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28 octubre 2017

Elecciones regionales y recuperación del chavismo


Guillermo Cieza

Como ocurrió el 13 de abril de 2002, el pueblo volvió a ponerse de pie para empezar a salvar al pueblo
Después de las elecciones regionales del 15 de octubre, en las que el chavismo se impuso en 18 Estados sobre 23, y obtuvo un 54 % de los votos, quienes desde hace 17 años vienen anunciando el colapso del gobierno bolivariano y el inminente fin del chavismo se verán obligados a reconocer que, como mínimo, tendrán que esperar un tiempo más.

Tendrán que reconocer además que en los últimos tiempos si bien la oposición consiguió generar noticias de impacto político con pequeñas acciones profusamente difundidas por la prensa internacional, cada vez que han tratado de medirse desde lo masivo, han fracasado. Cuando lo que representa cada fuerza se expresó en números en la calle o en las urnas, la oposición expuso sus debilidades.

A modo de ejemplo:

El 1 de setiembre de 2016 la oposición convocó una gran movilización que denominó "la toma de Caracas" proponiendo llegar a Miraflores para desalojar a Maduro. No pudo avanzar superada en la calle en masividad por el chavismo.

El 28 de octubre de 2016 la MUD convocó "A dejar las calles y puestos de trabajo vacíos", llamando a una Huelga General. El paro se hizo sentir en sectores de la educación y en comercios de las zonas de clase media alta, pero para el resto fue un día laborable normal. Fue un completo fracaso.

El 17 de julio de 2017 la MUD convocó a un Referéndum contra la Convocatoria a la Asamblea Constituyente. Esta compulsa tuvo la particularidad de que no tuvo ningún control de las autoridades electorales del país (el Consejo Nacional Electoral), por lo tanto los votos fueron contados por la dirigencia opositora y las actas destruidas inmediatamente, para evitar "interferencias del gobierno". La oposición declaro que habían contado 7.186.000 votos. Pero hay un detalle que pone en cuestión esas cifras. En una elección normal en Venezuela se habilitan 14.000 centros de votación. En esta ocasión la maquinaria electoral de la oposición estableció unos 2.300 "puntos soberanos", como lugares de votación. La observación de las personas que concurrieron a esos puntos mostraba que eran las habituales o menores que en una votación normal por lo que se podía calcular que la cifra era mucho menor. Observadores independientes estimaron que la cantidad de votos del referéndum no superaron los 3 millones.

El 28 de julio de 2017 la oposición convocó a "La Toma de Venezuela" para oponerse a la Convocatoria a la Asamblea Constituyente, y otra vez la movilización fue muy reducida.

El 30 de julio de 2017 el gobierno convoco a la Elección de una Asamblea Constituyente. La oposición decidió no participar y boicotear la elección. Se produjeron amenazas, bloqueos y quemas de centros electorales. De todas formas votaron más de ocho millones de venezolanos.

En la última elección para Gobernadores el chavismo ganó 18 de los 23 estados y superó a la oposición por más de 700.000 votos, lo que equivale a más de 8 puntos porcentuales.

El chavismo ha superado su peor momento político

La idea de que el chavismo transita hacia su propia descomposición política y en consecuencia cada día que pase estará peor, ha perdido sustento. Podría afirmarse, en cambio, que el peor momento del chavismo ya ha pasado.

En algún momento se pensó que ese peor momento fue el del fallecimiento del Presidente Chávez, donde se vivieron días de mucha depresión e incertidumbre, pero la historia le reservaba días más duros.

Para quienes pensamos que el chavismo es el pueblo y el gobierno, y su particular relación en cada tiempo, el peor momento fue el último trimestre de 2015 y el primer trimestre de 2016. En diciembre de 2015 se perdió la elección legislativa y el control de la Asamblea Nacional. En los primeros meses de 2016 las acciones desestabilizadoras de la oposición se combinaron con una agudización de la guerra económica, el nivel mas bajo de los precios del petróleo y una feroz sequía que afectó la agricultura y la provisión de energía hidroeléctrica.

