Por Marcel Garcés (especial para Prensa Latina)*
Santiago de Chile, 28 oct (Prensa Latina) Tras la legítima alegría ante el hecho inobjetable de la derrota del Gobierno del presidente chileno, Sebastián Piñera y la derecha política ante un pueblo masivamente en marcha , se impone la interrogante sobre el futuro del movimiento , de una consecuencia legitima, pero al mismo tiempo eficaz de la protesta.
Santiago de Chile, 28 oct (Prensa Latina) Tras la legítima alegría ante el hecho inobjetable de la derrota del Gobierno del presidente chileno, Sebastián Piñera y la derecha política ante un pueblo masivamente en marcha , se impone la interrogante sobre el futuro del movimiento , de una consecuencia legitima, pero al mismo tiempo eficaz de la protesta.
Una respuesta ciudadana ha sido la convocatoria a Cabildos ciudadanos- una fórmula de participación ciudadana, que se vincula a una tradición chilena e hispana de siglos-, en centros poblacionales, gremios, sindicatos, entre otros, dando cauce a demandas de igualdad, justicia, respeto y equidad, que inspiran la plataforma ponderada en las concentraciones en las Plazas Baquedano (Italia) y Ñuñoa y otras comunas de Santiago y a lo largo del país.
Las demandas de una Nueva Constitución, plebiscito , fin al Estado de Emergencia , salarios mínimos sobre la línea de la pobreza, jornada laboral de 40 horas, congelamiento de las alzas en los servicios básicos, elevar las pensiones básicas, congelar los proyectos de pensiones y tributaria, gratuidad de pasajes de estudiantes y adultos mayores, gratuidad de la educación, rebaja en los altos sueldos de parlamentarios y otras autoridades gubernamentales, por mencionar algunas, son ahora discutidas en los Cabildos.
Obviamente no basta con esa sensación colectiva de triunfo de la calle, y de derrota del gobierno en su estrategia de represión y de perspectiva en un proceso social que debe ser considerado en proyección y abierto a muchas perspectivas.
Ello sin duda es un reflejo del cambio de la temperatura política en el país, tras una semana de acción ciudadana, pero también es una responsabilidad y una objetiva percepción de participación en los asuntos centrales del momento político y de la perspectiva política e institucional del país.
Dos eventos de partidos opositores al gobierno, un pleno de la dirigencia máxima del Partido Comunista, y sendas reuniones de los máximos órganos directivos del Partido Socialista y de la Democracia Cristiana, en estos días, propusieron respuestas a un desafío que también los interpela, pero hace falta de una toma de conciencia de sus deberes en la encrucijada.
Los desafíos electorales próximos, elecciones de gobernadores y munic ipales, ponen un sentido de urgencia a la definición de las políticas de la oposición chilena, a la exigencia estratégica de su unidad, y a la formulación de su plataforma estratégica y táctica.
Claramente, indican fuentes disidentes de las posturas oficiales de la oposición, no se puede desaprovechar este momento histórico, y aceptar una nueva frustración de un ejercicio que participó, también con entusiasmo, dedicación y esperanzas, en los cabildos por la reforma de la Constitución durante el pasado período presidencial, con Michelle Bachelet en La Moneda.
Este es el mensaje que está surgiendo de los Cabildos, como el realizado este domingo 27 de octubre en la comuna capitalina de Quilicura.
Ello significa, indican participantes en este ejercicio democrático, que reflexiones y acuerdos generados en los Cabildos, tengan un curso de materialización en la nueva institucionalidad que se espera generar a partir de la nueva Constitución, y del plebiscito, con calidad de vinculantes, que culmine todo el proceso de cambios en que desemboque este despertar social.
