Nicaragua denuncia la “politización” del sistema de Naciones Unidas y carga contra EE.UU. por usar el ente como un instrumento al servicio de sus intereses.
El ministro nicaragüense de Relaciones Exteriores, Denis Moncada, criticó el martes a la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (OACDH) de las Naciones Unidas, encargada de la protección de las garantías fundamentales, por elaborar informes parciales y politizados sobre la situación de los derechos humanos en Nicaragua.
“La Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos no actúa con justicia y equidad con nuestro país, convirtiendo sus actualizaciones orales e informes en contenidos intencionalmente politizados”, dijo el máximo diplomático en su intervención ante la Asamblea General del organismo.
Moncada indicó que los reportes de la referida institución contienen “preocupantes y serias deficiencias metodológicas” y que la elaboración de los mismos únicamente corre a cargo de fuentes opositoras al Gobierno nicaragüense “reproduciendo información proveniente de ONG y medios de comunicación directamente vinculados al intento fallido de golpe de Estado de 2018”.
De igual modo, denunció los intentos de Washington por convertir los órganos de las Naciones Unidas “en instrumentos al servicio de sus intereses para desestabilizar a los países que no se someten a sus dictados imperiales”.
Aprovechó también su discurso para exigir el cese inmediato de las “ilegales medidas coercitivas unilaterales impuestas por Estados Unidos en contra de los pueblos”, sobre todo los de Venezuela, Cuba y Nicaragua, y dijo que esos procedimientos “violan los derechos humanos” de las naciones.
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Nicaragua vive sumida en una crisis social desde mediados de abril de 2018, cuando los sectores radicales de la oposición comenzaron a realizar protestas violentas contra el Gobierno.
Las autoridades nicaragüenses acusan a la oposición de ejercer “terrorismo golpista”, con el apoyo financiero de EE.UU., para incitar a la inestabilidad en el país y sacar del poder al legítimo presidente, Daniel Ortega.
El Gobierno sandinista de Nicaragua ha sido blanco de presiones y sanciones de parte de EE.UU., en los últimos años, por impulsar políticas soberanas e independientes.
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