En ese momento tan duro podíamos registrar no sólo el hecho de que se habían perdido las elecciones legislativas porque una porción del pueblo, que en otras oportunidades había votado al chavismo, no había concurrido a votar, pero además que en las propias filas del chavismo mas orgánico crecía la desmoralización y la incertidumbre, incluso, sobre las capacidades del Presidente Maduro para capear el temporal. Quienes por aquel tiempo opinábamos que había que seguir respaldando al Presidente, no sólo por una cuestión de lealtad a la decisión de Chávez, sino porque lo seguíamos considerando como la persona más indicada para afrontar una situación tan difícil, no éramos mayoría. Encuestas fiables de aquellos meses indicaban que el Presidente sólo contaba con el 20% de apoyo, y el Presidente de la Asamblea Nacional Ramos Allup auguraba en enero de 2016 que el presidente no duraba 6 meses.

En abril de 2016, el Presidente Maduro promovió la conformación de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción Solidarios (CLAPS), apoyándose en organismos de la nueva institucionalidad, como son los Consejos Comunales, y esa decisión fue uno de sus grandes aciertos para empezar a revertir la situación de derrota inminente.

Recuerdo como un momento crucial la movilización del 1 de setiembre de 2016, cuando la oposición ensordecida pretendió llegar a Miraflores para echar a Maduro, y un pueblo acosado por el desabastecimiento y la inflación, salió a la calle para defender a su gobierno, y fue capaz de duplicar a la oposición. De ese día me ha quedado grabada la frase de un compañero: ¿Viste la cara del Presidente? Hace mucho tiempo que no lo veía tan feliz.

Como ocurrió el 13 de abril de 2002, el pueblo volvía a ponerse de pie para empezar a salvar al pueblo.

De allí en adelante siguió la guerra económica, siguieron la escasez y las subas de precios alentadas por el 'dólar today' y los empresarios inescrupulosos, se tuvo que soportar el acoso de las guarimbas que plantearon un escenario de ruptura institucional, pero seguramente esa reacción popular animó al Presidente a apostar a una convocatoria a la Asamblea Constituyente. La respuesta masiva del pueblo participando en esa propuesta contribuyo a empezar a conjurar la crisis institucional, orientación que se afirmó con el triunfo en las elecciones regionales del 15 de octubre y con la profundización de la crisis de la oposición. Se fue recuperando la autoestima y también la confianza hacia un presidente que siguió enhebrando aciertos.

Los nuevos datos confirman esa tendencia. Cuatro de los cinco gobernadores de la oposición se juramentaron ante la Asamblea Constituyente, provocando su expulsión y un aumento de las tensiones en la MUD, con fracturas incluidas ( Capriles y Maria Corina Machado se apartaron de la alianza opositora). El candidato electo que se nego a juramentarse ante la AC, Juan Pablo Guanipa de Primero Justicia, no fue confirmado y en Zulia volvieron a convocarse a elecciones, lo que le da al chavismo la posibilidad de recuperar el Estado mas numeroso.

Cambiar para seguir adelante

En el primer discurso realizado por el Presidente al inaugurarse la Asamblea Constituyente, recordó como fuente inspiradora de su decisión de hacer esta convocatoria a una manifestación ocurrida el 8 de diciembre de 2015, dos días después de la derrota en las elecciones legislativas. En esa movilización que llegó a Miraflores impulsada por movimientos sociales se le reclamó al Presidente escuchar más al pueblo y hacer cambios.

Para analizar la posibilidad de hacer cambios debe recordarse de Maduro que fue elegido como sucesor por Chávez, pero el Comandante no pudo trasladarle su liderazgo, ni sus espaldas políticas. Lo que recibió fue una posición destacada en un alto gobierno donde se cruzan, y a veces se enfrentan, intereses, orientaciones y personalidades diferentes. Dirigentes que provienen de los cuarteles y otros que son civiles. Al frente de las gobernaciones, heredó no menos de una docena de gobernadores que cuando fueron elegidos, estando Chávez vivo, generaban dudas sobre su compromiso revolucionario y que en los últimos seis años aumentaron sus compromisos con las burguesías locales y su entorno burocrático.

