Resumen Latinoamericano, 18 septiembre 2020.-
Panorama sociopolítico de la nación centroamericana. Diálogo con el diputado Bernardo Arévalo de León.
Por Magalí Gómez y Carlos Godoy / Megafón.
En Esquina América conversamos con Bernardo Arévalo, diputado al Congreso de Guatemala (2020 – 2024) y jefe de la bancada del Movimiento Semilla. Doctor en Sociología, ex-viceministro de Relaciones Exteriores y embajador, quien realizó un detallado balance de la actualidad de la nación centroamericana, así como una breve reseña histórica del legado político y social de la presidencia de Juan José Arévalo Bermejo al frente del Primer Gobierno de la Revolución de 1944.
Días tras, el presidente guatemalteco Alejandro Giammattei elogió, en declaraciones públicas, el esfuerzo de las y los migrantes, quienes radican en su mayoría en los Estados Unidos, porque son el motor de la economía, debido a la importancia que han cobrado las remesas para la economía del país centroamericano. Al respecto, Árevalo confirmó que “efectivamente las remesas están aumentando y son parte importante para la economía de Guatemala, pero de ahí a congratularse o felicitarse hay un problema”. Este escenario, según el entrevistado, da señales de que el país no brinda oportunidades de empleo ni desarrollo a la población y “desnuda el problema estructural de un país cuyo funcionamiento no redunda en el beneficio general, no desarrolla políticas de inclusión de manera equitativa y no sólo no incluye sino que termina expulsando a la gente joven que no encuentra opciones”. En este sentido, recalcó además que la situación del migrante que envía remesas también es de suma precariedad, puesto que “no pueden protegerse y trabajar desde el aislamiento, tienen que estar cumpliendo tareas que nadie puede hacer y están en la primera línea para el virus”.
El representante del Movimiento Semilla manifestó que en Guatemala el sistema de salud pública está desfinanciado y abandonado, situación que desnuda que “no se han construido las redes de seguridad necesarias para garantizar la seguridad y el bienestar de la población cuando tenemos este tipo de embates”. Analizando la situación planteó que “no nos basta regresar a la situación anterior de la pandemia, sino entender la pandemia como la oportunidad para ganar conciencia de la naturaleza del problema y enderezar acciones que puedan ir en esa dirección”. Por ello, si bien reconoce que el actual gobierno ha asumido en enero 2020 y está heredando una estructura estatal débil; y que las primeras medidas que se tomaron fueron muy importantes, luego “hemos visto una conducta errática, incompetencia en ministerios clave como el de salud y una conducción también errática porque el presidente tiene un carácter que no logra controlar y que lo conduce a tener actitudes de confrontación, en momentos donde se requeriría una conducción que convocara a la unidad nacional”. En este sentido agregó que Giammattei ha decretado la necesidad de unidad nacional, “pero la unidad nacional no se decreta, se construye con los gestos de diálogos, y estos gestos de diálogo no se tenían. Hemos tenido una conducción deficiente del estado en la pandemia, que se suman a las debilidades históricas de nuestro sistema político”.
El deterioro del sistema político, en palabras de Arévalo, tiene también que ver con la corrupción que “ha pasado de ser un fenómeno marginal, para convertirse en un fenómeno que tiene el riesgo de dominar la forma en cómo funcionan los estados” que, en definitiva, “penetra sus instituciones y se convierte en la lógica que lo hace funcionar”. Una situación que tiene dos resultados de profunda gravedad, a nivel nacional “implica la imposibilidad de construir un verdadero estado de derecho y una verdadera democracia” y la segunda consecuencia es a nivel regional dado que “se crea un Estado que está al servicio del narcotráfico o de cualquier organización que tiene control sobre tráficos ilegales”. Por ello, reivindica el diputado, desde el Movimiento Semilla “hemos nacido como un proyecto político progresista, que plantea la necesidad de repensar el Estado en términos de funcionamiento de instituciones para beneficio general y no para las élites que la controlan”.
Avanzando en el análisis, expresó que históricamente el Estado fue construido en pos de “facilitar la dominación de ciertas élites sobre el resto de la población” y en ese marco, “el racismo ha sido una característica estructural en el desarrollo del Estado guatemalteco desde sus orígenes coloniales en adelante”, en un país donde más del 40% de la población es indígena y conforma el sector con menor acceso a la salud, al trabajo y a los derechos en general. En ese sentido, manifestó que esta realidad es “difícil de visualizar porque si bien el Estado no contiene elementos que institucionalicen esta discriminación o exclusión, ocurren de manera velada”.
Escuchá la primera parte de la entrevista:
Repaso por la figura de Juan José Arévalo
Al cumplirse 116 años del nacimiento de Juan José Arévalo Bermejo, el primer presidente electo democráticamente en Guatemala, Bernardo Arévalo recordó la figura y el legado de su padre, quien “es recordado como el mejor presidente que ha dejado el legado institucional más amplio y más grande”, y quien regresó al país luego de haber estado autoexiliado en la Argentina, donde se formó como pedagogo. Luego de la Revolución de Octubre de 1944 fue convocado para participar de la primera contienda electoral y él, Arévalo Bermejo, “regresa con una enorme conciencia social pero nunca había pensado en dedicarse a la política pública”. Su padre fue “un pedagogo que reúne a la imaginación de un poder popular de un país que se quería liberar de esas cadenas-refiriéndose a la dictadura – y que gana con el 85% de los votos”, tuvo un gran apoyo popular y un “claro mandato de transformación que se tomó de la revolución”. Y agregó que “el murió siempre siendo un maestro, un pedagogo… y decía antes de morir que lo que más lo enorgullecía era que como presidente se había dedicado a la pedagogía y esa era la lógica con la que operaba”. Concluyó que el Arevalismo, si bien no se conformó posteriormente como un movimiento político estructurado, todavía sigue vigente “en la memoria de la gente”, se lo recuerda por sus avances en términos del Código de Trabajo y el Instituto de Seguridad Social que todavía funcionan y hay “un arevalismo que reconoce y sabe que el Estado puede servir a la población”.
Escuchá la segunda parte de la entrevista:
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