Resumen Latinoamericano, 7 abril 2018
Los seguidores de Lula bloquean el paso de su vehículo. REUTERS
Lula salió caminando del sindicato y se entregó
Una multitud lo acompaña. El expresidente debe comparecer ante las autoridades para cumplir la condena por doce años por el delito de corrupción pasiva.
El momento en el que el ex mandatario sale del Sindicato de Metalúrgicos. Foto:Redes.
El expresidente brasileño Luiz Inácio “Lula” Da Silva se entregó voluntariamente a la Justicia y salió caminando cerca de las 19 del Sindicato de Metalúrgicos de San Pablo.
Allí el exmandatario estaba desde el jueves, tras la orden de detención dictada por el juez Sérgio Moro. Afuera, los manifestantes coreaban consignas de resistencia e intentaban vulnerar las vallas. Lula intentó esta tarde salir en un auto gris sin poder lograrlo.
“NO TE ENTREGUES”
“Yo soy Lula” gritaban los miles de militantes mientras arrastraban a su virgen, a su padre, a Lula da Silva en brazos. Con un baño de masas parecía despedirse el mayor líder de la historia de Brasil, el presidente que provoca más emociones en su pueblo y que este sábado se iba a entregar a la Policía Federal de Congonhas (Sao Paulo) para cumplir la condena de 12 años y un mes de prisión. Pero, de momento, la despedida vuelve a esperar. Pues cuando el ex presidente salía de la sede sindical, decenas de militantes bloquearon el paso del vehículo y, tras varios minutos, Lula salió del vehículo de sus abogados para volver al Sindicato de Metalúrgicos donde se halla pertrechado desde el jueves.
Antes de salir por la puerta grande había dejado un puñado de frases épicas, ya conocidas, con las que siempre desarma a sus seguidores.
-“Los poderosos pueden acabar con una, dos, o cien rosas, pero no pueden detener la primavera“.
-“Si el crimen que cometí fue llevar salud, comida y educación a los pobres, entonces quiero seguir siendo un criminal”.
“No te entregues” le respondían los militantes que llevaban más de 30 horas de vigilia sobre sus hombros para apoyar a su líder: “Para protegerlo”, nos corrige el pastor evangélico, José Barbosa. Si el viernes fue un día de expectación, con ciertas esperanzas de que se pudiera atrasar la entrada en prisión del ex presidente, el sábado fue para los petistas un día de exaltación. También de rabia. Y sobre todo de lágrimas, muchas lágrimas.
“No te entregues”, seguían los gritos. Por primera vez los miles de simpatizantes, de fieles -sería más correcto-, podían comunicarse con el hombre al que veneran, para decirle eso de “resiste”.Lula escuchaba, asentía con los brazos en jarras y soltaba alguna sonrisa que alternaba con gesto serio. Era su primera aparición desde que en la noche del jueves supo del mandato de prisión inminente que le envió el juez Sergio Moro. Entonces, quien fuera el primer obrero en alcanzar la presidencia de Brasil, se atrincheró en el Sindicato de Metalúrgicos de San Bernardo. Como quien vuelve a casa, a estar en familia.
Durante todo el viernes no se movió de la segunda planta del edificio. Una romería de políticos, amigos y simpatizantes entraban para darle un último abrazo. Sus abogados buscaban alternativas legales para conseguirle unos días más de libertad. El juez Sergio Moro, el primero en condenarle a nueve años y medio de prisión por lavado de dinero y corrupción pasiva, y el Tribunal Regional Federal de la 4ª Región de Porto Alegre (TRF-4), que ratificó la sentencia y aumentó la pena para doce años y un mes de cárcel, se habían saltado los protocolos legales para adelantar la orden de prisión. Por eso la defensa de Lula tenía esperanzas. Pero a lo largo del viernes se difuminaron.
Un recurso en el Tribunal Superior de Justicia: denegado. Una medida cautelar en el Comité de Derechos de Naciones Unidas de Ginebra: sin respuesta. Un último recurso ante el Supremo Tribunal Federal: denegado. Pasadas las 11 de la mañana del sábado se supo que esa última apelación, el as de la manga que le quedaba a Lula, también se rechazaba.
“Lula sois vosotros”
El Sindicato de los Metalúrgicos estaba completamente abarrotado. En las escaleras discutían si Lula se parecía más a Mandela o a Jesucristo. Juliana Salles había montado un campamento infantil con sus hijos Gabriel (7 años) y Diogo (7meses) para entretenerles lo que hiciera falta: “Queremos que resista, porque la persecución no es sólo contra Lula sino contra nuestra democracia”, nos decía esta médica de 33 años. Pedro Vieira (68) seguía sentado en la misma silla del día anterior con los ojos igual de húmedos. Este compañero de huelgas del ex presidente, jubilado de Volkswagen, estaba completamente hundido.