Con la paciencia que requiere contemplar relaciones de fuerzas previamente existentes el Presidente ha promovido cambios donde se destacan como más sobresalientes:

- la promoción de dirigentes de las nuevas camadas militares, de comprobado patriotismo, honestidad y compromiso revolucionario, cuyos casos mas conocidos son Vladimir Padrino López, actual Ministro de Defensa y Carmen Meléndez, flamante gobernadora de Lara.

- una mayor incidencia de funcionarios civiles en el manejo de la economía, a expensas de militares que no han podido controlar delitos económicos que estaban dentro de su área exclusiva de intervención, como es el caso del contrabando, la importación fraudulenta, o la asignación de dólares subsidiados a empresas fantasmas o "de maletín". Para ser justos los casos de corrupción no afectan exclusivamente a los militares. Toda la trama de corrupción en PDVSA, que recientemente desarticulara el nuevo Fiscal General, y la trama de uso ilegal de dólares subsidiados, que se develó con la salida de la ex -Fiscal Ortega Díaz, era mayoritariamente de civiles enquistados en el gobierno bolivariano.

- recambios en la lista de candidatos a gobernadores que permitieron asegurar la continuidad del gobierno chavista en Carabobo, Bolívar y Sucre y recuperar los Estados de Miranda, Lara y Amazonas. Hay dos casos emblemáticos donde no se produjeron cambios y el gobierno fue derrotado que fueron los Estados de Zulia y Táchira. Los candidatos del oficialismo, los ex gobernadores Arias Cárdenas y Vielma Mora son dos militares que acompañaron a Chávez en los primeros tiempos, pero que con el correr de los años fueron involucionando a posiciones más conservadoras que los alejaron de la base chavista.

- existe un recambio generacional que se verifica en la asunción de mayores responsabilidades por parte de jóvenes dirigentes de comprobado compromiso y sin acusaciones de corrupción como es el caso de "los Rodríguez": Delcy fue Canciller y es actual Presidente de la Asamblea Constituyente, su hermano Jorge es Alcalde del Distrito Libertador (Caracas) y el ex dirigente juvenil Héctor Rodríguez, flamante gobernador de Miranda. Merece también atención el joven gobernador de Sucre, Edwin Rojas, que ocupo ese cargo meses antes de las elecciones y que fue capaz de remontar una situación con pronóstico de derrota, para terminar imponiéndose con el 59.88 % , uno de los resultados más amplios favorables al chavismo en esta elección.

No menos importantes que estos cambios en el gobierno, se registran cambios en las organizaciones de base del pueblo y del Partido. El chavismo, como todo movimiento que llegó al gobierno muy pocos años después de su creación, congregó adhesiones dispersas y dirigentes de base que se sumaron desde distintos intereses y orientaciones. Haber transitado estos años duros ha favorecido la consolidación política de esa dirigencia y ha favorecido los decantamientos de quienes se acercaron por motivos exclusivamente económicos.

La deserción es un fenómeno que, manifestándose en todos los espacios y sectores sociales, ha sido mucho más numerosa entre los sectores medios y las adhesiones mas vinculadas a la ampliación del consumismo.

Alguna vez escuchamos la reflexión de que a la revolución bolivariana le había faltado un período heroico, una instancia masiva de formación ideológica, como habían sido, por ejemplo, para la revolución cubana los años de lucha por el poder contra la dictadura de Batista. Hoy podemos reconocer a estos años duros como ese período heroico. Y su consecuencia se esta expresando en el inicio de un proceso de afirmación de valores anti-sistema, de remoralización del chavismo. En lo superestructural el esforzado trabajo que esta realizando el Fiscal General, Tarek William Saab, aporta en esa dirección.

