El viraje a la derecha que experimentó la política latinoamericana en el último lustro ha sido torpemente desaprovechado por los líderes de la región, reincidiendo obstinadamente en las recetas del Fondo Monetario Internacional (FMI), con resultados que van desde catastróficos, como en Argentina, hasta el pronóstico reservado, como en Ecuador.
Las multitudinarias protestas contra el paquete de medidas económicas impulsadas en Ecuador dan muestra de una lucha que comenzó en 1989 con el Caracazo donde el pueblo de Venezuela hizo lo propio contra las medidas de Carlos Andrés Pérez (CAP). En tres décadas parece que la derecha no ha aprendido que occidentalizar el sur de América ha sido un rosario de desengaños.
Los sectores conservadores del continente se han separado de los proyectos nacionalistas por un catecismo neoliberal que es indigerible para las grandes mayorías, su propuesta sigue siendo la misma, al menos ha visto quebrar a la Argentina tres veces y la terquedad ha sido casi criminal, al extremo de regresar al fantasma de la deuda externa e hipotecar el futuro de generaciones enteras.
No obstante, a la alegada torpeza, en contraposición, los proyectos nacionalistas que han surgido en el continente —Revolución bolivariana, sandinista, cubana y boliviana— es una muestra de lo que llamó Ronald Dore como "fenómeno de indigenización de segunda generación".
En las antiguas colonias europeas en Asia, África y América, la primera generación modernizadora o posterior a la independencia recibieron su formación en universidades extranjeras, en lenguas no nativas y occidentales, en razón del atractivo cultural y de no tener infraestructuras, así como recurso humano para formar a la nueva clase dirigente.
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"Colombia se enfrenta a las mismas recomendaciones que el FMI hizo a Argentina y Ecuador"
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Este fenómeno se vio en la Venezuela de CAP, donde todos los ministros causantes de aquel desastre eran jóvenes de la clase alta que fueron a estudiar a universidades de la Ivy League con el plan de becas Gran Mariscal de Ayacucho en la década de 1970, donde se les adoctrinó en el prédica neoliberal y en la quiebra de países para luego privatizarlos.
De hecho, varios líderes actuales tanto de la derecha (Macri) como de la izquierda (Correa) del continente se han formado en prestigiosas instituciones educativas occidentales. Sin embargo, la liberalización de la economía a los nuevos tiempos ha dado mejores resultados con un ingrediente nacional, amoldando la globalización a las realidades propias y de manera paulatina y concertada, como por ejemplo lo hizo en su oportunidad Rafael Correa.
Ahora bien, la mayor parte de la segunda generación, recibe educación en universidades nacionales creadas por la primera generación y en lengua local, como es el caso en Venezuela de las universidades autónomas, que cayeron en manos de la derecha entreguista bajo los intereses norteamericanos y son de los últimos reductos del viejo bloque dominante.
En vista de esta realidad, los proyectos alternativos en el continente se vieron en la necesidad de indigenizar sus políticas económicas, sociales, militares y culturales. Volvieron a las raíces mismas de sus humildes inicios para poder afrontar la restauración del orden anacrónico neoliberal, impulsado desde Washington. Los caminos señalados por Bolívar, Sucre, Martí, Sandino, se retomaron y han sido la guía de las nuevas generaciones para llevar a sus naciones a otros destinos.
La unión cívico militar, ideada por Hugo Chávez, así como la guerra de todo el pueblo, de Fidel Castro, han hecho caer uno a uno todos los planes conspirativos y de agresión ideados en la CIA y en el Pentágono, no es más que una modernización del ideal bolivariano y martiano de nuestros caciques irredentos, de revolucionarios cabales como el Che Guevara. No han sido creaciones importadas de otras latitudes, como quieren hacer creer los afligidos derrotados.
El crimen de agresión económica que se está llevando contra Venezuela, Cuba y Nicaragua no es sino una muestra de la reacción de un imperio en decadencia, ante lo que siempre han sido nuestros pueblos y nunca dejarán de ser, pueblo de hombres trabajadores, amantes de la paz, pero aguerridamente orgullosos de su identidad.
https://mundo.sputniknews.com/blogs/201910191089032632-fin-de-la-restauracion-conservadora-o-indigenizacion-de-la-politica-latinoamericana/
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