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04 octubre 2019

“Es una persecución al movimiento feminista”


Entrevista a Antonia Ávalos, juzgada por el "coño insumiso"

Cuarto Poder

En 2012 las integrantes del grupo de punk feminista Pussy Riot fueron condenadas en Rusia a dos años de cárcel por un delito de "gamberrismo motivado por odio religioso". Habían entrado a una Iglesia y gritado "Virgen María expulsa a Putin" en un acto reivindicativo que duró tan solo unos segundos. La severa condena fue vista en el exterior como una reafirmación del poder que ejerce la Iglesia Ortodoxa en el país. Dos años y unos cuantos miles de kilómetros después, unas mujeres sacaron a pasear un 'coño insumiso' por el centro de Sevilla en la manifestación del Primero de Mayo. Este jueves son juzgadas tres de ellas y su sentencia será un termómetro que mida el controvertido debate sobre los límites entre la libertad de expresión y la ofensa religiosa en España.

En la 'performance' de hace ya más de cinco años, las activistas simularon ser una cofradía religiosa, en concreto "la anarcofradía del santísimo coño insumiso y el santo entierro de los derechos laborales". Portaban un trono, con una "vagina gigante" y cantaban "la Virgen María también abortaría" o "vamos a quemar la Conferencia Episcopal". La acusación particular de Abogados Cristianos pide para tres de ellas un año de cárcel y multa por un delito de odio y otro contra los sentimientos religiosos. La denuncia contra estas mujeres y dos dirigentes de la CGT fue archivada en junio de 2016, pero la Audiencia Provincial de Sevilla la reabrió tras un recurso presentado por la acusación. La Fiscalía considera también que hubo delito de ofensa a los sentimientos religiosos y pide 3.000 euros de multa para las tres acusadas.

Antonia Ávalos es una de las tres procesadas. Al igual que sus compañeras no tiene antecedentes penales. Ella es mexicana y huyó de su país con su hija pequeña precisamente a causa de la violencia machista. Ahora preside la asociación Mujeres supervivientes, que presta ayuda a víctimas de la violencia de género. Conversamos con ella sobre la acusación y el juicio.

– Nos remontamos a mayo de 2014. ¿En qué consistió la manifestación del Coño Insumiso?

– Fue una convocatoria que coincidió con el Primero de Mayo para reivindicar los bajos salarios, los derechos laborales, la precariedad de las mujeres, la falta de vivienda... También salimos a defender los derechos sexuales y reproductivos y a condenar los asesinatos machistas, la violencia que vivimos las mujeres...

– Ese fue el año de movilización feminista masiva que le costó la dimisión al entonces ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón...

– Sí, justo. Nuestra reivindicación se enmarcaba en un ambiente festivo, de parodia, de reírnos, de bailar... En ningún sitio está prohibido eso. Fue un acto lúdico, de libertad y de recuperación de nuestro cuerpo vinculado a que la ley de Gallardón nos quería imponer el embarazo, parir... Repetimos eso de “nosotras parimos, nosotras decidimos”. Se dio en ese contexto de lucha y de reafirmarción en la soberanía de nuestro cuerpo y de nuestra libertad de elección.

– Ese día no tuvieron ningún problema ni fueron identificadas por la Policía. ¿Por qué cree entonces que se les denunció?

– Nosotras queremos denunciar que hay ficheros ideológicos. ¿Cómo es que nos eligen a nosotras tres? Eso tiene que ver con la represión y la criminalización. Nos enteramos de la denuncia de Abogados Cristianos por la prensa, después de que fueran absueltos los miembros de la CGT que fueron con nosotras. Después, como sabían que las feministas sacamos el “coño” y bailamos, vinieron a por nosotras.

– ¿Por qué cree que la denuncia se centra en ustedes tres en concreto?

– Porque habíamos participado en el movimiento en contra de la ley del aborto y porque somos activistas feministas.

– Abogados Cristianos ha denunciado varias veces a otras personas y colectivos por ofender los sentimientos religiosos, pero quizás lo llamativo es que aquí la Fiscalía pida una multa de 3.000 euros para cada una. ¿Qué le parece?

– No me parece correcto que la Fiscalía, que está para defender a la ciudadanía, nos acuse porque nuestra protesta era eminentemente política.

– En concreto usted preside una asociación de ayuda a las víctimas de violencia de género que se llama Mujeres supervivientes. ¿Cuál es la labor que realiza esta organización?

– Trabajo en un comedor social del barrio sevillano de La Macarena con mujeres supervivientes de la violencia de género, tanto migrantes como españolas. Todos los días enfrentamos la pobreza, la exclusión y la violencia. Facilitamos también la reconstrucción personal, que las víctimas salgan adelante... Las acompañamos a denunciar si así lo deciden y, si no, las acompañamos igualmente en su proceso.

– Usted misma pasó por una situación parecida.

– Desgraciadamente sufrí la violencia machista con una pareja en México y me vine a España con mi hija pequeña. Yo era profesora en mi país y vine para estudiar un doctorado en Estudios de Género.

-- ¿Cree que su caso está en sintonía con otros juicios a tuiteros, raperos o cantantes por manifestar opiniones supuestamente ofensivas o que constituían delitos de “enaltecimiento al terrorismo?

– Sí, porque tiene que ver con la 'ley mordaza', con la persecución de la disidencia política, ya sea a través de la parodia, de la música o, como en nuestro caso, de la 'performance'. Tiene que ver con esa criminalización de la disidencia y de las libertades. Las mujeres pensamos que es una persecución al movimiento feminista, no solo a nosotras tres.

– ¿Han recibido apoyos de asociaciones y colectivos feministas?

– Sí. Van a venir cinco abogadas como observadoras del juicio y también la prensa. Nos apoya el movimiento feminista de América Latina, de México, de Bolivia y de Perú. En Francia y en Bruselas también están con nosotras las asociaciones feministas. Tenemos bastante apoyo internacional porque esto se ve como una exageración, un exceso del poder contra tres mujeres currantas.

– ¿Tiene confianza en que la Justicia finalmente se pronunciará a su favor?

– Ya no creo en la Justicia porque muchas mujeres, cuando van a denunciar violencia de género, ven cómo empiezan a dudar de ellas y acaban retirando la denuncia. Yo no confío después de lo que le pasó a Juana Rivas, el vía crucis de la chica de La Manada... Conozco muchos casos de juezas y jueces burlándose de las mujeres. Yo en lo personal no confío, pero claro, no sé que pasará.


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