bombeo y potabilización de agua desde pozos comunitarios. Estos sistemas han sido instalados en el marco del programa “Sembrando Luz” de la Fundación para el Desarrollo Eléctrico (Fundelec). En 2011 fue cuando más sistemas de generación fotovoltaica a nivel nacional fueron instalados, con un total de 807 sistemas. Sin embargo, ya en 2013 se instalaron apenas 54 y la tendencia ha disminuido año tras año, hasta una parálisis presupuestaria casi total del programa “Sembrando Luz” de Fundelec para el año en curso. En Comunidades Indígenas de la Gran Sabana, como Jaspe, venezolanos de la etnia pemón han sido beneficiados con paneles solares para la electrificación de posadas turísticas ecológicas, al igual que en Arapán (Quebrada de Pacheco) entre muchas otras comunidades indígenas Pemón de la Gran Sabana y Wayuu en la península Guajira.
Tristemente, en una reciente investigación hemos podido constatar, tanto en la Guajira como en la Gran Sabana, como potentes sistemas fotovoltaicos instalados en el marco de este programa de electrificación con energías renovables, se han venido deteriorando en los últimos años por falta de atención técnica derivada de la desatención presupuestaria del MPPEE hacia Fundelec y hacia el programa “Sembrando Luz” (todo esto en medio de una grave crisis eléctrica nacional). Toda esta inmensa y valiosísima inversión en energías limpias para el fomento de un desarrollo sustentable en comunidades aisladas, indígenas y fronterizas está en riesgo de perderse y pocos venezolanos conocen de éste grave atentado al desarrollo de las energías renovables en Venezuela, a favor del continuismo extractivista, antes desarrollado por Acción Democrática y COPEI y ahora potenciado por la nomenclatura del PSUV.
Pasado y futuro
Venezuela, es un país de ingenieros y técnicos emprendedores en cuanto a soluciones energéticas alternativas, renovables, limpias y amigables con el medio ambiente. Nuestros ingenieros y técnicos en electricidad son de los mejores profesionales que ha producido este país, no es aceptable la situación de postración en que se encuentran nuestros avances en energías renovables, en la actualidad. En 1950 el tecnólogo popular andino Luis Zambrano instaló una turbina hidráulica, diseñada y construida por él, en la población de Canaguá que proporcionó luz eléctrica a esta comunidad hasta 1978. De igual manera, en 1955, por iniciativa de los misioneros capuchinos en la comunidad indígena Pemón de Kavanayen, en Gran Sabana, se inauguró la primera Microcentral Hidroeléctrica del estado Bolivar (muchísimo antes que Guri) para proveer de energía limpia a los indígenas de ese poblado. Hemos sido un país de emprendedores en soluciones energéticas renovables, comenzando por Don Luis Zambrano en los Andes, por los misioneros capuchinos en Gran Sabana, por las grandes centrales hidroeléctricas del Bajo Caroní y más recientemente por el hermoso programa “Sembrando Luz” impulsado por el difunto Jesús Marrero y apoyado por el presidente Chávez, en beneficio de los pueblos más alejados del servicio eléctrico en nuestro país.
Gracias a todos estos emprendedores y muchísimos más, Venezuela es, según la Organización Latinoamericana de la Energía (OLADE), el país con mayor nivel de cobertura eléctrica en Latinoamérica. Pero todo esto está en grave riesgo de perderse. Todos nuestros avances en energías renovables, tanto de la llamada cuarta república como de la quinta, están en grave riesgo de perderse en el deterioro y olvido de los burócratas indolentes hijos del centralismo exagerado de los últimos años.
Las energías renovables pueden garantizar a Venezuela un desarrollo sustentable a mediano y largo plazo y una estabilidad en el servicio eléctrico con una sensible contribución a la mejora del medio ambiente y a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, mientras se promueve un desarrollo económico alternativo al extractivismo histórico de nuestro país. El país no necesita nuevas centrales termoeléctricas a carbón o gasoil para salir de esta crisis energética. Debemos reimpulsar los proyectos con energías renovables y continuar con los proyectos termoeléctricos a gas y ciclos combinados. En el estado occidental del Zulia, los proyectos de generación eléctrica con gas en ciclos combinados están paralizados, aún cuando ya se cuenta con los equipos más costosos e importados, en disposición para ser instalados. Los ciclos combinados, aún cuando no son proyectos de energías renovables, permiten aprovechar al máximo la energía térmica del gas optimizando los recursos energéticos con muchísima menos contaminación que otras termoeléctricas.
Debemos exigir al Gobierno nacional y al MPPEE la atención inmediata de los proyectos con energías renovables y transparencia en cuanto al manejo de estos proyectos. No necesitamos comenzar nuevas inversiones en tecnologías termoeléctricas contaminantes con carbón y/o gasoil, debemos retomar la senda del desarrollo sustentable con energías renovables garantizando así un futuro energético estable a nuestro país y al medio ambiente. Tenemos el recurso humano, dentro y fuera del país, para hacer de Venezuela una verdadera potencia energética sustentable, con base en energías renovables que aprovechen de forma sostenible nuestros vientos, nuestros ríos y nuestro sol.
Alejandro López González. Centro Socioeconómico del Petróleo y Energías Alternativas de La Universidad del Zulia (CESPE-LUZ)
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=216859
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