Al-Jumhuriya English
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.
Desde sus numerosos "puestos de observación" repartidos por el norte de Siria, las tropas turcas observan ociosamente cómo Asad y Rusia matan y desplazan a miles de civiles. ¿Por qué están allí?
Mientras las fuerzas del régimen de Asad y sus aliados rusos proseguían la pasada semana con su guerra de desplazamiento en las zonas rurales de Idlib y Alepo, el martes circulaban informes acerca de la entrada de un gran convoy militar turco en Idlib. Se dice que este convoy comenzó supuestamente a instalar un nuevo “puesto de observación” al sur de Saraqib, cerca del pueblo de Tal Mardij. Su ubicación marca el punto medio entre Saraqib y Ma’arrat al-Nu’man en la carretera Damasco-Alepo, la vía considerada como el premio por el que se libra la última batalla. Para aquellos familiarizados con los desarrollos militares en el norte de Siria en los últimos años, la noticia resultó fatídica.
En agosto de 2019 las fuerzas turcas instalaron otro de estos puestos de observación en la misma carretera, pero más al sur, en la zona de Ma’r Hatat, entre Ma’arrat al-Nu’man y Jan Shayjun. La instalación del puesto coincidió con el avance del régimen sobre Jan Shayjun y su posterior toma. El mismo escenario se está desarrollando precisamente hoy en día: aviones de combate rusos y sirios aniquilan todo lo que está a la vista, incluidos los hospitales y otras instalaciones vitales, lo que hace imposible la vida y obliga a los civiles a desplazarse hacia el norte y el oeste. A continuación, las fuerzas del régimen avanzan sobre el terreno bajo una lluvia de artillería y ataques aéreos y toman el control de ciudades, pueblos y aldeas después de batallas con las facciones de la oposición, pasando sin obstáculos por los puestos de observación de Turquía. Mientras tanto, autoridades rusas y turcas continúan hablando de “desescalada” en la zona, como si esta brutal guerra de desplazamiento ocurriera en un planeta diferente en lugar de en la misma área.
Observadores silenciosos
Desde finales de 2017, Turquía ha estado instalando estos puestos de observación cerca de la línea divisoria entre las áreas pro y antirégimen alrededor de Idlib y su zona rural. El objetivo declarado de esos puestos es monitorizar la supuesta “desescalada” y garantizar la prevención de violaciones. Cada puesto contiene instalaciones militares y fortificaciones, vehículos blindados y carros de artillería. Como los sirios no consiguen estar al tanto de lo que sucede a puerta cerrada, los residentes de las zonas en las que se erigieron los puestos tenían inicialmente la impresión de que podrían brindarles protección contra la invasión de las fuerzas del régimen. Por esta razón, en aquel momento, la llegada de las fuerzas turcas fue bien acogida.
Sin embargo, no fue así como se desarrollaron los acontecimientos. El régimen sirio y Rusia continuaron con sus destructivas campañas militares como algo normal, apoderándose de grandes extensiones de territorio al sur y al este de la “zona de desescalada” después de desplazar por la fuerza a las poblaciones locales. Ninguno de los puestos de observación turcos reaccionó en manera alguna ante estas ofensivas, aparte de responder en raras ocasiones a las fuentes de los ataques que iban directamente a por ellos. Cualquier esperanza restante depositada en los puestos de observación se evaporó cuando las fuerzas del régimen rodearon el puesto en la ciudad de Moreq, en el norte de la provincia de Hama, que el régimen capturó. El puesto de observación en Moreq permanece hasta el día de hoy en aquel lugar, en un área controlada en su totalidad por el régimen, sin que nadie pueda decir cuál es el propósito de su continuada existencia.
Lo mismo sucedió de nuevo con el puesto de observación en Sarman, al este de Ma’arrat al-Nu’man, una zona completamente ocupada ahora por el régimen tras un avance reciente. Y parece que se repetirá con el puesto de Ma’r Hatat, que en el momento de escribir este artículo está rodeado por el régimen por tres lados.
En el verano de 2019, cuando las fuerzas turcas levantaron apresuradamente el puesto de observación en Ma'r Hatat, muchos sirios presumían de que obstruiría el avance de las fuerzas del régimen hacia Ma'arrat al-Nu'man, tras tomar el control de la provincia norteña de Hama y de Jan Shayjun. Con la caída de Ma’arrat al-Nu’man ante el régimen el martes, esta ilusión se ha disipado, al igual que en Moreq y Sarman.