La guerra económica, donde no se va ganando

Documentos reservados desclasificados demuestran que en 1970 después del triunfo de Salvador Allende, el presidente de EEUU Richard Nixon pidió a su canciller Henry Kissinger que hiciera crujir, chillar, a la economía de Chile para evitar que se consolidara el nuevo gobierno. La política por parte de EEUU hacia la revolución bolivariana ha sido la misma y en ella participan actores locales y extranjeros que desarrollan distintas iniciativas funcionales a esos objetivos.

Entre ellas podemos mencionar el ataque a la moneda local (bolívar) promoviendo sucesivas devaluaciones a partir de la pagina 'dólar today', reiterar fraudes importadores, desabastecer productos muy sentidos para la economía familiar, promover el bachaquerismo y el contrabando, bloquear financieramente al país, sabotear la producción, presionar con el retiro de empresas.

Los esfuerzos puestos por EEUU y la burguesía local para afectar la economía venezolana y hacer padecer a su población se han aprovechado también de las debilidades de la economía venezolana, desde hace 100 años dependiente del modelo petrolero exportador, que fue sorprendida por la baja de los precios del petróleo y la guerra económica, cuando aún no había podido reconvertirse hacia otro modelo menos vulnerable.

El gobierno bolivariano ha intentado respuestas con iniciativas de corto plazo como es la negociación con empresarios para que mantengan sus niveles de producción, políticas para sostener el empleo y los salarios y tratar de garantizar el abastecimiento del tercio más vulnerable de la población a través de los CLAPS. Estas iniciativas se combinan con medidas de mediano y largo plazo como es la de comercializar el petróleo a partir de una canasta de monedas; promover políticas conjuntas con los países de la OPEP mas Rusia, para sostener e incrementar los precios del petróleo; apelar a la extracción de otros minerales para proveerse de ingresos no petroleros.; articular las empresas nacionalizadas y vincularlas con otras empresas recuperadas por sus empleados para resolver problemas tecnológicas y conseguir mejorar sus niveles de producción y control efectivo de los trabajadores.

Si en lo estratégico el problema principal de la economía venezolana es que debe cambiar su matriz productiva, en lo coyuntural inmediato su problema principal son sus ingresos de caja. Allí precisamente apuntaron las sanciones de EEUU bloqueando los ingresos por exportaciones petroleras. Venezuela ha diversificado esas exportaciones y actualmente las realizadas a EEUU representan solamente un 30%, pero son precisamente las que aportan dinero fresco. El principal cliente es China, pero en lo inmediato por allí ingresa poco dinero a Venezuela, porque se esta pagando con petróleo prestamos y compromisos acordados en el peor momento de la crisis.

En un momento de crisis tan aguda que afecta directamente al abastecimiento a la población de alimentos, medicamentos y productos de higiene, no parece oportuno ideologizar algunos debates como es la cuestión de las consecuencias nefastas del extractivismo. Seguramente este tipo de explotación va a tener los mismos costos ambientales que denunciamos en otros países, pero no me parece justo discutir estos temas sin contextualizar que son decisiones económicas límites que se toman en un proceso político asfixiado económicamente por la primera potencia del planeta.

Me parece mucho más oportuno profundizar la discusión en la búsqueda de otras iniciativas de efecto inmediato, como las que propone la economista Pascualina Curcio de atar impuestos de empresas trasnacionales a los valores de la página 'Dólar Today' que utiliza el Imperio para atentar contra la moneda venezolana y promover una inflación descontrolada.

También parece mucho más sensato replantear la discusión de cómo impacta en la producción y en la provisión de alimentos cada bolívar que se pone en la economía comunal, en el apoyo a pequeños productores, empresas recuperadas y redes artesanales de distribución, en relación a si se ponen en manos de los empresarios medianos y grandes.

En el peor momento de la crisis, buena parte de la población se alimentó con auyamas (zapallos o calabazas) y sardinas que eran provistas por pequeños productores y pescadores y que llegaban al público con reducidos márgenes de comercialización.

Sin pensar que existe la magia que en un año resuelva todos los problemas, corresponde al gobierno y al pueblo destinar sus mayores esfuerzos en buscar las formas de enfrentar cada vez más eficazmente a la guerra económica.