La bronca, el malestar colectivo, la exasperación colectiva por la inequidad y la injusticia implantada por el modelo neo liberal, no ha desaparecido, y los anuncios del mandatario de una 'agenda social', su petición de perdón a los ciudadanos, su plañidera afirmación , hasta ahora puramente verbal, de que 'todos hemos escuchado el mensaje', y que el anuncio de proceder a un cambio de gabinete para 'enfrentar estas nuevas demandas y hacernos cargo de los nuevos tiempos', no parecen suficientes ni creíble.
Lo que ha dicho la calle de 'no más Piñera', y la petición de renuncia del Presidente, no termina en su figura personal, sino que apunta, necesariamente, al modelo que el representa, que defiende e intentará mantener. Sus propias juramentos de atender las demandas profundas de cambio de los manifestantes, no tienen otro sentido que distensionar , mas que ' resolver' los problemas reales, sentidos, por el pueblo.
Tampoco se resuelve la crisis con medidas de represión más eficaces, o devolviendo a los militares a sus cuarteles. Ello no deja de ser una maniobra, obligado por las circunstancias de que el pueblo, superó también el miedo, el temor, y mantuvo el desafío de su derecho a la expresión de su malestar.
Si pensó que con el Estado de Emergencia, toque de queda, o la amenaza del uso del brazo del Estado, su declaración de guerra, podría 'resolver' el problema, , 'aplacar un sentimiento largamente larvado en la conciencia popular, el presidente se equivocó totalmente, poniendo irresponsablemente al país al peligro de un baño de sangre.
De manera que la explosión de la protesta nacional, no era un problema coyuntural, y mucho menos- de lo que algunos pretenden, desde las páginas editoriales de El Mercurio, de que se haya tratado de un complot internacional, una conspiración de agazapados conspiradores, extremistas, o de un 'plan antidemocrático',.
(A propósito, El Mercurio publica que el jefe de la diplomacia del presidente Donald Trum, para América Latina, Michel Kozak ve 'actores extranjeros', y hasta habla de actividades de Rusia en redes sociales).
Pero tras la expresión multitudinaria de la protesta, tras la sensación legítima de victoria, lo que debe venir es un 'ahora qué'.
Por lo visto, el gobierno y el empresariado, tras un molesto y prácticamente unánime 'mea culpa', buscan solo descomprimir el escenario, manipular la opinión pública, distraer a los 'enemigos', es decir al pueblo contestatario , de los objetivos y razones centrales de la objetiva confrontación social.
Ellos prefieren hablar de los 'temores' de los chilenos ('El Mercurio' lo dice editorialmente el 22 de octubre, rechazando incluso la Agenda Social propuesta por La Moneda), como la pérdida del empleo,, enfermedades graves, la acción de la delincuencia,', que ellos encargan de promover mediáticamente, afirmando a reglón seguido:
'No es evidente, entonces que los cambios que se produzcan tengan que reconfigurar todo el esquema social que el país ha ido desarrollando en las últimas décadas'-
El editorial advierte al presidente Piñera, que 'actuar sobre la base de que un malestar de esa profundidad existe, sin matiz alguno, supone abrazar un camino de resultados inciertos' y llama solo a 'un conjunto de políticas que reduzca esas vulnerabilidades', subrayando ( y limitando), que ' Las discriminaciones sutiles o faltas de consideración a las distintas historias de vida que existen en una sociedad compleja y diversa, no resultan aceptables'.
El tema es que en las presentes y actuales circunstancias, tras la semana que estremeció a Chile, se inicia una nueva etapa politica y social. Existen convocatorias a nuevas protestas diversos sectores sociales, y 'la calle', no quiere dejar el protagonismo conquistado a costa de miles de detenidos, agredidos, bombazos, golpeados, heridos y una veintena de muertos y, movilizaciones a lo largo del país.
Entonces, la interrogante legítima y necesaria , que se mantiene vigente como desafío e interpelación es , nuevamente : á Y ahora qué?.
Porque el Gobierno, los empresarios, la Ddrecha académica y económica, no están con las manos atadas y buscarán maniobrar, manipular, defenderse de las demandas populares y cuidar sus intereses económicos y sociales.
