El presidente de Ecuador asegura que los líderes progresistas de América Latina son víctimas de una persecución política emprendida por la derecha.
En su habitual informe de los sábados presentado en radio y televisión, Rafael Correa enfatizó que los procesos judiciales que afrontan tres expresidentes latinoamericanos —Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff de Brasil, así como la argentina Cristina Fernández de Kirchner— forman parte de una persecución de la derecha que, a su juicio, busca recuperar la hegemonía en la región.
Explicó que en América Latina "ya no hay solo cuartelazos" para sustituir a gobernantes, como ocurría en el pasado, sino que "ahora hay golpes de corte, golpes judiciales" que buscan socavar a los grupos progresistas que han ganado legítimamente el poder.
Persecución política es la que le están haciendo a Lula, lo que le hicieron a Dilma, lo que le están haciendo a Cristina Fernández", reiteró el mandatario ecuatoriano, Rafael Correa, al insistir en que ese acoso proviene de los grupos de derechas.
Tras denunciar el proceso de destitución de Rousseff, así como los procesos judiciales por presunta corrupción contra Lula Da Silva y Cristina Fernández, sentenció que en la región "los únicos que judicializan la política son los de la derecha".
"Persecución política es la que le están haciendo a Lula, lo que le hicieron a Dilma, lo que le están haciendo a Cristina Fernández", reiteró el mandatario ecuatoriano, además de insistir en que ese acoso proviene de los grupos de derechas.
Correa también reprochó que, en algunas naciones, como la suya, son los líderes de los grupos de derechas quienes denuncian una supuesta persecución política para "victimizarse" y con ello pretender ganar la confianza del electorado.
El 31 de agosto, se consumó el 'impeachment' contra Rousseff, señalada como culpable de corrupción por el Senado que, de hecho, tomó la decisión de apartarla definitivamente de sus funciones.
El miércoles, la Fiscalía de Brasil acusó al expresidente Lula de corrupción y lavado de dinero vinculados al caso Petrobras; acusaciones que la expresidenta Rousseff considera un intento para imposibilitar la presencia de Lula en los próximos comicios del país.
Por otra parte, en Argentina han acusado a la expresidenta Fernández y a sus hijos, Máximo y Florencia, de presunto lavado de dinero. No obstante, tanto el kirchnerismo como la propia exmandataria han denunciado en reiteradas ocasiones las acusaciones presentadas por el actual Gobierno, al que critican por su apoyo al proceso judicial para encarcelar a Fernández.
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