Los triunfos chavistas de la Constituyente y de las elecciones regionales desataron nuevos ataques económicos por parte de la burguesía, que sigue manejando los precios en Venezuela, generando un nuevo pico inflacionario donde los precios de los principales alimentos se triplicaron en cuestión de semanas. Ganada la batalla política, habra que remontar la única guerra que por ahora sigue ganando el Imperio, lo que obligará a tomar medidas más contundentes.

¿Comunas o Nada?

Como bien lo ha señalado Reinaldo Iturriza, la preocupación expresada por Chávez con respecto a la necesidad de promover las comunas y la economía comunal como garante del tránsito hacia el socialismo ha ido desapareciendo del lenguaje oficial en los últimos tiempos. No ha sido sólo una cuestión de discursos, la orientación oficial en el área de agricultura ha apostado más a la posibilidad de producir alimentos apoyando a medianos y grandes finqueros, que a pequeños productores y a organizaciones comunales campesinas. Lo mismo ocurre con la provisión de maíz donde se privilegiaron las grandes empresas productoras de alimentos balanceados, por sobre las pequeñas plantas comunales.

El olvido de este mandato del Comandante se pretende justificar desde las particulares condiciones de emergencia que vive el país, pero parece olvidarse que el peor momento de la crisis del año 2016 estuvo precedido por un contragolpe de los gobernadores contra el crecimiento del poder popular que se expresó en el III Congreso del PSUV realizado entre el 21 y 26 de julio de 2014.

Haciendo un análisis de las regionales hemos señalado que gracias a que algunos gobernadores fueron reemplazados (los casos más paradigmáticos son los de Carabobo y Bolívar), se ganaron las elecciones. Y también que donde no se hicieron cambios (por ejemplo Zulia y Táchira), las elecciones se perdieron. Debe recordarse que fueron esos mismos gobernadores apoltronados en sus sillones y alejados de las bases los que pusieron el grito en el cielo por el avance de las comunas que según decían le abrían espacios a la derecha. Ese contragolpe tuvo resultados, y se impuso una nueva orientación que según apuntó el segundo Presidente del PSUV, Diosdado Cabello, conduciría al objetivo de que "los candidatos de la Revolución deben tener una mayoría aplastante en el Parlamento Nacional".

Los resultados de esa "nueva orientación" se expresaron en pocos meses en forma contundente: a fines de 2014 la promoción y el registro de Comunas descendió abruptamente y en 2015 las elecciones legislativas se perdieron por una diferencia importante, permitiendo que la MUD conquistara la Asamblea Nacional y que el gobierno ingresara en un escenario de derrota inminente.

En la situación planteada, debe reconocerse que la preexistencia de mas de 30.000 consejos comunales proporcionaron una plataforma de organización de base para constituir los CLAPS. Y quienes descalificaban las debilidades de los procesos populares por la base, tuvieron que hacerse cargo de que "las doñas", voceras de alimentación de las barriadas populares, eran mucho mas confiables para distribuir alimentos y evitar las fugas para ser revendidas por bachaqueros, que los burócratas del Ministerio de alimentación que regentaban los Mercales.

Como bien enseñaba Chávez, ganar gobernaciones y alcaldías es un paso pero no resuelve el control territorial efectivo y la articulación de las producciones y demandas locales. En las zonas conquistadas por el paramilitarismo, con códigos autoritarios y reglas impuestas por el terror, se demuestra que, con otros objetivos, también se pueden controlar territorios sin necesitar de las autoridades municipales o estadales.

No hay avance revolucionario sin ocupación del estado burgués, pero suponer que una política de transformación se limita a controlar al viejo Estado es empezar a perder la revolución. Pero además termina poniendo en riesgo la propia supervivencia del gobierno. Como bien se demuestra cuando se comparan los procesos de Venezuela y Bolivia con lo sucedido con otros gobiernos de la región, en particular Argentina y Brasil. En Argentina y Brasil no se hicieron cambios profundos y sus gobiernos, argumentando que el pueblo no estaba preparado, se limitaron a atenderlo o incluirlo sin asignarle un poder protagónico. Por ello, no se pudo resistir a los embates del imperio.

