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29 marzo 2019

¿Océanos de plástico?




Resumen Latinoamericanno*, 29 de marzo 2019.
Por: Laíz Concepción Romero

Una bolsa de plástico ha sido encontrada en la zanja oceánica más profunda del planeta: las Marianas, la cual tiene casi 11 kilómetros de hondura, confirmó el estudio «Huella humana en el abismo: registros de 30 años de desechos plásticos de alta mar», realizado por el Centro de Monitoreo de la Conservación Mundial del Medio Ambiente de Naciones Unidas.

Las amenazas de polución por plástico se incrementaron a medida que pasaron los años. La indagación referida reveló cifras alarmantes: a partir de las 5010 inmersiones inscritas, se contabilizaron 3425 elementos fabricados por el hombre (plásticos, metales, gomas y aparejos de pesca). Cerca de un tercio de estos desechos eran macroplásticos y el 89% objetos de usar y desechar. Una vez en el océano el plástico puede persistir durante miles de años.

El pasado 5 de junio de 2018, día Mundial del Medio Ambiente, en un video mensaje, el Secretario General de la ONU, António Guterres, destacó que cada año acaban en los océanos más de ocho millones de toneladas de este material; para el 2050 los océanos podrían tener más plásticos que peces. “El mensaje de este día es simple: rechaza el plástico descartable. Si no puedes reusarlo, rehúsalo. Juntos podemos trazar el camino hacia un planeta más limpio y verde”, insistió el estadista.

Un remolino mortal



Las características que hacen del plástico un material útil para los humanos, durabilidad y ligereza, multiplican el peligro que supone para la fauna, expresó el biólogo marino de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA), Matthew Savoca, en el estudio “¿Cómo afectan los residuos plásticos a los animales?” realizado por la escritora y editora Natasha Daily para National Greographic.

De hecho, en medio del Pacífico existe un remolino de millones de toneladas de microplástico. Según Naciones Unidas, se le conoce como el “gran parche de basura” y fue descubierto hace 22 años entre las costas de California y Hawai.

“Lo más triste es que los animales se comen el plástico pensando que es alimento. Hasta el momento hay pruebas documentales de que unas 700 especies marinas han ingerido plástico o se han visto atrapados en él”, declaró Savoca.

Bolsas de nylon, cepillos de dientes, envases de comida, juguetes, bombillas, tapas de botellas y pomos, vasos, gafas de sol, filtros de cigarrillos, utensilios de cocina, de informática, etc. pueden ser vistos en grandes cantidades en “los vertederos oceánicos y terrestres”. Como puntualiza la doctora en Medicina Veterinaria del Acuario Nacional de Cuba, Laima Sánchez Campos, no tenemos conciencia de que la mayoría de estos desechos u otros contaminantes van a parar al mar.

Viejo riesgo en la bahía



Cuba no está exenta de los problemas mencionados, la polución por este casi indestructible material representa una doliente realidad que podemos palpar en diversos sitios y modos de la geografía nacional. El barco suizo Race for Water, reportó Prensa Latina, incluyó a la Isla en su misión de evaluar durante cinco años la contaminación marítima derivada de los desechos plásticos que enferman los océanos.

A Luis Manuel Cruz Correa, vecino de La Habana Vieja le preocupa sobremanera la contaminación de la bahía capitalina. El plástico al mezclarse con el petróleo y aceite de las refinerías provoca la liberación de compuestos químicos nocivos para la vida marina. Además, se ponen en riesgo también los que consumen los peces… ¿El hombre en lugar de peces podrá comer ese plástico?…”, reflexiona el lugareño.

Entrevistada por la periodista Susana Antón Rodríguez, para el periódico Granma, la directora de Gestión Ambiental del Grupo de Trabajo Estatal-Bahía de La Habana (GTE-BH), Mercedes Gzegozewski González, explicó: “En estos momentos, la población es la mayor fuente de generación de residuales sólidos que llegan a la Bahía (…) los residuales domésticos están conectados a los ríos y al alcantarillado de la capital y, además, existe un nivel bastante elevado de pobladores que se han conectado de manera ilegal a los drenajes pluviales”.

Sin embargo, muchas personas que se preguntan y tratan de encontrar alternativas en torno a cómo evacuar los desechos de sus hogares, no hallan soluciones ambientalmente viables, proporcionadas por las entidades estatales encargadas, para tan perentoria necesidad.

La polución concentrada en playas, costas y los químicos que desechan algunas empresas al mar, trae consigo la disminución de los cardúmenes y peces en sentido general. Cada vez los pescadores deber ir más millas adentro para encontrarlos. Así lo confirma Geovanis Arzuagua Ramírez, integrante de la Base de Pesca de Cojímar, quien evoca que antes se podía capturar a una o dos millas, en estos momentos no.

