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08 febrero 2020

En plena movilización antivirus, surgen críticas en el seno del Estado-Partido


China

Mediapart

Si es hora de la unión nacional, surgen críticas en el seno del sistema para denunciar la lentitud de las decisiones tomadas por las autoridades locales. El Tribunal Supremo incluso ha alabado el trabajo como denunciantes de ocho habitantes de Wuhan, el epicentro de la epidemia.

China tiene un enemigo declarado: el nuevo coronavirus 2019-nCoV. Todo el país ha de unirse para combatir este “demonio”, ha declarado su comandante en jefe, el secretario general del Partido Comunista y Presidente de la República Xi Jingping, al recibir el martes en Pekín al director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.

Ante los interrogantes sobre la falta de transparencia y de reacción frente a la epidemia -los primeros casos fueron detectados en diciembre antes de que los científicos chinos identificaran y aislaran el nuevo coronavirus el 7 de enero- el número uno chino manifestó en su reunión con el responsable de la OMS, según el resumen señalado por el Diario del Pueblo del miércoles: “No podemos dejar que el demonio se esconda. El gobierno chino siempre ha comunicado de forma abierta, transparente y responsable las informaciones sobre la epidemia, tanto a nivel nacional como internacional, respondiendo activamente a las preocupaciones de todos y reforzando su cooperación con la comunidad internacional”.

Por su parte, citado por un comunicado de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha saludado “la seriedad con la que China trata a esta epidemia y, en concreto, la determinación de los dirigentes, y la transparencia de que dan pruebas, sobre todo comunicando datos y la secuencia genética del virus”.

Al volver de China, donde acompañó al director general de la OMS, Michael Ryan, director ejecutivo responsable del programa de gestión de situaciones de urgencia sanitaria de la organización, se ha mostrado “impresionado por el nivel de compromiso de las autoridades chinas a todos los niveles”, inédito a sus ojos, y la “increíble transparencia” mostrada por el país, en concreto en comparación con la epidemia del Sras de 2002-2003 (774 muertos en el mundo entre ellos 648 en China, incluyendo Hong Kong). “El desafío es importante pero la respuesta ha sido masiva”, ha dicho, juzgando que “antes de criticar a China o de señalarla con el dedo, hay que reconocerlo”.

Por otra parte, el director de la OMS, ha decidido convocar una nueva reunión de urgencia el jueves con el fin de determinar si la epidemia necesita una alerta internacional. “La mayoría de los más de seis mil casos del nuevo coronavirus se sitúan en China, únicamente el 1%, es decir, sesenta y ocho casos, se han registrado en otros quince países. Pero se ha registrado una transmisión interhumana en tres países fuera de China”, ha explicado. “Este riesgo de propagación mundial es la razón por la que he convocado al comité de urgencia”

El 22 de enero, la OMS había decidido no proclamar una urgencia de salud pública de alcance internacional a propósito de la epidemia causada por el 2019-nCoV.

Con todo subsisten zonas de sombra; en concreto, por las decisiones tardías llevadas a cabo por las autoridades locales de la ciudad de Wuhan, centro de la epidemia en la provincia central de Hubei.

En un largo texto publicado en el China Media Project, una reputada periodista que firma con el seudónimo de Da Shiji afirmaba que el virus había podido propagarse durante cuarenta días antes de que se decidiera el aislamiento de la ciudad de 11 millones de habitantes, previamente al Año Nuevo lunar.

Lo explica por la voluntad de los dirigentes locales en privilegiar la estabilidad, aunque eso significase sacrificar la salud de los habitantes ocultando la verdad sobre la epidemia: “Estos gobernantes cobardes e incompetentes no pueden asumir la necesaria responsabilidad para gobernar en un momento que esencialmente se ha convertido en un estado de guerra”, escribe.

Algunos, en el seno del sistema, han expresado reservas y críticas; así, en una entrevista el miércoles con el responsable epidemiológico del centro chino de control y de prevención de enfermedades Zeng Guang, el redactor jefe del periódico nacionalista Global Times, Hu Xijin, ha planteado una cuestión sobre los ocho habitantes de Wuhan que fueron interrogados brevemente en enero, acusados de haber propagado “rumores” recordando una nueva epidemia de Sras.

Zeng Guang juzgó que estos “emisores de alerta” debían “respetarse”, pues habían tenido razón, aunque no tuviesen “pruebas científicas”.

El martes, los ocho habitantes recibieron un apoyo de peso, el del Tribunal Supremo de China. En una nota, la mayor instancia judicial consideró que se hubiera tenido que escucharlos: “Si el público hubiese escuchado este “rumor” en aquel momento, y si en razón del miedo al Sras, hubiese adoptado medidas del tipo de llevar una mascarilla, desinfectar estrictamente e impedir llevar al mercado animales salvajes, esto hubiera sido un medio mejor para prevenir y controlar al nuevo coronavirus y una cosa buena. En consecuencia, ante las falsas informaciones, los organismos encargados de la aplicación de las leyes habrán de tener plenamente en cuenta la malevolencia subjetiva de los emisores y difusores de informaciones y de su capacidad en reconocer las cosas. Mientras las informaciones sean veraces, los editores y difusores no son subjetivamente malévolos y el comportamiento no ha causado objetivamente un perjuicio grave. Hemos de mantener una actitud tolerante respecto a esas “falsas informaciones” “

La primera persona muerta por el virus, un hombre de 61 años, tuvo lugar el 9 de enero. El mismo día, expertos médicos citados por la cadena pública CCTV afirmaron que se trataba de un nuevo coronavirus. Dos días más tarde, la Comisión municipal de salud de Wuhan publica un comunicado confirmando la primera muerte e indicando 41 casos, pero precisa que ningún nuevo caso ha ocurrido desde el 3 de enero, que nadie del personal médico está infectado y que no se ha encontrado ningún caso de transmisión interhumana.