Por lo contrario, lo que ha permitido subsistir a gobiernos como los de Cuba, Bolivia y Venezuela ha sido precisamente los pasos dados hacia la plena soberanía popular y la construcción del socialismo. El chavismo ya ha tropezado con esa piedra, ya ha padecido las consecuencias de pensar que si el pueblo tiene menos poder, el camino será mas tranquilo. Se trata de no volver a cometer los mismos errores. Como aconseja Gerardo Rojas, cuando se han cumplido 5 años de la última intervención de Chávez, frente a su Consejo de Ministros, parece buena idea volver a releer el Golpe de Timón.

La circunstancia de que el poder del pueblo no se exprese todavía con toda su potencia es responsabilidad de quien ejercen funciones en la gestión de Estado, pero principalmente del propio pueblo y sus organizaciones militantes. La crítica de que hay sectores burocráticos que se oponen o sabotean el empoderamiento popular no justifica el hecho de que el pueblo intervenga en forma masiva solo en situaciones muy puntuales y defensivas, ante riesgos muy graves. Quienes estamos convencidos de la importancia de la necesaria participación política del poder popular organizado no hemos podido crear una agenda propia de intervención política masiva, al margen de las convocatorias desde el gobierno. Las movilizaciones, e incluso algunas reuniones se realizan casi exclusivamente cuando las convoca el Presidente o algún funcionario del Estado.

Los votos que hoy alcanzaron para ganar las elecciones regionales no son suficientes para derrotar a la oposición en la elección presidencial. La MUD, por otro lado, cometió el gravísimo error de suponer que después de la "aplastante" victoria en las elecciones legislativas de diciembre de 2015, el chavismo era pan comido. El chavismo no debería cometer el error de suponer que después de la "aplastante" victoria en las regionales, la oposición ha perdido toda posibilidad de ganar las presidenciales de 2018.

Una lectura mas desapasionada permite advertir que hay cierta paridad entre las fuerzas electorales que se disputan el poder político en Venezuela. En las elecciones legislativas la abstención de votantes chavistas favoreció a la MUD; en las regionales, en general la abstención de votantes de la MUD favoreció al chavismo. La excepción parece ser Zulia donde se registra una merma de no menos de 100.000 votos que en 2012 habían elegido al chavismo, al mismo Arias Cardenas.

No me parece correcto valorar como chavistas a los más de ocho millones de votos que concurrieron a la Constituyente. Seguramente hubo también independientes o de oposición, hartos de la violencia y de las guarimbas.

Creo que el principal dato a favor a considerar es que pasado el momento más critico. Hubo una recuperación del chavismo, con reafirmación de liderazgo y recomposición de vanguardia y por el contrario, la oposición esta en retroceso con divisiones y acusaciones cruzadas, mutuas desconfianzas y ausencia de liderazgo.

Sin lugar a dudas la maquinaria electoral del PSUV ha demostrado su renovación y eficacia, pero resulta interesante echarle un vistazo a los números. En las elecciones regionales hubo 18.099.000 votantes habilitados y con una participación del 61,4 % del padrón, el PSUV obtuvo 5.570.000 votos, alrededor del 54%. Para ganar la elección presidencial Nicolás Maduro necesito alrededor de 7.500.000, por lo que podemos estimar que el chavismo necesita sumar no menos de dos millones de votos para ganar las presidenciales de 2018. Otro dato interesante son las encuestas que revelan que el chavismo tiene un 35% de adhesiones consolidadas, lo que serviría para ganar cualquier elección en un país con baja participación electoral (por ejemplo EEUU, Francia, México), pero sucede que en Venezuela, con elecciones no obligatorias, el porcentaje de participación es muy alto, cercano al 80% en las elecciones presidenciales. En los dos casos se revela que para ganar una elección presidencial el PSUV y el Polo Patriótico necesitan ser acompañados por votos que no son chavistas, mas bien pertenecen al sector denominado los ni-ni (ni chavistas, ni de la MUD).

