Resumen Latinoamericano*, 22 de enero 2020.
El 2019 se despidió como arrancó: con una región agitada. Meses de protestas inéditas en Chile, un golpe de estado en Bolivia y rebeliones populares en Ecuador y Colombia. En Haití, país fuera del radar de los medios corporativos de comunicación, los levantamientos contra el régimen de turno, también estuvieron a la orden del día, y aunque invisibilizados, los haitianos alzaron fuerte la voz contra las medidas del FMI. Aquí un breve resumen sobre los últimos acontecimientos políticos en la isla caribeña, la tierra más empobrecida del hemisferio occidental.
Por Leila Bitar*
El pasado lunes 13 de enero, el mandatario haitiano, Jovenel Moise, anunció que “el actual contexto de la nación le imposibilita al ejecutivo organizar las elecciones legislativas”. Así, sin mucha vuelta, el parlamento quedó fuera de servicio, y el presidente, que ha enfrentado desde fines del año pasado numerosas y masivas movilizaciones en su contra, gobernará vía decreto. De hecho, las elecciones parlamentarias que debían haberse celebrado en octubre pasado, según Moise no se llevaron a cado, producto de la oleada de protestas. Esa manera de echar culpas a la población, seguramente a más de un argentino le suena de algún lado.
Desgobierno
La crisis socio-económica del país caribeño no es novedosa. En julio del año pasado, la rebelión popular que exige la renuncia de Moise, se llevó puestos a tres primeros ministros en 12 meses, y todavía el cargo está vacante, ya que el parlamento no aprobó nunca a los candidatos propuestos por el presidente. La crisis institucional es grave, pero más graves y trágicos son los números que evidencian el padecimiento del pueblo tras décadas de abandono y sometimiento: la mayoría sobrevive con menos de 2 dólares por día y un 24% sufre pobreza extrema. Herny Boisrolin, coordinador del Comité Democrático Haitiano, consultado por Radio Gráfica, amplió la información: “El 70% de la población activa no tiene trabajo, la esperanza de vida no supera los 50 años, uno de cada tres haitianos no tiene un plato de comida diario, y la mortalidad infantil alcanzó cifras récords”.
“El 70% de la población activa no tiene trabajo, la esperanza de vida no supera los 50 años”
Producto del desastre económico y la violencia, miles de jóvenes deciden diariamente abandonar sus tierras en búsqueda de un futuro mejor, se estima que ya son 500 mil haitianos los que emigraron del país. La represión desatada contra sectores populares, y la impunidad con la que se manejan las bandas armadas en el territorio, hace que los derechos humanos en ese país sean casi una leyenda. “Jovenel está en el poder por el apoyo de EEUU, la comunidad internacional y las fuerzas policiales totalmente adictas bajo su orden, masacrando gente y reprimiendo” denunció Boisrolin, al tiempo que agregó: “Ahora sin el parlamento, se cayó una máscara, porque Jovenel solo tendrá la vía más libre, sin senadores o diputados acusándolo y hablando en la prensa, va a actuar por decreto, y seguirá haciendo lo que ya venía haciendo”.
Informe PetroCaribe
¿Y qué era lo que ya venía haciendo el gobierno de Moise? Según un informe elaborado por senadores opositores, despilfarrando recursos estatales y cometiendo todo tipo de crímenes financieros. El Programa Petrocaribe, está en el centro del escenario: fue impulsado en 2005 por Venezuela, tuvo como objetivo brindar petróleo en condiciones muy ventajosas para los países más empobrecidos de la región. En Haití, la mayoría de los fondos de ese proyecto fueron desviados: según una investigación parlamentaria, son más de dos mil millones de dólares que no se utilizaron para los fines a los que estaban destinados. El informe fue revisado por la unidad estatal competente en delitos de este tipo, y las conclusiones fueron contundentes; implica a varios miembros del partido gobernante, Tèt Kale (PHTK), y al mismo mandatario: “Jovenel Moise aparece nombrado 69 veces como partícipe directo del despilfarro. Los senadores que hicieron la investigación eran opositores al régimen, por eso hubo una decisión desde antes de terminar con sus mandato”, explicó Boisrolin.
Mucha tropa riendo en las calles
El 12 de enero se cumplió una década de la peor catástrofe en la isla. El terremoto que en 2010 se llevó la vida de 200 mil personas sigue impregnado en la retina colectiva y las consecuencias económicas del desastre todavía no se superan. En ese rincón del Caribe, parece no haber descanso para el sufrimiento que, cuando no viene por parte de la naturaleza (sequías, sismos y huracanes) llega con el nombre de “ayuda” internacional. Y es que, el mismo ejército que hasta hace poco patrullaba las calles chilenas intentando infundir el terror en aquellos que protestaban contra Piñera, entre 2004 y 2017 se encargaba de hacer lo mismo en Haití, al tiempo que violaba niñas y jóvenes de la isla, en clara demostración de poder y sometimiento. Una investigación reciente de la que se hizo eco The New York Times, denunció éste fenómeno generalizado de abusos y crímenes sexuales que cometieron soldados de la Misión de Estabilización de la ONU en Haití (Minustah).
Se estima que producto de las violaciones (de las cuales el 20% perpetraron oficiales chilenos), nacieron 265 niños, hoy, abandonados a su suerte y en la miseria.
Decenas de organizaciones haitianas, feministas y migrantes en todo el continente exigen que se haga justicia. Por su parte, el director de la Comisión Chilena de Derechos Humanos, Carlos Margotta, en un comunicado afirmó que desde los organismos de DDHH se hará todo lo posible para “impedir que la impunidad se abra paso respecto de estos graves crímenes tales como en otros crímenes donde participaron militares chilenos”.
Por el cambio estructural
A pesar de que el panorama es desolador, hay algunos indicios que podrían despertar optimismo. “Hubo un acuerdo entre sectores de la oposición de que a la salida de Jovenel habrá un gobierno de transición con Asamblea Constituyente para redactar una nueva Constitución y tomar medidas urgentes para paliar el hambre, la desocupación y reestablecer la soberanía y derecho a la autodeterminación” concluyó el referente haitiano, Henry Boisrolin. La crisis institucional, social y económica sigue su curso al tiempo que se escriben estás líneas. La buena noticia es que el pueblo haitiano continúa resistiendo, como para no perder la costumbre, que lleva más de 200 años.
(*) Periodista de Radio Gráfica, co-conductora de Desde el Barrio.
http://www.resumenlatinoamericano.org/2020/01/22/haiti-hambre-desgobierno-e-intervencion-extranjera/
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