Del 11 al 15 de enero, el departamento de salud de Wuhan afirma no tener información de ningún nuevo caso. Habrá que esperar al 16 para ver la cifra oficial de nuevos casos diarios pasar de 4 a 60. El 21, reconocerá que 15 miembros del personal hospitalario han sido infectados.

Según una encuesta del medio chino Caixin; sin embargo, desde el 5 de enero, un médico de un hospital de Wuhan, tenía fiebre y fue hospitalizado cinco días más tarde por una neumonía provocada por el coronavirus. El 19 de enero, el doctor Zhong Nanshan, especialista en enfermedades respiratorias y célebre por su vinculación en la lucha contra el Sras en 2002-2003, fue a Wuhan y declaró que el nuevo coronavirus podía transmitirse entre humanos, provocando una toma de conciencia general.

El lunes, en una amplia entrevista de más de una hora en la CCTV, el alcalde de Wuhan, Zhou Xianwang expresó una rara autocrítica: “No solo no hemos dado la información a tiempo. Sino que no hemos empleado la información de que disponíamos en mejorar nuestro trabajo”, ha explicado, aunque añadiendo que la ley sobre prevención y tratamiento de enfermedades infecciosas le impedía publicar por propia iniciativa toda información considerada sensible. “Como gobierno local, después de haber obtenido la información, solo podemos difundirla con autorización previa”

No obstante, no ha precisado en qué momento había informado a las autoridades centrales de la epidemia. El Consejo de Estado (gobierno) tuvo una reunión de urgencia el 20 de enero, durante el cual el nuevo coronavirus fue clasificado de “clase A”, lo que, indica el sr. Zhou, permitió “tomar ciertas medidas difíciles. Sobre todo, el cierre de Wuhan y la suspensión de circulación de metros, autobuses, ferris y automóviles”.

En la misma entrevista, el sr. Zhou incluso planteó la idea de presentar su dimisión por haber puesto a la ciudad en cuarentena: “Si el público cree que hemos cometido un error, dimitiremos”. Pero por ahora, solo los responsables de rango inferior en otras provincias han sido sancionados por su mala gestión de la crisis.

El jueves, la Comisión de disciplina del Partido Comunista emitió una directiva para recordar a todos la importancia de la lucha contra la epidemia: “Es necesario aplicar estrictamente la disciplina y poner en funcionamiento las decisiones del Comité central del Partido y las instrucciones importantes del secretario general respecto a los problemas como el hecho de no realizar el trabajo correctamente, defraudar o engañar, castigándolos severamente(…) En cuanto a las cuestiones disciplinarias como de eventuales faltas al deber o malversación de fondos en el trabajo de prevención y control de la epidemia, las trataremos de acuerdo con la ley y los reglamentos de manera decidida”.

Avisar a quienes en el seno del Estado-partido sean culpables de fallos y designar un enemigo común también permite tratar de cerrar filas y evitar tener que responder a ciertas preguntas de los residentes sobre los fallos iniciales. Las autoridades chinas, Xi Jingping ante todo, usan hasta el colmo metáforas bélicas, mientras el balance de la epidemia alcanzaba el miércoles por la tarde, 170 muertos, con 4.586 casos solo en la provincia de Hubei.

Por otra parte, el ejército nunca ha estado al margen de luchar contra una catástrofe, ya sea natural, como en el caso del terremoto de Sichuan en 2008, o sanitaria, como es el caso ahora. Personal médico-militar ha sido enviado a Wuhan y la agencia oficial China Nueva informó el miércoles que Xi Jinping, que igualmente preside la Comisión militar central, ha dirigido “estos últimos días directrices importantes” a las fuerzas armadas.

“Los hospitales competentes de nuestro ejército, han de hacer lo mejor para recibir y tratar a los pacientes, y las instituciones de investigación científica deben incrementar sus investigaciones y contribuir a ganar la batalla de prevención y control de la epidemia”, declaró Xi, según China nueva.

En este discurso oficial, difundido ampliamente por el conjunto de medios de difusión públicos, se alaba a los “héroes”. Entre ellos, por supuesto figura el personal médico, al que se rinde homenaje por su abnegación y su sentido del sacrificio. También hay los miles de obreros, a quienes se han ofrecido mayores salarios, que construyen un hospital en Wuhan trabajando de sol a sol. Una obra a la que se puede asistir en directo mediante una aplicación en el Diario del Pueblo.

El aparato de propaganda está por tanto presente en todos los frentes, inundando también las redes sociales con sus mensajes de unidad nacional con el lema “Adelante Wuhan” como se había hecho con “Adelante Sichuan” cuando el sismo de 2008. Una forma de suscitar una oleada de nacionalismo barriendo las voces críticas.

Videos compartidos en las redes sociales muestran que los habitantes de Wuhan han tomado la costumbre de abrir sus ventanas a las 20 horas para gritar “Adelante Wuhan (“Wuhan Jiayou” en chino) incluso para difundir el himno nacional. Los cuatro caracteres de “Wuhan Jiayou” se han proyectado en los edificios y puentes de la ciudad. Incluso se ha grabado un rap al servicio de la guerra contra el virus. Y en un corto video difundido en la página Sina.com el doctor Zhong Nanshan explica al público como llevar la mascarilla. Todos los medios son buenos para vencer al “demonio”.

François Bougon Escribe en Mediapart


Traducción para Sin Perminso de Ramón Sánchez Tabarés


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