Esos votos lo acompañaron en la elección de la Asamblea Constituyente, pero en esa oportunidad no se votó un presidente, sino elegir el camino de la paz.

Por el lado de la MUD la cuestión es mucho más complicada, porque necesitan remontar más cantidad de votos, porque se han profundizado las disputas internas y porque por el momento no cuentan con un candidato presidenciable de peso. Para quienes apostaron a la "estrategia nicaragüense" de hostigar y debilitar al oficialismo para finalmente derrotarlo electoralmente, no tener un candidato con algún prestigio es un problema. En poco menos de un año se han caído dos posibles candidatos, ex chavistas, que hubieran podido jugar el papel que jugó Violeta Chamorro en las elecciones de Nicaragua de 1989.

La ex Fiscal Ortega Díaz no ha podido evadir quedar salpicada por tramas de corrupción, y en estas elecciones regionales fue derrotado en Lara Henry Falcón. Quien desde hace años viene quedando de reserva como un posible candidato fuerte de la oposición es el empresario, presidente de La Polar, Lorenzo Mendoza. Advierto que sus dudas para salir a la palestra electoral no son ideológicas, sino mas bien de riesgos. Tiene mucho por perder si la apuesta fracasa y el panorama que hoy ofrece la oposición no es el mejor.

Se han adelantado las elecciones municipales para diciembre de 2017. Serán un nuevo examen para conocer como están las fuerzas políticas en disputa. En ese escenario hay tres factores que van a incidir. Los logros en remontar la guerra economica, los cambios que haga el chavismo de aquellos alcaldes que estan desprestigiados y las divisiones de la oposición (ya hay algunos grupos que han anunciado de que no van a participar).

La geopolítica

Queda para el final la cuestión de la geopolítica, que en el caso particular de Venezuela tiene su incidencia particular porque desde hace años buena parte de las decisiones de la MUD se toman en EEUU.

Se agrava la preocupación chavista por la perdida de los Estados Táchira, Zulia y Mérida, por la posibilidad de que Colombia y EEUU los utilicen como cabeza de puente para una invasión, o al menos para seguir operando con el contrabando, el ataque contra la moneda y promoviendo la infiltración del paramilitarismo.

Para hacer más compleja aún la situación gobierna EEUU un personaje que empezó siendo poco previsible, pero que ha empezado a ser puesto firme por los generales del Pentágono y el complejo militar industrial, en un escenario de creciente retroceso del Imperio en el mundo, incluida Latinoamérica.

Desde el punto de vista económico EEUU ha ido perdiendo influencia en la región que considera su patrio trasero. En importantes países que mantiene alineados políticamente, como son los casos de Chile, Brasil, Perú y Argentina, su intercambio comercial e inversiones está por debajo del que mantienen con China.

Venezuela se presenta ante los ojos estadounidenses como el "mal ejemplo" para los países de la región por su pretensión socialista, como un lugar propicio de saqueo por sus enormes reservas de petróleo y otros minerales, pero además como una eventual cabeza de puente de las inversiones chinas en Latinoamérica.

Desde esa percepción e intereses EEUU ha asumido la campaña continental contra el gobierno bolivariano encarnada por el Secretario de la OEA, Luis Almagro, y la conducción estratégica de la oposición en Venezuela, advirtiendo que sus actores locales son pésimos, dilapidan el dinero y no cumplen los objetivos. Fracasaron en el objetivo de promover una guerra civil que justificara una intervención y están fracasando también en la estrategia nicaragüense de desgaste económico y político y derrota electoral. Ante esas evidencias se reducen las opciones y cobra importancia la alternativa de intervención directa, que podría ser implementada por fuerzas militares o paramilitares de países vecinos, con apoyo e inspiración estadounidense, lo que representaría una reedición de la Triple Alianza (Brasil, Uruguay, Argentina, con inspiración inglesa) que aniquiló al Paraguay en el siglo XIX.

