El día sábado 1° de septiembre del presente año se celebró el Congreso Fundacional de la Central Clasista de Trabajadores y Trabajadoras (CCTT). Más de 150 delegados y delegadas asistieron durante la jornada a la sede del sindicato de panaderos Sirtrapán, ubicado en la comuna de la Reina, para dar discusión y aprobación a los principios y plataforma de lucha de la central naciente. Asimismo, se resolvieron y aprobaron los estatutos, finalizando la jornada con la elección del Directorio Nacional Provisorio que estará a cargo de conducir este primer período a los más de 20.000 trabajadores y trabajadoras representados en este hito histórico para la clase trabajadora en Chile que quedará grabado en las páginas de las luchas de nuestro pueblo.El Directorio de este nuevo instrumento de organización y lucha de las y los trabajadores quedó compuesto por Manuel Ahumada (presidente), Isolina Acosta (secretaria), Catalina Rojas (tesorera), Ramón López, Guillermo Solís, Erick Rojas, Andrés Troncoso, Sergio Alegría, Claudio Abarzúa y Esteban Galleguillos.
Los tres documentos aprobados (principios, plataforma de lucha y estatutos) fueron trabajados por más de un año y medio por diferentes organizaciones sindicales, que luego de meses de trabajo, dieron paso a su presentación en asambleas regionales en Antofagasta, Valparaíso, Santiago, Temuco, Concepción, Punta Arenas, entre otras importantes ciudades.
Lo que con mala intención desde los sectores conciliadores y aliados de la patronal, ha sido denominado una iniciativa divisionista de la clase trabajadora, es más bien un salto cualitativo y cuantitativo a la unidad de las y los trabajadores bajo las banderas del clasismo y la combatividad, retomando las luchas históricas de la clase con principios fundamentales como el reconocimiento de la lucha de clases como motor de la historia, el anticapitalismo y antipatriarcado, la independencia de clase y autonomía sindical, la democracia sindical y fortalecimiento de las bases, la solidaridad con las luchas del conjunto del pueblo pobre, y la combatividad, asumiendo los métodos de lucha históricos de las y los trabajadores, independiente de su legalidad o ilegalidad.
En esa misma línea fue que por amplia votación se aprobó que la Central Clasista será de hecho y no buscará el reconocimiento por parte de la legalidad burguesa, ya que su legitimidad se basa en las cientos de asambleas de aprobación de la CCTT como instrumento de aglutinamiento de los sectores clasistas del sindicalismo. Por otro lado, apelará a la fuerza misma de las y los trabajadores y su capacidad de presionar por medio de la huelga y la movilización para transformarse en actores de la sociedad e instalar las justas demandas de la clase, desde aquellas como salario mínimo acorde al aumento del costo de la vida, sala cuna universal bajo sistema solidario, fin a la brecha salarial según género, fin a la precarización laboral, incluyendo el subcontrato y el trabajo a honorarios, el fin al proyecto de estatuto laboral juvenil. Así también demandas a mediano y largo plazo como el fin al código laboral, fin a la constitución de Pinochet, fin a las Administradoras de Fondos de Pensiones, AFP (derogación del DL 3.500) entras justas demandas.
Hoy, los desafíos para el sindicalismo clasista son lograr robustecer esta central clasista, con el crecimiento a escala nacional, asimismo resulta aún más imperiosa la tarea de instalar y multiplicar una corriente sindical clasista, arraigada en sus principios pero por sobre todo en una práctica concreta, lejos del burocratismo y la conciliación de clase, en el apoyo a huelgas ya no para pedir limosnas en las negociaciones o afuera de los puestos de trabajo, sino para pelear con una fuerza tal que doblegue la mano al patrón, en conceder el rol político de la negociación colectiva, por sobre el tecnicismo, en derribar la reforma laboral antisindical, en destinar importante esfuerzo a la formación y educación de nuestra clase, apoyando el levantamiento de sindicatos clasistas, afrontando la atomización de los ya existentes, avanzando a la articulación y negociación por ramas.
El sindicalismo clasista debe volcar su trabajo hacia las bases, en el día a día de los centros laborales, concientizando a la clase trabajadora sobre el inmenso poder que posee, eliminando el asistencialismo de la organización sindical. Asimismo, se debe avanzar en organizaciones superiores, es decir federaciones de sindicatos clasistas y confederaciones, para con estos instrumentos fortalecer la naciente central.
