Nuevas Ideas, el partido del presidente de El Salvador, ha obtenido la victoria total en las pasadas elecciones del 28 de febrero. Entre otras cosas tal victoria le otorga al presidente el control del parlamento. Dado los vicios que han caracterizado al gobierno de Bukele, no sobran quienes le atribuyen a sus dotes de comunicador y a la manipulación de masas el principal factor de la victoria.
Mi hipótesis va por otro camino. Partiendo de que la política no es únicamente el escenario de la razón, sino también de los afectos y las emociones, considero adecuado fijar la atención sobre otros aspectos, ajenos a la manipulación mediática, para explicar el éxito político hasta ahora conquistado por Bukele.
Me gustaría tomar como referencia dos acontecimientos recientes que refuerzan la idea que quiero desarrollar en este artículo. La pasada semana estuvo marcada por la visita de dos reconocidos youtubers que, entre otras cosas, venían a realizar una entrevista al presidente de la república. En medio de la entrevista tuvo lugar un significativo episodio en el cual se le preguntó al presidente sobre sus estudios. Mientras éste respondía, fue interrumpido por uno de ellos para invitarlo a “un beso de tres” como acto de festejo por no contar con estudios superiores. La reacción en las redes sociales fue explosiva. Llama la atención el argumento esbozado para justificar la falta de estudios de tres personas exitosas. Justamente el éxito era el principal elemento resaltado. ¿Qué se entiende por éxito en este marco? No, desde luego, la posibilidad del presidente por mejorar su país, lo cual naturalmente, no se podía extender a los Youtubers. El espectador se encontró frente a la noción de éxito del capitalismo neoliberal, en su pureza absoluta, a saber: el éxito medido desde la capacidad de consumo.
El segundo acontecimiento al que quiero referirme, ha tenido lugar este reciente fin de semana y también ha estado protagonizado por un Youtuber, esta vez salvadoreño. Durante el escrutinio final, la joven candidata a diputada por el FMLN, Daniela Genovez, fue perseguida, acosada e insultada por Roberto Silva y compañía, un Youtuber que goza de cierta popularidad entre los seguidores del presidente. El hecho fue transmitido en vivo por Silva, quien posee varios antecedentes en este sentido. ¿Por qué goza de popularidad una persona, cuya única virtud es atacar e insultar de esta manera a las figuras públicas opositoras? Para arrojar luces sobre estos fenómenos y su repercusión en la realidad política de nuestro país, me parece oportuno aprovechar las lecciones del psicoanálisis.
Lo primero que se debe tener en cuenta es que una forma de vida social, en este caso el neoliberalismo, no solo constituye un modo de producción, en términos materiales, sino también una forma específica de creación de subjetividad. En su seminario 17, El reverso del psicoanálisis, el gran psicoanalista Jaques Lacan desarrolló lo que se puede denominar una tipología de los discursos del amo. En política el discurso es importante, ya que representa un modo de estructurar el lazo social a través de identificaciones. En este sentido representa estructuras, redes de significados, que conforman modos de vida. Lacan distingue varios discursos desarrollados a lo largo de la historia, pero nos interesa uno en específico: El discurso capitalista.
El discurso capitalista es particularmente problemático, opera de un modo curioso y a la vez novedoso. No actúa como una prohibición que exige al sujeto la renuncia a su deseo, sino que lo confronta con el núcleo duro de su ser, el vacío. El mandato perverso del amo capitalista es: Goza! Esto permite entender porqué bajo el capitalismo la dominación se ejerce solo mediante una constante renovación del deseo. Eso que Lacan denomina, siguiendo al concepto marxiano de plusvalía, como plus goce, exceso de goce. Así que, tras los memes y posts en redes sociales exaltando el éxito de tres personas sin estudio, lo que subyace es el mandato de un amo perverso con vocación de aprobar la obtención constante de placer a través de la acumulación de objetos de consumo. He ahí el por qué dos youtubers y un presidente millonario producen tanta fascinación.
Pero aún hay otro punto que añadir. Al igual que Marx, el cual describe al capitalismo como un sistema en el que “todo lo sólido se desvanece en el aire”, Lacan percibe la necesidad que tiene el capitalismo de “subvertir” constantemente las relaciones sociales, con el resultado paradójico de mantener las estructuras de dominación. En el occidente neoliberal, el ánimo por lo novedoso puede encontrar también una formulación política. La falsa subversión sobre la cual el capitalismo hace reposar su dominación, genera placer y satisface el goce. Esta es la clave para entender por qué, no solo un youtuber que se dedica a exponer e insultar a políticos opositores, sino también un presidente millonario, sin ninguna intención de transgredir las estructuras de poder puede acumular tantos apoyos. El presidente de la república pudo obtener el control del congreso animando a sus votantes a dirigir su furia contra “los mismos de siempre”.
Que quede claro, lo que triunfó el 28 de febrero en El Salvador fue la cultura y ética del capitalismo salvadoreño. Tras destruir los vínculos ciudadanos más profundos y reducir a los miembros de la sociedad a consumidores empobrecidos, el neoliberalismo no puede sino explotar la frustración de individuos cuyo único remanente es la promesa de placer que produce volcarse violentamente contra aquellos percibidos como los responsables de robarles el goce. Odiar e insultar a los políticos o a sus partidarios no resolverá ningún problema, pero alimenta el placer libidinal de sentirse superior a alguien, en el contexto de una sociedad jerarquizada. Para superar esta reprochable condición, es preciso cambiar radicalmente las estructuras sociales de poder, creando modos de vidas y prácticas solidarias, que den paso a la conformación de nuevos valores comunitarios ajenos al mercado. Lo que sucede en El Salvador debe motivarnos a reflexionar, cuidando de no hacer también nuestras aquellas palabras que en la famosa obra de Goethe, Mefistófeles dirigía al desesperado Fausto:
Desprecia la ciencia y la razón,
la mayor fuerza en que descansa el hombre…
Se ha entregado en brazos del demonio,
y lo tendré por entero a merced mía.
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