En el último año y meses ha destacado una nueva tendencia del Real Madrid, de fichar jugadores jóvenes, de Brasil y por una gran cantidad de dinero [1]. A lo obsceno de las cantidades que se paga en el fútbol, o por las grandes transnacionales futbolísticas, añadir en este caso la juventud de sus beneficiados, que no gozan de un madurez personal todavía, y que todavía ni han demostrado sus aptitudes para una competición como la liga española, así como la cantidad de ellos. Se podría entender a los Vinicius, Rodrygo y Reinier como un modelo, pero no son modelo de nada. Lo único que demuestran es qué injusta es la sociedad, qué injusta la economía, y qué pocas posibilidades tienen los y las jóvenes de Brasil mientras que una minoría reducida de elegidos (hombres) se baña en oro.
La población juvenil de Brasil es de 33’5 millones (entre 15 y 24 años). De ellos, muchos contabilizan por los 70 millones de pobres de Brasil, con escasas oportunidades de educación, laborales, de salir de ese ciclo. El sueldo mínimo de Brasil 247 €. Por ello también suelen ser conocidos estos futbolistas brasileños, por haber conseguido superar tanta discriminación y adversidad. Pero son muy escasos para poder denominar a eso una alternativa.
Tan jovencitos y ya sabemos sus nombres. Sin embargo, como decimos, son millones que desconocemos. Los conocemos por dar patadas a un balón, algo que nos puede gustar, a los de su equipo entusiasmar, pero nada más: eso no sirve para mejorar la sociedad, las condiciones de vida. O todo lo contrario: para lo único que sirve es para concentrar el capital aún más.
Sin embargo desconocemos muchos que contribuyen, que intentan y que tienen como objetivo el cambiar las condiciones de vida suyas y de la sociedad. Aquí les quería contar de Alan, Ryan, Joyce, Samilly, Catilaine, Carlos, Breno, Duda, Carlos Alberto, Breno y otras muchas con quien compartimos estos días las movilizaciones por el aniversario del desastre de Brumadinho (25 enero 2019). Todas ellas participan en el MAB, el Movimiento de Afectados por Represas, como afectados y tienen entre 16 y 20 años. Son del norte de Minas Jerais, de Jaquitinhonha, una de las zonas más afectadas por represas y de las más pobres de Brasil.
Además por su condición, ayudan a su familia, entre las que se encuentran familias sin tierras o que ya no podrán dedicarse a la pesca como nos contaban por las represas construidas: sus sostenibilidad se ha esfumado. Pero ahora el gobierno de Bolsonaro además les ha suprimido Escolas Educaçao del Campo, un esquema por el que jóvenes de las zonas rurales podían pasar una semana estudiando y otra ayudando en casa en las tareas agrícolas. Para estos y muchos otros chavales había resultado un esquema muy positivo.
En la marcha para celebrar esta fecha trágica se encargaron de la seguridad. Ahí iban de un lado a otro deteniendo el tráfico para que en la marcha no ocurrieran accidentes, o en caso de algún ataque. Para ello también están preparados. Reciben formación tanto para eso como política. Una de las chiquitas, pese a su corta edad, leía como parte de su formación a Florestan Fernandes, un libro publicado por el MAB de este sociólogo crítico brasileño.
Chavales alegres, entusisamados por conocernos, por intercambiar con nosotros, y en los momentos distendidos de bailar, de compartir cachaça, de llevarnos la mochila…
Como chavales, les atraen las luces, y los futbolistas como los mencionados y equipos que los fichan, que se permiten por su poderío económico llevárselos, les atraen. Llevan sus camistas coloridas de los equipos europeos. Pero no se darán cuenta que ellos valen mucho más. Por un lado porque ellos están luchando por sus derechos, pero sobre todo porque ellos están luchando contra la injusticia, contra este sistema que la provoca, y para que no se repita. Los futbolistas en cambio no. Quizás ni sepan lo que pasó hace un año, en su burbuja de millones y aspiraciones deportivas.
Pero sobre todo se están formando: seguirán luchando y seguirán trabajando desde su comunidad. Dentro de la situación que les afecta, tienen la suerte de contar con el MAB, una organización que no sólo ayuda a los afectados, sino que los organiza para plantear otro modelo de energía, otro modelo de país, y también de mundo, desde abajo, desde la comunidad, desde la organización, desde la participación y el empoderamiento. Y esos jóvenes ya están en ese proceso. Qué bueno sería para otros jóvenes el tener esa oportunidad.
En las marchas también participaron otras jóvenes: Levante Popular da Juventude. organización de jóvenes activistas para la transformación social y que acompañan luchas como la del MAB. Allí estuvieron los 5 días de las marchas, pero además siendo los principal animadores con su teatro, pancartas, pero sobre todo con su incesante batuque, con sus consignas, sus canciones compuestas para el momento y sus coreografías y buen humor. Especial fue el día de la ocupación de las vías de la Vale, por donde llevan el hierro a puerto para su exportación. Llovía y en un momento las energías de todas las activistas desfallecieron. Pero bastó una consigna (“pese a la lluvia pese mojados ...”) con los tambores , con los saltos, pero sobre todo con alegría para hacernos olvidar y retomar así la ocupación con alegría. Alegría y determinación, fundamentales en la lucha.
Entre los jóvenes de Levante, jóvenes de distinto género, de distinta procedencia racial, de distinta orientación sexual: sólo luchando podrán (podremos) superar tanto prejuicio y odio como el vertido en los últimos años por Bolsonaro y los evengelistas, desde el gobierno, y antes cuando competían por él. Menos mal que estos jóvenes lo tienen claro y que no decaen. Serán inspiración para muchos como lo fueron para nosotras.
Sí, Vinicius, Rodrygo, Reinier no valen tanto como las jóvenes de MAB y Levante!!!
Hoy Bolsonaro y sus evangelistas han vuelto a cargar, contra el embarazo precoz en los jóvenes, para el que aconsenjan la abstinencia sexual hasta no alcanzar el matrimonio. En su sociedad elitista en la que los ricos se alejan todavía más de los pobres, solo se les ocurre eso. Sólo no, porque tiene un objetivo claro por un lado de seguir sin invertir (educación, sexualidad, empleo, etc) y por otra culpabilizar, para justificar esa brecha de clase. Como si los recortes de servicios, salud y educación no influyera. Como si el vivir en pobreza no influyera; como si los embalses no influyeran en la pobreza, ni los grandes desastres como los que conmemoramos.
Nota
[1] Los casos de Vinicius (17 años por 45 millones), Rodrygo (de 18 por 45 millones), de Militao (de 22 por 50 millones) y ahora Reinier (18 años por 30 millones).
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