Los gremios agazapados cazan errores - Periódico Alternativo

Titulares

Home Top Ad

Contra la propaganda de las multinacionales Mediáticas

Post Top Ad

17 noviembre 2018

Los gremios agazapados cazan errores



El Cayapo

Desde la Organización Internacional del Trabajo (OIT), hasta el más pichurrio sindicato en este mundo, todos están al servicio del capital (y no sigamos hablando de excepciones que solo justifican reglas, si alguien está haciendo algo distinto simplemente no defenderá al gremialismo). Su papel es cuidar que los trabajadores no sepamos quiénes somos, ni cómo debemos organizarnos para sustituir al capitalismo y generar otro modo de producción, en donde no seamos esclavos. Esta tarea la han cumplido con suma violencia; los gremialistas, ante cada decisión del capital contra los trabajadores, se han prestado para realizar el trabajo sucio en el planeta, conteniendo la fuerza de la clase.

En la actualidad, el gremialismo se ha multiplicado, dividiéndonos al infinito. Hoy existen gremios de mujeres, de negros, de indios, de etnias, de inmigrantes, migrantes y desplazados, de enfermos, de desahuciados, de discapacitados. El gremialismo consciente o inconscientemente trabaja a favor de los intereses de los dueños, no importa qué tan bello disfracen el discurso, sean ecologistas, salvadores de semillas, protectores de descendientes, cuidadores de indígenas, arrulladores de perros, guardianes de indigentes, guachimanes de estrellas, fomentadores de eco-conucos cibernéticos, criadores de cochinos urbanos, salvadores de religiones, procuradores de saltos ornamentales, propulsores de deportes extremos; todos, absolutamente todos, están al servicio de los dueños.

El gremialismo es una tara, una enfermedad heredada desde los tiempos incipientes del capitalismo. El instinto de sobrevivencia nos obligó a los pobres a juntarnos para no morir de hambre y defendernos de los dueños. De ahí nacieron los primeros gremios en donde nos organizamos para resistir, desde entonces es lo único que hemos hecho, mientras las mafias gremiales se han enriquecido negociando con los dueños del mundo los contratos de la contradicción capital-trabajo.

El gremialismo, con el devenir de los tiempos, ha desarrollado una alta capacidad de organización, logrando negociar con el gran capital importantes tajadas de la gran masa de plusvalía que generamos los trabajadores en el mundo, las organizaciones gremiales, sean confederaciones, federaciones, sindicatos, ONGs, o cualquier otra forma mafiosa que permita rapiñar ganancias a costa de los agremiados, sirve a este propósito.

El papel de los gremios es evitar que los trabajadores podamos conocer sobre nuestra condición de asalariados, a los que nunca se les pagará el valor real de su trabajo.

La organización del capitalismo se encargó de absorber esas distintas formas gremiales, creando leyes que limitan sus acciones y las coloca a su servicio. El capitalismo actualmente usa al gremialismo como mecanismo divisorio, hoy existen tantos gremios como pobres somos y cada gremio de estos se organiza como mafia, repitiendo en su interior el mismo esquema organizacional mafioso del capital.

El discurso y la promoción del gremio en este tiempo es profundamente contrario a los intereses de nosotros los pobres, sean estos quienes sean, defiendan lo que defiendan. Nos dividen como clase en proceso de valoración, reconocimiento, aceptación; de saber qué planes podemos elaborar, qué mundo diseñar, cómo producir la política desde el nosotros, no como grupos, partidos, sindicatos, colectivos, sino como clase.

En medio de toda esa tragedia que es la violencia de la explotación se justificaba que, en otros tiempos, la clase se agrupara para su autodefensa, pero con este proceso, donde nos quitamos el látigo de encima, qué sentido tiene convertir en más poderosas a las organizaciones gremiales, generalmente gente mafiosa que vive a costa nuestra y que en medio de la guerra se dedica en nuestro nombre a fustigar al gobierno, a chantajearlo para exigir salarios o derechos que fueron imposibles de obtener en el capitalismo y que menos se podrán obtener en medio de la guerra que nos han declarado los criminales empresarios, en donde es el gobierno y no los gremios el que está pendiente de protegernos con los aumentos de salario.

En esta lucha no se trata de más salarios o beneficios para sobrellevar la esclavitud, sino que se trata es de crear, en medio de las dificultades que presenta la guerra, los mecanismos que hagan desaparecer las condiciones materiales que posibilitan el sometimiento.

Pero la lucha que nos proponen los dueños de los gremios es para remachar la sumisión, obligándonos a permanecer eternamente atornillados a los galpones de la fábrica, que al final es una política beneficiosa para los dueños y los líderes que dirigen a los gremios, en donde nos agrupan como vacas en potreros, haciéndonos ver que es el gobierno el culpable de la guerra que nos imponen los dueños.

Todos los gremios desean que el país les pertenezca, pero jamás un gremio se desprenderá de su condición por propia voluntad para sumarse al desbaratamiento del sistema existente, nunca los dueños de los gremios pensarán en diseñar y construir un país sobre otro modelo de producción que nos constituya colectivamente en otra cultura. Por el contrario, los gremios en complicidad con los dueños del capital hoy se manifiestan chantajistas, y en nombre de sus intereses mezquinos amenazan al gobierno, exigiendo en nuestro nombre más prebendas reivindicativas, que al final nos someten a más altos grados de esclavitud, porque todo aumento de salario sale de nuestro sudor. Los gremios, en medio de la guerra que nos imponen los dueños, exigen mafiosamente el pago por el apoyo que dicen prestarnos.

