El Mostrador
Estamos en un momento histórico crítico, bisagra, en el cual la humanidad debe construir su futuro “deseado” común. En este contexto, el desafío es cómo garantizar modalidades de consumo y producción de alimentos sostenibles, como lo establece la Agenda 2030.
El debate global sobre el futuro agrícola y alimentario en el sistema-mundo requiere de miradas más lejanas, a más largo plazo, de forma más amplia y más profunda, como lo permite un análisis prospectivo.
La bibliografía internacional acuerda, más o menos, las principales tendencias e incertidumbres a futuro para los próximos años, entre las cuales se encuentran el aumento de la demanda global de alimentos, los cambios en los patrones de consumo, la mejora de la productividad agrícola y mayor presión sobre los recursos naturales, los incrementos de los impactos del cambio climático y también de las propias características de este fenómeno, el desarrollo acelerado de innovaciones, la gobernanza de los sistemas agroalimentarios y la soberanía y seguridad alimentaria.
Considerando que esas tendencias se proyectan de forma paralela, estamos obligados a interpretar que nos encontramos frente a una situación volátil, cambiante y compleja. La política no está enfocando el debate de manera multidimensional, dinámica y explicativa, especialmente en relación con lo ambiental, lo político-social y lo cultural.
"Este esfuerzo de construir socialmente el futuro implica la corresponsabilidad colectiva de todos los participantes de la alimentación como hecho histórico, social y cultural. En particular, el Estado que debe promover el desarrollo de capacidades para la anticipación y la acción estratégica"
Pareciera ser que el futuro entendido como destino con progreso tecno y económico (visión cornucopiana) ha perdido fuerza. La fe en la ciencia, la idea de mejoramiento progresivo y las expectativas asociadas, al igual que la euforia desarrollista del siglo XX, dejó de ser la única alternativa para el progreso. Avanza la crítica hacia el modelo tradicional capitalista por su dañino modo de producción y de consumo de alimentos en su efecto negativo sobre el ambiente.
En tanto, desde otras perspectivas, aparece como necesario iniciar el camino de transición hacia la sustentabilidad y la seguridad alimentaria, y emergen alternativas posibles, tales como la agroecología, la intensificación ecológica de la agricultura y la ecologización de las explotaciones agropecuarias. Todas estrategias productivas que apoyan la sustentabilidad buscada.
Estamos en un momento histórico crítico, bisagra, en el cual la humanidad debe construir su futuro “deseado” común. En este contexto, el desafío es cómo garantizar modalidades de consumo y producción de alimentos sostenibles, como lo establece la Agenda 2030.
La prospectiva contribuye a la toma de decisión estratégica en los procesos de formulación de políticas públicas de mediano y largo plazo, y posee métodos y técnicas que facilitan y sistematizan la interacción colectiva sobre el futuro.
La exploración de posibles eventos futuros a partir de tendencias de largo plazo y el análisis de nuevos hechos y asuntos inesperados permite reflexionar, debatir y construir el futuro de manera participativa con los diferentes sujetos y grupos sociales que se involucren en un diálogo político y social permanente y continuo acerca del futuro que comparten. La identificación de futuros posibles y deseables, y la interacción y el aprendizaje provocado en los talleres de prospectiva, llevan paulatinamente a la apropiación y al acuerdo de decisiones estratégicas en los diferentes niveles.
Este esfuerzo de construir socialmente el futuro implica la corresponsabilidad colectiva de todos los participantes de la alimentación como hecho histórico, social y cultural. En particular, el Estado que debe promover el desarrollo de capacidades para la anticipación y la acción estratégica.
En ese contexto, resulta interesante participar de instancias como la Semana de Cooperación Internacional que se desarrollará entre el 7 y el 11 de octubre en Talca y que contempla una serie de actividades para compartir experiencias, opiniones y estudios en esta materia, como parte del proyecto “¿Sostener lo insostenible o habilitar sociedades sustentables?” (Fondeyct N° 11180256, Conicyt), dirigido por el Dr. Julien Vanhulst, académico de la Escuela de Sociología de la Universidad Católica del Maule, con el apoyo de Fondecyt.
La humanidad necesita garantizar su futuro con sustentabilidad socioecológica para las próximas generaciones. En definitiva, cuidamos nuestra casa común o vamos al encuentro de un camino sin retorno en lo que respecta a la sustentabilidad ambiental y a la seguridad alimentaria.
https://www.rebelion.org/noticia.php?id=261568
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