Por Adriana Facina, Resumen Latinoamericano, 8 octubre 2018
Queridas compañeras, queridos compañeros. Quiero decir a cada uno de ustedes que estamos de pie. No niego la gravedad de esa victoria abrumadora del fascismo entre nosotros. Sí, ellos ganaron. Vencer en las urnas. Vencer en las calles. Usaron sus empresas de la fe para aterrorizar al pueblo. Usaron el arma del odio, siempre tan eficaz para movilizar las legiones de masacrados. Usaron mentiras autorizadas por pastores y políticos llenos de privilegios, bancados por el lado más bárbaro del capital, como loa agronegocios y mineras. Movilizaron racismo, machismo, lgbtfobia a su favor, haciendo renacer el pater familias de la Casagrande, tan lleno de moral en defensa de la familia tradicional y de los amantes. Mi tío más bolsonarista tuvo un hijo fuera del matrimonio que sólo conocemos cuando el niño era adolescente. Él exploró y fue responsable indirecto por la muerte de un hermano esquizofrénico (que era mi tío predilecto). Es de ese tipo de gente que estamos hablando en la clase media. Pero es también el adolescente que toca el terror en la escuela. La mujer asustada que recibe mensajes del grupo de Whatsapp de la iglesia diciendo que Lula es un brujo que sacrifica a los niños para tomar el poder. La tía que cree que el sobrino gay tiene demasiados éxitos. Tantos y tantos tipos sociales cargados de odio, resentimiento, rencor. Gente del viejo mundo emparedada ante negros, indígenas, LGBTs, mujeres, pobres adquiriendo derechos. Y mucha gente con miedo. Esa gente toda recibe ahora la oportunidad extraordinaria de odiar con una causa política. El odio es alzado al plan de gobierno y eso es muy poderoso. Porque odiar es bueno, es placentero, alivia. Es una inversión libidinal, lo que significa un placer similar al sexo.
Necesitamos urgentemente hacer un balance político profundo y reinventar nuestras prácticas. Refundar a la izquierda. Observar las iglesias que usan la religión para diseminar el odio. Desentrañar el motor financiero que sostiene ese engranaje, y quien banca esa aventura. Descubrir los think tanks que están detrás de esos votos que no sabemos de dónde vinieron. Mucho trabajo para hacer.
Por ahora, quiero dirigirme a aquellos y aquellas que hoy lloran derrotados. En primer lugar, enfrentar el fascismo requiere endurecerse sin perder la ternura. Lloren hoy, pero estén de pie mañana. Recuerden a Antonio Gramsci en las prisiones fascistas italianas. A Rosa Luxemburgo perseguida por fascistas en Alemania. A Lenin en el exilio. A Trotsky en el exilio. Produjeron reflexiones, prepararon revoluciones, actuaron en medio de la barbarie porque tenían conciencia de que nuestra existencia es mayor que nosotros. Hablamos al futuro, a los que vendrán, y también a los que lucharon antes que nosotros. Esta historia no comenzó hoy y no termina mañana.
Esto es más cierto aún si pensamos en qué país estamos. En realidad, nuestra existencia democrática es un breve espacio de tiempo entre dictaduras y brutalidades. Piensen en los africanos esclavizados traídos aquí. En los indígenas masacrados. Como me dijo recientemente una paloma gira con respecto al incendio del Museo Nacional: “allí ustedes guardaban artefactos de pueblos africanos e indígenas que produjeron belleza a partir del dolor y del sufrimiento. Usted tendrá que aprender de ellos a arrancar la belleza del dolor. “Nuestra historia es esa. Y tiene larga duración. Lo que tenemos de mejor como país vino de la capacidad de supervivencia de los oprimidos y de todos los saberes, hacer, creativas que surgieron de ahí. Hoy sambamos. Hoy tiene funk y capoeira. Tiene abuela bendecidora y pajelanza.
Estamos de pie. Donde mataron a Marielle, surgieron otros cuatro negros ocupando parlamentos. ¡Votación inmensa! Semillas esparcidas que brotaron en breve tiempo porque ya habían germinado mucho. Los viejos políticos cayeron, bestializados y aún sin entender la ola que los barrió. Vamos a formar un inmenso campo antifascista, comandado por mujeres, aprendiendo en la práctica a hacer política en la diferencia.
Todavía tenemos mucho por delante. Estamos haciendo historia. Nos tenemos unas a otras. No se desesperen. Muchas bellezas brotarán en nuestros caminos, porque nuestra fuerza es ancestral y nuestros pasos vienen de lejos. Mañana estaremos en las calles, en las redes, lado a lado, hombro a hombro. Nuestra fuerza es nuestra fe. Sobrevivir y soñar, nuestro desafío histórico. Sabemos hacerlo. ¡Y lo haremos!
“Quien camina en el carril es tren de hierro. “Yo soy agua que corre entre piedras – libertad caza forma.” (Manoel de Barros)
http://www.resumenlatinoamericano.org/2018/10/08/brasil-opinion-estamos-de-pie/
Periódico Alternativo publicó esta noticia siguiendo la regla de creative commons. Si usted no desea que su artículo aparezca en este blog escríbame para retirarlo de Inmediato
No hay comentarios.:
Publicar un comentario