En la calle Joao Basso 231, donde se levanta la mole de cemento del sindicato más emblemático de Brasil, se había montado un camión de sonido para hacer la misa homenaje a la fallecida mujer de Lula, y donde el metalúrgico dio uno de esos discursos que pasan a la Historia. Consoló a sus militantes como el padre antes de morir consuela al futuro hijo huérfano. Parece exagerado, pero no. Jóvenes y jubilados lloraban y se abrazaban: “Yo estoy destrozada y él sigue cuidándonos”, decía Inês dos Santos (55 años). “Han acabado con el único que se ha preocupado por su pueblo, han acabado con nuestro país”, nos decía entre sollozos, la profesora Lucía Teresa, recién llegada desde Rio de Janeiro para decirle adiós.
Lula no flaqueó y dio esperanzas a un público que se quedaba sin ellas. Presentó a futuros líderes de la izquierda de partidos más radicales que el PT, como Guilherme Boulos (PSOL) y Manuela D’Ávila (PCdoB). Había convencido a sus fieles de que entregarse a la policía era la mejor opción y les aseguró que no estaría mucho tiempo en la cárcel: “La Historia va a probar que el único culpable fue el delegado de policía que me acusó y el juez que me condenó”. También mandó deberes: “Lula sois vosotros y vais a ir por el país haciendo lo que debe ser hecho. Mis ideas ya están en el aire, no pueden detenerlas“.
A las tres de la tarde -horario de Brasil- los helicópteros de la policía sobrevolaban San Bernardo. Los vítores, las lágrimas y el samba quedaron en la calle Joao Basso 231. En el aeropuerto de Congonhas (Sao Paulo) un avión de la Policía Federal esperaba al mayor líder de la historia de Brasil. Una cárcel de Curitiba, debía ser su próximo destino.
Lula da Silva se entregó a la justicia
Minutos antes, decenas de militantes habían bloqueado los portones del Sindicato de los Metalúrgicos para impedir que el ex presidente salga
Lula da Silva
07.04.2018 /
El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva se entregó a la justicia, informaron los medios locales. Minutos antes, decenas de militantes habían bloqueado los portones del Sindicato de los Metalúrgicos, en el que está desde el jueves pasado, para impedir que el líder salga.
El expresidente brasileño Lula da Silva expresó su agradecimiento a su predecesora Dilma Rousseff y a otros dirigentes de izquierda tras participar en una misa antes de su posible entrega este sábado a la justicia para cumplir una pena a 12 años de cárcel por corrupción. El ex jefe de Estado proclamó su inocencia y acusó al juez Moro de “mentir”
La misa se llevó cabo en un camión de sonido convertido en capilla, frente al Sindicato de Metalúrgicos en Sao Bernardo do Campo, en el cinturón industrial de Sao Paulo, donde el exmandatario de izquierda (2003-2010) permanece atrincherado desde hace dos días.
Lula, de 72 años, favorito a las elecciones de octubre, tiene orden de prisión desde el jueves, decretada por el juez Sergio Moro, para empezar a cumplir una pena de 12 años y un mes de cárcel por corrupción pasiva y lavado de dinero.Lula grabó conmovedor mensaje antes de aceptar su orden de prisión
De acuerdo a fuentes cercanas al expresidente, en varias oportunidades durante la grabación se le quebró la voz y en dos oportunidades incluso lloró al recordar sus humildes inicios
Lula da Silva grabó un emotivo mensaje antes de aceptar orden de prisión. (Foto: Captura Facebook)
Mientras todo Brasil está atento este sábado a qué sucederá con Luiz Inacio Lula da Silva, el condenado expresidente se preparó para su eventual detención este sábado, después de una misa en homenaje a su fallecida esposa, y grabó un emotivo mensaje para un video que el Partido de los Trabajadores (PT) pretende divulgar cuando su máximo líder quede preso.
De acuerdo a fuentes cercanas al expresidente que estaban con él en la sede del sindicato de metalúrgicos de São Bernardo do Campo, en varias oportunidades durante la grabación se le quebró la voz y en dos oportunidades incluso lloró al recordar sus humildes inicios y la espectacular carrera política que lo llevó hasta el Palacio del Planalto en 2003.
“No tengo miedo de lo que viene en el futuro”, afirmó Lula en el video de animación compartido en Facebook.
No sería la única pieza de propaganda que el PT tiene pensado distribuir por las redes sociales. En los agitados últimos días, fotógrafos y camarógrafos del partido registraron todas las imágenes del atrincheramiento en el sindicato de São Bernardo do Campo para utilizar de cara a la campaña electoral hacia los comicios de octubre, en los cuales, pese a ser el candidato favorito, Lula no participaría si finalmente queda preso.
Aunque el PT insiste en que presentará la candidatura de Lula de cualquier forma, con él libre o tras las rejas, el Tribunal Superior Electoral (TSE) podría impugnarla porque, de acuerdo a la legislación electoral -por la llamada Ley de Ficha Limpia- ninguna persona condenada en segunda instancia puede ser candidato a un cargo electivo.
Este es el video compartido en Facebook:
http://www.resumenlatinoamericano.org/2018/04/07/los-seguidores-de-lula-bloquearon-su-salida-del-sindicato-para-evitar-que-se-entregase-finalmente-lula-salio-y-ya-esta-detenido/
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