¿Por qué, entonces, las fuerzas turcas están inmersas ahora de nuevo en el proceso de instalar un nuevo puesto de observación al sur de Saraqib? Una vez más, nadie puede responder a esa pregunta, pero no es, ciertamente, para evitar que el régimen llegue a Saraqib, ni para “observar” ninguna tregua, alto el fuego o desescalada en la zona.
También está claro que el destino de todo el noroeste de Siria es ahora rehén de los acuerdos ruso-turcos sobre los cuales no existe información pública verificable. Ciertos informes en circulación sugieren que Turquía acordó con Rusia asumir la responsabilidad de abrir las carreteras internacionales que pasan por Idlib al tráfico comercial bajo control conjunto turco-ruso. La afirmación no es particularmente convincente, ya que ninguna de las partes emprendería campañas que cuestan millones de dólares por unas carreteras que pueden sustituirse fácilmente por otras. Asimismo parece poco probable que el objetivo de estas batallas recurrentes sea desmantelar al grupo yihadista Hay’at Tahrir al-Sham –antes conocido como Yabhat al-Nusra e integrado en la rama siria de al Qaida- después de haber supuestamente abandonado ambiciones ideológicas más amplias y no buscar ya más que subyugar y aterrorizar a las comunidades locales; las mismas comunidades que el régimen y Rusia se ocupan ahora de desplazar y destruir con el pretexto de “eliminar el terrorismo”.
Cualquiera que sea el contenido preciso de los acuerdos implícitos ruso-turcos, podemos estar seguros de que la sangrienta campaña en curso está dirigida contra las comunidades que se rebelaron frente al régimen de Asad en el norte de Siria. Es revelador que los convoyes de civiles desplazados que huyen del infierno del dominio de Asad solo traten de alejarse hacia zonas que queden fuera de su control, como si fuera una plaga mortal que se extiende y empuja a las personas a vagar por las llanuras y las colinas en una búsqueda desesperada de salvación.
En la foto superior, publicada en Facebook por Layth al-Abdallah, un voluntario de la defensa civil en Saraqib, se muestra a familias desplazadas cerca de esa zona que han abandonado sus automóviles y deambulan por los campos abiertos buscando refugio del fuego que ataca a sus convoyes. La imagen fue tomada no lejos del nuevo puesto de observación que, según los informes, Turquía ha comenzado a instalar al sur de Saraqib.
Las fuerzas del régimen entraron el martes en la ciudad de Ma’arrat al-Nu’man después de miles de ataques aéreos y lanzamientos de artillería. Llegaron tras haber vaciado a la ciudad de su población y de haber sobrepasado con su enorme capacidad armamentística a los combatientes locales, que habían estado resistiendo a pesar del monopolio de sus oponentes sobre los cielos. Bajo la atenta mirada del puesto de observación turco, Rusia le arrebató Ma’arrat al-Nu’man a su gente, destruyó vastas secciones y desplazó a su población con el pretexto de combatir el terrorismo; se trata de la misma ciudad que se hizo famosa por haberse enfrentado a los yihadíes de Hay’at Tahrir al-Sham y a su sangrienta y despótica violencia.
Los Estados continuarán reuniéndose en todo el mundo para mantener conversaciones sobre “contraterrorismo” en Siria. Sin embargo, los habitantes de Idlib y Ma’arrat al-Nu’man saben muy bien que están pagando hoy el precio de su valiente revolución contra el régimen de Asad. La foto de abajo, tomada en Ma'arrat al-Nu'man en la primavera de 2018, es suficiente para responder a todas las preguntas que uno pueda plantear hoy, o en el futuro, con respecto a los objetivos reales de las guerras de Rusia, Irán y Asad en Siria.
[Nota del editor: Este artículo apareció publicado originalmente en lengua árabe el 29 de enero de 2020 y fue traducido del árabe al inglés por Moayad Hokan.]
Sadek Abdul Rahman es un escritor sirio interesado en el pensamiento político constitucional.
Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y a Rebelión.org como fuente de la misma.
Periódico Alternativo publicó esta noticia siguiendo la regla de creative commons. Si usted no desea que su artículo aparezca en este blog escríbame para retirarlo de Inmediato
No hay comentarios.:
Publicar un comentario