Por María Luisa Ramos Urzagaste
En América Latina y el Caribe, más de 600.000 personas mueren cada año por enfermedades como las cardiovasculares, la obesidad y diabetes. En lo que va del año, hay más de 125.000 casos de dengue en las Américas. Pero ahora solo se habla del coronavirus.
Lo cierto es que el COVID-19 ha expuesto una cruda realidad: no estamos preparados para enfrentar pandemias, epidemias ni nuevas enfermedades. El mundo cruza los dedos para que China logre frenar su expansión. Pues en la mayoría de los países, los sistemas de salud están obsoletos y no son de acceso universal.
Esta situación ha generado nuevas vulnerabilidades. Todo esto lleva a que los sistemas sanitarios actuales estén ingresando a una peligrosa zona de obsolescencia. Peor aún, estos sistemas (pobres) no son de acceso universal.
Si bien aún no se reportan casos de COVID-19 en Latinoamérica, el Caribe ni en África, no se debe relajar la vigilancia por el peligro de una expansión global.
Lo cierto es que el coronavirus ya es una especie de pandemia mediática que además está afectando a múltiples sectores como al turismo y el comercio. El FMI ha dicho que habrá una afectación económica.
¿Quién paga los gastos?
Pero mientras los medios y las redes sociales se enfocan primordialmente en el coronavirus, en lo que va del año 2020, se han reportado más de 125.000 casos de dengue en las Américas. En Bolivia, Honduras, México y Paraguay hay más casos de dengue en las primeras cuatro semanas de 2020 que en el mismo periodo de 2019.
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Así trabajan los 'cazavirus' de Colombia para que ninguna peste se propague
El pasado año, más de tres millones de casos de dengue fueron reportados en la región de las Américas, según informó la Organización Panamericana de la Salud (OPS). A Brasil le corresponde el 70% de afectados, con más de dos millones y más del 50% de las muertes. México reportó más de 268.000, seguido por Nicaragua, Colombia y Honduras con más de 100.000 afectados cada uno.Así trabajan los 'cazavirus' de Colombia para que ninguna peste se propague
¿Pero quién asume los costos de los tratamientos? ¿Quién debería garantizar la salubridad del entorno? ¿Quién pierde cuando miles de ciudadanos no pueden ir a trabajar o tienen la salud deteriorada?
No, no es un virus el que mató a 41 millones de personas en 2019 en el mundo: según la OMS, las enfermedades no transmisibles, como las enfermedades cardíacas, la diabetes y el cáncer, son responsables de más del 70% de todas las muertes anuales en el planeta.
En los países de América Latina, el cáncer es la segunda causa de muerte. En 2018, se diagnosticaron 3,8 millones de casos y 1,4 millones de personas murieron por esta enfermedad. La OMS dijo que "si las personas tienen acceso a la atención primaria y luego a los sistemas de derivación, es posible detectar temprano el cáncer, tratarlo eficazmente y curarlo".
Los pronósticos no son alentadores: se prevé que para el 2030, en esta región, el número de personas diagnosticadas con cáncer aumentará un 32% y ascenderá a más de cinco millones de personas por año, debido a que la población está envejeciendo y a la exposición a factores de riesgo, entre otras razones.
A este lóbrego panorama se suma el VIH/SIDA, que mata a casi un millón de personas por año en el mundo. Desde el comienzo de la epidemia, 70 millones de personas contrajeron la infección y alrededor de 35 millones murieron. En la actualidad, 37 millones viven con VIH en el mundo.
No nos alimentamos, solo 'ingerimos'
Cada año, 600.000 personas mueren en América Latina y el Caribe debido a enfermedades relacionadas con la obesidad, diabetes, hipertensión y enfermedades cardiovasculares.
El ritmo de la vida y los problemas hacen que las personas coman cualquier cosa. Comer no significa necesariamente nutrirse o alimentarse, tiene que ver más bien con el verbo ingerir, y a menudo consumimos productos muy procesados, que conducen al deterior de la salud, como la obesidad.
La población mundial envejece a mayor ritmo
Otro aspecto muy actual en la discusión de nuestros sistemas de salud es el referido a la atención de los adultos mayores.
Los países deben tomar previsiones. Para 2050, una de cada seis personas en el mundo tendrá más de 65 años y solo el 5,6% de la población mundial vive en países que, conforme a la legislación nacional, ofrecen una cobertura de los cuidados de larga duración a toda persona que los necesite.
