La economía brasileña se tambalea tras el anuncio de Jair Bolsonaro de sustituir al presidente del gigante Petrobras, al parecer, por diferencias personales.
La decisión del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, de sustituir a Roberto Castello Branco, presidente de la empresa estatal petrolera Petrobras, por Joaquim Silva e Luna, extitular de Defensa en el Gobierno de Michel Temer (2016-2018), ha provocado un sacudón en el mercado financiero del país, afectando sobre todo a las acciones de la empresa, que se hundieron en la Bolsa de Sao Paulo.
A pesar de la designación de Silva e Luna, el Consejo de Administración de Petrobras, debe darle el visto bueno, sin embargo, ya en varios sectores han aumentando los temores ante una mayor injerencia del Gobierno en la economía.
La medida ha tenido un impacto fulminante: el desplome de la cotización bursátil de la petrolera, con una caída de alrededor del 20 % en sus acciones ordinarias y preferenciales, además de replegarse el índice Ibovespa un 4,87 % en comparación con el indicativo del viernes.
Tomando en cuenta que el 2022 se celebrarán las presidenciales brasileñas en las que el ultraderechista pretende postularse, Bolsonaro intentó justificar su decisión, achacando la reciente subida de los precios de los combustibles a la negligente gestión de Castello frente a Petrobras.
Para Bolsonaro, las fluctuaciones en el mercado financiero son un reflejo de que algunos operadores económicos “están muy felices con la política de Petrobras, que solo tiene un sesgo: atender los intereses propios de algunos grupos en Brasil”, volviendo a apuntar el dedo acusador al ahora expresidente de la estatal petrolera.
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