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El Congreso estadounidense había ordenado su revisión tras considerar que la salud de las personas estaba en riesgo, pero una nueva directriz del gobierno de Trump podría desmantelar ese monitoreo. Si se considera que los productos químicos son menos riesgosos, es menos probable que estén sujetos a supervisión y restricciones.
Oficiales de policía de la ciudad de Nueva York usaron trajes y máscaras especiales tras la explosión de una tubería de vapor subterránea el 19 de julio de 2007. Esta indumentaria buscaba protegerlos de la presencia de asbesto, considerado como carcinógeno. Getty Images
La actual administración estadounidense podría dejar de realizar una revisión para medir los riesgos del asbesto y otras nueve sustancias altamente tóxicas en productos de uso común en EEUU.
Estas sustancias fueron identificadas como las causantes de las exposiciones más peligrosas en estadounidenses por lo que el Congreso estadounidense ordenó su reevaluación para proteger la salud del público. En concreto, estableciendo límites seguros en los productos presentes en los hogares, oficinas y plantas industriales de todo el país.
Esta revisión de los tóxicos comenzó a realizarse bajo el mandato de Barack Obama por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA). Sin embargo, tras un nuevo rumbo del gobierno de Trump, la misma EPA ahora podría centrarse solo en las toxinas que aún se fabrican y entran en el comercio, sin considerar si se necesitan nuevas reglas de manejo y eliminación para materiales 'heredados' o ya existentes.
Esta información fue dada a conocer por The New York Times tras tener acceso a memos y mails extraoficiales entre funcionarios.
En el caso del asbesto, eso podría significar que solo se evaluarían los riesgos asociados a cientos de toneladas de material importadas anualmente, pero que no se haría ninguna revisión sobre los casi 9 millones de toneladas de productos con amianto que, según el Instituto Geológico de EEUU, ingresaron al mercado estadounidense entre 1970 y 2016.
El asbesto -también conocido como amianto- es uno de los componentes del fibrocemento, un material común en la construcción. Está prohibido en muchos países, incluido el Reino Unido, donde fue vetado en 1999, pero permanece en muchas casas y edificios.
Su presencia perjudica a los habitantes y especialmente a bomberos y trabajadores de la construcción en caso de emergencia. Según la Organización Mundial de la Salud, las fibras de amianto pueden ser mortíferas cuando se ven alteradas en un incendio o durante trabajos de remoción, alojándose en los pulmones y causando problemas de salud como cáncer.
Un intento de prohibir el amianto en los EEUU fracasó en 1991, y todavía no está técnicamente prohibido a pesar de causar mesotelioma, una forma rara de cáncer que se desarrolla en el mesotelio, un tejido que cubre los pulmones y otros órganos.
Ante el cambio diametral en la posición de la EPA, la agencia no ha ofrecido mayores explicaciones, pero dijo a The Associated Press este miércoles que ya había medidas para proteger al público además de la ley aprobada el año pasado por el Congreso. Por ejemplo, que los trabajadores que manejan asbestos y que atienden emergencias pueden usar respiradores para limitar la exposición a este químico.
Algunos de los detractores de la medida han dicho a medios como el New York Times y The Washington Post que la industria química presionó para lograr este cambio de enfoque.
"La abrupta nueva dirección de la EPA sobre productos químicos heredados es parte de una amplia iniciativa de la administración Trump para cambiar la manera en que el gobierno federal evalúa los riesgos para la salud y el medio ambiente asociados con químicos peligrosos, haciéndolo más alineado con los deseos de la industria (...) Si se considera que los productos químicos son menos riesgosos, es menos probable que estén sujetos a una gran supervisión y restricciones", asegura el Times.
Wendy Cleland-Hamnett, quien hasta el mes pasado era la máxima autoridad oficial de EPA en supervisión de pesticidas y productos químicos tóxicos explicó a The New York Times que "los peligros son reales y el retroceso es a menudo una táctica para desviar la responsabilidad y apuntalar las ganancias de la industria".
Por su parte, Tiernan Sittenfeld, vicepresidenta senior de Asuntos Gubernamentales de la Liga de Votantes por la Conservación (LCV), se mostró preocupada por la medida. “La negativa de Scott Pruitt de vigilar las protecciones contra los químicos podría exponer a la gente de este país a sustancias tóxicas relacionadas con cáncer, defectos del cerebro y otros problemas serios de salud", dijo a Univision.
Y concluyó: "La administración Trump de nueva cuenta está poniendo las ganancias de la industria por encima de nuestras familias. Medidas sensatas de seguridad contra los químicos son de vital importancia para proteger la salud pública, el medio ambiente y mucho más. Nuestras familias se merecen lo mejor: y no comunidades, juguetes, muebles y vidas envenenadas por los químicos".
https://www.rebelion.org/noticia.php?id=233375
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