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12 abril 2018

Carta a la consciencia y algunas preguntas




I
Si el papel de los intelectuales es la de generar ideas que promueven el debate, la opinión y la construcción de alternativas a la realidad que vivimos, ¿por qué se les ve cada vez más persiguiendo reconocimientos fundados en el cultivo y preocupados por el marketing de sus publicaciones? ¿Por qué el silencio cómplice es una característica cada vez más marcada en su actuación? ¿Acaso han olvidado su papel en la sociedad o prefieren ignorarlo para seguir gozando de prebendas, becas y demás apoyos institucionales?
El compromiso con la realidad es indispensable para quienes se llaman intelectuales, más allá de sus posturas ideológicas, nuestra sociedad necesita un debate sobre su porvenir, sobre las condiciones actuales de vida y las posibilidades de superar cada uno de los aspectos negativos de la sociedad, el silencio es cómplice en un marco coyuntural como el que ahora vivimos. Desde luego, acá, se les escribe a los intelectuales, no a los académicos aburguesados de las universidades y llamados centros de investigación que sólo usan a la sociedad para obtener recursos y mejores sueldos. Quedan pues, las preguntas para quienes se asumen como verdaderos intelectuales.
II
Al recorrer las calles del centro histórico de Mérida, como muchas avenidas y colonias de la ciudad, es fácil advertir el aumento de la pobreza, para todos es sabido que el salario mínimo no alcanza, la canasta básica es cada día más cara y se reducen los productos que en ella se incluyen para poder llevar un poco de pan a la mesa de las clases populares, el incremento de personas en extrema pobreza es claro, la población que vive en las calles va en aumento de manera rápido y por demás preocupante, y entonces, ¿Cómo es que los inspectores municipales acostumbrados a hostigar a las comerciantes chiapanecas nunca se percatan de la cantidad de niños en situación de calle y demás ciudadanos? ¿Acaso no podrían informar a las autoridades para que intervengan canalizándolos a centro de atención según sus especificidades? ¿Para qué sirven los llamados programas de asistencia social? Si por alguna razón se les ocurriera responder que no es posible atender a dichas personas por falta de recursos ¿Qué tal si se invierten menos nuestros impuestos en las campañas políticas y se emplean para el verdadero bienestar social?
III
La democracia se va reduciendo en su acepción práctica al sufragio, votar o no votar es según los defensores del sistema la expresión de la participación política ciudadana, una vez elegidos los llamados representantes de la sociedad, la intervención de la población en los asuntos de gobierno se reduce casi a cero, y si bien existen grupos interesados sobre temas específicos que desde décadas atrás vienen dando seguimiento a esos asuntos, la realidad es que la gran mayoría de la ciudadanía da por terminada su actuación después de votar, ¿Cuándo tomaremos los ciudadanos completa consciencia de que somos nosotros los responsables de nuestro destino y que no es posible simplemente delegar a los políticos las decisiones de nuestro porvenir? ¿Hasta cuándo seguiremos en esta pasividad indiferente ante los asuntos de todos; como la pobreza, la equidad, la justicia social, la igualdad y la construcción de una verdadera democracia? Tomemos consciencia de que la democracia es y será, el gobierno de los pueblos, hagamos nuestra la facultad de regir nuestro destino mediante la participación decidida de cada uno de nosotros por el futuro de nuestra sociedad y de la humanidad.
IV
¿Será tan difícil reducir el dinero invertido en las campañas políticas y utilizarlo en programas de verdadero desarrollo social? ¿No podemos imaginar otro tipo de democracia, una real y no simulada por spots publicitarios y falsas frases prefabricadas? Es tiempo de que hagamos de la democracia el ejercicio de nuestra consciencia social.
V
Si los ex presidentes reciben pensiones vitalicias supuestamente por su “servicio” a la nación, entonces ¿por qué esos mismos ex presidentes que hoy lloran por mantener esa pensión se dedicaron a empobrecer a la clase trabajadora, a eliminar las prestaciones sociales y a saquear al país? ¿Servir a la nación es saquearla hasta la muerte o trabajar día a día, de sol a sol para generar la riqueza nacional y poder llevar algo de comida a los hogares como hacen millones de mexicanos? Es evidente de que el orden social vigente es adverso para el desarrollo social equitativo, igualitario y realmente democrático.
VI
Carta a los Gobiernos; dos puntos ¿quién gobierna los ciudadanos o las empresas? Cierro pregunta; la respuesta está como sabemos en la realidad…
Cristóbal León Campos es integrante del Colectivo Disyuntivas(México)

https://www.rebelion.org/noticia.php?id=240210

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