El hombre de mar cuenta que ha visto la contaminación en muchas ocasiones, normalmente cuando aumentan las corrientes. En el primer canto del veril, se amontonan hileros de sargazo. “Estos los arrastra la misma corriente y ahí se acumulan desechos sólidos como sacos, tapas de plásticos, pomos de aceite y refrescos, vasos, hasta una tapa de tanque de basura nos encontramos flotando. Hace poco un compañero de nosotros pescó un dorado y cuando lo abrimos, tenía un pedazo de caja plástica adentro”, añade.

El Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), destaca Arzuaga Ramírez, creó un proyecto al cual pertenecen tres trabajadores de su equipo. Se les paga un salario para recoger los desechos sólidos. Lo último que supo es que querían poner una malla que limite la tierra del mar por Vía Blanca y así, los desechos no llegan a los manglares.

La ingestión de plásticos en las aves (sobre todo las acuáticas), los peces, las tortugas marinas… aumenta a medida que asciende la contaminación en su hábitat. Una molécula de plástico incorporada a un organismo lo hace mutar genéticamente y las nuevas generaciones se vuelven más débiles, acentúa el doctor en Medicina Veterinaria Yohany Alfonso Pérez, del Acuario Nacional de Cuba.

Según el artículo: “Los peces se están haciendo adictos a comer plástico”, publicado por BBC Mundo, una investigación liderada por científicos de la Universidad de Uppsala (Suecia) confirmó que la dieta de plástico hace a los peces más pequeños, más lentos y más estúpidos. En opinión de la científica Oona Lonnstedt, líder del estudio, este material tiene propiedades químicas o físicas que generan una necesidad particular de comida en estos animales. Así como los jóvenes prefieren la comida rápida poco saludable, los peces jóvenes se convierten en adictos a comer plástico en los mares.

En el caso de las aves, explica la Dra. Laima Sánchez Campos, se pierden nidadas completas por la fragilidad de la cáscara de los huevos, que se rompen cuando los padres se sientan a incubar. Por otro lado, la pesca industrial está acabando con los cardúmenes. Ellas tienen hambre y confunden con comida esos plásticos en el mar. Este material se deposita en el buche, como no lo pueden digerir se empieza a acumular. El animal se siente lleno como parte de sus mecanismos fisiológicos, pero no de alimentos, por lo que empieza a depauperarse y muere.

En los cayos, que son la primera barrera que tiene nuestro país ante cualquier fenómeno natural, detalla la Doctora, por cada metro cuadrado, hay alrededor de un kilogramo de plástico. “No sé quiénes son los encargados de realizar las campañas para educar a la población, pero lo que se está haciendo es muy poco. Hay que mostrar qué está pasando; hacer spots, videos, divulgarlo con más intensidad en los medios de comunicación y, sobre todo, por y para los niños, la generación del futuro”, enfatiza.

Laritza de la C. Hernández Flores, técnica del Laboratorio de Calibración del Centro Territorial de Metrología de Mayabeque, condena el aumento de la contaminación en todos los sentidos. Cuenta la lugareña que parte de su familia es del municipio mayabequense Santa Cruz del Norte. Desde niña los visita, viven frente al mar, en el conocido barrio del “Machete”. Con el paso de los años las casitas se iban incrementando y junto a ellas las lomas de basura doméstica. “Actualmente, cuando caminas por toda la orilla costera los desechos también pertenecen al paisaje marino. Hay de todo, pomos de refresco y aceite, zapatos rotos, cepillos de dientes, de peinarse, sacos, jabas, gomas, hierro, en fin, un basurero”, subraya.

Con el tránsito del huracán Irma en el año 2017, el barrio del “Machete” quedó bastante afectado y sus habitantes tuvieron que reconstruirlo poco a poco. “Cuando fui a ver mi familia, los deshechos estaban regados por todas partes, también en el mar”, evoca Laritza.

“Al otro día del paso de Irma —rememora Alicia Echevarría González, profesora de Español-Literatura en el preuniversitario Angola Libre, de Santa Cruz del Norte—, entre los cables, la madera, las ventanas y demás cosas destruidas, los pomos de refresco, aceite, las jabitas de nylon también estaban por todo el suelo, el mar los había sacado, como diciendo que no pertenecen a él”.

Según el informe Reglamentación Ambiental en Cuba, realizado por los ingenieros José A. Cepero Martín y María V. Luna Martínez, “(…) las Direcciones Provinciales de Servicios Comunales son los responsables de la dirección y control de los servicios relacionados con los desechos sólidos (…) disponen de un cuerpo de inspectores facultados para fiscalizar y controlar el sector de residuos sólidos”. ¿Qué está pasando realmente con esta “responsabilidad”? ¿Quiénes son los encargados de velar por su cumplimiento?

