Carta abierta de una catalana a Andrés Manuel López Obrador
Estimado presidente,
Recientemente, en un gesto de osadía histórica, solicitó Usted formalmente al rey de España que pidiera perdón a los pueblos originarios por los agravios y crímenes cometidos durante la conquista de América. La respuesta, no se hizo esperar. El gobierno –visiblemente ofendido y en nombre de su majestad-, rechazó de forma tajante su petición. Demás personajes de la escena política, periodistas y españoles, en general, respondieron también con dureza y misivas poco amistosas, cuando no con verdaderos insultos hacia su persona por tamaño atrevimiento. Sepa Usted que el desprecio que siente el ciudadano españolista, no sólo por los pueblos que fueron aniquilados sino también por sus pobladores actuales, es mucho. ¡Tanto, que duele! El interés de España por este Continente no ha variado en siglos, sigue siendo puramente extractivista.
Sepa, estimado presidente, que ni el Estado español ni tampoco ninguna de sus instituciones, ofrecerán jamás ningún tipo de disculpas por nada de lo allí acontecido, pues el orgullo sentido por esas conquistas constituye alimento para el espíritu del maltrecho imperio español. Así, centuria tras centuria y en memoria del gran genocidio cometido en el Continente Americano, España celebra cada 12 de octubre, con exaltación militar y patria, esa gran gesta de muerte insuperable. Siendo que el corporativismo españolista afecta transversalmente a casi toda la escena política española, no existe la autocrítica ni la necesidad de reparación histórica. La mentalidad imperialista impide reconocer los crímenes cometidos. Y el Rey representa como nadie ese supremacismo imperialista. ¿Recuerda Usted el vergonzoso episodio en el cual el anterior monarca reprobó en público al entonces presidente de Venezuela, mandándole cerrar la boca?
Usted preside ahora uno de los países más biodiversos del planeta. México alberga especies animales y vegetales únicas en el planeta. Y más de una sesentena de pueblos originarios sobreviven a pesar de la conquista y de los embates sobre la colonia. Sin embargo, la historia nos muestra que la tarea más difícil no es el proceso de descolonización de los territorios sino el de las mentes que han sido colonizadas. Las administraciones coloniales se van, pero las mentes colonizadas se quedan y se reproducen a sí mismas de generación en generación. Esta es, en realidad, la verdadera conquista, la verdadera gesta.
Deberá Usted hacer pues una profunda introspección en su cableado mental, no vaya a ser que sin darse cuenta termine por hacer exactamente lo mismo que aquéllos a los que ahora pide que se disculpen. Sería de una alta incoherencia personal, política e histórica que Usted que reclama la petición de perdón por parte de los españoles, se alineara ahora con aquellos poderes económicos cuyo único interés sigue siendo la extracción, explotación y usurpación de los recursos naturales situados en los territorios de pueblos indígenas.
En el breve comunicado que el gobierno español ofreció como respuesta a su petición, se dice que “la llegada, hace 500 años, de los españoles a las actuales tierras mexicanas no puede juzgarse a la luz de consideraciones contemporáneas”. Y añade: “El Gobierno de España reitera su disposición para trabajar conjuntamente con el Gobierno de México y continuar construyendo el marco apropiado para intensificar las relaciones de amistad y cooperación existentes entre nuestros dos países”.
Sin embargo, el abuso y los crímenes cometidos sobre dichos pueblos no son agua pasada tal como pretenden hacernos creer los poderes políticos y financieros. Las ‘relaciones de amistad y cooperación’ que se iniciaron entre ambos países después de la muerte del dictador español, propiciaron desde el gobierno neoliberal de Felipe González y, en connivencia con los respectivos mandatarios mexicanos, la entrada de empresas españolas en territorio mexicano que provocaron y siguen provocando estragos entre los distintos pueblos indígenas y en el campesinado, en general. La mitad de los beneficios económicos de las empresas españolas en la actualidad tienen su origen en América Latina; una gran parte de los cuales se obtiene gracias al abuso y al crimen practicado en las Comunidades de estos pueblos.
Líderes indígenas y defensores de los Derechos Humanos de la sociedad civil organizada luchan dura e incansablemente en el terreno desde hace décadas con la finalidad de frenar esas incursiones empresariales que destrozan los modos de vida de dichos pueblos y les condenan a una existencia paupérrima marcada por la angustia y el miedo, cuando no a la extinción. Bien sabe Usted, estimado presidente, que los defensores de los derechos de los pueblos indígenas y de sus territorios arriesgan su vida a diario. Que son amenazados y perseguidos siempre y, a menudo, asesinados. Algo que sería imposible sin la necesaria colaboración de gobernantes y funcionarios que se lucran también con el terror practicado.
