En la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el presidente de EU ha amenazado a su contraparte mexicana con abandonar el acuerdo si su país no obtiene mejores condiciones o mayores beneficios. Frente a esta situación, el canciller mexicano, Luis Videgaray, ha desestimado las palabras de Trump, refiriéndose a ellas como una simple estrategia de negociación, es decir, un discurso amenazante e intimidatorio para lograr su propósito. Una forma particular del clásico regateo.
Por su parte, el secretario mexicano de Economía, Ildefonso Guajardo, afirma que es poco probable la salida de EU del TLCAN, pero que, en ese caso, el gobierno de Peña Nieto ya tiene elaborado un “Plan B”, es decir, un plan alternativo en caso de que Trump cumpla su amenaza de retiro del tratado comercial vigente.
Es claro que tanto Videgaray como Guajardo tienen razón. Es muy difícil, por no decir imposible, que pudiera concretarse el amago de Trump. Pero eso no quita que la amenaza de abandono del pacto comercial no consiga éxito en su propósito intimidatorio y que el gobierno de Peña Nieto se vea obligado, en aras de evitar la salida de EU, a ceder a las pretensiones del mandatario yanqui. Es más: ya hay señales de que tanto Videgaray como Guajardo están desde ahora doblando la cerviz.
Pero podría ocurrir, ciertamente, que la fobia antilibre comercio y el nacionalismo exacerbado de Trump lo lleven a renunciar a mayores beneficios comerciales con tal de asestar un duro golpe a los globalifílicos, sus declarados adversarios ideológicos. Guardando las proporciones que haya que guardar, eso mismo ya hizo Trump con el TTP (Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica). Y debe recordarse que Trump acaba de sacar a EU del Acuerdo de París contra el cambio climático.
Por estas razones, y asumiendo que Trump cumpla sus amagos y que EU abandone el TLCAN, convendría preguntarse qué podría pasar, cuáles serían las consecuencias de esa retirada yanqui. Ideológicamente significaría un durísimo revés para el pensamiento y la práctica neoliberales. Y un empujón hacia adelante en el ya comenzado proceso de debilitamiento de los gobiernos neoliberales en América Latina: Argentina, Brasil y México en primer lugar. Políticamente, sería un durísimo golpe para los neoliberales encaramados desde hace casi cuarenta años en el gobierno mexicano. Una cruda constatación de que, como solía decir John Fuster Dulles, EU no tiene amigos, sino intereses.
Ayer Washington tenía interés en el pacto comercial y lo hizo suyo; hoy ya no tiene interés y lo abandona. Pero he aquí lo más importante. Qué pasaría en lo económico si Trump cumple su amenaza. ¿Se suspendería el comercio entre ambas naciones? ¿Cesarían las importaciones y las exportaciones de ambos países? ¿Implicaría el colapso de la economía mexicana? ¿Cesarían la producción y el comercio en ambas naciones? ¡Uy, qué miedo!
Ciertamente habría un proceso de reajuste económico en ambos lados de la frontera. Uno de tantos habidos a lo largo de la historia económica del planeta.
Lo verdaderamente importante del discurso de Trump es de carácter ideológico: un golpe seco a la ideología neoliberal del libre comercio. Esa que nos vendieron como la única ruta posible. En lo ideológico, una reedición americana del Brexit. Y del descontento e insatisfacción europeos y latinoamericanos con esa ideología que tanto daño ha hecho en todo el mundo.
https://www.rebelion.org/noticia.php?id=230676
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