Los Servicios Comunales son los encargados de recoger esa basura, pero por motivos de presupuesto para hacer las gestiones necesarias no cumplen con su labor, puntualiza el Presidente del Consejo Popular de San Antonio de Río Blanco, municipio mayabequense de Jaruco, Juan Jesús González Ayala. Entonces la basura se acumula y si está cerca del mar, el mismo aire los arrastra y sus consecuencias son graves.

En la que será la Constitución de la República de Cuba a partir del voto de los cubanos el 24 de febrero del 2019, dentro de su Capítulo II: Derechos, el Artículo 75 refleja: “El Estado protege el medio ambiente y los recursos naturales del país. Reconoce su estrecha vinculación con el desarrollo sostenible de la economía y la sociedad para hacer más racional la vida humana y asegurar la supervivencia, el bienestar y la seguridad de las generaciones actuales y futuras”.

El estudio Reglamentación Ambiental en Cuba, también referencia que el país cuenta con una estructura institucional que permite desarrollar las actividades necesarias para el control del medio ambiente. Los organismos rectores son: el CITMA, el Ministerio de Salud Pública (MINSAP), el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) y el Ministerio de Economía y Planificación (MEP).

En sus conclusiones, esta investigación plantea la existencia de una dispersión entre las normativas jurídicas y técnicas vinculadas con el medio ambiente, así como la ineficiencia de la aplicación de los mecanismos de control y fiscalización.

En un artículo científico de 2013, los investigadores Alcides Antúnez Sánchez, Carlos Justo Bruzon Viltres y Armando Guillermo Antúnez Sánchez sostienen que el reto del Derecho Ambiental cubano constituye pasar de la voluntad política de proteger el Medio Ambiente a una instrumentación jurídica más efectiva, para la cual se debe tener como referentes imprescindibles la propia realidad nacional.

En este sentido, aun no existe en Cuba una jurisdicción ambiental única, y resulta ineludible ventilar la justicia ambiental en la vía jurisdiccional de Tribunales Ambientales, resumen los autores.

¿Qué hacer?

El presidente del Consejo Popular, Jesús Ayala, manifiesta que además de lo que le corresponde hacer a las instituciones vinculadas con el saneamiento, cada persona tiene que aportar su pedacito. “No podemos seguir así, si los ciudadanos no comprenden, el Estado tiene que tomar medidas”, enfatiza.

El plástico, junto a otros desechos, nos está invadiendo. La educación de la conciencia ciudadana con fuertes normativas se hace cada vez más necesaria. Las indisciplinas sociales cotidianas en nuestro país, así lo evidencian, opinan este y otros entrevistados.

Andrés Martínez Márquez, especialista Provincial de Sanidad Vegetal de la provincia de Mayabeque, recomienda el establecimiento de algún sistema para sensibilizar a la población. Primero, continuar instruyéndola mediante mensajes periodísticos, charlas educativas, spots; segundo, un grupo de medidas coercitivas, y tercero, incentivar de alguna manera a recoger los desechos plásticos como mismo hace Materias Primas con los metálicos.

En tal sentido, la creadora del proyecto comunitario Acualina, Ángela Corvea Martínez, en una entrevista ofrecida para Tribuna de La Habana, propuso a la Unión de Empresas de Recuperación de Materias Primas (UERMP) que incremente el precio del plástico en las casas de compras de materiales reciclables; de este modo, las personas se sentirán más motivadas.

Otra de las soluciones para evitar la contaminación por este venenoso producto es que desde las primeras enseñanzas se muestre a los más pequeños la imperante tarea de cuidar los mares de este material no biodegradable.

En la Facultad de Biología de la Universidad de La Habana, hay asignaturas optativas que tratan este problema, explica Javier Soria Coto, estudiante de tercer año de Bioquímica. “Estudiamos cómo afecta el plástico al medio ambiente, fundamentalmente a los océanos, porque una vez que este material llega al agua, si no se saca, se torna un contaminante mortal. Pienso que todas las universidades del país e, incluso, desde la educación primaria, deben incluir este tema en su plan de estudio”, destaca.

Una de las iniciativas para evitar la contaminación por plástico en la Isla la tiene el ingeniero cubano Joaquín Cuetara, quien en una entrevista a Cubahora, declaró que investigará la utilización del plástico, en especial el polietileno de tereftalato (PET) en la fabricación de hormigón ante la cantidad de ese material que no es reciclado o rehusado.

Las personas piensan que el medio ambiente son las áreas verdes, y no entienden que es el lugar donde están todo el día: las calles por donde caminan, sus trabajos, los parques, las playas, los ríos, en fin, todo, concluye la Doctora Laima Sánchez. El plástico —tan útil como mortífero— no pertenece al entorno natural y menos a la vida marina, la más afectada por su existencia.

mujeres.co

http://www.resumenlatinoamericano.org/2019/03/29/oceanos-de-plastico/


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