Millones de mexicanos y ciudadanos del mundo rebosaron alegría cuando por fin Usted fue elegido presidente de los Estados Unidos Mexicanos. De repente, una nueva administración que acababa con interminables sexenios de oscuridad y que prometía terminar con la impunidad de corruptos y asesinos, abriendo así una nueva etapa de esperanza entre los mexicanos. Mucha felicidad sentí, le confieso.
Sin embargo, después de sus primeros pasos en el gobierno parece que no está entre sus prioridades ejercer un control severo y exhaustivo sobre los proyectos de empresas españolas de capital trasnacional y sus actividades, sobre todo al interior de territorios indígenas y áreas naturales protegidas. En dicho sentido, me llega la triste noticia que la empresa española Cox Energy pretende construir su tercer parque fotovoltaico en la zona de influencia del Área de Protección de Flora y Fauna ‘Laguna de Términos’, en el golfo de Campeche. Dicho humedal es el más grande y uno de los más ricos por su diversidad biológica y valor ecológico, formando parte de la cuenca hidrográfica más importante de México. Sin embargo, parece no importar demasiado: la ubicación del parque fotovoltaico se proyecta a lo largo de una corriente natural de agua situada en una región en que se localizan Sitios Prioritarios para la Conservación de Primates.
También los Pueblos Indígenas, actores propuestos como fundamentales para la Cuarta Transformación anunciada por su gobierno, parece que seguirán siendo violentados y abusados por una administración que propuso para el verano realizar consultas ‘al por mayor’ en las Comunidades indígenas de todo el país sobre temas fundamentales para la Reforma Constitucional sobre Derechos de los Pueblos Indígenas. Quienes participan en los procesos de consultas libres, previas e informadas, conocen que ni un verano ni dos son suficientes para cubrir todas las etapas que requiere el convenio 169 de la OIT; menos todavía, unas pocas semanas, tal como se pretende con este proceso de consultas exprés que recorrerá todo el país: una falta de respeto a los modos y costumbres de los pueblos originarios y un incumplimiento manifiesto de la legislación nacional e internacional. En consecuencia y, delante de las dificultades que se prevén, no tenga la tentación, le pido, de utilizar a los ejércitos para reprimir a las Comunidades que se resistan a entrar en esta suerte de juego con trampa del que ya se conoce de antemano quien va a ser el único ganador.
Por último, recordarle que el pasado mes de marzo y tras muchos años de lucha social y jurídica, el Tercer Tribunal Colegiado del Quinto Circuito, emitió sentencia de amparo definitiva a favor del pueblo Guarijío, protegiendo sus derechos colectivos a la consulta y consentimiento previo, libre e informado respecto a la construcción de la presa Los Pilares en el río Mayo. Pocas semanas después y, a pesar del amparo judicial, Usted mismo en rueda de prensa anunció la autorización de recursos para la continuación de dicha obra faraónica que, de concluirse, destruirá el hábitat natural y sagrado de este pueblo originario. Las razones que se exponen para retomar las obras, curiosamente, son las mismas que esgrimía la anterior administración neoliberal padrecista. La embestida de megaproyectos que despojan del agua vital a los pueblos indígenas para beneficio de sectores empresariales privilegiados parece, pues, no tener fin. La actividad minera, cómo no, se proyecta como la principal beneficiaria de esta presa en aguas del río Mayo.
Y no, señor presidente, el Estado español no va a pedir perdón. La Iglesia católica, tampoco. La mentalidad imperialista no permite el reconocimiento del otro distinto. Sea Usted pues quien lidere esa reparación histórica y dé ejemplo a aquéllos que con su arrogancia fueron incapaces de hacerlo. Propóngase pasar a la Historia como el presidente que supo establecer un diálogo sincero entre ambos mundos. Nos necesitamos mutuamente. Reconozca y proteja a los Pueblos Indígenas en todos sus derechos y termine de una vez por todas con tanta injusticia ocultada y dolor acallado. Sea un buen líder para su Nación de Naciones y proteja en toda su diversidad la vida y la cultura en territorio mexicano. Y si puede, por favor, en toda América Latina.
Desde Catalunya, con esperanza,
Laietània
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