Y cuentan en ello con los instrumentos de la desinformación, del dinero, de sus influencias y de sus Medios de Comunicación, con el argumento o pretexto del fin de la violencia o sus invocaciones a la paz social y a la unidad nacional..
En todo caso, los partidos democráticos, la centro izquierda y la izquierda, tras el análisis de los acontecimientos deben asumir su responsabilidad y hacerse cargo de las demandas y asumirlas como suyas y participar activamente en la corriente social en marcha.
Ft/mg
*Destacado escritor y periodista chileno, ex corresponsal de Notimex, actualdirector de Crónica Digital.
Las demandas de una Nueva Constitución, plebiscito , fin al Estado de Emergencia , salarios mínimos sobre la línea de la pobreza, jornada laboral de 40 horas, congelamiento de las alzas en los servicios básicos, elevar las pensiones básicas, congelar los proyectos de pensiones y tributaria, gratuidad de pasajes de estudiantes y adultos mayores, gratuidad de la educación, rebaja en los altos sueldos de parlamentarios y otras autoridades gubernamentales, por mencionar algunas, son ahora discutidas en los Cabildos.
Obviamente no basta con esa sensación colectiva de triunfo de la calle, y de derrota del gobierno en su estrategia de represión y de perspectiva en un proceso social que debe ser considerado en proyección y abierto a muchas perspectivas.
Ello sin duda es un reflejo del cambio de la temperatura política en el país, tras una semana de acción ciudadana, pero también es una responsabilidad y una objetiva percepción de participación en los asuntos centrales del momento político y de la perspectiva política e institucional del país.
Dos eventos de partidos opositores al gobierno, un pleno de la dirigencia máxima del Partido Comunista, y sendas reuniones de los máximos órganos directivos del Partido Socialista y de la Democracia Cristiana, en estos días, propusieron respuestas a un desafío que también los interpela, pero hace falta de una toma de conciencia de sus deberes en la encrucijada.
Los desafíos electorales próximos, elecciones de gobernadores y munic ipales, ponen un sentido de urgencia a la definición de las políticas de la oposición chilena, a la exigencia estratégica de su unidad, y a la formulación de su plataforma estratégica y táctica.
Claramente, indican fuentes disidentes de las posturas oficiales de la oposición, no se puede desaprovechar este momento histórico, y aceptar una nueva frustración de un ejercicio que participó, también con entusiasmo, dedicación y esperanzas, en los cabildos por la reforma de la Constitución durante el pasado período presidencial, con Michelle Bachelet en La Moneda.
Este es el mensaje que está surgiendo de los Cabildos, como el realizado este domingo 27 de octubre en la comuna capitalina de Quilicura.
Ello significa, indican participantes en este ejercicio democrático, que reflexiones y acuerdos generados en los Cabildos, tengan un curso de materialización en la nueva institucionalidad que se espera generar a partir de la nueva Constitución, y del plebiscito, con calidad de vinculantes, que culmine todo el proceso de cambios en que desemboque este despertar social.
La bronca, el malestar colectivo, la exasperación colectiva por la inequidad y la injusticia implantada por el modelo neo liberal, no ha desaparecido, y los anuncios del mandatario de una 'agenda social', su petición de perdón a los ciudadanos, su plañidera afirmación , hasta ahora puramente verbal, de que 'todos hemos escuchado el mensaje', y que el anuncio de proceder a un cambio de gabinete para 'enfrentar estas nuevas demandas y hacernos cargo de los nuevos tiempos', no parecen suficientes ni creíble.
Lo que ha dicho la calle de 'no más Piñera', y la petición de renuncia del Presidente, no termina en su figura personal, sino que apunta, necesariamente, al modelo que el representa, que defiende e intentará mantener. Sus propias juramentos de atender las demandas profundas de cambio de los manifestantes, no tienen otro sentido que distensionar , mas que ' resolver' los problemas reales, sentidos, por el pueblo.
