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18 octubre 2019

Chávez y Vizcarra


Crisis política, disolución del Parlamento, bonapartismo y convulsión social


Además de cerca de un millón de venezolanxs, la venta de arepas, y un impacto en el mercado laboral de servicios e informal (todavía no estudiado), ahora, asistimos a un desarrollo de la crisis política peruana similar a la venezolana, con un impopular Congreso de la República, disuelto por el presidente Martin Vizcarra (como estrategia preventiva para evitar su vacancia, superar el impasse y mantener su popularidad), pero que se resiste a disolverse nombrando a la vicepresidenta Mercedes Araoz como presidenta encargada (a lo Guaidó), para luego renunciar al cargo, con, al principio, resistencia del Ejecutivo, para después de consultar a Washington, le acepte la misma.

Y es que, si bien es verdad, la oposición conservadora fujiaprista está, desesperadamente, desde hace tiempo, acusando al Ejecutivo de “golpista” y “chavista”, pues, con la diferencia de que el chavismo se “enfrenta” al imperialismo, en Perú, el populismo vizcarrista es alfil de Trump y si bien es verdad, hay cierta estabilidad económica, pues, hay factores que pueden asimilarse al chavismo.

Y en efecto, Hugo Chávez, llegó al poder en medio de una profunda crisis del sistema político ganando las elecciones de 1998 con el 56.5% de votos (contra el aproximado 40% de la oposición), mientras que Vizcarra, se convierte en presidente, producto también de una profunda crisis del régimen político, que desembocó en la renuncia de su ex jefe presidencial PPK (quien había ganado las elecciones del 2016 con el 50. 1% de los votos contra el 49. 8 % de Keiko).

En Palacio de Miraflores, Chávez, convocó a un referéndum para la convocatoria a una Asamblea Constituyente (25/04/99) contando con el apoyo del 81% de la población para luego convocar (15/12/99) a otro referéndum para ratificar la constitución bolivariana. Luego, convocó a elecciones adelantadas, ganado las mismas con el 59% de los votos, y “barriendo” a la oposición política del pacto de Punto fijo. Vizcarra, desde Palacio, asesorado por el argentino y ex peronista Máximo Aguiar, rompió el pacto con el fujimorismo, para luego, en medio de una lucha contra la corrupción”, que involucra a la mayoría de los partidos del régimen, “meter presa” a Keiko y convocar a un referéndum por la reforma judicial logrando descomprimir el movimiento social.

Chávez, resistió varios embates de golpe de Estado articulados desde el Congreso, como el del 11/04/02, el Lock out patronal de diciembre/enero del 2002/2003 y el referéndum revocatorio del 2004, organizados por el bipartidismo Acción Democrática (AD) y Comité de Organización Política Electoral Independiente ( COPEI), partidos políticos con varias similitudes con el aprofujimorismo, que dio un “golpe de Estado” obligando a PPK a renunciar en el 2018, y que según el periodista César Hildebrant, también le dio un “golpe de Estado” a Vizcarra al rechazar el proyecto Ley de Adelanto de elecciones.

Chávez, derrotó todos los golpes de Estado, basando su poder en las FF.AA., referéndums, movilizaciones y elecciones por doquier, adquiriendo su gobierno un carácter bonapartista plebiscitario (arbitrando la crisis y los choques entre las clases sociales en contienda con un liderazgo refrendado por las elecciones) con un discurso populista de izquierda, generando el odio de la oligarquía venezolana y quebrando la pro patronal Central de Trabajadores de Venezuela (CTV). Y las sucesivas derrotas de la dividida oposición pro imperial, a la vez, fue desarrollando un régimen bonapartista. Mientras que Vizcarra, por su lado, en más de año y medio de gobierno, a derrotado varias veces a la oposición, con dosis de incertidumbre para los analistas, pasando de un gobierno semibonapartista a uno bonapartista al cerrar el Congreso, tener el apoyo de las FF.AA. y apelar a la incipiente “movilización ciudadana”, contando con el apoyo implícito de la CGTP que convoca a marchas, pero sin Plan Unitario de Lucha (PUL), a pesar de que el propio vizcarrismo le impuso una derrota a la central obrera, con los DS. 345/237 y la privatización del agua, luz, hospitales públicos, etc.

Además, Chávez, basó su popularidad en una política populista de mantener bajos los precios de los servicios básicos (petróleo, agua, luz), a la vez que los ingresos por la renta petrolera los distribuía a los pobres a través de programas sociales (salud, educación, vivienda, etc.). Vizcarra, en cambio, basó su popularidad en la “lucha contra la corrupción” y una estrategia “fujimorizada” de confrontación con el odiado y corrupto Congreso disuelto (y en especial el fujiaprismo) a pesar que él mismo tiene serios cuestionamientos por los escándalos de Chincheros y CONIRSA.

Desde el poder, Chávez, comprendió la importancia de la diplomacia/comercio de los pueblos y la unidad de los movimientos sociales latinoamericanos para enfrentar la arremetida imperialista. Y por eso rechazó el ALCA y organizó el 2004 la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), intercambiando en forma de “trueque” el petróleo por médicos cubanos, etc. Mientras que Vizcarra, desde el poder apoyó la injerencia imperialista sobre Venezuela y la convocatoria a la migración venezolana que hizo PPK con el fin de obtener mano de obra más barata y crear las condiciones para “cercar” Venezuela. Hace unas semanas, “dudó” en integrarse a la reunión de países del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca ( TIAR) contra el presidente Nicolás Maduro, sin embargo, apoyó al odiado presidente ecuatoriano Lenin Moreno que reprimió salvajemente a lxs trabajadorxs e indígenas para imponer el plan de ajuste del FMI y evitar una rebelión popular generalizada que termine vacando a su par ecuatoriano como antes vacó a Bucaram y Mahuad.

Durante los trece años de gobierno, Chávez, gobernó personalistamente, a punta de decretos o leyes habilitantes, mientras que, a Vizcarra, la oposición fujiaprista, le aprobó 210 decretos ley (de 213), y ahora, acaba de anunciar que, “…emitirá un Decreto de Urgencia, basado en una iniciativa legislativa de la Contraloría, que permitirá destrabar las inversiones en los municipios y regiones…”, (La República, 09/10/19), con el fin de reactivar la desaceleración de la economía y mantener su popularidad. A esto hay que agregar, como señalamos líneas arriba, que los DS 345/237 vizcarristas son antipopulares y antidemocráticos, generándole el rechazo de las combativas Federación Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Siderúrgicos del Perú (FNTMMSP), FNTTP, SUTESAL, SITOBUR, entre otros sectores en conflicto, que están desarrollando un nuevo sindicalismo combativo y “mariateguista”.

No obstante, el ascenso de Chávez al poder, se dio en un contexto de ascenso de las rebeliones populares y de auge del crecimiento económico (donde el barril de petróleo llegó a costar $150), mientras que el ascenso de Vizcarra al poder, se da en un contexto de un nuevo ascenso de la lucha de clases (Puerto Rico, Argentina, Brasil, Ecuador, Haití, etc.), pero a la vez en una situación de “recesión” capitalista mundial y de caída de la demanda de materia prima (cálculos de 2% de crecimiento del PBI para este año).

* César Zelada es Director de la revista La Abeja (teoría, análisis y debate).


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