Para esa aventura EEUU sólo parece contar con Colombia, porque los demás países de Sudamérica difícilmente se atrevan a involucrarse en una agresión a un país aliado de su principal socio comercial (China). Por fuera de Latinoamérica la Unión Europea, después de pagar costos económicos importantes por acompañar a EEUU en la política de sanciones a Rusia, empieza a despegarse de su alineación automática con las decisiones de Trump. Por ejemplo, no se ha plegado al repudio estadounidense al acuerdo nuclear concertado con Irán.

En el escenario internacional el crecimiento de China, con su socio mas cercano, Rusia, y sus alianzas (Iran e India) parecen promover nuevos realineamientos y ya algunos analistas anticipan que se empieza a perfilar un nuevo bloque hegemónico a partir del eje chino-ruso y sus aliados, intentando acuerdos con la Unión Europea. Ese nuevo contexto habilita el paraguas de negociación en Venezuela que impulsa entre otros, el socialdemócrata y ex presidente español José Luis Zapatero. No es difícil advertir que los socialdemócratas europeos no estan preocupados por profundizar la revolución bolivariana, sino todo lo contrario, pero esta instancia a permitido ganar tiempo y espacio frente a las alternativas que propone el Imperio.

El declive de la OEA como instancia de concertación y la instalación de la Mesa de Diálogo en Republica Dominicana expresan el declive de la influencia diplomática de los EEUU y de Almagro, y reducen la legitimidad de una intervención armada. Hacia el interior de la MUD este nuevo escenario profundiza las diferencias internas porque si hay un sector que se alinea incondicionalmente con las ordenes del Imperio, y se aferra a la intervención extranjera como única salida (Vente Venezuela, Voluntad Popular y Primero Justicia), hay otro sector que venía manteniendo expectativas en derrotar electoralmente el chavismo en 2018 (Acción Democrática, Nuevo Tiempo, Avanzada Progresista).

En este escenario tan complejo, el tiempo juega un papel decisivo y a favor de la supervivencia del gobierno bolivariano. A fines de octubre de 2016, en plena campaña electoral de EEUU, los planes de intervención directa del gobierno de Obama, que favorecían a su candidata Hillary Clinton, fueron abortados por la convocatoria que hizo Nicolás Maduro al papa Francisco I para que se pusiera al frente de una mediación con la MUD. La iniciativa terminó en un completo fracaso porque la jerarquía eclesiástica venezolana esta alineada con los sectores ultraderechistas de la oposición y el mismo papa no daba garantías de imparcialidad, pero fue útil para ganar tiempo.

El tiempo ganado ha permitido que se legitimara la Constituyente, y que se realizaran las elecciones regionales con una nueva victoria del chavismo.

Me parece evidente que el Imperio ya ha advertido que el tiempo le juega en contra y eso lo pone ante la alternativa de embarcarse en el corto plazo en una agresión deslegitimada o esperar que en el futuro el chavismo cometa errores que le proporcionen otras oportunidades.

Resumen

Las elecciones regionales confirman un ciclo de recuperación del chavismo y de reconstitución de su vanguardia y liderazgo que, con asuntos pendientes, desdibujan la posibilidad de que se derrote a sí mismo, y reduce la perspectiva de que pueda ser desalojado del gobierno por la MUD mediante acciones insurreccionales o golpe de Estado. Es temprano para asegurar un triunfo chavista en las elecciones presidenciales de 2018, pero es evidente que después de las regionales ha quedado mejor posicionado que la oposición.

La principal amenaza al gobierno actualmente es la intervención externa, en un escenario donde el tiempo y las nuevas configuraciones de bloques geopolíticos juegan a favor de la supervivencia del proceso bolivariano.

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27/10/2017. Nota: Agradezco los aportes y comentarios a este articulo del compañero Norberto Bacher.


https://www.lahaine.org/mundo.php/elecciones-regionales-y-recuperacion-del


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