Tampoco se resuelve la crisis con medidas de represión más eficaces, o devolviendo a los militares a sus cuarteles. Ello no deja de ser una maniobra, obligado por las circunstancias de que el pueblo, superó también el miedo, el temor, y mantuvo el desafío de su derecho a la expresión de su malestar.
Si pensó que con el Estado de Emergencia, toque de queda, o la amenaza del uso del brazo del Estado, su declaración de guerra, podría 'resolver' el problema, , 'aplacar un sentimiento largamente larvado en la conciencia popular, el presidente se equivocó totalmente, poniendo irresponsablemente al país al peligro de un baño de sangre.
De manera que la explosión de la protesta nacional, no era un problema coyuntural, y mucho menos- de lo que algunos pretenden, desde las páginas editoriales de El Mercurio, de que se haya tratado de un complot internacional, una conspiración de agazapados conspiradores, extremistas, o de un 'plan antidemocrático',.
(A propósito, El Mercurio publica que el jefe de la diplomacia del presidente Donald Trum, para América Latina, Michel Kozak ve 'actores extranjeros', y hasta habla de actividades de Rusia en redes sociales).
Pero tras la expresión multitudinaria de la protesta, tras la sensación legítima de victoria, lo que debe venir es un 'ahora qué'.
Por lo visto, el gobierno y el empresariado, tras un molesto y prácticamente unánime 'mea culpa', buscan solo descomprimir el escenario, manipular la opinión pública, distraer a los 'enemigos', es decir al pueblo contestatario , de los objetivos y razones centrales de la objetiva confrontación social.
Ellos prefieren hablar de los 'temores' de los chilenos ('El Mercurio' lo dice editorialmente el 22 de octubre, rechazando incluso la Agenda Social propuesta por La Moneda), como la pérdida del empleo,, enfermedades graves, la acción de la delincuencia,', que ellos encargan de promover mediáticamente, afirmando a reglón seguido:
'No es evidente, entonces que los cambios que se produzcan tengan que reconfigurar todo el esquema social que el país ha ido desarrollando en las últimas décadas'-
El editorial advierte al presidente Piñera, que 'actuar sobre la base de que un malestar de esa profundidad existe, sin matiz alguno, supone abrazar un camino de resultados inciertos' y llama solo a 'un conjunto de políticas que reduzca esas vulnerabilidades', subrayando ( y limitando), que ' Las discriminaciones sutiles o faltas de consideración a las distintas historias de vida que existen en una sociedad compleja y diversa, no resultan aceptables'.
El tema es que en las presentes y actuales circunstancias, tras la semana que estremeció a Chile, se inicia una nueva etapa politica y social. Existen convocatorias a nuevas protestas diversos sectores sociales, y 'la calle', no quiere dejar el protagonismo conquistado a costa de miles de detenidos, agredidos, bombazos, golpeados, heridos y una veintena de muertos y, movilizaciones a lo largo del país.
Entonces, la interrogante legítima y necesaria , que se mantiene vigente como desafío e interpelación es , nuevamente : á Y ahora qué?.
Porque el Gobierno, los empresarios, la Ddrecha académica y económica, no están con las manos atadas y buscarán maniobrar, manipular, defenderse de las demandas populares y cuidar sus intereses económicos y sociales.
Y cuentan en ello con los instrumentos de la desinformación, del dinero, de sus influencias y de sus Medios de Comunicación, con el argumento o pretexto del fin de la violencia o sus invocaciones a la paz social y a la unidad nacional..
En todo caso, los partidos democráticos, la centro izquierda y la izquierda, tras el análisis de los acontecimientos deben asumir su responsabilidad y hacerse cargo de las demandas y asumirlas como suyas y participar activamente en la corriente social en marcha.
Ft/mg
*Destacado escritor y periodista chileno, ex corresponsal de Notimex, actualdirector de Crónica Digital.
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