Por otro lado, la articulación con otros sectores del pueblo en lucha, estudiantes y pobladores se hace vital para avanzar en la rearticulación del movimiento popular y la construcción del poder para las y los trabajadores, el poder popular como horizonte debe estar presente en la apuesta política sindical de la clase trabajadora.
Los tres documentos aprobados (principios, plataforma de lucha y estatutos) fueron trabajados por más de un año y medio por diferentes organizaciones sindicales, que luego de meses de trabajo, dieron paso a su presentación en asambleas regionales en Antofagasta, Valparaíso, Santiago, Temuco, Concepción, Punta Arenas, entre otras importantes ciudades.
Lo que con mala intención desde los sectores conciliadores y aliados de la patronal, ha sido denominado una iniciativa divisionista de la clase trabajadora, es más bien un salto cualitativo y cuantitativo a la unidad de las y los trabajadores bajo las banderas del clasismo y la combatividad, retomando las luchas históricas de la clase con principios fundamentales como el reconocimiento de la lucha de clases como motor de la historia, el anticapitalismo y antipatriarcado, la independencia de clase y autonomía sindical, la democracia sindical y fortalecimiento de las bases, la solidaridad con las luchas del conjunto del pueblo pobre, y la combatividad, asumiendo los métodos de lucha históricos de las y los trabajadores, independiente de su legalidad o ilegalidad.
En esa misma línea fue que por amplia votación se aprobó que la Central Clasista será de hecho y no buscará el reconocimiento por parte de la legalidad burguesa, ya que su legitimidad se basa en las cientos de asambleas de aprobación de la CCTT como instrumento de aglutinamiento de los sectores clasistas del sindicalismo. Por otro lado, apelará a la fuerza misma de las y los trabajadores y su capacidad de presionar por medio de la huelga y la movilización para transformarse en actores de la sociedad e instalar las justas demandas de la clase, desde aquellas como salario mínimo acorde al aumento del costo de la vida, sala cuna universal bajo sistema solidario, fin a la brecha salarial según género, fin a la precarización laboral, incluyendo el subcontrato y el trabajo a honorarios, el fin al proyecto de estatuto laboral juvenil. Así también demandas a mediano y largo plazo como el fin al código laboral, fin a la constitución de Pinochet, fin a las Administradoras de Fondos de Pensiones, AFP (derogación del DL 3.500) entras justas demandas.
Hoy, los desafíos para el sindicalismo clasista son lograr robustecer esta central clasista, con el crecimiento a escala nacional, asimismo resulta aún más imperiosa la tarea de instalar y multiplicar una corriente sindical clasista, arraigada en sus principios pero por sobre todo en una práctica concreta, lejos del burocratismo y la conciliación de clase, en el apoyo a huelgas ya no para pedir limosnas en las negociaciones o afuera de los puestos de trabajo, sino para pelear con una fuerza tal que doblegue la mano al patrón, en conceder el rol político de la negociación colectiva, por sobre el tecnicismo, en derribar la reforma laboral antisindical, en destinar importante esfuerzo a la formación y educación de nuestra clase, apoyando el levantamiento de sindicatos clasistas, afrontando la atomización de los ya existentes, avanzando a la articulación y negociación por ramas.
El sindicalismo clasista debe volcar su trabajo hacia las bases, en el día a día de los centros laborales, concientizando a la clase trabajadora sobre el inmenso poder que posee, eliminando el asistencialismo de la organización sindical. Asimismo, se debe avanzar en organizaciones superiores, es decir federaciones de sindicatos clasistas y confederaciones, para con estos instrumentos fortalecer la naciente central.
Por otro lado, la articulación con otros sectores del pueblo en lucha, estudiantes y pobladores se hace vital para avanzar en la rearticulación del movimiento popular y la construcción del poder para las y los trabajadores, el poder popular como horizonte debe estar presente en la apuesta política sindical de la clase trabajadora.
Ha llegado la hora de las y los trabajadores, la patronal debe temblar ante los avances de los sectores conscientes del pueblo, la construcción de una corriente sindical clasista y combativa deben iluminar el camino para todas y todos quienes queremos derrotar al sistema capitalista y sus diversas formas de explotación y dominación.
El autor es Miembro de la Asociación Intersindical de Trabajadores y Trabajadoras Clasistas, AIT.
https://www.rebelion.org/noticia.php?id=248010
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