Los ambiciosos dirigentes gremiales de cualquier tipo, sean de izquierda o de derecha, dejaron de explicar que el aparato de producción existente es el capitalismo y que mientras más lo pongamos a producir, para supuestamente cubrir nuestras necesidades, más aumentará la pobreza que sufrimos. Los gremios, de cualquier signo, con todas sus egoístas fuerzas, se niegan al cambio, contribuyendo de esta manera al fortalecimiento de las fuerzas poderosas que siempre nos han dominado.

Está bien que antes nos tenían pisoteados y lo único que podíamos hacer en medio de la ignorancia y el sometimiento era actuar como pedigüeños, limosneros, afiliarnos a los partidos de los dueños para medio aliviar el latigazo cotidiano, crear gremios para la defensa inmediata, porque pensar más allá era imposible, y en ese buscar respiro hasta llegamos a ser tontos útiles, al afiliarnos y ser partícipes de las llamadas ONGs, mecanismos creados por las grandes transnacionales para contribuir en cada país al desbaratamiento del Estado y poder dominar directamente los territorios, con todos los recursos existentes, incluida la energía de la gente.

Los gremios en su degeneración quieren que el país sea para cada uno de ellos, para cada líder, construyendo una ética de la acción política que rompe la posibilidad de que la clase pueda en este tiempo generar su propia política, cuando los gremios o los gremialistas emplean la extorsión como forma de interactuar políticamente. Desmovilizan, desaniman y dividen a la clase, es su característica primordial, contribuyendo, queriendo o sin querer con su acción, al triunfo de la política de los dueños, que no es otra que la de mantener explotada a la clase, mientras fortalece el divide y vencerás, estén donde estén.

Los pobres debemos mantenernos activamente en ofensiva, buscando crear el otro pensamiento para crear la cultura colectiva; unidos fuertemente al directorio, como única línea política a seguir, sin duda; porque en diecinueve años esta dirección no nos ha fallado, no nos ha engañado, y ha sabido mantener el rumbo aún en las peores circunstancias. Basta revisar desde 1998 hasta ahora todas las batallas ganadas y no sólo las electorales que son contundentes, sino también en el campo de la inteligencia militar, de la diplomacia nacional e internacional, ha sabido ganar con contundencia las batallas, y aún así los gremios agazapados cazan errores para criticar, en vez de sumarse al imbatible bloque.

Los pobres debemos comprender que el enemigo principal en esta guerra son los grandes dueños, que a tarascazo limpio se están disputando el mundo; tener claro que el gobierno y la dirección política militar nos protegen, porque el objetivo de esta guerra somos nosotros, somos el botín junto con el territorio y los recursos que contiene.

Toda política que tienda a culpabilizar de los problemas al gobierno está sustentada en la ignorancia, la ideología o los intereses egoístas de quien critica. Debemos saber que, vencido el enemigo principal, entonces podemos dedicarnos a corregir las fallas, los vicios, los errores a los que haya lugar, pero en este momento el objetivo es ganar la guerra y eso requiere disciplina, organización y una sola voz de mando.

En esta hora debemos empinarnos, ser los seres históricos que demanda el momento, y los gremios allí no tienen nada que hacer, como no sea el desmovilizarnos, el entregarnos a los dueños, el ser partícipes inconscientes de nuestra destrucción, porque de lo contrario estos líderes estarían desde hace rato organizándonos para cumplir con una sola línea política, juntando a la clase y no dividiéndonos en gremios, indignamente pedigüeños de derechos, que en el capitalismo sólo es demagogia.

A los dueños de los gremios no se les ocurre pensar lo mina que hemos sido, y que hoy tenemos la posibilidad de convertirnos en un pueblo país, con decisiones soberanas, un país donde no existan los dueños ni los esclavos, un país que no sea visto para el saqueo. Un país que, para concebirlo, necesitamos ampliar el horizonte de mira y entender que este no es posible sin el concurso de todos los países del planeta, porque a todo el planeta lo habita el capitalismo y esa tarea no se puede hacer sino abandonando las pequeñas parcelas egoístas e individualistas del gremialismo, para sumarnos como seres pensantes a lo que juntamente se debe crear.

El gremialismo es una traba, siempre está desvinculado, opuesto a políticas unificadoras, siempre es parcelario, grupalista, divisionista, y lo único que le interesa es su miserable grupito. Las organizaciones gremiales tienen como objetivo en su práctica cotidiana atentar contra el cambio, producen grandes divisiones, se disfrazan de más radicales que los demás, pero su única batalla es contra el gobierno, al que consideran el gran enemigo porque no cubre sus necesidades, que de paso son infinitas, sustentadas en el consumismo compulsivo que impone el capitalismo.

En función de esos particulares y egoístas intereses, pactan con las transnacionales y se afilian a diseños políticos absolutamente contrarios a los intereses de la clase, para lograr que le den sus supuestos derechos, desconociendo y en muchos casos escondiendo la verdad de que, en capitalismo, el derecho no existe, es una ilusión que vende el humanismo para evitar que los proletarios nos percatemos de la situación de explotados, y no podamos crear ni diseñar políticas que nos organicen para salir de esa condición.



No invirtamos esfuerzos en la división, juntémonos con un solo propósito, vamos al encuentro de los juntos, separémonos de todo gremialismo y pensemos el diseño de la otra política. Dejemos de ser el objetivo de la violencia explotadora, sepamos que son los dueños quienes nos joden y no el Estado.

http://misionverdad.com/la-guerra-en-venezuela/los-gremios-agazapados-cazan-errores


Periódico Alternativo publicó esta noticia siguiendo la regla de creative commons. Si usted no desea que su artículo aparezca en este blog escríbame para retirarlo de Inmediato

No hay comentarios.: