Lo cuentan, en primera persona, trabajadoras, usuarias y familiares
Manu Robles-Arangiz Institutua Fundazioa
Se mea y se caga, sólo cuando está pactado. Los zumos se rebajan con agua para ahorrar dinero. La comida ya no es fresca, ahora se compra todo congelado, sale más barato. Sólo hay ducha una vez a la semana. El resto, aseo con toallitas húmedas. Requiere menos tiempo y se ahorra dinero.
No es una película de terror, es la realidad en las residencias y centros de día de Gipuzkoa, un negocio redondo para algunos, maltrato institucional para otras.
https://www.rebelion.org/noticia.php?id=263415
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