Nuestros países son parte del 94% que no cuenta con esas atenciones y cuidados adecuados.
Enfermedades de carácter social
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Ébola, zika, VIH, H1N1 y más: estas son las enfermedades que nos transmitieron los animales
En un informe de un relator especial de la ONU sobre el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental, indicó que los estereotipos y la estigmatización en el marco de la comunidad, la familia, la escuela y en el trabajo socavan las relaciones saludables y desmantelan los entornos de apoyo e inclusión que se requieren para la buena salud mental y el bienestar de todos.Ébola, zika, VIH, H1N1 y más: estas son las enfermedades que nos transmitieron los animales
"La xenofobia y la intolerancia generan entornos emocionales y psicosociales hostiles y erosionan la calidad de las relaciones humanas, lo que genera desconfianza y desprecio en el seno de la vida social" y recomienda a los Estados formular políticas encaminadas a reducir o eliminar la toxicidad del entorno físico y psicosocial.
La reducción de las desigualdades es una condición indispensable para promover la salud mental y atenuar los principales factores de riesgo, como la violencia y la exclusión social.
Y es que hay un problema serio, de fondo: las políticas actuales de salud mental se han visto afectadas en gran medida por el predominio del modelo biomédico y las intervenciones biomédicas.
Dicho modelo, que rige desde el siglo XVIII, no corresponde a la realidad social, económica y ambiental del mundo actual.
El enfoque biomédico estima que cualquier patología tiene una única causa, de naturaleza estrictamente física, lo que conlleva a que se busca curar la dolencia mediante una manipulación quirúrgica o farmacológica.
Este es un desafío importante para un modelo de salud pública que aborde nuevos problemas sociales, más allá del modelo biomédico reduccionista.
El relator concluye que "las tendencias mundiales apuntan a una proliferación de políticas y prácticas que socavan activamente los principios universales de derechos humanos o que aplican esos derechos de manera selectiva. (…) La falta de voluntad política para invertir de manera integral en salud mental y bienestar exacerba ese ciclo de discriminación, desigualdad, exclusión social y violencia".
Enfermedades que empobrecen
El siglo pasado, la humanidad logró avances importantes en el combate de enfermedades como la tuberculosis, el sarampión, la difteria, tos ferina, fiebre amarilla, polio, hepatitis, entre otras, mediante el uso de vacunas.
La mitad de la población mundial, al menos, está privada de servicios de salud esenciales, según se desprende de un informe del Banco Mundial y la OMS.
Las prioridades han cambiado, hay enfermedades que se atienden como emergencia cuando en realidad se pueden prevenir si se promueve un sistema sanitario vigilado y fuerte.
En el informe quinquenal 2013-2017, la OMS dijo que "resulta totalmente inaceptable que la mitad del mundo aún carezca de cobertura para servicios de salud que son absolutamente esenciales" y propone que para 2017-2021 se priorice una cobertura sanitaria universal.
Asimismo, cada año hay un gran número de familias que se ven sumidas en la pobreza porque no pueden pagar de su propio bolsillo la atención sanitaria. La falta de acceso a los medicamentos es uno de los obstáculos más complejos para mejorar la salud.
Los desafíos
Este comprimido panorama muestra lo lejos que estamos de los principios establecidos en la Constitución de la OMS referido a que "la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades".
Por esta misma razón, es clave que instituciones internacionales como la OMS y la OPS lideren los nuevos desafíos, desburocratizadas, guardando distancias con las transnacionales que lucran con la salud y defendiendo el bienestar de los más necesitados.
Es imperativo regular el monopolio que poseen las trasnacionales farmacéuticas con patentes sobre medicamentos, a favor de la población.
Hace falta superar no solo la visión reduccionista biomédica, pero también asumir el principio de precaución ante nuevas tecnologías, como la transgénica, que pueden exacerbar más la deteriorada salud de millones.
En algunos países, las movilizaciones sociales piden un incremento en el presupuesto que se destina a la salud, lo cual es justo, pero habría que ir más allá que eso, pues se trata de buscar un enfoque que no solo cure las enfermedades, pero también las prevenga.
https://mundo.sputniknews.com/firmas/202002161090496712-enfermedades-que-nos-empobrecen-sistemas-de-salud-arcaicos-la-realidad-del-siglo-xxi/
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